Relato erótico
Me cogio un calentón
En cuanto se levantó se dio cuenta de que no había corrido las cortinas. Miró por la ventana y vio que su vecino, un chico joven, estaba mirando y se estaba tocando. Se puso cachonda y se pajeo en la ducha. Después se fue con su novio y pasó una tarde movidita, en todos los sentidos.
Elisa – Las Palmas
Amigos de Clima, soy una chica muy caliente, me llamo Elisa y me encanta el sexo, tanto que algunas personas que me conocen dicen que soy una pervertida, pero yo tan solo me considero caliente. Lo que voy a contar sucedió cuando yo tenía 20 años, hoy en día tengo 22, es decir esto sucedió hace dos años cuando viajaba con Paco, mi novio.
Ese día me desperté como a las ocho de la mañana, yo duermo desnuda y como vivo en una zona montañosa mis ventanas dan a las casas de los vecinos que viven debajo. La noche anterior había olvidado cerrar las cortinas así que cuando me levante y me acerqué a ellas, me percaté que Javier, el chico de la casa de al lado me miraba. Yo me desperté un poco caliente y daba vueltas para que él pudiera ver bien mi desnudo cuerpo. También observé que Javier no podía dejar de tocarse la polla y eso ya me había puesto caliente, pero debía encontrarme con Paco en unas horas así que me metí en la ducha y me masturbé mientras me bañaba pensando de que tamaño sería la polla de Javier, si estaría circuncidado o no, como serían sus testículos, grandes o pequeños y así mientras alcanzaba un orgasmo que había logrado por frotar mi clítoris mientras me introducía un par de dedos en el coño.
Cuando salí del cuarto de baño, me apresuré a vestirme pues debía encontrarme con Paco a las 11 y ya eran las 9,30. Me puse una minifalda negra y una blusa azul, con el tanguita gris azulado que tanto le gustaba a Paco y un sujetador azul cielo. Al salir de casa, Javier estaba fuera de la suya y al verme, me dijo:
– Adiós guapa y gracias.
– No amor, gracias a ti.
Supongo que él también se había tocado pensando en mi cuerpo desnudo y eso me ponía un poco a tono. Cuando llegué al lugar de la cita con mi novio, Paco ya me esperaba, fuimos a comer a un restaurante de la zona y después a un museo pues él tenía que hacer un trabajo de la escuela. Desde que salimos del restaurante él comenzó a arrimarse mucho a mí, a darme de besos y frotar su polla contra mis nalgas, ya que él siempre me abrazaba por detrás. Cuando llegamos al museo y después de entrar, él me dio un repaso manual como pocos. Siempre habíamos hablado de hacerlo en público, pero ni a un sobeo habíamos llegado. En el museo no podíamos follar puesto que siempre había gente que podrían estar observándonos, pero entonces fue cuando él acercó su boca a mi oído y me dijo que estaba listo para cumplir mi fantasía de hacer el amor en público y yo, excitada, empecé a moverme de lado a lado frotando mi culito contra su polla, pero él me dijo que en el museo no, que tenía pensado otro lugar.
Al salir del museo pasamos por un parque, él me seguía abrazando por detrás y en ocasiones me tocaba los pechos, presionando suavemente mis pezones. Eso ya me tenía muy mojada cuando llegamos al metro y después de pasar los torniquetes, fuimos hasta la parte de atrás del anden, en ese lugar me quité el tanga, pues ya lo tenía en exceso mojado y se lo pasé por la cara a Paco para que se percatara de lo que me estaba pasando, aunque creo yo que él también estaba excitadísimo, después dejé caer la prenda al suelo, pues el tren llegaba y debíamos subir.
Paco me estuvo sobando todo el tiempo, procurando mantenerme excitada hasta que llegamos a una parada cualquiera, de allí hicimos trasbordo a otra línea e hicimos varios cambios más, hasta que yo ya no aguantaba más lo caliente que estaba y ya quería hacerlo sin importarme que fuera en el andén, solo quería tener sexo, que Paco metiera su polla en mi chocho delante de toda esa gente pero, cuando se lo propuse, él me dijo:
– Calma, amor ya es una hora punta.
