Relato erótico
Matrimonio “perfecto”
Creía que su matrimonio era perfecto, pero un buen día descubrió que su mujer le engañaba. Lo pensó detenidamente y sin proponérselo el también le fue infiel.
Diego- Logroño
Hola amigos de Clima, me llamo Diego y vivo en Logroño. Tengo 40 años y estoy casado. Quiero mucho a mi mujer, llevamos 17 años casados y nunca le había sido infiel, pero todo cambió el día que la pillé en la cama con el chico del videoclub, si aunque parezca el guión de una película porno, es verdad.
Tengo una pequeña agencia de viajes y como cada verano teníamos mucho trabajo. Como ya sabréis siempre hay ofertas de última hora y la gente se volcaba para ver si pillaba un buen viaje a buen precio.
Era martes y llamé a mi mujer para decirle que llegaría un poco tarde. Me dijo que no me preocupara, que iría al video club a buscar alguna película.
Cuando llegué a mi casa eran más de las 12 de la noche, me fui a la habitación y la encontré mirando una peli porno y haciéndose una paja. Nunca la había visto de aquella forma, incluso cuando alguna vez le había preguntado si se hacia alguna pajilla, me había dicho que no y que no le preguntara esas cosas.
Me gustó la sorpresa, la encontraba calentita y sin hacer nada. Me di una ducha rápida y me metí en la cama. Había dejado de pajearse pero, seguía viendo la película. Me metí entre sus piernas y le comí el chocho. Se retorcía y gritaba, se corrió por lo menos dos veces.
Lo que me sorprendió fue que en cuanto se corrió se lanzó a chupar mi polla como si le fuese la vida en ello. Claro que me chupa pero no es algo que la vuelva loca. Parecía otra mujer, más caliente, más guarra. La avise cuando iba a correrme, apartó la boca y le solté la leche en las tetas. No tardé mucho en quedarme dormido, estaba agotado.
Cuando me levanté por la mañana la avisé de que posiblemente también llegaría tarde, me dijo que no había problema. Me despedí con un beso y me marche. Estuve todo el día pensando en la noche anterior, ver a mi mujer pajeándose y la mamada posterior me la puso morcillona por lo que me lo monté como pude y le dije a mi secretaria que me iría más pronto.
Eran las nueve de la noche, estuve a punto de avisarla que iba para casa, pero pensé que era mejor sorprenderla. Cenaríamos y follaríamos como nunca, tenía que aprovechar que estaba en racha pero, la sorpresa me la llevé yo.
Abrí la puerta y vi que toda la casa estaba a oscuras, solo había luz en la habitación, la muy guarra se estaba tocando otra vez. Me acerqué sin hacer ruido, la puerta estaba entornada, miré y… por poco me caigo de la impresión. Vi a Esther, que así se llama mi mujer, a cuatro patas y el chaval del vídeo club le estaba dando por el culo… ¡Nunca me había dejado que se la metiera!, decía que le dolía y que era una guarrada, en cambio a la muy zorra no le importaba que aquel tío, que por cierto tenía un pollón enorme, se la estaba follando sin piedad.
Me marché de casa sin hacer ruido y volví a la agencia de viajes. Marta, mi secretaria aún estaba trabajando. Dijo que había contratado muchos viajes y que le quedaba para una horita de trabajo, de pronto, mientras me estaba contando todo esto me dijo:
-Perdona Diego, ¿te encuentras bien? Tienes una cara horrible, parece que has visto un fantasma.
Me senté en mi sillón y me puse las manos en la cabeza en un gesto de desesperación. Marta, se acercó y volvió a preguntarme que me pasaba. Marta tiene 45 años y ya trabajaba en la Agencia cuando yo la compré. Era una mujer con una belleza clásica. Delgada, 1,65 más o menos, nunca la había mirado como mujer, ya que en “teoría” yo era feliz con mi Esther. Me cogió las manos e insistió en que le contara lo que me pasaba. Se lo conté, le dije que no entendía que había pasado, no entendía porque me ponía los cuernos, creía que yo la dejaba satisfecha.
Marta besó mis manos y dijo:
-Tu mujer no sabe la suerte que tiene, daría todo lo que tengo por tener a un hombre como tú a mi lado. Eres atractivo, trabajador y me consta que hay más de una mujer que viene por la agencia a la que le encantaría acostarse contigo.
No sé que me pasó, pero me levanté y la besé en la boca. Inmediatamente me aparté y le pedí perdón, pero Marta, en lugar de hablar, me cogió la cabeza y me morreó. Me dejé llevar, nos morreamos, la acaricié y antes de seguir con aquel disparate, dijo:
-Vamos a cerrar la puerta y las luces, no sea caso que entre alguien o que nos vean por los cristales, incluso es mejor que vayamos al despacho interior.
Así lo hicimos, en cuanto llegamos al despacho seguimos besándonos y sobándonos. Marta acariciaba mi polla por encima del pantalón y sin darme cuenta ya me había desabrochado el cinturón, y me había bajado los pantalones. Se arrodilló, me apoyé en la mesa y se la metió en la boca.
La chupaba con una manera desconocida para mí, ya os he dicho que a mujer no le gustaba demasiado, en cambio Marta, se la metía entera en la boca hasta que los huevos chocaban con su barbilla, me acariciaba los huevos, se los metía en la boca y los chupaba… de maravilla. Mi polla estaba a mil, babeaba pero no quería correrme, era tanto el placer que sentía. Marta se dio cuenta de que estaba en las últimas y aceleró la paja y la chupada. No podía aguantar más y le dije que me corría. Lejos de apartarse, se la metió hasta el fondo de la garganta y le solté una buena cantidad de leche.
