Relato erótico
Me dejé “convencer”
Esperaba tener una tarde tranquila y fue a la piscina a relajarse. Se dio cuenta que había dos chicas que no paraban de mirarle. Se cambiaron de hamacas y se acercaron a él. Podía oír claramente todo lo que decían y se fue poniendo cachondo poco a poco.
Abel – JAÉN
Lo que a continuación relato, amiga Charo, ocurrió a finales de agosto de este mismo año, en un club deportivo de mi ciudad. Lo que me pasó en la piscina es una cosa que en mi vida me imaginé que me podía pasar a mí.
Yo soy un chico alto 1,90, moreno, pelo muy corto y modestia a parte, estoy bien de cuerpo por las horas que le dedico al deporte.
Tengo novia desde hace ocho años, ella es una chica muy atractiva, de estatura media, 1,75, delgada, morena, pechos medianos y firmes, de los que tienen la medida justa para jugar con ellos, culo muy bien formado y un conejo depilado, ya que es como a mi me gusta. Ella no hace deporte debido a su trabajo de mañana y tarde, y los días que tiene libre los dedicamos a estar juntos. Ella es una chica que no se viste con ropa muy atrevida, pero hace que por la calle los tíos se vuelvan para verle su culito redondo. Cosa que a mi me excita y me pone celoso a la vez.
Somos una pareja muy activa, tenemos relaciones casi todos los días y el tiempo que pasamos en casa lo aprovechamos al máximo. A mi me gusta que ella en casa vaya en ropa interior o con algo ligerito, ya que me gusta ver su conejito rasurado, aunque a menudo casi vamos en pelotas. No somos una pareja muy celosa, lo normal en una relación. Pero, bueno, no me enrollo más y vamos al grano.
Estaba una tarde, entre semana, en la piscina tomando el sol y dándome un baño después de hacer deporte y esperaba que la gente desalojara la piscina para poder hacerme unos largos antes de ducharme e ir a casa a buscar a mi novia, observé durante el tiempo que me levantaba para darme la vuelta en la hamaca, que había una chica que me miraba y rápidamente se ponía a hablar con la amiga y reírse, cosa que no le di la más mínima importancia, pero cuando vi que este hecho no paraba, empecé a ponerme nervioso, así que me di la vuelta mirando hacia el otro lado. Pero cuando giré la cabeza me di cuenta que las dos chicas se habían colocado a dos metros de mi hamaca, cosa que me puso más nervioso todavía.
Estas chicas, la verdad es que no estaban mal, una era morena, de pelo corto, de estatura media, unos pechos redondos y firmes, un culo perfecto que se podía ver gracias al tanga de color negro que llevaba, la amiga era de la misma estatura, morena pero con mechas rubias, pelo por los hombros pero recogido por una cola, pechos más grandes pero firmes, culo buenísimo y el bikini de tanga blanco que no dejaba nada a la imaginación. A ambas se le notaba que llevaban el conejito rasurado, cosa que, como ya he comentado, me encanta.
Intenté calmarme, pero las chicas empezaron a hablar de como les gustaba tomar el sol desnudas y lo bien que se lo pasaban en la playa nudista de nuestra ciudad provocando a los tíos, y seguidamente se empezaron a desabrochar la parte de arriba del bikini quedando solamente con un minúsculo tanga, cosa que me empezó a excitar y tuve que levantarme para darme un chapuzón.
Me tiré de cabeza, me di unos largos para calmar mi erección y al terminar y sentarme en el borde de la piscina con las piernas en el agua, de pronto ellas se sentaron una a cada lado, me preguntaron que como me llamaba, que se acababan de inscribir en el club por su padre que era deportista. Yo hablaba tímidamente y guardando las distancias, sobre todo pensando en mi novia, pero la conversación empezó a desviarse por temas más picantes sobre mi cuerpo, mi bañador que dejaba marcar una buena herramienta, etc…
Yo estaba hecho un flan, sobretodo viendo la imagen de esos pechos bailando de un lado para otro motivando que mi vista muchas veces se desviaba hacia esos bonitos globos, cosa que las chicas observaron y al ver que la gente se iba retirando de la piscina, me entraron los remordimientos pensando en mi novia así que les dije que me iba a dar un baño, que tenía un poco de calor, y volví a dar unos largos de piscina para calmar la erección que llevaba y que ambas chicas creo que observaron.
Al salir del agua no las vi y pensé que se habían ido, cosa que en cierto modo me alegré, pero cual fue mi sorpresa al encontrarlas otra vez junto a mi hamaca. Suspiré, me fui hacia ella, recogí mis cosas y me fui hacia los vestuarios. Pero una de ellas me siguió y me preguntó que por qué me iba, que si habían hecho algo que no me había gustado, y yo les dije que iba a ducharme y a recoger a mi novia. Al decir esto me dijo:
– Ah, es por eso me te has comportado tan tímidamente y distante.
Pero mi sorpresa fue que cuando pasamos por el gimnasio, me empujo hacia él y cerró la puerta.
Empezó a darme un beso metiendo la lengua hasta mi garganta y yo, la verdad, no pude decir nada y mi erección fue instantánea. Ella se dio cuenta y me dijo:
– Ahora no puedes darte un baño para poder quitarte la erección, pero no te preocupes que yo te la voy a quitar.
Me sacó la verga del slip y me la frotó, el gusto que estaba sintiendo me dejó inmóvil y con los ojos cerrados. Ella observó que me estaba gustando y bajó para saborear mi aparato, dándome un besito en la punta que vi las estrellas. En verdad estaba deseando que se la metiera en la boca, cosa que tardó en hacer.
