Relato erótico
Mis dos amantes
Un buen día apareció por su bufete una amiga de la juventud. Quería divorciarse y como él es abogado quería que la representara. Estaba tan guapa como cuando tenía 17 años. Le llevó el divorcio, y como agradecimiento por todas sus gestiones una noche lo invitó a cenar a su casa…
Rafael – BILBAO
Amigos de Clima, tengo 55 años, mido 1,78 con un excelente estado físico ya que me machaco casi cada día en el gimnasio. Soy abogado y tengo un bufete junto con dos amigos míos, también abogados. Estoy casado desde hace 21 años y aunque mi mujer es una hermosa y fogosa mujer, fuera de algún ligue, no he tenido necesidad de tener una amante.
Pero ya hace casi dos años mí secretaria me dijo que una dama quería ser atendida exclusivamente por mí, ya que se declaraba “una vieja amiga”.
Cuando entró en mi oficina reconocí al instante a Paula ¡Como olvidar a la chica que había sido la Reina de Belleza de nuestro pueblo. Ella tenía tres años menos que yo, pero parecía que tuviera solo 30 años y seguía tan hermosa como a los 17.
El motivo de la consulta era que quería que me encargara de su divorcio porque el marido se había convertido en un ser despreciable, según ella bebía más de la cuenta y en estas ocasiones todo se desmadraba. El trámite no fue sencillo ya que el tío no quería el divorcio de mutuo acuerdo, pero después de 7 meses logré la ansiada sentencia. Ganamos nosotros, lógicamente, y los honorarios los tuvo que pagar el marido. Paula me preguntó si me debía algo, a lo que rápidamente respondí que con un beso me conformaba, ella se me acercó, me dio un beso en la mejilla y se fue diciendo:
– Estaré en contacto.
A los tres días recibí un mail donde me invitaba a cenar a su casa el siguiente martes, y siendo ese día el que asistía a la cena mensual de mi club, no tuve que inventar excusa en mi casa.
Después de comprar un ramo de flores y dos botellas de champagne, aparecí por la casa de Paula quien me abrió la puerta vestida con un elegante y muy sensual vestido mientras un rico olorcito a comida se percibía en el ambiente pese a la existencia de dos velas aromáticas encendidas. No voy a relatar la cena, que fue exquisita y cuando brindamos por “la nueva vida de mujer libre” se acercó y me dijo:
– Los honorarios que te debo – y abrazándome con fuerza, me besó en la boca.
Fue como haber recibido la descarga de un rayo ya que mientras nuestras lenguas jugaban, mi verga se puso como una roca al sentir el calor de su cuerpo pegado al mío.
No tardé ni un minuto en bajarle el vestido y… ¡sorpresa! Me encontré que debajo no llevaba ropa interior mostrando dos magníficas tetas, con pezones dorados duros y solo un pequeño bosquecillo de pelos en su pubis.
La tiré sobre el sillón y besé todo su cuerpo minuciosamente, ese cuerpo que había inspirado numerosas pajas a los 18 años, cosa que le dije, y ella me bajó los pantalones y el calzoncillo para comenzar a besar mi polla y a chuparla, pero pronto nos fuimos al dormitorio y allí consumamos la maravilla del acto sexual de dos seres apasionados.
Esa noche me marché, después de dos sensacionales folladas, quedando en que los encuentros se iban a repetir, aunque no era tarea sencilla la de repetir los encuentros debido a mi matrimonio y a que su hija vivía con ella y que yo solo conocía por las fotos que me había mostrado Paula y sabía que tenía 22 años. Así que tenía que alquilar un apartamento amueblado y logré encontrar uno en el mismo edificio donde tengo el despacho, lo que simplificaba mucho las cosas. Ese era nuestro “nido de amor” donde nos encontrábamos tres o cuatro días a la semana y en alguna oportunidad me podía quedar a dormir con ella con la excusa de “viajes de negocios” y alguna vez la llevé como compañía en viajes de negocios reales, que se prolongaban uno dos días más de lo necesario. Y así pasó un año.
Una tarde, después de haber tenido la habitual ronda de sexo me dijo:
– El martes cumple 23 años Sara, haré una pequeña fiesta y me gustaría que vinieras. Ya le he hablado de ti y te está muy agradecida por haber llevado el divorcio de mi marido por tan buen camino.
