Noche para repetir

Llegó a su casa preparado para pasar una noche de sexo a tope con su mujer, había cancelado el viaje y quería darle una sorpresa. Fue una sorpresa a “la inversa” su mujer, había empezado a follar sin él.

Jesús – León
Querida Charo mi historia empieza cuando llegué a casa como a la una de la madrugada, la hora en que mi mujer normalmente estaba en cama viendo la tele antes de dormir. Llevaba una botella de champan, quería que lo pasáramos bien, muy erótico, romántico, sensual…
Entré en casa y oí gemidos y jadeos viniendo de nuestra habitación y pensé que mi mujer, extrañándome, estaba viendo una porno, pero mejor, así pues iba a estar lista y cachonda. Seguí caminando por la casa a oscuras y poco a poco me di cuenta que los jadeos y gemidos no eran de una película porno, pero sí era mi mujer gimiendo lujuriosamente de placer y excitación.
– ¡Ooooh… siiií… que gusto, como me lo chupas… siiiií… por favor… sigue que me gusta mucho… méteme un dedo… prepárame para lo que nos gusta… ooooh… aaah… méteme dos dedos ahora que… delicia… yaaa… ya estoy lista… dámelo donde más me gusta… soy tuya…oooh, siiií…!.
Entonces oí otra voz, la del hombre que se estaba follando a mi mujer. Era Rodrigo, un amigo mío que le decía:
– La quieres en el culo, ¿verdad perrita caliente?
– ¡Sí, cariño, sigue hablándome como a una zorra… porque lo soy y estoy muriendo de calentura!
– Feliz tu marido, que a la putita de su mujer le gusta que le den por el culo – añadió Rodrigo.
Mi mujer estallaba, jadeando, mascullando entre gemidos de pasión:
– ¡Que gusto, amor de mi vida, que gusto, que goce me estás dando… pero no, a mi esposo no le doy el culo… a nadie se lo doy… solo a ti, amorcito… sigue… cómo me haces gozar!
Yo escuchaba estupefacto, queriendo romper la cara a mi amigo Rodrigo, a mi mujer… pero al mismo tiempo sorprendentemente excitado. ¿Qué pasa?, pensé, ¿qué le pasa a mi mujer, que me pasa a mi que estoy tan excitado? Entonces mi mujer susurró sensualmente:
– Rodrigo, pásame mi aparatito… oooh… sí, me gusta…
-¿Sigues con tu fantasía? -le preguntó él – Porque te tengo una sorpresita, putita guapa.
– Claro que sí, y tú lo sabes – respondió mi mujer entre jadeos.
Hubo un breve silencio y luego oí a Rodrigo decir:
– Putita mía, te tengo una sorpresa, esta noche vamos a gozar de tu fantasía. Tenía planeada esta sorpresita.
En este mismo instante sonó el timbre dela puerta.
– ¿Quien puede ser a esta hora? – dijo mi mujer alarmada.
– Tranquila, cariño, esa es tú sorpresa, aprieta el control y abre la puerta.

Yo, el esposo cornudo y excitado, pajeándose en la antecámara tuvo que esconderse. Al poco entró “la sorpresa”. Un negro.
– Es un amigo Susana, tranquila, él sabe lo que te gustaría.
– Soy Alex – dijo el negro, añadiendo – Rodrigo, amigo mío, veo que no me mentiste, tienes una amiguita muy sexy, con cara de perrita cachonda y un cuerpecito muy atractivo.
Mientras pasaba esto y yo me pajeaba, recordaba que en algunas ocasiones, en reuniones con amigos, yo había observado a mi mujer alejarse del grupo conversando furtivamente con Rodrigo. Yo los había seguido con la mirada con una mezcla de celos y excitación, imaginándome que había algo entre ellos, pero siempre culpando al secreto deseo que tenia de, algún día, verla follar con otro hombre. Ahora todo estaba claro, era evidente que mi mujer y Rodrigo tenían un ligue de hacia tiempo.
Esa noche, cuando noté que la acción estaba terminando, salí de casa y me fui a un hotel. Después, todas las noches, volvía sigilosamente y pude presenciar escenas similares por lo que compré una cámara que filma en la oscuridad y filmé sin que me vieran. Cuando terminó “mi viaje”, como dos semanas más tarde, regresé a casa, mi mujer me recibió con mucho cariño y obviamente más ardiente que nunca y yo, dos días más tarde le dije:
– El hijo del vecino me ha contado que una madrugada ha visto salir a Rodrigo de casa – se puso pálida pero no dijo nada y yo seguí – He hablado con Rodrigo, le he dicho que tu me lo has contado todo y él lo ha admitido, me ha confirmado que durante todo mi viaje te ha estado visitando y acostándose contigo, que lo siente mucho pero así son las cosas de la vida.
Mi mujer se puso a llorar y entre sollozos me contó que hacía tiempo Rodrigo la asediaba en las reuniones de amigos, que le decía que le gustaba mucho, que no hacia más que pensar en ella, deseándola, que quería acostarse con ella.
– Yo le decía – añadió mi mujer – que estaba loco, que yo era una mujer casada y fiel, además que él es tu amigo, pero cada vez insistía más y más, nos veíamos en el supermercado y me decía las cosas que quería hacer conmigo y empecé también a desearlo. Dos días antes de tu viaje me dijo que sabía que viajabas y que ese mismo día vendría a verme, yo no respondí, pero confieso que estaba húmeda y chorreaba de excitación. ¡Fue por eso que te rogué que no te fueras! Sabía que si te ibas él vendría y sabía que no podría resistirme.
Yo me iba excitando mientras oía la historia de mi mujer, que siguió diciéndome:

