Relato erótico
No me arrepiento
El sexo con su novio funcionaba bien, o eso creía ella. Su prima se casaba y fue a la despedida de soltera. Desde aquella noche, todo cambió y ahora no está segura de que deba seguir con su chico.
Begoña – Cádiz
Soy una chica de 25 años y tengo novio desde hace tres años. Con el practico el sexo de vez en cuando pero nunca había sabido lo que es disfrutar realmente hasta que fui a la despedida de soltera de mi prima.
Mi nombre es Begoña, soy castaña, 1’68, ni gorda ni delgada, y tengo buenos pechos. Yo no disfrutaba demasiado con mi novio en nuestras sesiones de sexo, pensaba que era un problema mío, que no sentía esa pasión tan intensa. Pero hace un mes aproximadamente mí prima me invito a su despedida de soltera. Íbamos a cenar a un restaurante y luego a un bar donde bailan los boys. A mí nunca me había excitado demasiado ir a estos sitios, soy un poco vergonzosa, pero por no hacer un feo a mi prima, decidí asistir.
La cena fue de lo más normal, pero con demasiado alcohol, sobre todo para el que yo estoy acostumbrada a tomar que no es mucho. Las botellas de cava se vaciaban a gran velocidad y mi copa siempre estaba llena, supongo que las de las demás también.
Llego la hora de ir al bar, íbamos haciendo el loco por las calles y aumentaba nuestra alegría. Entramos al bar y al poco tiempo salió al escenario un negro a bailar, se movía de un modo gracioso, y entre nosotras hacíamos gracias sobre ello. Quizá porque nos sentíamos algo ridículas (al menos yo) en un sitio de estos. Pero nuestras gracias se convirtieron en asombro cuando el negro se quito los pantalones. Para lo que yo estaba acostumbrada era una barbaridad. A mí se me ocurrió decir que nunca había probado una de esas, y todas intentaron arrastrarme al escenario, pero me resistí. Luego salió un rubio vestido de militar, con un cuerpo precioso y una polla también considerable, volvieron a intentar arrastrarme pero me salvé.
De repente salió al escenario un chico con la cabeza rapada, y de piel morena y suave. No sé porque pero me fascino su mirada, su cuerpo y sus movimientos. El chico se fue desnudando de manera sensual, bailaba mucho mejor que el resto. Yo estaba embobada mirándolo mientras buscaba una ayudante que subir al escenario. Este momento aprovecharon mi prima y sus amigas para empujarme, sin poder escapar esta vez. El chico me miró fijamente y me sonrió tranquilizándome y por dentro yo me hice caldo. Me olvidé de la vergüenza y de mi novio.
El chico que se llamaba Andy, me agarro de las manos y me las colocó en su pecho para que se lo acariciara. Era muy suave, y placentero. De repente me sentó en una silla e hizo que mis manos bajaran hasta su paquete y noté que su polla no tenía nada que envidiar a sus compañeros.
Él me acariciaba el pelo y el rostro y yo me sentía en la gloria. Me pidió que le bajara el pantalón y yo, por curiosidad de ver lo que allí se escondía no perdí el tiempo y se lo baje.
– ¡Madre mía! Era enorme, al menos visto así de cerca.
El chico cogía mis manos y las paseaba por su cuerpo, haciéndome en algunos momentos tocar su polla, era un placer. Se echó nata montada en su miembro y agarrando mi cabeza me empujó hacia su polla, y yo por primera vez, sentí el placer de saborear algo tan grande. En un par de minutos, el espectáculo finalizó y me dio un beso con mucha pasión, me dio las Gracias y me dijo al oído:
-Si quieres que acabemos lo que hemos empezado, ve al camarero y dile que Andy te está esperando, yo le avisare”. Y se fue.
En ese momento fue cuando recordé a mi novio, y a todo el mundo, pero mi coño había quedado húmedo y con ganas de acabar lo empezado como, Andy había dicho. Estuvimos un rato tomando algo y bromeando sobre lo ocurrido. Yo no quise comentar nada de lo que me había dicho al final pues algunas conocían a mi novio y no quería que se enterara. Pero esas palabras no dejaban de sonar en mi cabeza. Al cabo de media hora, le dije a mi prima:
-Creo que el alcohol me ha hecho efecto y me ha entrado sueño, así que me voy a ir a casa.