Ella seguía allí, de rodillas y ¡tragándose mi leche!, era una gozada ver como engullía y como me limpiaba el rabo hasta que no quedó ni una sola gota. Se levantó, me dio un morreo y pude saborear mi propia leche, nunca la había “probado”. Cuando se separó de mí dijo algo que no me esperaba:
-Mira Diego, desde que trabajo para ti me has gustado siempre. Tengo ya una edad y aunque siga soltera, tengo algún amigo de esos con derecho a roce, pero estoy coladita por ti. Si tú quieres…
No la dejé terminar, volví a besarla y la apalanqué contra la mesa, ella se zafó de mis manos y me dijo que mejor que “aparcáramos” la situación hasta que llegará a casa, descansara ya que por la mañana a lo mejor veía las cosas de otra forma.
Llegué a casa y Esther estaba durmiendo como una bendita, lógico después de la follada de aquel tío debía estar agotadísima. Me acosté y me quedé dormido. Cuando me levanté por la mañana, Esther estaba en la cocina preparando el desayuno y de muy buen humor, la miré y tome una decisión. Si ella quería ponerme cuernos, yo también se los pondría, lo único que dije fue:
-Esther, ayer llegué pronto y te vi follando con el tío del video club. No me esperaba una situación como esta, pero he pensado que si quieres tirarte a otros, allá tu, pero no te traigas a tus amantes a casa, fóllatelos donde quieras, pero aquí no.
Si hubierais visto la cara que puso, colorada, blanca, desencajada… Quiso darme explicaciones pero le dije que no me interesaban. Tome un café y me marche al trabajo.
Cuando entré vi que Marta ya estaba atendiendo a unos clientes. Cuando se fueron entró a mi despacho y se quedó mirándome con cara de interrogante. Me levanté le di un beso y le conté lo que había hecho, le aclaré que me había dado cuenta de que los cuernos no me dolían y que me gustaría seguir viéndola.
Evidentemente mi matrimonio era un fracaso, la llama de la pasión se había extinguido y no nos habíamos dado cuenta. De momento no pensaba en separaciones ni nada parecido, pero viviría una doble vida, y punto.
Había recibido hacia un mes una invitación de una empresa de Cruceros para dos personas, era normal que a las Agencias de Viajes nos invitaran para que comprobáramos la calidad del servicio. No pensaba ir, pero había cambiado de pensamiento, iría con Marta. Duraba seis días, salía del puerto El Pireo y visitábamos Atenas, Kusadasi, Rhodas, Santorini, Dubrovnik, Venecia, era ideal para nuestra “nueva relación”. Marta estaba encantada e ilusionada.
Le dije a mi mujer que debía irme una semana por temas de la Agencia y que Marta iría conmigo ya que eran temas de trabajo. Sin pensó mal, desde luego no lo dijo.
Para no enrollarme “iré directamente” al día que embarcamos, nos dieron un camarote de cubierta exterior con unas vistas maravillosas. Tengo que confesar que estábamos nerviosos, entramos y quedamos impresionados por el lujo de las instalaciones. Intentamos deshacer el equipaje, pero nos rozamos cuando íbamos al armario y nos enganchamos como lapas. Nos arrancábamos la ropa salvajemente y cuando la vi en ropa interior quedé gratamente sorprendido. Os había dicho que era de estilo clásico, pero llevaba un conjunto negro, con tanga, ligueros y medias con costura, vamos la locura de todo tío. Otra sorpresa fue comprobar la redondez de su cuerpo y su culo duro como una piedra de nalgas respingonas. Realmente el estilo de ropa que llevaba no le hacía justicia. Se lo dije y riéndose dijo:
-Cariño, me alegro que te sorprenda. Ya te dije que el que esté soltera no quiere decir que no sepa como seducir a un hombre y por otro lado no veo la necesidad de exhibirme. Creo que para trabajar llevo la ropa adecuada y para estar contigo y de vacaciones he cambiado de look.
Dicho esto, se soltó y apareció una melena rubia natural, con rizos suaves y muy sexis. Aquella visión me provocó una erección que hasta me dolían los huevos.
Marta, apartó las maletas como pudo y me tumbó en la cama, se puso a mi lado, agarró mi polla y se la puso en la boca, mamando, mordiendo, succionando, como solo ella sabía hacerlo. Me la puso tiesa y dura como un palo, paró de mamarla y sin decir nada se subió sobre mi y se ensartó mi verga hasta el fondo del coño. Subía y bajaba despacito y me miraba fijamente a los ojos, poco a poco fue aumentando el ritmo hasta que gritando dijo que se corría. Tuvo un orgasmo largo y abundante que dejaron mi polla y mis huevos mojados. Yo estaba que no podía más, la agarré de las caderas y moviéndolas con fuerza, a la tercera o cuarta arremetida me corrí en su coño. Cayó sobre mí y me besó.
Cuando nos relajamos de aquel ataque apasionado y salvaje le dije:
-Creo que vamos a hacer poca vida social, Marta eres una mujer maravillosa y despiertas muchas cosas que tenia dormidas.
Me besó, nos fuimos a dar un baño en el jacuzzi y nos vestimos para la primera cena a bordo. Como os podéis imaginar fue el “crucero del sexo”. Prometo volver y explicaros las sesiones de sexo bestial que vivimos durante esa semana. Marta era como una caja de sorpresas, pero todas buenas.
Espero que mi relato os haya gustado, a mi me ha puesto cachondo mientras lo escribía y cuando después lo he leído junto a Marta.
Besos de parte de los dos.