Relato erótico
Me pasó la calentura
Es una mujer muy caliente y actualmente no tiene pareja. Según ella, nunca ha tenido suerte con los hombres y decidió que una buena solución sería comprar algún consolador. Lo que nos cuenta ocurrió hace un tiempo y lo recuerda con mucho morbo. Folló hasta el agotamiento.
Teresa – Orense
Hola, mi nombre es Teresa, y vivo en Orense y tengo 32 años. Soy carismática y me siento afortunada pues siempre he tenido éxito con los chicos. No quiero hablar mucho de mi físico, creo que varía mucho dependiendo de los gustos, así que no me atrevo a decir si soy linda o fea. Lo que sí creo es que tengo algo que a los chicos les atrae mucho y es mi gran trasero, mis nalgas son realmente grandes y duras.
Pero sin más preámbulo comenzaré mi relato. Desde muy pequeña fui muy cachonda y con mis novios he hecho de todo, pero siempre he acabado mal, pues no había sabido separar el sexo del amor y terminaba enamorándome como una tonta y destrozado mi corazón, así que de mi última relación quedé tan mal que ya no me dieron ganas de conocer a nadie más y para no caer en una depresión me dediqué a trabajar y hacer mucho ejercicio y cuando tenía deseo de algún macho pues usaba mi consolador.
A mi antiguo novio solo le gustaba follarme por el culo, así que este se me acostumbró tanto que ya no me dolía al follar y podía entrar con facilidad. Así que cuando ya no tenía verga que me jodiera, pues usaba mi enorme consolador. Después me excitaba tanto que hasta me lo llevaba a la oficina y lo metía en mi bolso, y a la hora de ir al baño me masturbaba metiéndomelo todo por el culo y así eliminaba mi estrés.
Un día conseguí uno pequeño y me lo dejé puesto, pues es especial porque tiene una faja para sujetarlo y así me fui a trabajar. Recuerdo que cada vez que me sentaba y me levantaba sentía un placer indescriptible. Así pasaron los meses, me dedicaba al trabajo de tiempo completo y no me quedaba tiempo para pensar en encuentros sexuales con chicos. Pero en una ocasión me mandaron a trabajar por un mes a Madrid. Pensando que de alguna manera esto me iba a relajar un poco, acepté. Así que llegué a trabajar, y sin darme cuenta entré nuevamente a la rutina de comenzar mi día muy temprano y terminar ya de noche trabajando duro.
Un sábado decidí ir a bailar a una disco, me sentía un poco incomoda porque no acostumbro salir sola a bailar. No tardé ni diez minutos cuando ya me habían invitado una copa. Era un chico joven, como de 20 años.
Tímidamente y empujándolo un grupo de chicos hacía mi, se arrimó y me invitó a bailar, pero no acepté, pues no me gusta mucho bailar y apenado se dio a la fuga, pero lo detuve del hombro y le dije que aceptaba una copa.
Como estábamos en la barra del bar, hizo señas al barman y ordenamos unas bebidas. Me di cuenta que sus amigos nos miraban, pues estaban a la expectativa del futuro ligue de su amigo y claro que este chico necesitaba testigos de su “tal vez” primer ligue con una chica mucho mayor, pues tengo 28 años. Conversando me dijo que se llamaba David, y como yo había ya bebido bastante antes de llegar a ese lugar, me sentía increíblemente relajada y sensual. Me desabroché un poco más la blusa y cogiéndole de la mano, le pedí permiso de darle un beso, lo cual él acepto muy orgulloso. Lo tiré de la mano y lo llevé a un ambiente más oscuro de la disco y allí nos comenzamos a besar desbordadamente llevándole su mano hasta mi monte de Venus e indicándole con su dedo mi clítoris que comenzó a mover. No me importaba que me vieran, porque nadie me conocía y los prejuicios se me resbalaban.
