Los chochos mejor con pelo

Es un amante de los chochos peludos, pero como la que ahora es su novia se había depilado con láser, sabía que le sería difícil comerse un buen “conejo” peludo. Puso un contacto en la revista y le contestó la mujer de “sus sueños”.

Mariano – Pontevedra
Antes de empezar quiero que sepáis que soy un tipo normal, vivo en Pontevedra, tengo 32 años y llevo viviendo con mi novia desde hace cinco años. Con ella soy totalmente feliz y lo paso genial en todos los sentidos.
El centro de este relato son los coñitos peluditos. Me obsesionan y me encantan. Yo creo que la culpa de toda esta obsesión es por el hecho de no haber estado nunca con una chica con el coñito en condiciones con sus pelitos como la naturaleza nos lo prepara.
Y para colmo mi actual novia se hizo la depilación laser antes de conocernos… o sea que no tiene ni un solo pelito ni le crecerá nunca.
Con el paso de los años reconozco que me he ido obsesionando un poco. Por ejemplo a la hora de elegir ver porno me gustan las películas de los años 80 donde salen hembras de “verdad” con coñitos bien peludos. Ya de pequeño me apasionaban las pelis tontas de Esteso y Pajares donde siempre salían mujeres y enseñaban el “felpudo”. En fin, ya sabéis más o menos lo que me da morbo.
Resulta que hace unos meses me dio por poner un anuncio en vuestra revista, diciendo simplemente que me gustaría contactar con una chica con un chocho peludito. Sinceramente no me esmeré mucho en el anuncio porque nunca pensé que nadie respondiera.
La cosa es que respondieron varios tíos diciendo que sus mujeres lo tienen así o asá, pero no era lo que yo buscaba.
Por fin me respondió una mujer diciendo que ella era lo que yo buscaba y me dejó un teléfono para que me pusiera en contacto con ella, sin dar muchos detalles .La llamé dos veces. La primera vez no contestó nadie.
La segunda vez me contestó una voz de mujer. Al principio estaba algo cortado y le pregunté edad, que si creía que yo estaba loco por esa petición y digamos un resumen de lo que yo acabo de intentar explicaros.
La mujer, vamos a llamarla Ana, decía tener 40 años. Soltera. Decía que tenía amigos especiales y que si quería que podríamos quedar en vernos.
Decidimos quedar en tomar un café al día siguiente en una cafetería cerca de la zona donde yo trabajo. La verdad la cita me tenía bien inquieto, pensaba que vendría una mujer muy fea o algo así.
Llegué unos minutos tarde totalmente aposta (reconozco que prefiero llegar tarde y ser yo el esperado). Había varias mesas ocupadas y una con una mujer sola.

Llevaba un vestido palabra de honor, blanco con dibujos raros, corto por las rodillas. La chica era morena, pelo rizado por los hombros, guapa de cara aunque desde luego no era ya ninguna niña. No gorda pero si con algún que otro kilito de más en el pandero y estaba tomando un café.
Como no me fiaba que fuera ella decidí darle un toque al móvil y rápidamente noté que se echaba mano al bolso porque le sonaba su móvil. Si… era ella.
La saludé, me presenté y pasado los primeros minutos de corte total la verdad es que era una mujer muy agradable y divertida. Me contó que nunca se había casado pero su vida sexual siempre ha sido muy movida, trabajaba de funcionaria pública y, por lo que me pareció, quizás se aburría un poco y por eso me contestó. Resulta que coincidíamos en muchas cosas, gustos comunes.
Esa cita no tuvo nada de sexual, aunque si hablamos de sexo, pero más bien como hablan dos amigos de los de toda la vida. Noté que yo le gusté y desde luego ella a mí me gustó bastante.
Nos despedimos y hablamos de quedar de nuevo pero sin concretar nada, aunque tenía su teléfono no quise forzarla.
A los 10 minutos de habernos despedido yo estaba en mi lugar de trabajo y recibí un sms en el móvil que ponía: “Me has gustado muchísimo. Me has dejado un poquito mojada. A ver cuando me llamas y te enseño lo que tanto deseas ver”
Yo le respondí al momento diciéndole que ella también me gustó mucho y que por mí cuando quisiera podíamos vernos, pero que yo no tenía sitio.
Ella me respondió preguntándome cuando podía ser.
Le dije que al ser comercial por las tardes me era fácil escaparme. Era mentira. Realmente cuando tengo tiempo de verdad es por las mañanas, pero ella misma en la cita se encargó de decirme que trabajaba de lunes a viernes hasta las dos, así que digamos se lo facilité. Me respondió con una dirección y una hora.
Total que a la hora señalada me presenté allí como buen chico obediente. La casa no es que fuera la cosa más ordenada del mundo, pero eso a mí me da un poco igual. Me hizo pasar al salón. Nos sentamos juntos en el sofá. Y me ofreció vino.
Se notaba en el ambiente que algo iba a pasar. Así que decidí acariciarle la pierna suavemente y de pronto la bese. Besaba bien y su cuerpo desprendía un suave aroma a recién duchada y perfumada.
De pronto me dijo:
-Me sorprende que aun no me hayas desnudado…

