No nos decidíamos

Son una pareja muy caliente y les gusta el sexo. Poco a poco sus juegos sexuales eran más eróticos y viciosos. Tenían un buen amigo que iba mucho a su casa, cenaban tomaban unas copas y, a veces, se quedaba a dormir.

Eduardo – ALICANTE
La experiencia que voy a relatar, amiga Charo, es totalmente real y cuenta lo que ocurrió hace un mes atrás con mi mujer y mi mejor amigo. Para empezar mi mujer es no es una preciosidad, pero tiene lo suyo y a mi parecer es una ricura. Baja de estatura, con unos kilitos de más, pero un trasero y unas tetas que vuelven loco a cualquiera. Reconozco que yo soy muy caliente y la verdad es que desde siempre leía relatos sobre sexo y así empecé a tener grandes fantasías de cosas que había leído y que luego comentaba con mi mujer.
En el sexo nunca hemos tenido problemas, pero la falta de experiencias diferentes empezó a hacer del sexo como una monotonía y eso es lo peor que puede pasar a una pareja, además yo leía y leía más historias en vuestras revistas y mis fantasías crecían más y más, comentándolo a mi mujer, hasta que un día ella me dijo que leyéramos juntos esas experiencia de otros que tanto me excitaban, así lo hice y empezamos a leer juntos, comentábamos las diferentes historias y al fantasear con ellas nuestro sexo mejoró notablemente, pero también despertó en mi mujer una faceta desconocida, que creo que siempre tuvo, pero estaba escondida en los más hondo de su ser ya que su familia es muy conservadora. Cada vez probábamos nuevas cosas y después de casi cuatro años de matrimonio, se atrevió a tragarse toda la leche en una de sus increíbles chupadas de polla, aunque la verdad siempre me la ha mamado extraordinariamente bien, pero yo siempre tenía que avisarle antes de eyacular, a pesar de que muchas veces estuve tentado de no decir nada y reventar dentro de su boca, pero no lo hacía para no incomodarla. De todas maneras era exquisito correrme en sus grandes pechos y empezar a esparcírselo como si fuera una crema.
También consintió en darme su orificio trasero, aunque tenía mucho miedo al dolor que podía sentir, pero después de unas tres o cuatro sesiones de sexo e intentos, logró entrar todo mi pene en su culo y no es que yo tenga gran herramienta es más bien normal, pero siempre que lo intentábamos, no sé si por lo tensa que estaba, pero le dolía mucho. Pero bueno, eso ya es pasado y ahora disfruta del sexo por ese orificio como una verdadera perra. Nuestras fantasías empezaban a aumentar así y también nuestro deseo por el sexo, lo hacíamos mucho más seguido, incluso más que cuando estábamos recién casados y eso ya es mucho decir y al final de un día solo gotas de leche me salían.
Para no dar más la lata paso a contar mi experiencia. Tengo un amigo de familia, ex compañero de colegio, mi mejor amigo y padrino de mi hija pequeña, con el cual pasamos ratos muy agradables viendo películas tomándonos unas copitas, es decir en encuentros sanos y sin mucha bulla. Bueno, como contaba, en mi mujer se despertó una faceta y empezamos con ella un juego que en realidad solo era eso, un juego a nuestra nueva sexualidad. Un día le dije a mi mujer que empezara a coquetear con mi amigo, aunque no un coqueteo descarado ni lanzado, pero de esos que con miradas y actos permiten imaginar muchas cosas. Ella aceptó, nuestra relación iba viento en popa y en las visitas de mi amigo cada vez éramos más osados en nuestro juego.

El solía quedarse toda la noche y se iba al otro día, siempre nos quedamos charlando, tomándonos unas copas hasta las cinco de la mañana, ya que mi amigo trabaja en un restaurante los domingos y por él nos quedamos más tarde. Cada vez que nos acostábamos, con mi mujer empezábamos a tener sexo en silencio y recatado para que nuestro amigo no lo notara, pero con bebidas en el cuerpo y nuestras fantasías a tope, yo creo que igual nos oía y se hacía el sordo.
En una de esas, a mi amigo le tocaba el día libre y no tenía que salir el domingo a trabajar así que nos preparamos para la ocasión con una buena dosis de copicheo, también fuimos los tres al club de video del barrio para alquilar una películas. Ya teníamos pensado el panorama e íbamos a llevarnos todas las “Matrix” juntas para verlas una tras otra, pero a mi mujer no le agradó mucho la idea de ver esas películas, y mientras las buscamos, ella miraba otros títulos hasta que me llamó y me entregó una película porno.
Me sorprendió pero acepté, y busqué una pensando hacer sufrir a mi amigo y encontré una película donde había tríos. A continuación nos fuimos para casa. Preparamos con mi amigo una carne asada y nos pusimos a ver las películas, pero mi mujer se aburría ya que no estaba conforme con las películas de ciencia ficción, así que empezó a molestarnos, se paseaba delante de la pantalla, hacía zapping y cosas por el estilo, pero como no le hacíamos caso, nos dijo:
– Mejor me voy a pintar de mujer mala como en las películas – se sentó en un sillón cercano y empezó a pintarse hasta que, de repente, me preguntó – ¿Como he quedado?
La miré y quedé realmente impresionado, estaba preciosa, pintada con sombras y lápiz de ojo negro delineando y alargando sus cejas-
– Pero me falta algo – añadió – Esperadme – y subió al dormitorio.
Al rato me llamó para que fuera y al entrar en la habitación, quedé pasmado. Levaba unos pantalones oscuros que nunca le habían quedado tan bien, no sé si sería por la forma en que se había pintado, y también una blusa morada transparente, apretada, que dejaba muy bien marcados sus pechos y la forma de sus pezones. Entonces me preguntó si bajaba o se cambiaba la blusa. Yo la miré, una idea se me pasó por la cabeza y le dije que bajara así, pero que se sacara el sujetador.
– ¡Estás loco, con esta blusa se me verán todas las tetas! – exclamó.
– Así haremos sufrir al hombre a mi amigo – le dije.
Ella bajó a los dos minutos con un chaleco negro puesto encima y nos digo que ahora si era mala como una de la película. Entonces se acercó a la radio, la encendió y puso unos temas bailables, luego apagó la tele, se puso delante de nosotros que estábamos sentados y dijo:
– Mejor que yo os haga el espectáculo.

