Relato erótico
Me porté como un putón
Se había convertido en una adicta al trabajo y aunque era una mujer muy sensual y muy sexual se conformaba con unas largas sesiones de consoladores de diferentes tamaños. En la empresa le dijeron si quería ir a trabajar a Madrid durante tres meses, aceptó pensando que se relajaría un poco y vivió una de las mejores y más guarras experiencias de su vida.
Eva – Valladolid
Hola mi nombre es Eva, y vivo en Valladolid. Soy carismática y me siento afortunada pues siempre he tenido éxito con los chicos. No quiero hablar mucho de mi físico, creo que varía mucho dependiendo de los gustos, así que no me atrevo a decir si soy linda o fea. Lo que sí creo es que tengo algo que a los chicos les atrae mucho y es mi gran trasero, mis nalgas son realmente grandes y duras.
Trabajaba muchas horas y no me quedaba tiempo para pensar en encuentros sexuales con chicos. Me mandaron a trabajar por un mes a Madrid. Pensando que de alguna manera esto me iba a relajar un poco, acepté. Así que llegué allí, y sin darme cuenta entré nuevamente a la rutina de comenzar mi día muy temprano y terminar ya de noche trabajando duro.
Un sábado decidí ir a bailar a una disco, me sentía un poco incomoda porque no acostumbro salir sola a bailar. Estando allí no tardé ni diez minutos cuando ya me habían invitado una copa. Era un chico joven, debía tener unos 20 años.
Tímidamente y empujándolo un grupo de chicos hacía mi, se arrimó y me invitó a bailar, pero no acepté, pues no me gusta mucho bailar y apenado se dio a la fuga, pero lo detuve del hombro y le dije que aceptaba una copa. Como estábamos en la barra del bar, hizo señas al barman y ordenamos unas bebidas. Me di cuenta que sus amigos nos miraban, pues estaban a la expectativa del futuro ligue de su amigo y claro que este chico necesitaba testigos de su “tal vez” primer ligue con una chica mucho mayor, pues tengo 32 años. Conversando me dijo que se llamaba Iván, y como yo había ya bebido bastante antes de llegar a ese lugar, me sentía increíblemente relajada y sensual. Me desabroché un poco más la blusa y cogiéndole de la mano, le pedí permiso de darle un beso, lo cual él acepto muy orgulloso. Lo tiré de la mano y lo llevé a un ambiente más oscuro de la disco y allí nos comenzamos a besar.
Era evidente su falta de experiencia pero eso me excitaba más, cuando me di cuenta y miré a mí alrededor, sus amigos nos observaban morbosamente de lejos. Y fue cuando me excité más y me pasaron mil ideas lujuriosas por mi mente. Me sentía realmente liberada pues no me había dado cuenta que lo que necesitaba realmente era volver a la vida con un buen y relajarme un poco. Así que esta era mi oportunidad y no la iba a desperdiciar. Le comenté al chico que quería más de él, que le ofrecía una noche increíble y que mi hotel estaba a su disposición. Solo decirle esto que se levantó, fue despedirse de sus amigos y en medio de expresiones y risas los chicos le palmeaban la espalda como felicitándolo por su conquista. Eso me dio risa pero de alguna manera sabía que estaba contribuyendo favorablemente a la buena reputación de este joven.
Justo antes de entrar en la habitación del hotel, en el pasillo, Iván me comenzó a desnudar salvajemente y de alguna manera lo contuve, pues no quería que echara a perder esa noche con arrebatos y temiendo que tuviera eyaculación precoz, como suele sucederle a los chicos inexpertos, pero más tarde me di cuenta que este chico no era así, pues tenía muy buen control. Logrando entrar en la habitación me quitó la blusa y como no llevaba nada debajo, inmediatamente me comenzó a lamer los pechos, me los mordisqueaba y mamaba salvajemente mientras arrimaba su cadera fuertemente a mi, apretándome el enorme bulto que se sentía a través de su pantalón.
