Relato erótico
Me fui de “pesca”
Se había levantado muy caliente. Conforme pasaba la mañana fue haciendo cosas por casa y al final decidió que iría a una playa que era conocida por sus rincones “secretos” y esperaba que allí podría pescar una buena “pieza”.
Soraya – Cantabria
Sabía que aquel sería un día especial, me desperté temprano y sentí rápidamente un “calor interno” que tenía la sensación que tendría que aliviar tarde o temprano.
Me llamo Soraya y me limitaré a decir que soy una chica normalita, ni delgada ni muy entrada en carnes, con pechos algo grandes, eso sí, y con muchas aficiones en la vida, una de ellas el sexo.
Era un sábado, hacía un día primaveral, me levanté, luego desayuno, ducha, cosas de casa y se pasa la mañana volando. Comí pronto porque ya había ido pensando mis planes para por la tarde, tenía ganas de sexo, quería tener una experiencia fuertecilla.
Me puse el bikini, uno muy bonito azul claro que me había comprado un mes atrás, un vestido de verano, cogí la bolsa de playa y me fui a coger el tren, que me dejaba muy cerca de una playa cercana. Una vez allí mi intención era meterme en un bosquecillo de pinos muy cercano, había pasado por allí alguna vez y además sabía que era una zona de bastante “animación”, aunque sobre todo, pensaba yo, que se trataba de gays. De todos modos, pensé que habría de todo, y si una provoca un poco…
Durante el corto trayecto en tren mi cabeza iba dando vueltas con posibles situaciones, sentía un calorcillo en mis partes más íntimas, tenía ganas de ir a por todas ese día. Al llegar a la estación me dirigí hacia el lugar escogido, pasé por un camino entre arbustos y encontré a mano izquierda una pequeña zona que a buen seguro era escogida por gente para tomar el sol y quizás para otras cosas, fue el lugar que elegí para pasar el día.
El lugar se veía ligeramente desde el camino, tenía dos entradas entre arbustos, me gustaba. No había nadie en ese momento por allí, aún era temprano, me dispuse a quitarme el vestido y extendí la toalla, al hacerlo pude ver allí tirado al lado un condón usado y sonreí. Me quité la parte de arriba del bikini y me tumbé bocabajo. Desde mi posición podía ver el camino por el que había venido, era un lugar discreto pero cualquiera podría verme, me excitaba. Los dos caminos de entrada sí que no los podía ver y además detrás de mí quedaba un espacio sin matorrales donde también me podría haber tumbado, pero prefería el otro sitio.
Allí estaba yo, con mis gafas de sol y mis braguitas del bikini, me estaba calentando con solo pensar en el día que iba a pasar. Oí unas pisadas, alguien iba por el camino, ya empezaba la excitación de verdad. Según estaba tumbada vi que esa persona se paraba y se quedaba mirando, no se veía bien entre los arbustos, pero me encantaba que comenzara ya “el show”.
Tras cinco minutos se fue, esperaba que se metiera por un camino hasta quedar en aquel lugar detrás de mí para verme pero optó por irse. No importa, ya habría muchos más.
Me levanté y me quité las braguitas, las metí en la bolsa y me puse de nuevo tumbada bocabajo. Sentía la tibia brisa rozarme el culo y me encantaba. Sentí de nuevo pasos, alguien de nuevo se paró para mirarme, se fue y sentí más pasos después. Comprendí que había entrado por el camino y debía estar detrás de mí. Así estuve unos segundos con esa tensión y excitación a la vez hasta que disimuladamente me giré un poco haciendo como que colocaba la toalla. Le vi de refilón, no podría decir su edad pero había alguien que estaba allí detrás de mí mirándome el culo sin reparos, y yo me estaba mojando enterita.
Tenía ganas de más pero me excitaba mucho esa situación, tampoco había prisa. Me gustaba que me viera, yo actuaba con naturalidad, como si estuviera tomando el sol tranquilamente. Tras unos cinco minutos más de esa “espera” sentí nuevos pasos y vi como otro hombre se había parado en el camino para mirarme, se metió por él y quedó a un par de metros de mí. Yo le observaba pero con mis gafas de sol él no lo podía saber, fue entonces cuando otra vez disimuladamente hice que colocaba la toalla para saber si el otro seguía detrás y allí estaba en efecto. Eso ya me puso a cien.
Veía de refilón al que tenía a un par de metros a mi izquierda, se había bajado el pantalón y se la estaba meneando allí delante mirándome, también veía como hacía algún gesto y me imagino que al otro, para “hacer algo”. Ante toda esa escena decidí que no iba a esconder más lo que buscaba y de forma descarada abrí mis piernas al máximo. Debieron quedar alucinados. Me podían ver el culo y el coño completamente abiertos para ellos. Las abrí todo lo que pude hasta que incluso me dolieron un poco y no pasaron ni veinte segundos cuando noté una mano cálida en mi sexo. Era el que estaba detrás, e iba al grano.
