Relato erótico
Mi primer contacto
Aunque es un asiduo lector de Clima, nunca había contactado con nadie, pero siempre has una primera vez para todo. Conoció a una pareja que buscaban un hombre solo para ella. La experiencia le gustó y ha vuelto a utilizar los contactos, otro día nos contará más encuentros.
Carlos- Barcelona
Hola a todos, me llamo Carlos, tengo 47 años, estoy divorciado desde hace dos años y aunque voy saliendo con alguna que otra mujer, no tengo pareja fija. Una breve descripción mí sería la siguiente, mido 1,89, peso proporcionado a mi altura y dicen mis amigas que soy un tío muy atractivo. Me gusta creérmelo, de todas formas algo de verdad habrá porqué no me cuesta demasiado ligar.
Siguiendo la tradición familiar, tengo tres tiendas de ropa de hombre, mujer y niño, de momento no me puedo quejar y los negocios funcionan bien.
Hace años que soy un fiel lector de Clima, si bien es cierto que nunca he publicado un contacto ni tampoco he contactado con nadie…hasta hace seis meses. Estaba leyendo los contactos de parejas y vi uno que me llamó la atención, era una pareja que pedían un hombre, solo para ella, él ni siquiera participaría, solo miraría.
La fotografía de la mujer era impresionante, tenía 38 años, buenas tetas, un culo respingón, aunque estaba delgada, pero sobre todo me llamo la atención, que decía que era muy caliente y estaba insatisfecha. No sé que me ocurrió, pero aquella mujer me cautivó, me lo pensé durante un par de días y al final decidí llamarles por teléfono. Eran de mi misma ciudad, y después de hablar un buen rato con los dos, nos citamos para tomar algo en un conocido bar del centro. Como todos teníamos las ideas claras, acordamos que si nos gustábamos, iríamos a cenar y después a un hotel que ellos conocían.
Llegó el viernes esperado y confieso que estaba muy nervioso. En cuanto entré en el bar, y como nos habíamos intercambiado fotografías por el móvil, la reconocí enseguida. Su pelo largo, negro y rizado era inconfundible. Me acerqué a la mesa y noté que conectábamos rápidamente los tres. Eran unas personas de un buen nivel cultural, elegantes y sobre todo, muy educadas. Hablamos durante un buen rato y decidimos que nos íbamos a cenar y si el ambiente seguía igual, pues íbamos al hotel. Abreviaré lo de la cena y me “traslado” directamente a cuando llegamos a la habitación.
Nos servimos unas copas del mini bar y Ana, que así se llamaba, se fue directamente al baño. Cuando salió me quede agradablemente impactado. Llevaba un conjunto negro de lencería fina completo, es decir, sujetadores, tanga y medias con liguero, tenía la piel muy bronceada, en fin parecía una diosa. Después fuimos a ducharnos su marido y después yo. Me deje puestos los bóxers, pero vi que el marido estaba en pelotas y sentado en un silloncito que había colocado estratégicamente a los pies de la cama. Ana estaba tumbada y sonriendo dijo:
-Acércate, hazte a la idea de que estamos solos y demos rienda suelta a nuestros instintos.
Dicho esto se incorporó y me beso. Eran besos suaves y fugaces, pero a los pocos minutos nos estábamos morreando apasionadamente. Mis manos tocaban y acariciaban su cuerpo, le saqué los sujetadores y alternaba su boca con sus tetas. Sus pezones se irguieron y su cuerpo empezó a mostrar signos de calentura. Yo por mi parte, tenía mis 18 cm de carne completamente erectos. Su mano buscó desesperadamente mi polla y la agarró firmemente empezando a pajearla quizá demasiado rápido.
Me aparté, la tumbé en la cama y aparté el tanga. Tenía un chocho precioso, sin pelos, rosado, húmedo y palpitante. Pasé mi lengua, lamiendo, chupando, besando y succionando, pronto recibí la recompensa a mi dedicación. Sus caderas empezaron a moverse como si me follara la boca y arqueando el cuerpo y agarrándome la cabeza dijo que se corría. Tuvo un orgasmo largo, abundante y muy escandaloso. Cuando acabó, cayó con fuerza sobre la cama.
Me di la vuelta para ver al marido, el tío estaba fumándose un cigarrillo y con la otra mano se hacia una paja lenta. Su mirada era puro vicio.
Sin que me diera cuenta, Ana se había colocado a cuatro patas, de cara a su marido y me dijo que quería que me la follara con fuerza, que estaba muy caliente y necesitaba volverse a correr. En un plis plas ya le había metido la polla de un solo golpe en el coño. La agarre de las tetas y la embestí con fuerza. Ana gritaba y le decía a su marido:
-¿Te gusta ver como otro hombre me hace correr? ¿Sabes que te tienes que conformar haciéndote pajas? Eres un cabrón, nunca más me vas a follar, cerdo, adultero, infiel….
Sus palabras me impresionaron, pero seguí con lo mío. Follar con aquella mujer era lujuria. La cosa se complicaba, tenía ganas de correrme y nos sabia que hacer, por lo tanto le dije a Ana que iba a correrme.
Se apartó de mí, y fue a sentarse a otro sillón que habían dispuesto al lado del marido, me dijo que me sentara y se arrodillo. Joder con aquella mujer, ¡Como la mamaba! Se entretuvo primero con mis huevos y con esto bajó un poco la tensión y paró mi corrida. Cuando vio que lo tenía controlado se la metió en la boca. Al principio estaba un poco cortado. Nunca me la habían mamado con el marido de la interesada sentado a mi lado y pelándosela, pero pronto me repuse y me dediqué a mirar la boca de aquella mujer mientras la engullía y la mamaba.
Su mamada, su pelada y su sobeteo de cojones pronto hicieron el efecto deseado, mi polla empezó a babear y la avisé de que iba a correrme. Lejos de apartarse, colocó la boca atrapando mi capullo y se follo la boca. A los pocos segundos me vino un gustazo tremendo y mientras mis piernas temblaban le iba llenando la boca de leche. Esperó hasta que solté la última gota, se levantó y se acercó a su marido. Le dio un beso en la boca y por lo que pude intuir hizo un “trasvase” de leche que el tío se tragaba obedientemente.
Nos fuimos a asear, hablamos un rato, pero por lo visto, Ana quería más guerra ya que dijo:
-¿Qué te parece si nos despedimos con un buen polvo?
No me hice de rogar, me estiré en la cama y Ana se abalanzó sobre mi polla, fue una mamada rápida y con el solo objetivo de levantármela para que me la follara. Cuando considera que estaba a punto, se sentó sobre mí, dándome la espalda y mirando fijamente a su marido inicio una cabalgada que me volvía loco. Subía y bajaba a lo largo de mi polla y a la vez se movía en círculo. Me follaba furiosa, gimiendo, susurrando tacos, hasta que se corrió. Yo estaba a punto, le dije que se levantar que iba a correrme.
Se incorporó, se tumbó a mi lado y me la peló. Me mientras me pajeaba, cuando acabé saboreó el capullo y se fue al baño. Salió con la ropa puesta, y entonces fui a vestirme. Cuando salí me la encontré sentada al lado de su marido y mirándolo mientras él se corría.
Nos despedimos en la habitación y quedamos que ya nos llamaríamos. No he vuelto a saber nada más de ellos, pero lo que si he hecho es contactar con otra pareja. Otro día os contaré la experiencia.
Saludos a todos.