No quería esperar más tiempo, solo pensaba en que ya quería que me penetrara, y en ese momento yo era la que parecía la inexperta queriéndose comer el pastel antes de tiempo. Así que ya desnudos logré ver su enorme verga. Era los más hermoso que había visto, no era tan grande como había pensado, medía como unos 17 cm, pero era muy gorda, blanca y su cabeza era muy roja y ancha. Inmediatamente me lancé a mamársela, mordisqueando su cabeza y mamando fuertemente. Él jadeaba y se retorcía, yo estaba arrodillada y él de pie. Después nos fuimos a la cama, lo acosté, lo monté y como ya estaba muy húmeda me metí su verga de una sola estocada en mi coño y comencé a cabalgar con movimientos suaves. Nos corrimos como locos.
Cuando nos quedamos descansando en la cama me comentó que era su primera vez, que se masturbaba mucho viendo videos o internet pero nunca se imaginó que era así. Y sentí mucho orgullo el haberle dado tanto placer.
Me fumé un cigarrillo y él se tomó unas cervezas. Al rato yo estaba otra vez caliente, pero no quise decirle nada, pues no quería herirlo, tal vez iba a pensar que no me había satisfecho por completo. Pero era verdad, necesitaba más, eso había sido solo el arranque de lo que necesitaba.
En ese momento llamaron a la puerta, era uno de sus amigos, por lo visto, Iván lo había llamado para que lo recogiera. Le abrí la puerta desnuda y sin taparme lo dejé entrar. Un poco tímido pasó cuando Iván se estaba ya vistiendo, tenía que hacer algo o mi macho se iría. Mirando al amigo comencé a coquetear con él comentándome que los demás lo estaban esperando abajo, que querían seguir la noche en otro bar y esperaban ansiosos que les comentara su gran aventura conmigo.
Entonces le dije a Iván que, si no le importaba, su amigo podía quedarse un poco más y tomar unas cervezas con nosotros. Su amigo, sorprendido, lo miró esperando su reacción hasta que este respondió:
– Los amigos lo compartimos todo, ¿no es así Carlos?
Entonces lo comencé a besar y acariciar, y mientras Iván nos miraba. Le bajé la bragueta del pantalón a Carlos y le saqué su enorme verga. Este chico sí que tenía una verga espectacular, pues creo que mediría unos 20 cm. Mientras, Iván miraba incrédulo la situación. Se la estaba mamando a su amigo como una posesa. Iván comentó que nos esperaría abajo, dejé de mamar, lo miré a la cara y le dije que había gozado mucho con él, pero que realmente estaba en celo, porque llevaba más de seis meses sin follar. El dijo que no se molestaba, al contrarío sabía que su amigo lo iba a pasar muy bien, pero lo tomé de la mano, la llevé a mi coño y le dije:
-Quiero follar con todos vosotros, pero de momento empiezo con Carlos y tú puedes avisar a tus amigos.
Yo tenía la voz temblorosa de saber lo que me esperaba, era una locura, solo en las películas había visto tal cosa, y pensé, realmente estás loca, vas a follar con seis en una noche. Me dio miedo, pero pensé que esa era mi oportunidad para cumplir mi sueño. No me di cuenta de cuando entraron, porque me encerré con Carlos en la habitación. Se la mamé primero para que se volviera a poner dura y así sucedió, entonces salimos a la terraza, apagué la luz y le dije que quería follar allí mismo, apoyando mis manos en la baranda y me agaché, con una mano abrí mi gran trasero y le indiqué que me la metiera por el culo, que eso me gustaba más. El chico no se sorprendió, pues tratándose de experiencias nuevas cualquier chico acepta. Me la metió toda y esta verga sí que se sentía muy grande. Sujetándome bien de la baranda le dije que se moviera, que empujara duro, mordiéndome los labios para no gritar. La metía, la sacaba y no tardó mucho en terminar eyaculando.
Cuando se vistió, le dije que avisara al próximo.
Me excitaba saber que me estaban esperando otras tres vergas y grité, el que sigue. Y así transcurrió la noche en medio de pollas, leche y lamidas, pues a los tres que siguieron les dejé que me ensartaran por el culo.
Con este relato me he mojado bastante solo de recordar aquel día. Ahora estoy casada y soy feliz, pero me siguen gustando ese tipo de locuras y me da morbo recordar esa gran aventura.
Un beso muy caliente para todos.