Yo le dije que iría con mucho gusto. Le compré un bolso que su madre me dijo que le gustaba y fui hacia la fiesta.
Era una cena con algunos amigos de Sara y la noche transcurrió bien. Abrió regalos y le cantamos el cumpleaños feliz.
Se hacía tarde y al día siguiente tenía un juicio importante. Le dije a mi amiga que me iría a dormir al apartamento y así estaría más cerca de los juzgados.
Hacía por lo menos dos horas que había llegado al apartamento y estaba leyendo los papeles del juicio del siguiente día cuando llamaron a la puerta. Me extrañó, porque solo Paula y yo conocíamos la existencia de nuestro nidito de amor. Fui al intercomunicador que lleva televisión y casi caigo de culo cuando veo que era Sara, la hija de Paula. ¿Qué estaba haciendo allí?
Le abrí la puerta y cuando entró en el apartamento dijo:
-Hola, ¿O sea que aquí es donde te follas a mi madre? Es un pisito muy mono, y me alegro de que por fin haya encontrado a un hombre que la trate como se merece. Pero he venido por otra cosa. El primer día que te liaste con mi madre y cuando estabais en plena faena, llegué a casa y os espié desde la terraza. Me puse muy cachonda y además me quedé asombrada del pedazo de polla que tienes. Te confieso que hace tiempo que no echo un polvo y he pensado que un buen regalo seria pasar una buena noche contigo. Por supuesto, mi madre no debe enterarse de nada. ¿Qué te parece la proposición?
Como os podéis imaginar me había quedado de piedra, pero no pude resistir la tentación y le dije que me parecía muy bien, pero que estaba de acuerdo en que su madre no debía enterarse.
Dicho esto, se abalanzó sobre mi y empezó a morrearme. Le quité la blusa y la deje con las tetas al aire. Eran grandes, tiesas, duras, daba gusto manosear y chupar aquellos pezones.
Sin darme cuenta, el vestido le cayó al suelo y vi que no llevaba ropa interior, como su madre. Tenía un cuerpo de escándalo, vientre liso, caderas anchas, el chocho depilado y unas nalgas duras que eran una provocación.
La tumbe en la cama y empecé a lamerla, primero las tetas hasta que llegue a su chochito joven y precioso. Pase la lengua por aquella raja palpitante y después me dediqué a su hinchado clítoris. Tuvo una reacción que casi me asusta. En cuanto se lo empecé a succionar, gritó, me agarró de la cabeza y casi me ahoga de lo fuerte que la apretaba contra su chocho. Sus caderas se movían restregándome el coño por la cara. Se corrió a los pocos minutos. Pero lo sorprendente es que no me soltaba y no paró hasta que se corría tres veces más.
Mi polla estaba reventándome el pantalón, me levanté me desnudé, la cogí por la cabeza y se la metí hasta la garganta. Le follaba la boca hasta el fondo de la garganta, pero la muy zorrita ni se inmutaba. De vez en cuando tenía una arcada, pero seguía mamando como una experta mamona.
Notaba que iba a correrme y se lo dije, no hizo ni caso, al contrario, aumento la velocidad con una buena paja, masajeaba mis cojones y con la boca preparada para recibir la carga de leche que tenían mis huevos.
Me corrí como un cerdo y no le permití que se apartara. Se tragó la leche sin rechistar.
Se apartó, y relamió la leche sobrante y dijo que iba a darse una ducha. La acompañe y me metí con ella en la bañera. En menos de cinco minutos mi polla ya estaba tiesa otra vez. Sonrió y dijo que quería que se la metiera por el culo, le encantaba el sexo anal, pero nunca la había enculado con un rabo tan gordo como el mío.
No me lo podía creer, fuimos otra vez a la cama, me comió la polla, le comí el coño y el ojete y cuando creí que ya estaba lubricada, poco a poco, se la fui metiendo. Fue una verdadera locura.
No quiero extenderme más, pero os diré que ahora tengo dos amantes, la madre y la hija. Paula, la madre nunca se ha enterado de que también follo con su hija, es más, Sara ahora tiene novio, pero no hemos dejado de vernos. Otro día os contaré como fue, pero os puedo adelantar que es la mujer más guarra y putón que he tenido en mis brazos.
Besos para todos los lectores de estas maravillosas revistas. Hace muchos años que las compro. No he contactado nunca, pero me la he pelado alguna vez viendo las fotos de los relatos y de las personas que publican anuncios.