Relato erótico

No tuve que desconectar

Charo
5 de febrero del 2019

Son un matrimonio liberal y hasta hace poco tiempo practicaban el intercambio de pareja, sexo en grupo y algún que otro trío. De repente, su mujer le dijo que no quería participar más en relaciones de sexo fuera del matrimonio. También le dijo que si él quería y era discreto podía seguir haciéndolo.

Edu – Santander
Me llamo Edu, tengo 49 años y resido en una capital de provincia del norte. Estoy casado, pero tanto Juana, mi mujer, como yo, hemos sido siempre muy liberales en todos los aspectos y sobre todo en el tema del sexo. Nos conocimos una tarde en una cafetería donde nos presentaron unos amigos y a las tres horas de conocernos ya estábamos follando en el coche en un aparcamiento. Desde el segundo año de casados, entramos en el mundo del sexo liberal, con intercambio de parejas, tríos y alguna que otra reunión de varias parejas para efectuar sexo en grupo, buscando experiencias y formas de disfrutar el sexo a tope. Fueron pasando los años y continuamos practicando el sexo liberal. No con mucha asiduidad, pero siempre teníamos tres o cuatro contactos al año.
Hace unos 5 años y por razones que aun desconozco, mi mujer me planteó que ya no la apetecía el sexo liberal, que prefería el sexo de pareja conmigo y que no contase con ella para seguir con contactos, que ella respetaba que a mí me siguieran gustando y que no le importaba que dentro de la máxima discreción, yo siguiera teniendo algún contacto que otro. Ella jamás me ha contado cual fue la razón de ese cambio tan brusco, y yo tampoco se lo he preguntado, pues respeto profundamente las decisiones de los demás sin hacer preguntas que muchas veces no tienen respuestas, simplemente se toma una decisión y es así, no tienes que dar explicaciones a nadie.
Teníamos un matrimonio de amigos, Vicky y Samuel, un poco más jóvenes que nosotros, de 35 y 39 años, que habíamos conocido hacía unos 2 años mediante una revista de contactos, pero que al final nunca habíamos llegado a tener ninguna relación de sexo, todo se quedo en una buena amistad. Hace unos 3 años, un viernes de julio que yo acababa de llegar de viaje y mi mujer e hijos estaban pasando unos días en una casa que tenemos en la montaña, tenía unos grandes deseos de sexo. Había estado fuera de casa 20 días y estaba cansado de masturbarme, por lo que tenia ganas de sexo a tope, de sexo en grupo.
Se me pasó por la mente llamarles y proponerles si cenábamos juntos y hacíamos un trío, pero ya que como pareja nunca habíamos tenido nada con ellos, me resultaba muy poco ética la propuesta. Entonces decidí conectarme al canal de parejas, quizás podría contactar con alguien de mi ciudad. Al rastrear los nicks, enseguida me di cuenta que había un nick que parecía indicar que eran una pareja y de mi misma ciudad. Abrí un privado, la verdad sin mucha esperanza y esta fue la conversación:
– Hola, ¿os interesa contacto con chico de 45 años, de vuestra ciudad?
– Bueno, quizás si, ¿qué nos propones?
– Os propongo quedar en un lugar, conocernos y si estamos todos de acuerdo, subir a mi casa y pasar una noche estupenda disfrutando los tres de sexo a tope.
– ¿Estás soltero?
– No, estoy casado, pero mi mujer esta de vacaciones y estoy solo.
Tenemos toda la casa para nosotros solos. Me llamo Edu ¿y vosotros?

