Relato erótico
Lo tenia claro
En cuanto la vio, supo que algún día se la follaría, el inconveniente era que ella y su novio eran amigos suyos. Lo que si sabía era que su novio no la dejaba demasiado satisfecha.
Javier – CÓRDOBA
Querida Charo, conocí a Irene hace poco más de tres años al ir a matricularme en la facultad de derecho, ella estaba de puntillas para tratar de ver la parte alta de los listados colocados en las paredes para seleccionar las materias. Cuando vi su culazo, decidí prestarle mi ayuda. Ella aceptó y fue dictándome las materias que quería cursar mientras yo le iba pasando los códigos numéricos de cada una de ellas que quedaban un poquito por encima de mi estatura, 1,81. El problema es que también anotaba las materias de su novio.
Fue así que una de sus materias terminaron siendo comunes a los tres, es decir, ella, Ángel su novio y yo, por lo que estuvimos juntos todo el cuatrimestre y trabamos una casi amistad. Camaradería podría mejor decir. Nos juntábamos a estudiar y realizar trabajos prácticos fuera de clase, de vez en cuando salíamos juntos de noche a tomar algo y cuando yo podía conseguir alguna compañera casual, íbamos los cuatro, y si no iba yo solo con ellos dos.
El problema es que Irene me excitaba, me volvía loco verla caminar, moviendo provocativamente ese culo impresionante que la naturaleza le había dado. No puedo describir su cara de mejor forma que diciendo que es perfecta, para mi gusto obviamente. Cabello negro azabache, piel bien blanca, ojos negros profundos e intrigantes, y unos labios carnosos y sensuales. En resumen, una cara que sin ser la belleza más grande, resulta irresistiblemente atractiva al punto de que cada vez que la veía, con solo mirarle la cara se me levantaba la verga con una excitación feroz. Además su personalidad es pura sensualidad, es muy suave y muy lista al hablar, juega mucho con su voz y las inflexiones que adopta, toma las cosas con delicadeza pero se nota que sus movimientos están calculados para calentar a los demás.
En algunas de nuestras conversaciones se dejaba entrever que Ángel no la complacía totalmente, medio en broma y medio en serio, solían sacar muy a menudo esos temas y a veces discutir un poco, y yo de solo imaginar a aquella bomba desnuda creía enloquecer. Ella siempre se me insinuó veladamente aunque nunca pasó nada entre nosotros por estar su novio en medio.
Un buen tiempo después de conocernos Ángel me comentó que andaba con algunos problemitas sexuales, como que acababa muy rápido, a veces no se le levantaba del todo, es decir, tenía erecciones pero no muy potentes ni duraderas y encima de todos los males, no le gustaba meter la lengua en el coño de su novia, como tampoco de sus anteriores novias o amantes. Yo trataba de aconsejarle que viera a un profesional que lo pudiera guiar para resolver sus problemas sexuales, pero ante todo le recriminaba como era posible que no le gustara chupar una buena almeja. Para mí era algo totalmente anormal ya que si me dejan, me quedo chupándolas una hora entera. Él no entraba en razones, decía que estos problemas eran tal vez por el agotamiento laboral y mental.
Un jueves en la facultad, al despedirnos, quedamos en encontrarnos el sábado siguiente para ir a oír a la banda de unos amigos que tocaban en un local muy cercano a nuestras casas. Tenía que recoger a Irene, y un amigo, Darío me acompañaba. Darío pasó inmediatamente al baño, mientras Irene y yo nos sentábamos en dos sillones separados a tomar un refresco. Estaba guapísima. Tremenda hembra pensé para mis adentros e inmediatamente se lo dije.
De repente brotaron en mí todas las cosas que hacía tanto quería decirle y no podía por no estar nunca solos. Le pregunté que como podía ser que una hembra tan poderosa y tan caliente como yo la percibía, estuviera con un tipo que a duras penas la follaba dos veces por semana y encima no la hacía siquiera acabar. Le dije que si me daba una oportunidad, disfrutaría como una loca. Le confesé también que tan solo mirándola, se me levantaba la polla como un palo. Ella sonrió y se pasó al sofá que estaba entre los dos sillones dando unas palmaditas a su lado para que me sentara junto a ella. Me levanté para sentarme a su lado y cuando lo hice, se arrodilló en el sofá y poniendo sus manos juntas en torno a mi oreja, me susurró:
– Ángel no va a venir.
– Me dijiste que no había llamado…- dije mirándola sorprendido.
– Hoy por la tarde me llamó para ver si te podía avisar que suspendíamos lo del concierto, ya que tiene un final muy duro de derecho civil y va a tener que estar todo el fin de semana estudiando, no te lo dije antes porque quería tenerte acá conmigo, el único problemita es tu amigo Darío, pero no te preocupes, yo me encargo.