– La misma noche que te fuiste vino a verme y en cuanto entró no pude más, nos besamos como locos, nos desnudamos mutuamente, le chupé la polla y él me chupó el coño. En la sala, en la alfombra, me folló por primera vez, después fuimos a la habitación e hicimos todo lo que te puedes imaginar.
– ¿Qué quieres decir? – la interrumpí.
– Todo… me la metió por detrás – me miró de reojo y añadió – Sí… me dio por el culo… además… – se detuvo.
– Además qué… – la increpé.
– Llamó a un amigo y me lo hicieron entre los dos – confesó
Me quedé pensativo sintiendo mi verga palpitar de deseo pero me contuve y le dije fríamente:
– ¡Que puta eres mujer mía!
– Sí, es verdad – añadió ella – me sentía puta, pero tenía un deseo, una pasión, una lujuria, que no sentía hace años estaba loca, desesperada de deseo…de excitación. Todos los días volvía, a veces con uno u otro amigo y hacían bocadillos conmigo. Fue una locura, lo sé, pero confieso que gocé como una loca, como una perra, una puta cachonda y ahora mismo lo volvería a hacer… estoy emputecida y lo siento, pero así es… quisiera acostarme con él ahora mismo… lo siento, te pido perdón, pero estoy chorreando de excitación de solo contártelo.
Yo no daba más, quería follármela de una vez, pero ella siguió diciendo:
– Se que merezco que me dejes – balbuceo mi mujer – He hecho algo imperdonable, lo siento, lo siento mucho, pero no podré dejar de verlo, lo deseo… quiero seguir follando con él… quiero sentirme penetrada por su verga, por delante, por detrás, en la boca…
Se puso a sollozar y finalmente, controlando mi deseo, le dije:
– Está bien, no te voy a dejar, me duele, pero te amo, puedes seguir con lo que hacías pero con una condición.
– ¡La que quieras! – me interrumpió – Haré lo que quieras.
– Quiero verte mientras follas con él o con ellos, quiero filmarlos y después quiero que lo hagas conmigo, también quiero que me dejes darte por el culo, esas son mis condiciones.
Me miró, le brillaban los ojos húmedos por las lágrimas pero, excitados y lujuriosos anticipando el festín que se iba a dar.
Esa misma noche vinieron a casa Rodrigo y Alex, el negro. Tomamos unos tragos, limamos asperezas, mi mujer se vistió muy sensual, tacones altos, medias negras, minifalda de cuero y una blusa transparente, que permitía ver sus pezones erguidos, rígidos de anticipación.

Parecía una auténtica puta. Tomo varias copas de vino, se porto voluptuosamente, sus ojos le brillaban de lujuria, feliz de haber resuelto su dilema y me dijo que me amaba por haberla comprendido. La vimos hacer un strip-tease de película y cuando los tres teníamos las vergas tiesas como postes, nos mamó, uno por uno. Alex fue el último y le llenó la boca con chorros de semen-
Después de un breve descanso, mi mujer nos dijo, a Rodrigo y a mí:
– Trabajadme el culo, quiero tenerlo listo para recibir vuestras pollas y chúpame el coño -me pidió a mi- y tú Rodrigo, méteme la lengua en el culo, luego dos o tres dedos, quiero que mi culo esté listo para recibir esa verga tuya y después la inmensa verga de Alex.
Después pude filmar como Rodrigo y Alex hacían un bocadillo con mi mujer, que jadeaba de placer y de lujuria, los ojos le brillaban y por su boca entreabierta se escurría una mezcla de semen y saliva. Me miró y me dijo entre jadeos:
– Gracias, gracias por amarme, ahora sí sé que siempre me has querido sin egoísmo, que lo único que quieres es mi felicidad, mi goce…
¡Oooh… que gusto tengo… sigue… que delicia!
Mi mujer jadeaba de placer mientras mi amigo le bombeaba su jugoso y palpitante culo y entonces ella me miró y me dijo:
– ¿Te gusta ver como estoy gozando?
– Pareces una puta – le dije.
– Soy una puta – admitió.
– ¡Eres puta! – le grité a mi mujer mientras Alex se la follaba por el culo y Rodrigo lo hacía por el coño.
– ¡Siií…! – gimió mi mujer – ¡Soy una puta, me encanta follar con Alex y Rodrigo al mismo tiempo y que me llenen de polla y de leche!
– Solo recuerda – le dije – que después quiero chuparte entera y…

– ¡Sí! – me interrumpió – Y también me lo meterás en el culo que estará listo, jugoso y palpitante para ti.
Besos de los dos, Charo, y saludos a todos los lectores de esta fabulosa revista.