– Tere y Carlos, tenemos 35 y 39 años y nos interesa. Nos gustaría quedar en algún sitio cerca de tu casa para conocernos y si eres una persona educada y agradable, pues adelante.
Rápidamente me di cuenta, que podían ser nuestros amigos, pues su nombre de guerra coincidía y su edad también, pero no les comenté nada, dejé seguir la conversación. Les indiqué una cafetería cerca de casa, quedamos a las 9 de la noche y nos intercambiamos los teléfonos por si surgía algún imprevisto. Lo primero que hice fue comprobar el teléfono, y ¡bingo! Era el teléfono de Vicky y Samuel. De todas formas pensé seguir y cuando nos encontrásemos, les pediría disculpas y que si no querían seguir adelante, no pasaba nada. Pero también pensaba que mejor hacerlo con un amigo que con un desconocido. Si los tres lo deseábamos había sido una suerte tremenda que la casualidad nos hubiera unido.
Sobre las 8’30h sonó el móvil, eran ellos. Pensé que ya se habían dado cuenta quien era, pero no fue así, era para retrasar la cita ya que habían olvidado que tenían una cena, entonces decidí no alargarlo más y comentarle que era yo a lo que Vicky rió pero en ningún momento se tiró para atrás, me dijo que vendrían directamente a mi casa por allí las 11 de la noche. Era la 1 de la mañana y aun no habían llegado. Pensé que era normal, que no vendrían, si la cena se alargó un poco, después unas copas, se hizo tarde y tampoco eran horas de presentarse en ningún sitio.
Decidí acostarme y dormir. A las 2 de la mañana, sonó el móvil y eran ellos, que estaban abajo pero que si era tarde se iban a lo que les indiqué que ningún problema, que subieran. Me levanté rápido y me puse un vaquero y una camiseta, abrí el portal y fui a la puerta del ascensor para esperarlos. Se abrió la puerta del ascensor y aparecieron. Vicky venía guapísima, con una blusa blanca ajustada y una minifalda, con unos zapatos de tacón, sin medias, pues estaba muy morena de tomar el sol. Vicky se me abrazó y me dio un beso en la mejilla, pero se apretaba en el abrazo pegando sus pechos de forma que mi temperatura empezaba a subir; Samuel y yo nos dimos la mano.
Pasamos al salón y nos sentamos en el sofá, ella en medio de los dos. La falda de Vicky nada más sentarse se subió y veía sus magníficos muslos. La verdad es que no sabía como empezar a tocarla, por miedo a un rechazo y estropearlo todo. Por otra parte pensaba quizás debía de empezar ella o Samuel, como signo de partida y que estaban de acuerdo. Empezamos a charlar del trabajo, de mis viajes, de las vacaciones de Juana, les empecé a explicar porque Juana y yo como pareja nunca habíamos tenido una relación de sexo con ellos. Como Juana, había cambiado su forma de ver las cosas y no quería más experiencias de ese tipo.
Como ellos no hacían ningún signo de empezar la fiesta, puse una mano en la rodilla de Vicky y al notar su aceptación empecé a acariciarle el muslo despacio, lentamente, subía mi mano por la parte interior del muslo y ella se dejaba hacer, así como Samuel tampoco negaba la situación. Yo ya estaba muy excitado.

