Relato erótico
Morbo a tope
Iban casi todos los veranos a aquel camping. Aquel día habían ido a tomar unas copas y después les gustaba ir a un parque cercano a meterse mano. Mientras se estaban morreando les pareció que alguien los estaba mirando.
Carlos – Zaragoza
Amigos de Clima, mi mujer y yo solemos veranear en un camping de la provincia de Tarragona. Ella es un poco exhibicionista y le gusta provocar. Se pone cachonda.
Suele ir todo el día en bikini o con falditas y pareos minúsculos, a veces sin nada más debajo. Sus tetas son muy grandes y los bikinis que usa apenas las tapan, también usa camisetas ajustadas y finas y vestidos muy escotados. Todo esto lo combina a la perfección con sandalias de tacón alto y fino, que aprovecha para ponerse en las fiestas nocturnas o cuando vamos a algún pueblo cercano de fiesta. Vamos, que es una autentica calienta pollas muy sexy.
Por las noches íbamos a la terraza del camping a tomar algo y luego si nos apetecía nos íbamos a algún pueblo cercano o dábamos un paseo por la playa. Una noche en concreto que estábamos sentados en la terraza un poco apartados del bullicio, ya que queríamos estar un poco en la intimidad y sobre todo por qué me tenía loco con el conjunto que había escogido.
Llevaba una camiseta blanca y fina con mucho escote que mostraba su canalillo apretado por sus grandes tetas y mostraba con claridad sus pezones erectos y duros. También llevaba una mini muy ligera, de color amarillo pálido con flores, que habíamos comprado en un puesto de la playa y sin nada debajo. Y en los pies tenía puestas unas sandalias de plataforma de madera, de color claro con una sola tira adelante y un tacón fino y alto. Yo estaba muy cachondo desde que la vi aparecer así vestida y creo que los demás chicos que nos encontrábamos también, ya que no la quitaban el ojo de encima y alguno hacia algún comentario sexual.
Estábamos sentados y ella me comentaba lo caliente que estaba con los comentarios que le hacían y los bultos que levantaba bajo los bañadores. Al final me agarró el mío, que estaba a tope, y mientras lo acariciaba por encima del pantalón corto que llevaba, la besaba metiéndole la mano bajo la falda y jugando con los dedos entre sus labios vaginales, grandes y húmedos.
Estábamos muy excitados y como el lugar estaba oscuro y tranquilo, nos dejamos llevar por la pasión y comenzamos a tocarnos sin darnos cuenta de que un chico no se perdía detalle, unos metros más allá.
Pronto, me sacó la polla fuera y comenzó a chupármela, primero sentada a mi lado y luego poniéndose de rodillas sobre el banco en el que estábamos dejando su coño al aire, cosa que le gustaba sentir. Yo estaba ido con los ojos cerrados y acariciándola cuando al mirarla vi que el chico se había acercado y estaba a solo un metro o dos de nosotros, masturbándose. Me corté un poco, pero él me dijo que no era la primera vez que se masturbaba mirando a mi mujer.
Resultó ser nuestro vecino de parcela y mi mujer, al mirarle, se emocionó al ver que su polla era grande y él era un chico guapo y fuerte al que ya había echado el ojo cuando llegamos al camping. Es más, le invitó a acercarse y él aceptó, sentándose junto a ella y empezando, sin encomendarse a nadie, a chuparle el coño mientras se pajeaba.
Mi mujer disfrutaba mucho y dándose la vuelta se puso a comerle la polla y yo ocupe el lugar del chico chupando el coño de mi mujer y su ano, que vi que tenía dilatado ya que se lo había estado chupando el dueño de la polla que llenaba ahora su boca.
Después de un rato así, me puse de rodillas sobre el banco y metí mi polla en su coño follándola mientras ella gemía sin dejar de chupar y masturbar la polla del chico, que también le sobaba las tetas, que ella se había sacado por debajo de la camiseta y que se movían como campanas adelante y atrás debido a mis empujones.
Antes de correrme, saqué mi polla y ella dándose la vuelta me la chupó hasta sacarme toda la lecha que cayó sobre su cara y sus tetas. Acto seguido el chico la cogió de la cintura y la sentó sobre su polla, clavándosela toda y agarrándola por las caderas la subía y bajaba a un ritmo frenético.
Mi mujer, fue follada de esa manera por lo menos 15 minutos o más y tuvo varios orgasmos, pues el chico parecía que no se cansaba. Al fin, dejó de follarla así y levantándola la puso de pie e hizo que se agachase separándole las nalgas y cogiendo su polla con la mano se la metió por el ano despacio. Ella se quejaba, ya que era muy grande y nosotros no lo hacíamos por ahí, ya que le cuesta un poco, pero la resistencia fue desapareciendo a medida que el chico iba empujando poco a poco su polla dentro del culo de mi mujer que empezó a gemir alto y yo, mirando hacia todos los lados, vi que el ruido de la música nos mantenía alejados y ocultos del resto de la gente. Ella agachada y sujeta por la cintura del chico, era follada por el culo y agarrando mi polla, me la empezó a masturbar con fuerza y a meterla en la boca con rapidez. Estaba fuera de sí disfrutando de aquel momento.
Yo volví a correrme en su boca y el chico todavía estuvo un rato follándola por el culo. Era increíble el aguante que tenía y mi esposa estaba extasiada de tantos orgasmos que tuvo. Ella le pedía jadeando que se corriera dentro del culo, que quería sentir su leche caliente llenándola, y vaya si la llenó, se corrió dentro. La leche le resbalaba por los muslos, era una pasada verla.
