Relato erótico
Me gusta verla follar con otros
Son novios desde la universidad y el sexo lo han llevado siempre muy bien pero, no fue hasta unas vacaciones, cuando se iniciaron en el intercambio.
Carlos – Barcelona
Conocí a la que hoy es mi mujer cuando estudiábamos juntos en la universidad, el sexo siempre nos ha fascinado y en esa época era nuestra obsesión. Lo hacíamos casi a diario en cualquier lugar y en una de esas sesiones de sexo le pedí que me contara como perdió la virginidad. Al principio no quería, pero luego accedió y me contó su experiencia con un vecino. Me dijo que su vecino estudiaba ingeniería, tenía 22 años y le daba clases de matemáticas. Ella entonces tenía 18 años. Me contó, que él le gustaba mucho y que siempre se arreglaba para gustarle pero, él ni se fijaba en ella. Aquel día, estaba muy concentrada resolviendo unos problemas que le dejó de tarea, y no se dio cuenta que tenía las piernas separadas. De pronto, se dio cuenta que no le sacaba la vista de encima. Él, al verse descubierto, se sonrojó. A ella le gustó ver que por primera vez se la miraba.
Antes de ese día ella no se interesaba mucho por el sexo, le daba curiosidad como a todos, pero pensaba que llegaría virgen al matrimonio. Ahora el sexo se convertiría en su herramienta para conquistar a su vecino. Para ella no era cuestión de excitación sino más bien una cuestión de amor.
Comenzó a llevar faldas más cortas y a sentarse de tal forma que su braguita quedara a la vista de su amado y él le correspondía mirándola abiertamente, hasta que un día posó su mano sobre el muslo de mi mujer. Ella sintió como una descarga eléctrica estremecedora recorrer su cuerpo pero trató de mostrarse tranquila. Mientras él subía lentamente su mano, le preguntó a mi mujer que si era virgen y ella, con voz nerviosa, le respondió que sí, y siguió subiendo su mano hasta llegar a su coñito y sus dedos frotaban sus labios vaginales por encima de la braguita. Ella estaba muy caliente y era la primera vez que sentía algo parecido, luego él le bajo la braga hasta los tobillos y le metió un dedo en aquel tentador coñito.
Como estaban dando clases en su habitación, la recostó sobre la cama, se sacó la polla y le pidió que se la tocara. Ella la acaricio con cariño y empezó a masturbarlo. Al poco rato estaban tan calientes, que él, le abrió las piernas y se la metió entera. Ella se corrió de inmediato y él un poco después. Cuando ella llegó a su casa y se cambió, las braguitas estaban llenas de leche. A ella le encantó el sexo y trataba de follar siempre que podía.
Su historia realmente me excitó y mientras ella me narraba los hechos yo imaginaba todo en mi mente. Nunca me había sentido tan caliente. Entonces le pedí que me contara todas sus experiencias y poco a poco, me las fue contando. No podía creer todo lo que había hecho antes de conocerla, pero sobre todo no podía creer que me excitara tanto.
A veces yo llegaba a pensar que se inventaba las historias solo para excitarme, ya que había cosas que no podía creer que ella hiciera. Después de dos años de novios su familia me tomó mucho cariño y en verano me invitaron a pasar unas vacaciones en su casa de la costa.
También habían venido a pasar unos días, su primo casado y su mujer, su otro primo y sus dos hermanas, las dos mayores que ella. En la casa había tres habitaciones, en una se quedaron sus padres, en la otra se quedó su primo casado y en la otra nos quedamos todos los demás. Yo me pude haber quedado en la sala pero como nos pusimos a jugar y a escuchar música, sus primos me insistieron en que me instalara allí. En el cuarto había solo dos camas y un catre, obviamente me quedé en el catre, mi mujer se quedó con su hermana en una cama y su primo se quedó en la otra con su hermana mayor.
No sé por qué razón pero esa noche tenía insomnio y ya de madrugada oí que la respiración del primo se aceleraba. Entonces, lentamente y tratando de no hacer ruido, miré a hacía su cama y como solo les cubría una sábana, se veía como subía y bajaba a la altura de su polla. Pensé que se estaba masturbando pero luego me di cuenta que era la mano de su prima. No tenéis idea de lo excitado que me puse, mi respiración también se comenzó a acelerar, no lo podía evitar. Creo que ellos no me oyeron porque estaban igual, se abrazaban y se besaban por debajo de las sabanas y de repente mi cuñada se giró y se puso de espaldas a su primo, luego oí un gemidito de mi cuñada y se comenzaron a mover muy lentamente. Se la estaba follando y delante de mí.
A la mañana siguiente tan pronto pude, le conté a mi novia lo ocurrido pero ella se sonrojó y se puso nerviosa. Entonces me di cuenta que no le sorprendió por lo que le pregunté si sabía algo y después de mucho insistir me confesó que las tres hermanas de vez en cuando lo hacen con su primo y que incluso lo hacían con su otro primo antes de que se casara. Yo tenía la polla como una roca al imaginar todo eso y le rogué que esa noche fuera ella la que se acostara con su primo. Por fin accedió y yo dormí una siesta para aguantar en la noche.