A Samuel le veía normal, tranquilo, como algo natural, Vicky empezaba a entreabrir las piernas, pero la falda estrecha no se lo permitía. Subí mis manos hacia sus pechos y empecé a tocárselos a través de la blusa, notaba por debajo su sujetador suave, sentía los pezones duros y gruesos y deslicé mi mano hacia los botones de la blusa, Samuel también había empezado a tocarle las piernas y el pecho.
Vicky se quito la blusa dejando a la vista un sujetador transparente. Sus grandes pechos se salían por la parte superior y sus pezones erectos y grandes se marcaban de una manera brutal. Empezamos a mamar sus pezones a través del sujetador y a tocar sus duros pechos por todos los sitios. Subí mi mano hacia los tirantes y se los fui bajando suavemente, saque sus brazos de ellos y bajé su sujetador hasta su cintura, saltando sus pechos al exterior como dos globos, redondos, duros, rodeados por un pezón grande, abultado y rosado, unos pechos casi perfectos. Samuel y yo nos los estábamos comiendo literalmente, chupábamos como locos sus pezones y sus aureolas, mientras mis manos bajaban acariciando su vientre, liso y suave.
Vicky estaba muy excitada, su mano fue directamente a nuestras braguetas y a tocarnos la polla por encima del pantalón y a quitar botones. Nosotros reaccionamos rápidamente sacando nuestras pollas, que ella enseguida las cogió con las manos apretándolas y empezando a menearlas. Me levante del sofá y empecé a desnudarme, me quite la camiseta y el pantalón, me arrodille junto a ella y empecé a besarle los muslos internamente, mientras Samuel seguía liado con sus pechos. Cogí de la mano a Vicky y les sugerí que estaríamos mejor en la habitación, en la cama. Ella y Samuel asintieron y nos fuimos abrazándonos y besándonos, estábamos los tres como pegados imposible de separarnos.
En la habitación Vicky se quito la falda y las bragas, mientras Samuel hacia lo mismo. Ella se tumbó boca arriba y yo a su lado, mientras Samuel iba al servicio. Empecé a besarla con pasión, ella respondía a los besos metiéndome la lengua hasta la garganta. Mi mano bajó por su vientre hacia el pubis, acariciando sus pelos y seguí bajando hacia su clítoris, ella rápidamente abrió las piernas. La empecé a tocar el clítoris despacio, ella abría las piernas un poco más. La metí dos dedos en su coño completamente empapado. No dejaba de acariciar sus pechos y besarla, y fui bajando mi boca por su vientre, hacia su clítoris. Empecé a comerle el coño, ella empezó a gemir, abría de piernas de una manera bestial, subía sus caderas buscando más penetración de mi lengua.
A los diez minutos llegó Samuel, su polla estaba en su máximo esplendor. Tenía una longitud normal, pero tenia bastante grosor. Se subió a la cama acercando la polla a la boca de su mujer y ella no dudó ni un momento, cogió su polla con ambas manos y empezó a chupar. Primero solo se metió el capullo en su boca, era grueso pero su boca lo absorbía completamente, pero rápidamente observe como se metía toda la polla en su boca. Samuel empezó a menearse como si se la estuviera follando por la boca, prácticamente se la sacaba entera y se la volvía a meter completamente.

Yo que estaba chupando su coño me incorporé, acerqué mi polla a él y empecé a restregárselo por toda la raja, parándome en su clítoris. Se la empecé a meter despacio, intentando sentir centímetro a centímetro, pero aquello era un mar de fluido, mi polla entraba sin ninguna retención, llegando rápidamente hasta el fondo de su vagina chocando mis huevos con su culo. Empecé un mete saca a lo bestia, acomodando mi pelvis contra la suya y apoyándome en mis codos, con mi polla dentro de ella, empecé a tocarle las tetas y mi boca se acercó a la suya. Empecé a besarla acercándome a su boca ocupada por la boca de Samuel. Mi lengua recorría la comisura izquierda de sus labios chupando su saliva mezclada con los flujos de Samuel. Cuando Samuel la sacaba nuestras lenguas se buscaban y nos besábamos, con el capullo de Samuel entre nuestros labios.
En un momento determinado Vicky dijo:
– Quiero que me la metáis los dos, quiero las dos pollas dentro de mí, una en el chocho y otra en el culo.
Me tumbé boca arriba, tenía la polla a reventar pero Vicky manejaba muy bien los tiempos para que no nos corriéramos. Se puso encima de mí, se abrió un poco el coño y se dejó caer sobre mi polla metiéndosela toda de un golpe. Yo deje escarpar un grito de placer y ella también gemía profundamente. Notaba como estaba llegando al fondo de su vagina, como mi capullo rozaba contra algo en el fondo, Vicky cabalgaba sobre sus rodillas en mi polla, aceleraba y frenaba el movimiento, se subía hasta tener solo el capullo dentro y se dejaba caer de repente metiéndosela hasta los huevos.
Samuel se había situado detrás de ella, a su espalda, la estaba besando el cuello y acariciándola sus tetas desde atrás, a la vez que yo tocaba su clítoris teniendo a la vez mi polla dentro de ella. La polla de Samuel resbalaba por la raja de su culo, chocando alguna vez con la base de la mía. Vicky se abrió mucho de piernas y las fue pegando a mis caderas y mis costados, acoplándose perfectamente contra mi polla y mis huevos, acopló su vientre al mío y apretó suavemente sus tetas contra mi pecho, cogiendo mi cara con sus manos y metiéndome la lengua dentro de mi boca. Al tener esta posición su culo quedaba totalmente abierto y levantado hacia arriba, ofreciéndoselo de una manera provocativa a Samuel.
Samuel acopló sus rodillas en el interior de mis muslos y se dio un poco de crema en la punta del capullo. Acercó su polla al culo de Vicky y empezó a empujar muy despacio. Yo notaba en mi polla dentro del chocho de Vicky como algo se dilataba en su interior, veía la cara de Samuel llena de placer y la cara de Vicky suspirando del placer inmenso que sentía. Los huevos de Samuel empezaron a rozar mi polla, señal inequívoca que la tenía toda dentro del culo de Vicky. Su movimiento empezó a ser suave pero continuo. Vicky levanto un poco el culo y empezó a menearse lentamente sobre mi polla, coordinando los movimientos de las dos pollas dentro de ella.