Dicho esto me besó con ansias y yo respondí demostrando igual o mayor pasión contenida ya que había querido follarme a esta hembra desde el mismo momento en que la vi en puntillas ante la cartelera de la facultad, y ahora, unos cuantos meses más tarde, estábamos iniciando esto que tanto había soñado. Directamente empezó a sobarme la verga erecta por encima del pantalón mientras me decía:
– Que polla hermosa esconderán esos pantalones, al menos veo que la tienes dura como una piedra, quiero sentir lo que hace mucho no siento, quiero tener muchos orgasmos…Hace tiempo que noto lo caliente que estás conmigo y como me follas con la mirada, bueno, yo estoy muy caliente contigo y quiero que me folles con todo lo que tengas.
Acto seguido deslizó el cierre de mi pantalón hacia abajo, me lo bajó hasta media pierna para luego hacer lo mismo con los calzoncillos que llevaba puestos y así sin más, agarró mi verga por la base junto a los huevos, apretó y se la metió en la boca glotonamente, comenzando un sensual vaivén con su lengua por todo mi glande. Escupía y después refregaba toda su saliva por mi polla que explotaba de lo erecta que estaba, parecía querer seguir creciendo, pero ya había alcanzado su tope. De pronto, llegó Darío del baño y se sorprendió ante la escena.
Ella, sin dejar de mamarme la verga, levantó una de sus manos y le hizo gestos en el aire para que se acercara a ella y cuando mi amigo se aproximó, esta hembra desbocada y preciosa, mostró lo caliente y sedienta de polla que estaba. Le abrió a Darío todos los botones de su pantalón de un tirón, metió la mano, revolvió y sacó la verga de mi amigo, que era un poco más grande y gorda que la mía. La mía tiene unos 18 cm y 22 la de él. Ella siguió chupando mi polla y empezó a pajearlo a él con velocidad.
Yo no daba crédito, era una bestia desencadenada después de un largo cautiverio. Luego empezó a masturbarme a mí mientras se clavaba el pollón de mi amigo en la boca, lo succionaba y me pajeaba al tiempo que decía:
– ¡Que hermosas vergas, dos pedazos bien buenos para mi solita, os exijo que me folléis, quiero que me metáis polla hasta el fondo!
Aproveché ese momento para desnudarme por completo, lo mismo hizo Darío y entre los dos fuimos sacando una a una las prendas de Irene, hasta casi arrancarlas de la desesperación. En bolas no podía ser otra cosa que lo que yo presumía, una yegua salvaje y aunque algo bajita, el cuerpazo que se tenía era increíble.
Le quité su corpiño y quedaron bamboleando en el aire sus dos tetazas impactantes y se las sobaba mientras ella iba con su boca de mi verga a la de Darío, mientras este le había quitado la falda y las bragas y ya le estaba metiendo un dedo en ese coño precioso, todo depilado, que invitaba a ser mordido, chupado y follado. Se notaba la excitación y la precipitación de fluidos ya que sus gruesos labios vaginales se veían empapados.
La muy guarra, se puso a chupar mi verga y directamente sin palabras, le ofreció el culo a Darío. Este mojó su pollón con los jugos de su chocho y le empezó a clavársela en el culo como hacía mucho no se lo habían hecho. Yo me coloqué debajo de ella y comencé a meter la lengua y un dedo en su cueva húmeda, y mientras veía desde abajo el instrumento de mi amigo entrar y salir del culo de Irene, la chupaba sintiendo los espasmódicos y continuos orgasmos que estaba teniendo la zorra hermosa, por lo que decía:
– ¡Sí, sí cariño, chúpala así, que voy a correrme otra vez, dale, no seas malo… aaaah… sí, sí, siiiií… como me haces gozar con esa lengua y este otro con toda esa terrible tranca en mi ojete, que placer… aaaah… no paréis… no paréis…!.
En cuanto la creí satisfecha de tanta chupada, ya que se había corrido varias veces, le pedí que se sentara encima de mi polla y justo antes de moverse, mi amigo le dijo;
– ¡Toma mi leche, tómala!
Sacando la verga de su culo le hecho dos tremendos chorros de lefa caliente en la espalda
– ¡Sí, bañarme toda, echad todo vuestro semen sobre mí, desparramarlo bien en mi espalda! – gritó ella.
Entonces se sentó encima de mi tranca y fue cumplir mi objetivo, ya que esa cara de guarra, toda desnuda y chupando verga mientras yo le estoqueaba su jugoso coño, hicieron que mi pronta eyaculación fuera copiosa rebasando de su chocho y cayendo en mis piernas y en el sillón. Al momento de terminar yo, acabó ella enseguida. Nos echamos Darío y yo en el sofá mientras ella, arrodillada, nos hacía una mamada monumental limpiando nuestras pollas hasta dejarlas relucientes y nuevamente con ganas de partirla por la mitad, cosa que os contaré en una próxima carta.
Saludos.