-Quédate un rato mas, que la noche es larga” – me contestó.
-Lo siento, pero de verdad que no puedo. Voy a preguntar dónde está el servicio al camarero y me voy. Pasadlo bien.
-OK, primita. Ten cuidado no vayas a soñar con el moreno de esta noche…
Cogí mi abrigo y fui hacia la barra y le pregunte al camarero por Andy. El me dijo que le acompañara que todavía estaba dentro. Me indico una puerta y llame.
-¿Si? Adelante” – se oyó del otro lado
Temblorosa entré y pregunté: ¿Me recuerdas?
-Por supuesto” – contesto él. ¿Cómo te llamas?
-Begoña”
-No tengas miedo que no te voy a hacer nada que tu no quieras.-Dijo Andy.
Me invitó a tomar una copa y me comenzó a acariciar el pelo, preguntándome que me había parecido el espectáculo, que si tenía novio, con quien había venido. Y sus caricias de nuevo me derretían.
En un momento dado, sus labios se acercaron a los míos para recordar ese apasionado beso que mis labios no habían olvidado. Sus manos ya no acariciaban mi pelo, si no que bajaban buscando mis pechos. Yo me dejaba hacer, quería sentir, porque por primera vez estaba sintiendo el deseo incontenible y la pasión desenfrenada que me faltaba con mi novio.
Me fue desnudando lentamente, para después desnudarse el.
Fue recorriendo mi cuerpo a besos, erizaba mi piel, me hacía sentir escalofríos muy dentro de mí, y mi coñito se derretía por dentro. El bajo con sus labios hasta allí, para probar el sabor de mi coño. Nunca había sentido eso, suponía que era un experto y me lo estaba demostrando.
-Quiero sentirte dentro -dije sin pensarlo, pero deseándolo locamente-
Me dio un largo beso, al tiempo que acercaba su polla a mi coño, me acariciaba mis partes con su polla muy lentamente, haciéndolo desear aun mas. Y fue cuando despertó mi pasión.
En ese momento sentí como su polla se abría camino entre mis labios y se introducía, sintiéndolo en mi interior. Llegando hasta donde la polla de mi novio no había llegado nunca.
¡Que placer, como se movía! Todo me parecía un sueño. Parecía que yo era una de esas chicas de las pelis porno. Me sentía sucia y guarra, pero me gustaba. Él me besaba al tiempo que se movía de un modo que nunca había sentido. Su mano se metía por mi culo, introduciéndome algún dedo y haciéndome gozar de manera increíble.
No sé el tiempo que estuvimos así, disfrutando, pero yo tuve tres orgasmos y él todavía aguantaba.
De repente Andy interrumpió los gemidos y jadeos que salían de mis labios para decir:
-¿Quieres saborear mi leche?
Yo nunca lo había hecho, pero ya que me sentía totalmente guarra, quería serlo hasta el final, y le dije que sí.
Salió de mi interior y su polla busco mi boca, en un momento, y sin darme tiempo a pensar que estaba haciendo. Mi boca quedo inundada de algo viscoso y con un sabor extraño pero agradable. Yo trague lo que pude y relamí su polla sintiéndola dentro de mí, por última vez.
Con mi boca aun llena de su leche, él se acercó y me dio otro largo y tremendo beso, como ultimo recuerdo de esa noche.
Nos duchamos juntos en su vestuario, continuando con besos y acaricias. Nos vestimos, y salimos por la puerta de atrás. Él me ofreció llevarme a casa en su coche, y ahí acabo mi noche más loca, y también la más bonita.
Mi relación con mi novio ya no es igual después de que aquella noche yo conociera otros mundos (otras pollas), ahora sé que no es mío el problema, si no que mi novio no me satisface, pero no sé qué decisión tomar porque por otra parte le tengo muchísimo cariño.
Gracias por leerme. Un beso a todos.