El placer empezó a ser indescriptible, Vicky gemía de una forma bestial, yo notaba una presión sobre mi polla que no había sentido nunca, a la vez que notaba que su coño se había estrechado considerablemente y mi polla tenía un rozamiento por todos los lugares.
Yo estaba llegando al punto en que ya no existe vuelta atrás. Notaba que si seguíamos así un instante más, llegaría a un orgasmo bestial. Pero deseaba metérsela también por el culo.
– Vicky, yo también quiero darte por el culo, vamos a cambiar- dije.
Samuel sacó su polla del culo y se tumbó boca arriba, y volvimos a repetir los mismos movimientos que la vez anterior. Una vez ella acoplada a Samuel, me coloqué detrás, su culo estaba dilatado y mi polla llena de sus flujos. Coloqué mi capullo contra su culo y empecé a empujar despacio, mi capullo se deslizaba perfectamente dentro, sin trabas, sin tensión, la presión del esfínter era perfecta, un poco más apretada que por el coño, y notando centímetro a centímetro la penetración. El placer era inmenso, los gemidos se escapaban sin control de mi boca y de la de Vicky. Yo no dejaba de mirar como mi polla entraba dentro de su culo, me extasiaba observar la penetración tan fácil, tan sublime.
Vicky volvió a sincronizar todos los movimientos por las dos partes. Yo empecé a sacar y meter cada vez más rápido. La sacaba hasta la mitad del capullo y la metía toda de un tirón, hasta que mis huevos pegaban contra la polla de Samuel. Cada cuatro cinco envites paraba para no correrme, dejando mi polla metida dentro de su culo, donde el calor era intenso y hacía que mi polla no bajara de tamaño. La respiración de Vicky era cada vez más rápida e intensa, así como sus gemidos. Yo notaba por sus contracciones internas que estaba a punto de correrse, su esfínter anal se contraía muy rápidamente sobre mi polla, haciendo también que yo estuviera a punto.
Di tres embestidas y empecé a correrme de una manera bestial. Samuel empezó a gritar y a contraer todo su cuerpo, de tal forma que a cada empujón de su polla desplazaba a Vicky hacia arriba, se estaba corriendo a la misma vez que yo y estaba teniendo un orgasmo descontrolado. Vicky se quedó inmóvil un instante y repentinamente empezó a tener contracciones, su cuerpo se convulsionaba de una forma violenta y rápida, gemía y lloraba, a la vez que clavaba sus uñas en el pecho de Samuel y en uno de mis muslos. Empujaba su culo contra mi polla y su chocho contra la de Samuel, buscando una penetración profunda. Nuestras pollas entraban y salían sin ninguna retención y ningún freno, estaba teniendo el mayor orgasmo de su vida.
Al fin nos quedamos totalmente quietos, Vicky encima del pecho de Samuel y yo encima de su espalda. Todos jadeábamos intensamente. Yo fui el primero en reaccionar tumbándome a un lado y enseguida Vicky se tumbo a mi lado, en medio de los dos. Samuel y yo la abrazamos cada uno por un lado.

Después de un rato nos duchamos, nos pusimos unas camisetas sin nada debajo y nos fuimos al salón a fumar un cigarro. Allí estuvimos un buen rato hablando y comentando sobre todo lo que había pasado. Después de un rato decidieron marcharse a descansar, nos vestimos los tres y les acompañé hasta su coche. Me despedí de Vicky con un beso en la mejilla, pues ya estábamos en la calle y la discreción era fundamental y un apretón de manos a Samuel.
Saludos para todos.

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