Se puso a bailar y al rato nosotros la animamos y empezó a moverse más sexy. De pronto ella nos dio la espalda y sin dejar de bailar se sacó el chaleco mostrando claramente sus tetas, que el amigo intentaba no mirar pero que se veía como le atraían. A los pocos minutos ella paró de bailar y me dijo que la acompañara a la cocina. Estaba avergonzada y me dijo ruborizándose:
– Me da una terrible vergüenza salir ahora, tu amigo va a pensar que soy caliente.
– No te preocupes, sal y compórtate con normalidad, que le vas a hacer.
– Subo y me cambio – contestó.
– ¿Y para que te vas a cambiar, total si ya te ha visto las tetas? Sal así y terminamos las copas para acostarnos. Total mañana solo habrá sido producto del copeo.
Salimos y empezamos a tomarnos lo que quedaba de las botellas, hasta que mi mujer se acordó de la película porno que alquilamos.
– Pongámoslas – dije.
Todos estuvimos de acuerdo, empezamos a mirar la película y al poco rato de estar viéndola, junto con las copas, nuestra calentura empezó a ser cada vez mayor, y empezamos a comentar las diferentes hasta que yo, que no podía mas de lo caliente que estaba, cogí a mi mujer y le di tremendo beso mientras le acariciaba las tetas, luego miré a mi amigo y vi que su paquete que se notaba que estaba como el hierro bajo su pantalón. Entonces fue cuando volvió mi cordura un poco, cogí a mi mujer de la mano y le dije que nos fuéramos a acostar porque con el alcohol que llevábamos podríamos cometer alguna tontería. Estuvimos de acuerdo y nos dirigimos a los dormitorios diciéndole a mi amigo que si oía mucho escándalo se hiciera el sordo, pero él me contestó:
– Si os oigo tendré que hacerme una paja, así de simple, aunque si necesitáis ayuda me llamáis.
Entramos en los respectivos dormitorios, y solamente con cerrar la puerta agarré a mi mujer y le empecé a sobar sus tetas mientras ella se desnudaba y rápidamente pasar a chupar esos hermosos pezones. Ella por su parte me masturbaba en forma rápida. Estábamos a tope y yo con la película y toda la situación de la noche estaba a punto de estallar.
– Cálmate un poco – le dije – que estoy que me voy.
– Entonces no desperdiciemos la leche – añadió ella.
Me empujó a la cama y se tragó toda mi verga, empezando a hacerme esas increíbles mamadas que solo ella sabe. Yo no aguanté nada y reventé dentro de su boca con un placer enorme. Ella no era capaz de tragar toda mi leche chorreándole por la boca y con la que se había derramado, se untaba las tetas como si fuera una de sus cremas para el cuerpo. Luego, con su lengua, terminó de limpiarme toda la polla hasta que me dijo que ahora le tocaba a ella. Se puso de pie y me colocó toda su almeja en la cara.
– ¡Puta, que hermoso coño tienes! – exclamé empezando inmediatamente a chupar ese chocho tan rica con sus jugos saliendo prácticamente a chorros, ese liquido tan delicioso que me gusta tanto tragar.

Luego empecé a jugar con su botoncito, pasando y masajeando con mi lengua todo su clítoris hasta que me agarró la cabeza y me sumergió en su coño para que yo recibiera todo su orgasmo. Sus gritos de placer resonaron por toda la casa, llegando naturalmente a oídos de mi amigo, que estaba en la habitación contigua. Sin darle mucho tiempo, cogí a mi mujer, la puse a cuatro patas y con lo mojada que estaba la penetré con fuerza, ella lanzó un grito de placer y empecé el metisaca en forma rápida mientras ella gritaba de placer pidiendo más y más verga hasta que se corrió de nuevo.
Tras unos segundos de descanso dijo que se iba al lavabo, fue pero como tardaba más de la cuenta en regresar, salí a ver qué pasaba y me la encontré parada frente a la puerta de nuestro amigo.
– Tu amigo se está haciendo una paja de campeonato, escucha en su puerta.
Me acerqué a su puerta y efectivamente se oían unos ruidos de como mi amigo se masturbaba. Nosotros nos miramos y le dije a mi mujer que ya me había recuperado, que fuéramos a seguir con lo nuestro, pero me contestó que tenía ganas de estar con dos pollas, que quería que fuera otra verga en la boca.
– Quiero sentir también una polla atrás mientras chupo otra – añadió.
Estas palabras me hicieron efecto y me polla había crecido enormemente, la miré y le dije que también me calentaba la idea pero añadí.
– ¿Qué pasará mañana y si después no soporto la idea de que otro entró en ti, que pasa si por la calentura de un rato después lo vamos a lamentar como pareja?
– Tienes razón, vamos que quiero chupar esa gorda verga que tienes.
Nos fuimos a nuestro dormitorio para empezar a hacerlo de nuevo, lo hicimos dos o tres veces mas hasta quedar exhaustos y nos quedamos dormidos.
Saludos y besos de los dos.