Mucho roce

Viven con sus suegros temporalmente hasta que las reformas de su casa terminen. Dicen que el roce hace el cariño y justamente esto es lo que le ha pasado con su suegra. Han tenido mucho “roce”.

Alberto – MADRID
Querida Charo, te doy las gracias por haber publicado mi testimonio anterior. Como recordarás mi mujer y yo fuimos a vivir temporalmente a casa de mis suegros, mientras terminaban las obras en nuestro piso. Mi mujer, trabaja por la mañana y por la tarde y esto ha facilitado la relación con mi suegra.
Ya conté que estoy follando con María, mi suegra, una mujer jamona de 54 años pero con ganas de marcha y de dar placer a su cuerpo ya que su marido, no la deja satisfecha.
Terminé mi relato cuando le propuse a María que me gustaría verla follando con otro tío y conmigo a lo que ella me respondió que otro no sabría darle el placer que yo le doy.
Una mañana en que María tenía que ir de compras al centro me preguntó que si la acompañaba y yo acepté. Se puso muy guapa, una faldita amplia por encima de la rodilla y una blusa un tanto escotada. Haciendo las compras pasamos cerca de Sol y al hacerlo por la puerta de un cine porno le dije que por qué no entrábamos. Ella dudó pero la convencí y nos situamos en una de las últimas filas de butacas. La película era de varias parejas follando en grupo y al rato empecé a besarla, tocándole sus hermosas tetas y subiéndole la falda hasta la mitad del muslo, empecé a tocarle el peludo coño. Ella se estaba poniendo muy cachonda, besándome y tocándome la polla por encima del pantalón.
En eso estábamos cuando al lado de ella se sentó un tío que no nos quitaba ojo contemplando los desnudos muslos de María, que no se había dado cuenta de la presencia del extraño y de que, además, se había sacado la polla y se la estaba meneando. Yo, disimuladamente, le fui subiendo la falda hasta que se le veían las bragas, pero seguía con mis dedos en su coño tocándole la pipa. Ella estaba a punto de correrse y como el hombre me miraba con deseo le hice señas con la cabeza que el comprendió y sin dudarlo le metió mano en los muslos subiendo hasta que llegó junto a la mía. Entonces María me abrazó y me dijo:
– ¡Estoy asustada, ese hombre me esta metiendo mano!
– Anda, no seas tonta que no va a pasar nada -la tranquilicé yo-
Cogí la mano de ese hombre y se la sujeté junto al coño de mi suegra, quitando entonces la mía para tocarle las tetas y comerme los pezones. El tío estaba muy lanzado ya que la estaba pajeando y María debía de pasárselo bomba ya que me abrazó y me dijo:
– ¡Ay Alberto, que me estoy corriendo!
El tío, a la vez que pajeaba a María, se estaba haciendo él otra y se debió de correr a la vez que mi suegra pues vi como se limpiaba con un pañuelo. Al instante se levantó y sin decir nada, se fue. Yo volví a meter los dedos en el coño de María y lo tenía empapado de su largo orgasmo. Le di un beso en la boca y le pregunté:
– ¿Te ha gustado, cariño?