Era evidente su falta de experiencia pero eso me excitaba más, cuando me di cuenta y miré a mi alrededor, sus amigos nos observaban morbosamente de lejos. Y fue cuando me excité más y me pasaron mil ideas lujuriosas por mi mente. Me sentía realmente liberada pues no me había dado cuenta que lo que necesitaba realmente era volver a la vida con un buen macho y no con un consolador. Así que esta era mi oportunidad y no la iba a desperdiciar. Le comenté al chico que quería más de él, que le ofrecía una noche increíble y que mi hotel estaba a su disposición. Solo decirle esto que se levantó, fue despedirse de sus amigos y en medio de expresiones y risas los chicos le palmeaban la espalda como felicitándolo por su conquista. Eso me dio risa pero de alguna manera sabía que estaba contribuyendo favorablemente a la buena reputación de este joven.
Para mi sorpresa el chico llevaba un coche de lujo equipadísimo, que seguro era de los padres, y nos fuimos en él. En el camino tuve mejor oportunidad de observarlo. Era muy alto, pelo castaño y muy largo, ojos grandes y expresivos y unos labios muy grandes y carnosos, que hacían juego con su piel bronceada. Parecía un roquero asustado. Me comentó que era de allí, no era turista y esos chicos en la disco, eran compañeros de instituto y que les había dicho que lo pasaran a buscar más tarde a mi habitación, en el hotel. Esto no me molestó, pues pensé que lo había hecho por seguridad.
Justo antes de entrar en la habitación del hotel, en el pasillo, David me comenzó a desnudar salvajemente y de alguna manera lo contuve, pues no quería que echara a perder esa noche con arrebatos y temiendo que allí mismo eyaculara, como suele sucederle a los chicos inexpertos, pero me di cuenta poco rato después que este chico no era así, pues tenía muy buen control. Logrando entrar en la habitación me quitó la blusa y como no traía nada debajo, inmediatamente me comenzó a lamer los pechos, me los mordisqueaba y mamaba salvajemente mientras arrimaba su cadera fuertemente a mi, apretándome el enorme bulto que se sentía a través de su pantalón.
No quería esperar más tiempo, solo pensaba en que ya quería que me penetrara, y en ese momento yo era la que parecía la inexperta queriéndose comer el pastel antes de tiempo. Así que ya desnudos logré ver su enorme verga. Era los más hermoso que había visto, no era tan grande como había pensado, medía como unos 17 cm, pero era muy gorda, blanca y su cabeza era muy roja y ancha. Inmediatamente me lancé a mamársela, mordisqueando su cabeza y mamando fuertemente pues su pre semen me sabía a gloria, él jadeaba y se retorcía, yo estaba arrodillada y él de pie, diciendo casi a gritos que estaba soñando, que yo era increíble.
Después nos fuimos a la cama, lo acosté, lo monté y como ya estaba muy húmeda me metí su verga de una sola estocada en mi coño y comencé a cabalgar con movimientos suaves.
Al rato me la saqué y me la metí en el culo, y como mi ano ya está acostumbrado entró sin problemas, solo con los jugos de mi coño. Entró hasta el fondo y él se sorprendió, pues yo sabía que eso era más placentero, porque estaba más apretado y lo comencé a morder con mi culo, apretando y aflojando, como espasmos. David, se retorcía de placer, yo gritaba como una loca y gemía y brincaba salvajemente, hasta que con un grito, eyaculó y me entregó toda su leche.
No me importó que no estuviera protegido con condón, pues bien sabía que lo más probable esa era su primera vez. Y efectivamente así fue pues cuando nos quedamos descansando en la cama me comentó que era su primera vez, que se masturbaba mucho viendo videos o internet pero nunca se imaginó que era así. Y sentí mucho orgullo el haberle dado tanto placer. Luego fui al baño a lavarme y después volví a la cama.
En eso saqué un cigarrillo y comencé a fumar, pero él no quiso, así que se tomó unas cervezas. Al rato yo estaba otra vez caliente, pero no quise decirle nada, pues no quería herirlo, tal vez iba a pensar que no me había satisfecho por completo. Pero era verdad, necesitaba más, eso había sido solo el arranque de lo que necesitaba.
En ese momento llamaron a la puerta, era uno de sus amigos yo le abrí la puerta desnuda y sin taparme lo dejé entrar. Un poco tímido pasó cuando David se estaba ya vistiendo lo cual me hizo sentir como una ducha de agua fría pues necesitaba más placer y mi macho se iba. ¡NO!, pensé y mirando al amigo comencé a coquetear con él comentándome que los demás lo estaban esperando abajo, que querían seguir la noche en otro bar y esperaban ansiosos que les comentara su gran aventura conmigo.