Mi novia se quedó en la cama con su primo y apagamos la luz, estaba empalmado a tope y las horas se me hicieron eternas sin que yo despegara la vista de su cama. Entonces noté un movimiento sospechoso y de repente se pusieron frente a frente y se comenzaron a besar. Las manos del primo se movían por las nalgas de mi novia y mi respiración se aceleró sin control pero ellos parecían no notarlo, luego el tío se puso boca arriba y mi novia lo masturbó. La sábana subía y bajaba, él, mientras tanto le metió el dedo a mi novia y ella dejó escapar un gemidito pero él le tapó la boca con la mano y sus movimientos se veían más rápidos hasta que, de repente mi novia se giró, dándole la espalda al primo y él se colocó detrás de ella y le metió la polla en todo el coño.
Mi novia volvió a gemir pero como una de sus hermanas estaba roncando apenas lo oí, se notaba su movimiento pero era muy obvio que se la estaba follando. Me comencé a masturbar y después de unos cuantos movimientos me corrí como un cerdo. Ellos continuaron follando un buen rato e incluso me dio tiempo de meneármela de nuevo y correrme otra vez. Poco después el movimiento cesó y se durmieron.
Por la mañana, cuando nadie nos veía, mi novia puso en mi mano su braguita. De inmediato la guardé y me metí al baño. Era un tanga negro y estaba lleno de leche reseca. Allí me volví a masturbar. Fue delicioso. Nos quedamos tres noches más y mi novia se folló tres veces más a su primo frente a mí.
Me obsesioné con verla follar con otro y conmigo al mismo tiempo, pero a pesar de que ella quería hacerlo no sabía cómo.
Una noche fuimos a bailar con unos amigos a una disco, después de varios copas, la novia de mi amigo se fue al baño y como tardaba, mi amigo la fue a buscar y la encontró besándose con un ex novio. El se puso como loco, y empezó a gritar hasta que los de seguridad, nos sacaron del lugar.
Yo usaba en ese tiempo una camioneta, la recogí del parking y como mi amigo había llegado en el coche de su novia le acompañamos a su casa. Mi novia, que llevaba una mini muy corta, quedó sentada en medio de los dos. Mi amigo lloró un rato, lo consolamos, paramos en una gasolinera, compramos unas cervezas y nos las fuimos tomando por el camino. De pronto mi amigo me dijo que quería ir a mear y yo le dije a mi novia que esta era nuestra oportunidad para hacer el trío. Ella se me quedó mirando con sorpresa pero no le dio tiempo a decir nada ya que mi amigo regreso, aunque pude ver que ella se sentaba de tal forma que su falda se subió más y sus muslos quedaban expuestos.
– Eres una puta – le susurré al oído.
Se notó que esto la excitó, ya que comenzó a coquetear con él muy descaradamente. Le decía que no se preocupara por su novia, ya que era muy guapo y muy sexy y que pronto encontraría a alguien mejor. Entonces el chico nos invitó a otra disco para compensar que nos habían sacado de la otra por su culpa.
Nos sentamos los tres en una mesa y al rato él se levantó a sacar a alguien a bailar, bailó un rato y regresó con nosotros. Sandra seguía enseñándole las piernas y cuando pusieron una canción suave ella, sin dudarlo, lo saco a bailar. Mi amigo se giró a mirarme pero yo le dije que no había problema, pero me tuve que subir al piso superior para verlos desde arriba. Mi novia lo cogía del cuello y a él no le quedó otra solución que cogerla por la cintura. Ella se frotaba contra su paquete y él trataba de apartarse, pero terminó por claudicar e incluso pude ver como de repente bajaba las manos para tocarle las nalgas, y entonces mi novia le acercó los labios y se comenzaron a besar.
Después de un rato de que regresaron a la mesa, volví yo. Noté algo nervioso a mi amigo y evitaba mirarme a los ojos. Entonces mi novia propuso salir de ahí y así lo hicimos. Mi amigo se bajó a comprar más cerveza y cuando regresó Sandra estaba montada sobre mí, con la falda hasta la cintura y yo le estaba manoseando los senos. Como si nada hubiera sucedido, ella volvió a sentarse pero él nos dijo que por no nos preocupáramos, que si queríamos podíamos seguir.
Yo, entonces, la subí la falda a Sandra, le hice a un lado la braguita y le metí un dedo en el coño mientras conducía lentamente por unas calles vacías. Mi novia cada vez estaba más excitada y de repente puso su mano sobre la polla de mi amigo y se la acarició sobre el pantalón.
Mi amigo se animó a acariciar la pierna de Sandra, yo saqué la mano de su coño y seguí conduciendo lentamente mientras ellos se acariciaban. Cuando pude girarme, Sandra tenía las bragas en los tobillos y lo estaba masturbando, mientras se besaban. Al poco rato, ella se inclinó para hacerle una buena mamada y su coñito quedó apuntando hacía mi, cosa que aproveché para meterle dos dedos. Mientras ellos no paraban de meterse mano, conduje la camioneta hasta uno de estos hoteles con garaje, aunque cuando vieron que éramos tres me cobraron doble, pero no me importó pues yo estaba muy caliente.
En la habitación disfruté mucho viendo todo lo que le hacía mi amigo a mi novia, se la folló a estilo perro, del misionero, hicieron el sesenta y nueve y aunque yo también participé, me gustaba más verla llena de leche de otro. También se la folló por el culo.
A Sandra le encantó lo sucedido y desde ese día empezamos nuestras experiencias swingers. Sandra, ahora es mi mujer pero seguimos con nuestros juegos sexuales. Besos y hasta otra.