Yo, a esas alturas, estaba muy caliente y no paraba de masajearle los pechos hasta que nos desplazamos hacia el cuarto donde se guardaba el material del gimnasio, la tiré sobre las colchonetas y empecé a morderle el conejo por encima del tanga, para después ir bajándoselo y comérselo entero, pasando mi lengua desde su ano a su coño, cosa que observé que le gustaba debido a los pequeños gemidos que soltaba, pudiendo comprobar que efectivamente lo tenía rasurado con un hilito de pelos por encima, sus labios eran rosados y grandes, con el clítoris abultado por la calentura.
Estando en esa actividad noté como alguien por detrás me bajaba el bañador y me lamía el culo. Del gusto que me estaba dando y estando comiéndome ese coño, no reaccioné hasta pasados unos minutos que oí la voz de la amiga diciendo que por fin nos había encontrado. Al oír esto me alegré de la excitación que llevaba, por que mi fantasía de toda la vida había sido poder follar con dos mujeres a la vez, cosa que esperaba hacer en mi despedida de soltero.
La amiga, mientras yo seguía comiéndole el coño a la otra, se arrodilló y me empezó a lamer el cipote. La situación era de película, yo comiéndole el coño a una chica, que estaba buenísima, y su amiga chupándome el nabo. Al final me aparté y puse a las dos hembras a cuatro patas, una al lado de otra, y empecé a chuparles por detrás desde el ano a sus chochetes, mientras ambas se besaban mutuamente y manoseaban sus pechos. El coño de la amiga era muy bonito, todo depilado, de color rosa, unos labios pequeños casi escondidos que después fueron saliendo y agrandándose. Yo estaba flipando y con una erección de caballo, así que les dije que se prepararan, que les iba a dar caña. Apunté mi polla en la entrada de una mientras con la mano le metía los dedos a la otra. Sus cuevas estaban súper mojadas y calientes, y estuve bombeando bastante tiempo, hasta que se apartaron y me tumbaron a mi en la colchoneta. De pronto Alicia, que así se llamaba la del pelo corto, se sentó encima de mí y se metió mi verga en su dulce cueva, mientras Sonia, que era la amiga, se sentó en mi cara para que le comiera el coño.
Ese coño tenía un sabor particular, dulce y agrio a la vez, que me encantaba. Mientras ambas se besaban, Alicia empezó a gemir diciendo que siguiera más fuerte, que le venia un gran gustazo, así que aceleré mi ritmo hasta que ella se echó encima de mí, besándome y pasándole yo los jugos del chocho de su amiga y después fue ella misma la que los sorbía de su manantial. De pronto cambiaron de sitio, pero cual fue mi sorpresa cuando Sonia en vez de meterse mi verga por su conejo, se la apuntó hacia su precioso culo, diciéndome que ahora sí que iba a disfrutar. Yo estaba en el séptimo cielo.
No le costó nada entrar metiéndosela hasta los cojones y después de un rato de bamboleo, les dije que me iba a correr de un momento a otro. Entonces Alicia se fue detrás de Sonia y yo me corrí dentro de su culo, empezando ella a gemir como una loca llegándole también el orgasmo.
Alicia, después de sacarse mi verga del culo, sorbía el semen que salía del boquetito de su amiga y me limpiaba la polla a la vez. Después fueron ambas las que me limpiaron la polla por completo, estando ésta lista para otro asalto.
Sonia se tumbó boca arriba, a cuatro patas, mientras Alicia le comía el coño y yo, que me gustó meterla por el culo, lo hice ahora con Alicia. Lo tenía un poco más cerrado, así que primero se la metí despacito por el coño a lo que ella reaccionó con un leve gemido y despacio, metiendo y sacando, le pase los jugos de su coño a su culo y poco a poco fui haciendo fuerzas para abrirme paso. Al entrar la cabeza ella dio un pequeño grito y me pidió que fuera poco a poco. Yo le hice caso y esperé mientras le manoseaba las tetas y veía la comida de coño que le hacia la amiga, pero pronto empecé a empujar hasta que entró totalmente y comenzó mi metisaca desenfrenado. Ambas chicas gemían como poseídas y eso a mi me ponía aún más cachondo, hasta el punto que no puede mas y escupí toda mi leche dentro de ella, realizando la misma operación que antes hasta dejar mi polla totalmente limpita y luego caímos rendidos en la colchoneta aún metiéndonos mano.
Al poco rato y no sé como, mi polla estaba otra vez lista, y se dedicaron a hacerme una mamada a dúo inolvidable, lamiéndome desde mi culo hasta la punta de mi polla, e incluso, en cierto momento noté como un dedo hacia presión en la entrada de mi culo, el cual lo lubricaron con saliva, hasta que me entró. Eso me proporcionó un gusto indescriptible, lo cual me provocó mi última erección.
Terminamos agotados, nos vestimos y no dirigimos hacia los vestuarios, observando que tan solo quedaban cuatro o cinco deportistas en la piscina.
Nos despedimos con un beso en la boca y diciéndome que lo teníamos que volver a repetir si no mañana en otro día que nos viéramos aquí, pero yo no contesté y me metí en el vestuario.
Después de ducharme, pensé en lo que me había pasado y como se lo iba a contar a mi novia, la cual ya estaría esperándome en casa. Pero eso será cosa de otro relato que os contaré, puesto que se lo dije un momento que estábamos haciendo el amor y la cosa no fue tan mal como me lo imaginaba.
Saludos.