Relato erótico
Mi amigo, mi ex novia y yo
Habían salido durante un tiempo, pero cuando rompieron la relación siguieron siendo buenos amigos e incluso salían a tomar algo. Sus amigos siempre le decían que estaba muy buena, incluso uno de ellos le insinuó que se lo montaría con ella sin pensárselo. Se lo propuso y ella aceptó.
Marcos – Alcalá de Henares
Hola, esto es una historia real que me pasó y es mi sueño hecho realidad. Yo estuve saliendo con una chica durante cuatro años, es una chica preciosa, de las que llaman la atención. Tiene 22 años, es morena, mide 1,65 m aproximadamente. Tiene los ojos negros pardos y pesa aproximadamente 60 Kg. Se llama Mercedes y aunque dejamos nuestra relación seguíamos viéndonos bastante a menudo.
Todos mis amigos comentaban lo buena que estaba y a mí eso me excitaba bastante. Había uno de mis amigos, Dani, que siempre que quedábamos se calentaba, pues además ella siempre se vestía muy provocadora. Yo notaba que a ella le gustaba que la miraran. Después de salir con mis amigos ella siempre me preguntaba que me había comentado Dani sobre ella y la verdad es que él no paraba de decirme que vaya pechos que tenía, que menudo trasero e incluso lo que le gustaría hacerle. Yo después, se lo contaba a ella y notaba como se calentaba. Entonces empecé a decirle si le gustaría montárselo con los dos, sin ningún tipo de malos rollos, solamente disfrutando de nuestros cuerpos.
Ella siempre se negaba pero yo sabía que se calentaba. Así que un día salimos. Fuimos a cenar Dani, ella y yo y después a tomar unas copas por ahí. Ella estaba guapísima y nosotros nada más verla nos quedamos alucinados. Después de tomarnos unas copas en un Pub les dije si querían que fuéramos a una casa de campo que tengo para hablar más tranquilos, ellos dos conocían la casa y ella fue la primera que dijo que de acuerdo. Nos metimos en el coche, ella iba detrás y le decíamos que allí nos tenía que enseñar algo de su ropa interior, hacernos un pequeño desfile. Al llegar a la puerta le dije:
-Ahora nos tienes que enseñar el sujetador, aunque sea un poco…
Y ella respondió:
-Y si no, que ¿me vais a obligar? con mirada picarona.
La verdad es que ella sabía cómo calentar a los chicos. Y Dani y yo nos reímos. Abrimos la puerta y entramos. A ella se le veía un poco nerviosa pero la situación no le desagradaba. Dani y yo salimos a por leña para encender la chimenea y ella se quedó en la casa. Recogiendo troncos nos pusimos a hablar comentando que teníamos una chica preciosa en la casa y que no podíamos perder esta oportunidad. Dani estaba muy caliente y yo también. Además, yo hacía tiempo que no me acostaba con ella.
Volvimos con los troncos y ella estaba sentaba en un sillón, encendimos el fuego y pusimos unas mantas enfrente de la chimenea con unos cojines. Apagamos las luces y la luz del fuego alumbraba tenuemente toda la habitación. Nos sentamos sobre la manta y Dani se quitó las botas y se sentó en el suelo. Dani empezó a decir que tenía los pechos más bonitos que había visto y ella se reía y yo le decía:
-¿Déjame ver?
Ella asintió con el cuerpo y pudimos ver su escote que era precioso. Luego dijo que le dolía la espalda debido a un accidente que tuvo. Yo le dije:
-Túmbate que Dani sabe hacer masajes bastante bien
Ella se tumbó boca abajo y se recogió el pelo dejándonos ver su cuello Entonces Dani puso sus manos en su cuello y empezó a masajearlo. Ella soltaba leves gemidos por el placer que le suponía la descarga de sus cervicales y al mismo tiempo indicaba por donde le dolía. Aproveché para decirle:
– Para hacerlo mejor deberías desabrochar la cremallera del top
Se colocó para que se la bajara yo. Entonces nos dimos cuenta que no llevaba sujetador. Dani me miró y empezó a bajar hasta la espalda. Luego sus caricias se dirigieron hacia los costados rozando levemente los pechos por la parte lateral y ella no decía nada. Entonces yo le cogí los brazos y ayudado por ella hice pasar el top por ellos quedando toda la parte de arriba desnuda, ella se volvió a poner como estaba y yo lo único que deseaba es ver sus preciosos pechos.