Tuve un escalofrío con el contacto pero lo disimulé como pude, no quería sobresaltarme. En ese momento lo que deseaba era que vieran que era suya. Seguí sintiendo esa mano, jugaba con mi coño, se paseaba por mis labios, seguía por el perineo, alcanzaba el agujerito del culo… me estaba poniendo a mil y encima con el otro tío al lado viéndolo todo y pajeándose. Estaba completamente empapada. Me encontraba en una nube cuando delante de mí sentí como el otro se agachaba hasta ponerse en cuclillas, levantó un poco la cabeza y mi frente se encontró con su polla. Estaba claro lo que quería y tenía ganas de dárselo.
Al verme dispuesta se sentó y empezó a follarme suavemente la boca agarrándome dulcemente la cabeza. Me encantaba sentir algo tan cálido, estaba llena de líquido preseminal, un sabor amargo que me encantaba y que junto a los toqueteos del otro por detrás me hacía estar en mi nube particular.
Al que se la chupaba me acariciaba los hombros, me alzaba un poco y dejaba mis tetas colgando, parece que eso le excitaba mucho porque enseguida ponía sus manos sobre ellas y sobre mis pezones que estaban completamente erectos. El otro, por detrás, me empezaba a meter dedos en el coño, pasaba por el culo… era una delicia. Al rato sentí como dejó de acariciarme y se colocó sobre mí. Estaba claro que me la quería meter y yo no iba a oponer ninguna resistencia, lo sabían perfectamente y una de las cosas que más me gustaban era esa sensación de estar a su disposición para lo que quisieran hacer conmigo.
Me levantó el culo hasta ponérmelo ligeramente en pompa, mientras tanto seguía chupándosela al otro cada vez con más ganas y entonces sentí un ruido a mi derecha y vi que otro hombre estaba al lado viéndolo todo, ahí fue cuando tuve mi primer orgasmo, un orgasmo que se incrementó porque fue casi al instante en que el de atrás me la empezó a meter por el coño, que estaba chorreando y aceptó el “huésped” sin problemas. Me empezó a bombear de forma bestial y creía que me iba a desmayar de placer. En alguna embestida hasta se me escapaba de la boca la polla del otro.
No pasaron ni segundos cuando en mi boca sentí unos espasmos, noté enseguida un chorro de líquido muy espeso, me lo tragué pero parte me quedó por la comisura de los labios al tiempo que gemía en cada impulso de la polla que tenía en mi coño. Era un momento de placer intenso, de esos que no se pueden explicar con palabras. Al rato sentí lo mismo en mi otro agujero, también se me corrió dentro y si ya tenía mi zona ardiendo ahora la tenía más aún. El tipo al que se la chupé ya se había ido, nunca le vi la cara, al igual que al otro, y a mi derecha sabía que aún había alguien viendo la escena, lo que me producía una mayor excitación. El que me había follado se fue y me quedé tumbada aunque seguí con las piernas abiertas al máximo, notando como el semen se me deslizaba lentamente hasta mis piernas. Fue cuando sentí una mano sobre mi culo. Me gustaba estar así, abierta, como diciendo “que pase el siguiente”, era genial.
Este me dio la vuelta y le pude ver la cara, fue al único que vi, se trataba de un tipo mayor de más de 40 años y no me importaba. Se lanzó a chuparme las tetas, me las agarraba, jugaba con mis pezones, tiraba de ellos, los chupaba… hasta que me abrió las piernas y en esa posición me la metió casi al instante. Fue cuando tuve mi segundo orgasmo del día. Sentí su polla bien adentro. En mi coño debía de tener una curiosa mezcla de fluidos. Me agarraba de las caderas, se echaba encima de mí para seguir chupándome las tetas, y su polla dentro de mí. Sentía el sonido al entrar y salir de mí, yo no paraba de gemir, pero no aguantó mucho, al poco rato se corrió y de nuevo tuve esa sensación ardiente dentro de mí. Con él compartí mi tercer orgasmo.
Se fue y me quedé allí tumbada boca arriba, con las piernas abiertas, mi coño chorreando semen y mis pezones apuntando hacia el cielo. Me habían follado dos tipos en menos de media hora y se la había chupado a otro, y encima a dos de ellos ni les había visto la cara, fue muy excitante.
Si hubiera pasado alguien en ese momento no hubiera encontrado ninguna resistencia por mi parte para que de nuevo hiciera lo que quisiera conmigo, pero en ese momento el lugar se quedó en calma y no se veía a nadie por allí o, al menos, no oía nada.
Estuve un ratito más allí hasta que decidí que mi “aventura” por aquel día ya se había terminado. Me levanté, cogí el bikini y el vestido de mi bolsa de la playa y me lo puse allí, en aquel lugar que, desde ese día, me traería ya tantos recuerdos, y tan excitantes. Me fui a casa de nuevo en tren y esa noche tuve un par de nuevos orgasmos recordando a aquellos tres tipos que en aquella tarde, pudieron hacer conmigo lo que quisieron.
Besos, querida amiga.