Relato erótico
Mi irresistible ex
Esta separado y vive con su nueva mujer, la quiere y es maravillosa pero, cada vez que su ex mujer aparece es su vida pierde la sensatez. No puede evitarlo, follan como locos.
Julian – Jaén
Estoy teniendo una relación totalmente prohibida con una mujer que me vuelve loco. Te cuento: me separé de mi esposa legal hace algunos años. Ella fue mi primer amor y el único, para ser sinceros. No obstante vivo en pareja desde poco después de separarme. Mi actual mujer es todo lo que un hombre puede soñar: dulce, comprensiva, buena, atractiva… pero eso no hace cambiar mis sentimientos. Mi ex esposa reaparece de vez en cuando y toda mi vida se desbarata. Cuando me encuentro con ella, todo explota. Mis neuronas se embotan y no puedo pensar, es como si automáticamente el centro de mi sistema nervioso pasase a depender de mi polla. Pienso, medito y decido en base a lo que mi polla quiere que haga.
Mi ex tiene un cuerpo hermoso, es alta, grandes tetas, algo caídas por su peso pero redondas, con pezones largos y duros cuando se excita, anchas caderas, perfumado ombligo, depilado monte de Venus y un coño estrecho a pesar de varios partos y los muchos y variados tamaños de polla que le han introducido y por ultimo, un perfecto y armonioso agujero del culo, que invita a ser perforado, mejor dicho que ella invita a que se lo perforen con ganas.
Cuando nos encontramos pasamos a otra dimensión, desaparece el mundo y solo somos ella y yo tratando de repoblar la tierra. Yo disfruto apretando sus grandes tetas, chupando larga y pausadamente su largo clítoris e introduciendo mi lengua en su sabroso conejo. Ella lanza gemidos de placer cuando, con un dedo bien lubricado, jugueteo con la entrada de su culo. Me chupa la polla con fruición, como si se la quisiera comer, me muerde muy despacio la enrojecida cabeza y yo debo detenerla para no lanzar chorros de semen, aunque a veces ella quiere que lo haga. Luego, sin perder tiempo, quiere ser penetrada y a veces es ella quien se coloca encima y se clava la verga hasta el tronco en medio de un tempranero y explosivo orgasmo. Eso parece despertar su apetito que no conoce límites.
Pide ser perforada lenta y profundamente a la vez, suave, pero enérgicamente, con la polla completamente clavada en su profundo coño entra en un trance total y mueve los músculos internos como tratando se exprimirme la verga hasta la ultima gota. Yo debo controlarme mentalmente pues creo que me correría allí mismo, a los cinco minutos de comenzar. Pronto le subo las piernas a mis hombros e intento una penetración profunda, pero ella me pide que sea hasta la mitad pues teme ser perforada. Es que así queda totalmente expuesta, no hay centímetro de mi polla que no le entre.
Al rato me pide darse la vuelta y se pone de rodillas, con sus manos se agarra las nalgas y me enseña su coño completamente mojado y expuesto. Me acerco por detrás y ella toma mi verga con una mano y se la apunta a su raja, pero yo no hago ningún esfuerzo y la cabeza de la verga se va perdiendo lentamente en ese hermoso agujero hasta que ella me pide que la entierre del todo, pero yo no hago caso, la polla se ha detenido con la cabeza enterrada y el coño pidiendo más. Ella no aguanta, se afirma en el respaldo de la cama y retrocede contra mi verga, yo me afirmo y dejo que se vaya enterrando sola y así ella comienza un vaivén follándose contra mi polla a voluntad.
Juntos llegamos a un orgasmo descomunal y entonces separa apenas las piernas y las levanta abrazando mi cintura, pero pronto se arrepiente y me pide que le deje chuparme un poco la verga para dejarla bien untada de jugos y saliva. Yo accedo naturalmente, para recuperar mi erección. Se mete la verga hasta la garganta y cuando la saca va dejando un poco de saliva, es el momento de volver a la posición anterior y me pide que se la clave en el coño y le lance toda mi leche adentro, bien profundo, lo hago, y se la meto despacio, como queriendo demorar el momento que se acerca inexorablemente, pero ella se mueve ligeramente y la polla se le entierra hasta el fondo.