– Sí -me contestó- pero he pasado miedo hasta que el gusto pudo más.
Nada más llegar a casa echamos un polvo fenomenal durante el cual yo seguía diciéndole:
– Cariño, te tienes que animar a que hagamos un trío y ya verás como te va a gustar y yo voy a disfrutar contemplando como otro te folla pues siempre he tenido la ilusión de ver a la mujer que quiero follada por otro y tú eres como si fueses mi mujer.
Así pasó este año y en el mes de julio hemos estado en un apartamento que tienen mis suegros en Torrevieja, y un día en que María se había ido al mercadillo a comprar, mi suegro me dijo:
– Alberto, quiero hablar contigo de hombre a hombre.
– Pues tú dirás – contesté algo preocupado.
– Mira, no soy tonto y sé que María y tú tenéis algún lío. Ella me lo ha negado pero comprendo que yo no puedo satisfacerla como ella necesita, quiero que tú me lo confirmes.
Agaché la cabeza y le dije que estaba en lo cierto, pero que le pedía perdón y que no volvería ocurrir.
– ¡Pero qué estás diciendo! – me cortó – Yo precisamente lo que quiero es saber que tú estás dando a María todo el placer que yo no le doy aunque me gustaría poder presenciar vuestras folladas y creo que incluso eso me la levantaría, pero lo que sí te pido es que me cuentes con pelos y señales como se lo haces.
Después de esta charla le conté lo del cine y que he propuesto a María hacer un trío o que vayamos a un club de intercambio. Él me dijo que eso sería de un morbo increíble, el ver como a su mujer se la follan más tíos.
Desde el día en que se lo conté todo a María, no nos cohibimos de nada e incluso mi suegro ha participado alguna vez y dice que se siente más vigoroso que antes.
Un día estábamos en un chiringuito cuando pasó un antiguo conocido mío. Lo presente a mis suegros, sin decirle que lo eran, y al fijarme como él no quitaba ojo de las tetas de María, en un momento en que mi suegro había ido a por cerveza, le dije:
– ¿Te gustan las tetas de mi amiga?
– Pues la verdad que para ser una señora madurita está muy guapa – contestó el amigo.
– Que mal andáis los jóvenes de la vista, yo ya soy una mujer mayor y metidita en carnes – replicó ella echándose a reír.
– Bueno – le dijo mi amigo – ahora que no está aquí su marido le diré que yo soy de los que piensan que la gallina vieja es la que hace buen caldo.

María se echó a reír y en ese momento venía mi suegro con la bebida. Cuando me despedí de mi amigo le pedí su número de teléfono y luego le conté a mi suegro lo que había pasado con mi amigo, se echó a reír y le dijo a María:
– Anda, quien te iba a decir que a tu edad te iba a tirar los tejos un tío joven.
– María -añadí yo metiendo baza- ahora tienes la oportunidad de complacernos a tu marido y a mi. Llamo a mi amigo y que venga aunque tú marcas la pauta a seguir y te garantizo que todo va a ser sin malos rollos, te trataremos con la mayor delicadeza y solo te haremos lo que tú quieras para darte mucho placer.
Mi suegro la animaba diciéndole:
– Yo mientras, lo gravo todo con la cámara y ya verás cuando después lo veamos lo que nos vamos a reír y lo pasaremos muy bien.
– Bueno – dijo ella al final – lo que vosotros queráis.
En menos de una hora estaba Manolo, el amigo, con nosotros. Le puse al corriente de que solo sería darle placer y si en algún momento ella dijera basta, deberíamos respetarlo. Una vez en la habitación empezamos a desnudar a María, a la vez que nosotros también nos desnudábamos, incluido mi suegro. Yo empecé besando el cuello y los hombros de María mientras que Manolo se ponía de rodillas besándole las rodillas y los muslos hasta que llegó a su peludo coño. Entonces la tumbamos en la cama y Manolo la abrió de piernas para comerle la pipa, que se veía dura y muy brillante.
Ella empezó enseguida chillar a la vez que se corría con la comida de coño que le hacía mi amigo y la mía en sus tetas, mientras decía:
– ¡Follarme, no aguanto más… quiero correrme con una polla en el coño!
No lo pensamos más, mi amigo se tumbó en la cama, a María la puse a horcajadas encima de él clavándosele la polla del todo. Tal y como estaba, la incliné hacia delante de forma que su culo quedara hacia afuera, primero le puse un dedo en el agujero, previamente suavizado con mi saliva, y cuando comprobé que se le había dilatado me acoplé de forma que la teníamos ensartada por los dos agujeros.
Mi suegro se la estaba meneando, aunque el hombre no se podía correr pero al menos disfrutaba contemplando como su esposa disfrutaba con dos pollas dentro de su cuerpo. Esa noche follamos de todas las maneras.

Yo le digo que cada día la quiero más, que la considero como si fuese mi mujer y que no me casaré mientras ella no me lo pida. Sobra decir que mi novia no se entera de nada. Además está haciendo un máster en estados Unidos y aún tardara 5 meses en volver. Después ya veremos cómo lo montamos.
Un beso