Era cierto el anden estaba llenísimo y antes de entrar al vagón Paco me dijo que ya me iba a follar y que sería dentro del vagón. Paco entró primero, yo lo seguía detrás, pero detrás de mí venía un chico como de unos 28 años que alcanzó mis nalgas con su mano. Al principio solo fue un roce pero conforme fuimos entrando el tipo fue tomando más confianza y comenzó a tocar de lleno mi trasero. Si yo ya estaba excitada, las manos de ese tipo en mi culo me excitaban más. De pronto empezaron a empujar para poder entrar al vagón y yo quedé muy pegada a Paco pudiendo sentir lo erecto de su polla a través de su pantalón, mientras él subía una de sus manos despacio hacia mis pechos y con la otra tocaba mi coño. El tipo de atrás ya no solo tenía su mano en mis nalgas si no que ya las frotaba, dándome un excitante masaje en mi culo.
Ese tipo y con las manos de Paco, una en mi chocho y la otra en mi teta, ya casi me corría. Era tan excitante que pasé una de mis manos rumbo al pene de mi novio mientras trataba de sacárselo, aunque me costaba mucho trabajo por lo apretados que íbamos. Entonces el tipo de atrás comenzó a levantar mi falda y la mini negra no puso ninguna resistencia al ser levantada y ese hombre desconocido, al darse cuenta de lo que pasaba, que yo estaba excitadísima, comenzó a jugar en mi piel desnuda, mientras yo ya había logrado sacar la polla de Paco y abría las piernas un poco para facilitar su entrada. Además ya no tenía que preocuparse por el tanga recordaréis que me lo había quitado unas estaciones atrás.
De pronto sentí algo caliente en mi culo. Era la verga del tipo que tenía detrás que comenzó a pegarse más a mí al tiempo que Paco me empujaba hacia atrás con su cuerpo en un intento torpe de penetrarme, cosa que hizo que me quedara más pegada al tipo. Las puertas del metro se abrían y entraba más gente. Los tres ya estábamos en “pegados” y un señor de unos cincuenta años que ya se había dado cuenta, no nos quitaba la vista de encima.
Paco se dio cuenta de que este tercer individuo estaba enterándose de todo pero no le dijo nada así que ese sujeto, por la conducta que tuvo Paco, subió una de sus manos y comenzó a sobar mis tetas. Fue en ese momento cuando Paco consiguió meter su polla dentro de mí y empezando a follarme siguiendo el ritmo del metro. El otro tipo, con su verga entre mis nalgas, pero sin meterla en mi ano, pues no podía metérmela por estar muy apretados, pero aun así sé que gozaba con el movimiento pues se corrió sobre mi culo, llenándome las nalgas de su caliente y abundante semen. Eso hacía que se me doblaran las piernas pues estaba alcanzando un orgasmo increíble que no pude disimular emitiendo un quedo pero constante gemido. Unos instantes después Paco se corrió dentro de mi coño y luego sacó y guardo su rabo mientras el otro tipo hacía lo mismo y luego, acercándose a mi oído me dijo:
– Aunque no te la he podido meter, me ha gustado mucho – y antes de que bajara, añadió – Eres una puta muy calentorra.
El señor que nos observaba también bajó, pero en la siguiente estación, pero aunque él no dijo nada, se limitó a mirarme con ojos de lujuria mientras se acercaba para tocar mis pechos, mi culo y meter un dedo en mi chocho. Yo no opuse la menor resistencia pues todavía estaba excitadísima. Paco no dijo nada, parecía que le gustaba ver como otros gozaban de mi cuerpo.
Al llegar a nuestra estación y ya en la calle, busqué un bar y entré en el aseo del mismo para limpiarme el semen del tipo, que aun llevaba en mis nalgas. El baño no era muy limpio y me sorprendió ver unos agujeros en la pared que dejaban ver el otro lado. No le di mucha importancia, pues solo quería limpiarme, pero de pronto vi que una verga salía de uno de esos agujeros. Al principio me asusté, pero con todo lo que había pasado no me pude aguantar e inclinándome comencé a chupar esa gran polla que tenía enfrente y mientras la chupaba la polla yo me masturbaba hasta que el dueño de esa belleza de miembro me dijo que pasara a su lado, que él no me obligaba y que si solo se lo quería chupar no había problema.