Entonces me aprieta fuerte, nuestras bocas se juntan en un largo beso húmedo y ya mi polla y su coño han tomado vida propia y no nos obedecen. La vagina aprieta fuertemente mi verga, encajada bien adentro, y la retiene como pidiendo mi leche. De pronto siento que una poderosa descarga eléctrica baja desde la base de mi cerebro, atraviesa mi columna vertebral, sale disparada por entre los riñones, toca mis huevos hinchados y se precipita por el caño de mi polla hasta lo mas hondo de su coño.
Intento gritar, sacarla un poco, penetrarla más, mirarla, besarla, gritarle que la amo, veo pasar toda mi vida, todo eso al mismo tiempo. Y una columna de leche caliente se ha precipitado en ese chocho cuyas paredes se dilatan profundamente y comienza a recibir el semen. Ella se mueve ahora rápidamente como para no dejar escapar nada. Ha sido demasiado, la polla al entrar y salir hace un ruido que suena a música, la leche se escapa en un hilo delgado que corre hasta la zanja de su culo.
Doy unas cuantas embestidas más y siento como la polla pide por favor un poco de flacidez. Allí nos quedamos unos momentos, exhaustos, pero no satisfechos. Mi verga se va saliendo lentamente, me retiro y ella va al baño. Cuando vuelve yo descanso, la miro y me doy cuenta cuanto me excita. Se tiende a mi lado y le beso el cuello muy delicadamente, le acaricio la espalda, siento como una nueva erección va creciendo desde dentro y le pido se acueste boca abajo para montarme encima de ella. Primero le doy un ligero masaje mientras ella ronronea como un gatito, lentamente le beso la espalda muy delicadamente y voy bajando hasta sus piernas, luego subo hasta sus nalgas, que voy separando con la lengua, y me concentro en el agujero de su culo, ayudándome ella levantando ligeramente el trasero.
Con las manos separa sus nalgas y me expone completamente el ojete, listo para ser gozado. Entonces le meto la lengua todo lo que puedo, aunque ella pide más. Lentamente mi erección ha crecido nuevamente y cuando le dejo bien lubricada la entrada, arrimo la cabeza de mi polla aunque me dan ganas de seguir chupándole el culo hasta el día siguiente. Con una ligera presión la cabeza de la verga se mete en el agujero y ella grita de placer antes de pedirme que la deje ponerse a cuatro patas. Sin sacarle la cabeza, la ayudo, se coloca como quiere y pongo un poco más de saliva en el lomo de mi polla tratando de metérsela un poco más, aunque la saco un poquito para que le entre más fácilmente y así, con una ligera presión, la verga va entrando toda en medio de los temblores de su cuerpo.
Casi siempre, en este momento, ella jura que me ama, que nunca la han follado como lo hago yo. Miente, pero me gusta. Me excita y se la entierro toda, hasta que mis huevos quedan contra su coño, que aún pierde leche. Se la clavo hasta el fondo, la saco hasta la cabeza y se la vuelo a enterrar sin contemplaciones. Así ella tiene el enésimo orgasmo y grita y aúlla, pidiendo que la folle sin piedad y yo la estoy golpeando con mis embestidas, aunque tengo miedo de dañarla, pero ella solo dice entre llantos:
– ¡Amor, me estoy corriendo de nuevo… no puedo más, pero sigue… sigue… no pares…!
Pronto siento que me corro de nuevo, esta vez dentro de su hermoso y apretado culo y aunque Intento detener la eyaculación, ya está en marcha. Es inútil. Miro su culo dilatado y un chorro de leche brota de mi polla. Se la entierro y ella recibe el semen entre estertores de placer. Cierra los ojos y se ríe.
Nos vestimos y nos vamos a comer. Ninguno de los dos puede borrar de su cara una sonrisa de satisfacción. Todo volverá a comenzar. Es un destino que no podemos evitar. Aún no entiendo el por qué nos separamos si nos entendemos tan bien follando.
Saludos y hasta otra.