Relato erótico
Noche “redonda”
Querían ir de marcha, pero llovía a cántaros. Se pusieron a jugar al póker, pero al poco rato se aburrían, hasta que alguien propuso jugar al sex póker. La noche acabó “redonda”
Asier – Bilbao
Aquel sábado nos reunimos todos en casa de Matías. Solíamos salir al cine o ir de copas pero aquel día llovía a cantaros y aprovechando que no estaban sus padres decidimos reunirnos en su casa para charlar y pasar el rato.
Éramos seis: Matías, Luís, Ana, Magda, Charo y yo. Yo había estado estudiando fuera, hacia poco que había vuelto y me había reincorporado al grupo. Matías y Luís eran amigos míos de toda la vida al igual que Ana y Magda, dos chicas muy extrovertidas de las que se comen el mundo y no se cortan un pelo. Charo, sin embargo, era nueva en el grupo y era una chica bastante tímida nada que ver con Ana y Magda. Se relacionaba poco con la gente y acababa de cortar con su novio de toda la vida.
Nos instalamos en el salón y nos pusimos a jugar al póker. Matías trajo unas cervezas para acompañar y luego cuando las acabamos unos chupitos de whisky. Avanzada la tarde comenzamos a aburrirnos y Luís propuso jugar al sex-póker. Yo me quede sorprendido. Matías y Luís me habían hablado de otras veces que lo habían hecho pero yo no les había creído. Todos aplaudieron la idea menos Charo. Al principio se negó en redondo pero al final las chicas consiguieron convencerla.
El sex-póker consiste en jugar al póker y el que gana una partida elige a otro participante y ese participante se quita una prenda. Al final el que le quita la última prenda a otro puede disponer sexualmente de él. Comenzamos a jugar y las ropas comenzaron a caer.
Ana perdió la blusa y el sujetador descubriéndonos sus preciosos pechos. Magda no tardó en mostrarnos los suyos. Todos íbamos perdiendo ropa poco a poco hasta que al final Charo se quedó solo con las braguitas. Estaba muy cohibida y se cubría los pechos con las manos.
Charo era muy guapa pero no se arreglaba mucho y yo nunca me había fijado en ella pero, al verla casi desnuda, pude darme cuenta de lo buena que estaba. Tenía unos pechos realmente grandes y firmes y unas curvas de infarto. Tenía que ganar aquella partida y lo hice.
Le pedí que se levantara y se acercara. Ella dudo un momento y lo hizo resignada. Con su mirada me pedía que no me aprovechase demasiado de la situación. Cuando estuvo frente a mi le bajé sus braguitas negras poco a poco alargando el momento para acabar por descubrir su peludo coñito. Estaba húmedo no cabía duda de que en el fondo estaba cachonda. Metí mis dedos en su rajita y la acaricié con cuidado logrando que se empapara aun más. Ella quiso retirarse pero yo la sujete. Entonces le pedí que se recostara sobre la mesa con las piernas abiertas para que todos pudieran ver su coñito. Ella obedeció.
Pedí a Matías que fuera al baño a por una cuchilla y espuma para poder afeitar su coñito. Lo hice con cuidado y delante de todos hasta rasurarlo por completo. Todos miraban atentamente y cuchicheaban y ella estaba cada vez más nerviosa. Me pidió que subiéramos a una habitación a solas y yo acepté, a pesar de las protestas, a cambio de que me dejara grabarlo en vídeo.
Subimos a la habitación, ella se sentó sobre la cama, yo la recosté, le vendé los ojos y le dije que esperara un momento. Fui a la cocina y regrese con un plátano, el más grande que encontré. Situé la cámara y la encendí en silencio para no intimidarla más. Acerqué el plátano a su boca y roce sus labios. Ella no se movió
– ¿Que es? – me pregunto
– Imagínate que es una polla caliente – le dije – Quiero que la chupes.