Nos quedamos sentados un rato los tres y él dijo que si queríamos ir a tomar algo al pueblo, a una discoteca. Nos pusimos de acuerdo para cambiarnos y quedar en la cafetería del camping en media hora. Así que nos fuimos los tres juntos, ya que su tienda estaba junto a la nuestra y por el camino, al pasar por los servicios mi esposa dijo que siguiéramos, que ella se quedaba en los servicios a limpiarse un poco y luego iría a cambiarse. Por el camino, él me decía que me envidiaba por tener una mujer así, cosa que yo reconocí, ya que es espectacular y maravillosa.
Yo ya estaba cambiado y esperando, pero en vista de que mi esposa tardaba mucho, decidí ir a buscarla. Al llegar a los servicios, la llamé desde la puerta y nadie respondió pero oí unos gemidos, tal vez de una pareja que se estaba dando el lote cerca de allí. Los ruidos venían del lateral de los aseos y asomándome vi a mi mujer tumbada en el suelo con los pies encima de los hombros de un tío que la estaba follando el coño. Ella estaba disfrutando mucho y el tío sacándole la polla, se corrió en su vientre y la leche le llegó hasta la cara y los pechos. El se vistió y dándole un morreo le dijo que había sido un polvo maravilloso y se marchó. Mi mujer, aun tendida, se tocó el coño y chupando los dedos se levantó y al verme me sonrió y me dijo que vaya noche estaba teniendo. Yo estaba un poco molesto ya que se había dado el lote a mis espaldas, pero de lo cachondo que estaba al ver aquello, me abracé a ella y nos dimos un gran morreo.
Entonces me dijo que el tío nos había visto en la terraza, estaba empalmado y cuando ella entró en el servicio él la cogió por detrás y besándola en el cuello le dijo que no podía más y que quería follarla allí mismo. Como ella estaba aun caliente y aquel tío no estaba nada mal, se lo llevó afuera, ya que con la oscuridad estaría a salvo de más mirones, y el resto ya lo vi al llegar.
Al llegar a la tienda nuestro amigo nos dijo que nos estaba esperando hacia un rato y ya creía que nos habíamos arrepentido. Mi mujer le dijo que se había encontrado con alguien, pero que ya se cambiaba y nos íbamos. Después de un rato, salió toda excitante, con un vestido negro de brillos metálicos que más parece una prenda de lencería que un vestido, ya que es fino como una combinación. También se había puesto unas medias de rejilla negras y unas sandalias también negras de tacón alto y fino y una tira adelante. No llevaba ni bragas ni sujetador y estaba muy excitante.
Al llegar a la discoteca, nuestro vecino se encontró con un amigo suyo que vivía en el pueblo donde estábamos y nos presentó. Debió de contarle lo sucedido brevemente ya que su amigo miró a mi mujer con una sonrisa. El chico también estaba de buen ver y a mi mujer le agradó. Ya dentro de la discoteca, su amigo nos trajo unas bebidas mientras nosotros tres nos sentamos en un reservado, ella en medio.
Cuando vino su amigo con las bebidas la conversación ya estaba muy entonada y él se entusiasmó uniéndose a la conversación y halagando a mi mujer. Viendo que la cosa iba calentándose, saqué a mi mujer a bailar y me comento que quería montárselo con los tres, que estaba muy cachonda. Me abrazó tras una columna y empezamos a morreárnos mientras nos acariciábamos todo el cuerpo como animales en celo.
Sacó mi polla y empezó a masturbarme mientras, mordiéndome la oreja, me dijo que los llamase. Yo les hice señas con la cabeza diciéndoles que se acercasen, mientras mi mujer estaba abrazada a mí masturbándome. Ellos, al llegar, se pusieron detrás de ella rodeándola entre los tres en un estrecho círculo y con sus pollas fuera, se frotaban contra el culo y la espalda de mi mujer que estaba gimiendo muy excitada.
Al rato, metió mi polla entre sus piernas y echando su hermoso trasero hacia atrás, se separó las nalgas y dijo que quería una polla allí. Uno de ellos empezó a pasarle el pollón que tenía por toda la raja del culo, desde el coño hasta la espalda, mojándoselo y ayudando a lubricar los dos agujeritos que iban a estar poco tiempo vacíos. Luego ella se agachó y en cuclillas me chupó la polla mientras uno de ellos se tumbaba en el suelo y le comía el coño y el culo y el otro, a mi lado, le daba la polla para que alternase con la mía una gran mamada al tiempo que nos masturbaba a los dos. Al rato, el que estaba debajo lamiéndole el coño, se deslizó bajo ella y le metió la polla en el chocho, una polla que era tan grande como la nuestro vecino, que le metía la polla en la boca alternando conmigo.
Después, nuestro vecino se la llevó a un sofá y sentándola encima de espaldas a él, le metió la polla como en la terraza del camping en el culo, levantándola y bajándola follándola por el ano mientras que yo, de rodillas, le follaba el coño y así, hicimos un bocadillo.
El amigo de nuestro vecino, de pie en el sofá, le metió la polla en la boca y agarrándole la cabeza se la follaba. Mi mujer gemía de placer siendo follada por tres hombres a la vez, y pidió que nos corriéramos fuera, pero sobre ella.
Después de mucho rato follándola así, se puso a cuatro patas sobre el sofá, y nos íbamos alternando follándola por el culo y otro por la boca, situación que duró un buen rato y tras varias rotaciones ella se tumbó boca arriba y pidió que la bañásemos en semen, cosa que hicimos en gran cantidad, quedando ella mojada de semen por todas partes.
La limpiamos lo que pudimos y nos fuimos a dormir, ya que fue una noche bastante ajetreada. Mi mujer estaba muy contenta y dijo que teníamos que repetirlo más veces, cosa que no sería difícil ya que con lo buena que está y lo bien que sabe lucirlo, pretendientes no la iban a faltar.
Besos de mi esposa y saludos de un marido complaciente y cornudo.