Mi curiosidad era muy grande, quería saber quien era el portador de aquella verga tan deliciosa y le dije que vale, que lo quería ver. Grande fue la sorpresa que me llevé cuando me di cuenta que era el señor de cincuenta años que me había tocado en el metro. Su edad no me importaba, yo solo sabía que ese hombre mayor era portador de una polla gorda, larga y deliciosa así que no dudé y le dije queme subiera al lavabo.
Él me obedeció y comenzó a bombearme, me metía y sacaba su polla de una manera deliciosa y yo me corrí como tres veces hasta que de pronto me dijo que él si lograría lo que el otro tipo del metro no pudo. Me giró y comenzó a lamer mi ano, después puso un poco de saliva en él y comenzó a meter su polla despacio. Cuando entró la cabeza de su miembro en mi culo, comenzó a acelerar la velocidad, y mientras me follaba por el ano, yo tenía una mano en mi coño, con dos dedos dentro y el pulgar en mi clítoris. Mientras él me tocaba y presionaba una teta al tiempo que me enculaba, me corrí de nuevo. Se dio cuenta y sacando su polla de mi ano me dijo que se la chupara. Así lo hice y soltó mucho semen en mi boca y cara. Después se la seguí chupando un poco hasta dejársela bien limpia, él se arregló y se fue, pero me dejo su tarjeta. Yo me quedé limpiándome en el baño y cuando salí, Paco me llevó a mi casa despidiéndose de mí con un beso en la boca.
Como a los veinte minutos de que Paco se fuera, yo salí al súper sin cambiarme ni ponerme otro tanga. Ya era tarde, como las 8 de la noche y al regresar, conforme iba subiendo las escaleras de casa, me di cuenta que Toni, un vecino, venía detrás de mí y que me miraba el trasero, pues supongo que por el tamaño de la mini me lo podía ver y también darse cuenta de que no llevaba ropa interior. Dejé que me alcanzara y lo invité a pasar a casa. Al principio se negó pero, al fin entró y le dije que me había dado cuenta que me miraba y que quería salir de dudas. Él me observaba ansioso y cuando le bajé los pantalones mi duda se aclaró. Tenía una polla grande, gruesa, circuncidada, y unos testículos grandes con bastante pelo.
No podía creer que él no tuviera novia y que fuera tan introvertido por lo que pensé hacerle un favor. Le dije que me esperara y me metí en el baño, pero al parecer él no pudo esperar pues cuando me estaba bañando entró completamente desnudo y con la polla erecta, se arrodilló frente a mí y comenzó a chuparme el coño.
Yo no podía creer que un chico al que nunca había visto con una mujer, hiciera tan buen trabajo oral. Al rato se levantó y dijo:
– Tu turno.
Yo me agaché y se lo chupé como mejor pude, después él me levantó y comenzó a follarme mientras me decía que me tenía ganas desde hacía mucho tiempo, que el solo verme por las mañanas ya lo ponía muy caliente y más hoy cuando vio que regresaba sin mi tanga azul. En ese momento me di cuenta que siempre me observaba, que sabía muy bien adonde iba, pero que nunca pensó que me follaría tan rápido. Cuando terminamos en el baño, seguimos en la sala y después en mi cuarto. El resto de la noche me dio por el coño, por la boca y por el ano varias veces. Yo quedé agotadísima y cuando terminó la noche me dijo que nada más faltaba yo para que se follara a las tres tías más buenas de la escalera. Eso me dejó asombrada, pero le propuse que cuando quisiera follar y si yo estaba sola, lo haríamos con mucho gusto.
Salió de mi casa como a las siete de la mañana y yo quedé acostada y desnuda pensando todo lo que me había pasado en las ultimas horas y como probé cuatro pollas en 23 horas.
Saludos y besos.