Ella comenzó a hacerlo torpemente. Quiso cogerlo con las manos pero yo se las aparte.
– Seguro que sabes hacerlo mejor – la increpé
Ella puso más interés pero estaba claro que no era una experta. Aun así me encantaba ver como lo hacía. Luego aparte el plátano de su boca y acaricie sus pezones con él para continuar recorriendo su vientre y su cintura. No podía disimular su placer, yo lo notaba en su rajita cada vez más chorreante. Cuando empecé a acariciar su rajita con el plátano ella se estremeció. Dibuje su rajita de arriba a abajo metiéndolo cada vez un poco más para que se lubricase bien. Cuando el plátano estaba ya bien lubricado y sin avisarla lo metí de un golpe en su coñito. Soltó un pequeño gemido pero cuando comencé a meter y sacar el plátano de su coñito una y otra vez su cara cambió y reflejo el placer que sentía. Estaba excitada.
Yo estaba súper cachondo, dejé el plátano a un lado y me desnudé por completo. Le quité la venda y le pedí que se levantara y se arrodillara ante mí. Juguetee con mis dedos en sus labios para después colocar mi polla frente a su boca desafiándola a que me la chupara. Seguro que le apetecía pero la presencia de la cámara aun la cohibía y tuve que pedirle que lo hiciera. No sabía hacerlo bien y yo tuve que dirigirla. Le hice lamer el tronco de mi polla de arriba abajo y después le hice repasar con su lengua el borde de mi glande y el orificio de la uretra. Cuando ya había repasado toda mi polla, se la metí en la boca, sujeté su cabeza con mis manos y comencé a balancearme adelante y atrás con fuerza empujando mi polla todo lo que podía en su boca. Me encantaba ver la expresión de su carita mientras me follaba su boca. No tarde en correrme y restregué en sus labios los restos de mi semen.
Ella creyó que el juego había terminado e hizo ademán de irse pero yo le pedí que se volviera a recostar. Entonces me agaché sobre ella metiendo mi cabeza entre sus piernas y lamí su rajita con mi lengua. Después lamí su clítoris con saña y cuando ya estaba a cien lo agarré con mis labios y comencé a succionarlo volviéndola loca. Ella había perdido ya el control y estaba totalmente entregada. La hice correrse y sin darle respiro me coloqué sobre ella, separé sus piernas y comencé a penetrarla. Ella se agarró a mi cintura apretándome contra ella. Yo la penetraba lentamente una y otra vez con fuerza metiendo y sacando toda mi polla a cada embestida. Ella gemía cada vez mas fuerte excitándome aun más. Gozamos en esa posición y luego hice que girara y se pusiese de espaldas a cuatro patas. Separé sus piernas y metí mis dedos en su rajita presionando su clítoris para inmediatamente sacarlos y comenzar a penetrarla. Mientras la penetraba sobaba sus pechos con una mano mientras con la otra acariciaba su clítoris. Me encantaba sentir mis huevos botar contra su culito pero volví a girarla para poder ver su cara. Me agaché sobre ella para repasar de nuevo su coñito con mi lengua por un instante. Me excitaba sentir el calor de su sexo y el de los jugos que chorreaba. Inmediatamente volví a colocarme sobre ella para seguir penetrándola. Ella agarro mi polla y la introdujo en su coñito. Comencé a follármela de nuevo cada vez más rápido. Quería que ella volviera a correrse y cuando lo hizo saque mi polla la coloque entre sus tetas y me corrí sobre ella.
Cuando bajábamos para el salón vimos que aquello se había convertido en una autentica orgía. Matías se estaba follando a Ana sobre la mesa y Magda le chupaba la polla a Luís como si fuera un chupa-chups. Nos quedamos allí en el rellano de la escalera observando la escena. Yo volví por la cámara y desde allí lo grabe todo. Al final cuando ellos terminaron bajamos y todos juntos pudimos ver el vídeo.
Fue una noche loca de sexo guarro. Un saludo para todos.