Entonces le dije a David que, si no le importaba, su amigo podía quedarse un poco más y tomar unas cervezas con nosotros. Su amigo,
sorprendido, lo miró esperando su reacción hasta que este respondió:
– Los amigos lo compartimos todo, ¿no es así Marcos?
Entonces lo comencé a besar y acariciar, y mientras David nos miraba. Le bajé la bragueta del pantalón a Marcos y le saqué su enorme verga. Este chico sí que tenía una verga espectacular, pues creo que mediría unos 20 cm mientras David miraba incrédulo la situación y como yo se la succionaba como una aspiradora hasta topar con mi garganta. David comentó que nos esperaría abajo, dejé de mamar, lo miré a la cara y le dije que había gozado mucho con él, pero que realmente estaba en celo, porque llevaba más de seis meses sin follar. El dijo que no se molestaba, al contrarío sabía que su amigo la iba a pasar muy bien, pero lo tomé de la mano, la llevé a mi coño y le dije:
– Sí, pero quiero que tú también participes, si no le molesta a Marcos- añadiendo – Quiero haceros un favor a vosotros y a vuestros amigos -y pregunté -¿Cuántos chicos hay abajo? -me contestaron que cuatro más-Bien – les dije- Llamadlos y que vayan pasando uno por uno a mi habitación, claro está el que lo desee. Pero mientras, te doy a ti Marcos todo lo que me pidas.
Yo tenía la voz temblorosa de saber lo que me esperaba, era una locura, solo en las películas había visto tal cosa, y pensé, realmente estás loca, vas a follar con seis en una noche. Me dio miedo, pero pensé que esa era mi oportunidad para cumplir mi sueño. No me di cuenta de cuando entraron, porque me encerré con Marcos en la habitación.
Se la mamé primero para que se volviera a poner dura y así sucedió, entonces salimos a la terraza, apagué la luz y le dije que quería follar allí mismo, apoyando mis manos en la baranda y me agaché, con una mano abrí mi gran trasero y le indiqué que me la metiera por el culo, que eso me gustaba más.
El chico no se sorprendió, pues tratándose de experiencias nuevas cualquier chico acepta. Me la metió toda y esta verga sí que se sentía muy grande. Sujetándome bien de la baranda le dije que se moviera, que empujara duro, mordiéndome los labios para no gritar. La metía, la sacaba y no tardó mucho en terminar eyaculando. Cuando se vistió, le dije que avisara al próximo.
El próximo chico, animado por lo que les habían contado tal vez David y Marcos, llegó desabrochándose el pantalón, listo para enfundar su verga, ni mamada, ni nada más, quería solo enfundar su espada. Como yo estaba tirada en las toallas, vi desde abajo su verga, morena y carnosa. Este chico era muy guapo, verdaderamente hermoso, su cara y cuerpo eran únicos. Pensé en lamerle todo el cuerpo, pero estaba inquieto, solo pensaba en meterla y no lo hice esperar más. Me arrodillé allí mismo en las toallas y le di mi coño pero me dijo que quería mi culo, pero me negué, le dije que sus compañeros me lo habían destrozado, que necesitaba descansar, que si quería coño, le prometía moverme como una loca y morderle su verga con espasmos. Pero cuando terminé de decir esto, el chaval, que se llamaba Mauricio, ya me había ensartado su gran verga y solo duró unos cinco minutos, pues eyaculó seguido de un gran grito.
Pero me excitaba saber que me estaban esperando otras tres vergas y grité, el que sigue. Y así transcurrió la noche en medio de pollas, leche y lamidas, pues a los tres que siguieron les dejé que me ensartaran por el culo.
Con este relato me he mojado bastante solo de recordar aquel día. Ahora estoy casada y soy feliz, pero me siguen gustando ese tipo de locuras y me da morbo recordar esa gran aventura. Aunque ya pasaron tres años espero que me recuerden y creo que estos chicos ya serán grandecitos y por qué no, volver a repetir las folladas.
Un beso para todos.