Yo me reí y decidí quitarle los pantalones. Vi que llevaba unas braguitas blancas lisas, no transparentes pero se le notaba que justo en la zona que tapa el coñito tenía una montañita de pelitos, es decir se notaba que lo tenía peludito. Decidí tomarme mi tiempo, no quería correr y la verdad es que quería que ella disfrutara también, así que fui poco a poco.
Nos besamos, nos acariciamos. La recorrí entera con mis manos y las posé encima de sus braguitas. Palpé, era un gustazo para mí. De verdad que gozada, deseaba arrancarle las braguitas y disfrutar de ese manjar pero me tenía que contener.
Seguí jugando más y ella se dejaba como una gatita. Lo disfrutaba.
Se puso de pié y me dijo si quería quitarle las braguitas, así que puse mis manos a ambos lados de las braguitas y tiré de la cinta hacía abajo. Por primera vez vi ese coño de mujer en todo su esplendor. Era grande, peludito, generoso y con los labios prominentes.
Pensad que ella estaba de pié frente a mí y yo sentado en el sofá. Acerqué mi cabeza a ese coñito y hundí mi nariz aquella mata de pelo. Olía genial. Era un olor muy sensual.
Los pelitos eran rizaditos pasé mis dedos como para peinarlos con mi mano y realmente mis dedos se perdían en aquella maraña. Mi diosa empezaba a gemir, se la notaba con ganas ya de querer correrse.
Me dijo de irnos a la cama, y allí ella pidió “guerra”.
Sus palabras textuales fueron:
-Cómeme el conejito hasta que me corra. – cosa que hice obedientemente.
Os tengo que decir que es completamente distinto comérselo a una chica sin pelitos que a una chica peludita. Da más juego.
A una mujer sin pelitos te concentras más en el clítoris. Con una mujer con el coño peludito juegas con sus pelitos, incluso los chupas. Es una gozada total.
Hice que se corriera más rápido de lo que yo pensaba, estaba muy mojada, lo vi sobre todo cuando tuvo las piernas abiertas.

Se quedó a gusto una vez que se corrió, pero aun así pedía más. Nos desnudamos totalmente los dos. Me devolvió el “favor” con una maestría increíble y luego tuvimos sexo con condón. Entraba dentro de su coñito con mucha facilidad.
Se lo dije y en respuesta me dijo que se masturbaba todos los días con juguetes, no sé si eso tiene algo que ver o no.
La verdad ambos lo pasamos muy bien, y yo cumplí mi deseo.
Lo malo es que una vez que he probado lo que tanto buscaba… ahora quiero más.
Con esta mujer solo quedé una vez, por cosas que no vienen al caso.
Os digo una cosa a las mujeres:
Por favor no os dejéis llevar por modas absurdas y hacer lo que queráis, si queréis ir con el coñito depilado o si queréis con el coñito peludito. Pero porque vosotras lo decidáis, no por modas.
Y tener en cuenta que no a todos los tíos les gusta depilado. Os aseguro que no soy el único tío que le gusta así. Esto va por gustos, como casi todo en esta vida.
Un abrazo para todos y para todas.