Dani seguía con el masaje y cada vez se dedicaba más a sus pechos. Ella tenía los ojos cerrados y la boca seca y entreabierta, su respiración había aumentado y Dani se acercó a su boca y empezó a besarla muy tiernamente. Entonces yo desabroché la cremallera del pantalón y empecé a bajárselo, en ese momento pudimos descubrir que llevaba un tanga blanco, yo empecé a besarla por la tripa, por las ingles, y a darle pequeños mordiscos en su sexo. Ella poco a poco abría las piernas y Dani empezó a tocarle los dos pechos mientras le decía:
– Son preciosas, de verdad y están tan duritas…. mmm
Ella empezó a tocarle la polla por encima del pantalón mientras le besaba el cuello. Entonces el dejo de besarle las tetas y empezó a desabrocharse el pantalón. Yo le quité el tanga y descubrí su raja, ella abrió las piernas todo lo que pudo y hundió mi cabeza en su sexo, entonces empecé a chupar. Soltó un gemido que nos estremeció a los dos, aunque, yo ya conociera ese tipo de sonido pero nunca habíamos estado dos con ella y eso me excitaba mucho.
Cuando Dani se quitó los pantalones empezó a pasarle la polla por los pechos y ella se los apretaba al mismo tiempo que no paraba de gemir por lo que le hacía yo. Ya le había introducido dos dedos en su rajita y seguía chupando. Yo tenía una erección increíble y mi grado de excitación aumentaba al ver como el miembro de Dani pasaba por sus tetas. Entonces, me puse de rodillas y me bajé los pantalones. Ella se incorporó y se sentó cogiendo las dos pollas y mientras chupaba una masturbaba la otra y Dani le tocaba la raja con la mano mientras yo le tocaba las tetas.
Ella nos la chupaba muy bien de hecho a mí siempre me decía que era una cosa que le encantaba. Al rato de chupárnosla Dani empezó a gemir como un desesperado y empezó a echar su leche por todas sus tetas mientras ella se las acariciaba al tiempo que seguía masturbándome. Entonces fue cuando me tumbó, me besó en la boca se puso a cuatro patas y siguió chupándomela, recuerdo que mientras lo hacía paró un momento, miró a Dani y le dijo con voz ronca:
-Métemela, soy toda vuestra, pero hacerlo suave…
Ella separó un poco las piernas y Dani se colocó de rodillas por atrás y cogiéndosela con una mano empezó rozar su polla por su raja pero sin llegar a metérsela, lo sé porque ella estaba masturbándome mientras me miraba y fue en el momento que se la introdujo cuando su cara cambió, arqueó el cuello hacia atrás y soltó un gemido que provocó que me corriera. Entonces empecé a besarle la boca y su respiración era tremenda, luego empecé a acariciarle la espalda, las tetas, observaba como el miembro de Luis entraba y salía y sobretodo miraba su cara que era de auténtico placer.
Mientras ellos seguían yo me fui a por un bote de vaselina que tenían mis padres en el cuarto y los gemidos de ella se oían por toda la casa. Ella decía cosas como:
-Ahh, sigue, sigue, ya me muevo mmm…
A mí me excitaba muchísimo. Cuando volví dejé el bote y empecé a besarla y ella me susurraba cosas entrecortadas como:
-Que gusto de verdad, que no se acabe nunca.
Dani, al tiempo que se la metía le daba golpes en las nalgas y se le veía muy concentrado, era como un sueño. En ese momento Dani empezó a chillar y le cambió la cara entonces yo empecé a acariciarle las tetas y ella dijo:
– Seguir, seguir, ahhh -y tuvo un orgasmo-
Se sentó y le dije que haríamos otra cosa. Entonces yo me tumbé y ella empezó otra vez a acariciarme, a besarme los pezones, la polla, y a chuparla mientras Dani le acariciaba todo el cuerpo y le daba pequeños pellizcos en los pezones. Luego ella se puso encima de mí y se metió todo mi miembro y empezó a moverse arriba y abajo. Dani la ayudaba cogiéndola de los hombros y acariciándole las tetas. Entonces Dani le susurró al oído:
– Agáchate un poco
Así lo hizo ella y después me miró yo le dije:
-No te preocupes y sigue moviéndote.
Entonces Dani empezó a tocarle el culo y a untarlo con la vaselina. Ella nunca había tenido relaciones por detrás entre otras cosas porque a mí no me excitaba mucho y esa era su primera vez.
Ella no paraba de moverse y Dani le introdujo muy poco a poco su polla y pude ver como su cara cambiaba invadida de placer Dani empezó a moverse y le decía a ella:
-Muévete un poco más Mercedes, ¿te gusta?
Ella respondió:
– Siii.
Yo le tocaba las tetas y estuvimos así un buen rato hasta que Dani no tardó mucho en correrse por toda su espalda. Ella y yo nos quedamos quietos. Después, luego tumbé en el suelo y seguí y seguí hasta que me corrí dentro de ella notando sus espasmos en mi miembro y besándole al mismo tiempo las tetas.
La verdad es que ella disfrutó muchísimo y nosotros también. La cosa no acabó aquí, seguimos después más rato pero eso, ya os lo contaré otra vez. Espero que volvamos a reunirnos y no creo que sea muy tarde.