Relato erótico
Lo hice y no me arrepiento
Se daba cuenta de que al mejor amigo de su novio le gustaba ella. El sexo con su novio había funcionado siempre muy bien, pero últimamente, y posiblemente por el trabajo, su chico siempre estaba cansado. Aquel día habían ido todos a tomar unas copas y se dio cuenta que a ella también le atraía el amigo.
Ainhoa – BILBAO
Todo esto me ha pasado realmente y no creo que me arrepienta nunca, pues lo deseaba y disfrute. Lo mas seguro es que vuelva a suceder. Ahora me presento. Soy una chica del norte de España, tengo 23 años, 1, 68 de altura, ojos negros, un pelo moreno, rizado y que me llega hasta la cintura. Estoy orgullosa de mi cuerpo, culito respingón, pechos firmes y redondos, cintura fina. Tengo que admitir que me encanta vestir para provocar miradas, pero no me gustan las vulgaridades, me gusta la insinuación.
Salgo con un chico desde hace unos años y desde un principio mantenemos relaciones sexuales increíbles, nos hacemos disfrutar al máximo y nos encanta probar cosas nuevas, hacerlo en lugares inverosímiles. Eso hasta que él comenzó a trabajar y su fogosidad fue disminuyendo, el estrés lo consume y yo intento que no repercuta en nuestras relaciones, pero le es imposible. Llegué a sospechar que tenia alguna otra chica por ahí, pero comprobé que no. Con esto no creáis que soy una ninfómana pero al igual que hay gente que disfruta relajándose con algún deporte a mí me encanta practicar el sexo. Y ahí es donde entra en escena Gorka.
No es que sea un chico de pasarela pero a mí me encanta su mirada tierna y protectora es una de esas personas con las que te sientes seguras. Lo malo que tenia era su amistad con mi novio, íntimos desde que fueron al colegio juntos y encima vecinos. Como me iba a imaginar yo que iba a acabar haciéndomelo con él. Era imposible pero sucedió hace cosa de unas semanas:
Estábamos como siempre tomando algo toda la pandilla, llevábamos muchas copas de más y a mi novio le dio llorona porque ese día habíamos discutido por una tontería. Total, que le llevé a su casa y yo me volví con ellos a tomar la última. Me encanta hablar con Gorka y nos sentamos juntos en una terraza. Yo siempre le tomo el pelo con sus escarceos sentimentales que nunca llegan a nada, pero como estaba ya un poco bebido me sorprendió contestándome enfadado que hasta que no se quitara de la cabeza a una tía no saldría con nadie. Yo imaginaba que era con una chica que salió hacia años y con la que tuvo una relación muy complicada. Le agarré de la mano y le dije que lo sentía, Estábamos uno enfrente del otro, cogidos de la mano y nos quedamos mirándonos durante unos minutos. Esa fue la primera vez que fui consciente de que me atraía muchísimo, pero no quise darle importancia ni a lo que sentí ni a lo que creí que vi en su mirada. Rompí el momento soltando su mano y bebiendo del vaso que tenia en la otra mano, casi me atraganto. Enseguida saque otro tema de conversación.
Llegó el momento en que nos despedimos todos y cada uno se fue para su casa con la fortuna de que Gorka y yo teníamos los coches aparcados en la misma calle y estaban un poco alejados. Me extrañó que no hablara, le agarré del brazo, como dos ancianos paseando. Muchas veces iba así con él aún estando mi novio, pero esta vez sentí que no me era indiferente y creo que a él no le pasó inadvertido. Le pregunté si le pasaba algo.
– Nada – me contestó.
Bromeé con todos lo cubatas que había tomado y que mañana no se acordaría de mucho, que a lo mejor era bueno que yo le acercara a casa. Asintió y siguió callado hasta que de pronto se paró, haciéndome parar a mí, y se me quedó mirando.
– ¿Qué pasa? – le pregunte.
No había terminado de decirlo cuando se acerco a mí y me besó. Yo no me moví y le dejé hacer. Hacía tiempo que no me sentía así, que no sentía esa sensación a la altura del estómago y que irremediablemente se esparce hacia zonas más erógenas. Lo admito, me dejé llevar, porque besa muy bien, su lengua acariciaba mis labios y mi lengua despacio, saboreando cada rincón, era increíble y yo me dejaba hacer.
Cuando quise darme cuenta sentí como nos abrazábamos y yo estaba participando con mucho énfasis. No sé si fue él o yo quien dio el primer paso hasta el portal que teníamos al lado, pero no dejábamos de besarnos y cada vez con más pasión. Ya me recorría todo el cuello y parte de mi escote. Tuvimos suerte y estaba abierto, con una patada empujó la puerta y me llevó hasta una de las paredes que estaba más oscura, nos miramos pero no intercambiamos ninguna palabra. Sobraban. Yo apoyaba mi espalda en la pared, que la notaba fría, y por delante Gorka se apoyaba en mi y me volvía a besar. Le dejé hacer aunque me estaba muriendo por acariciar esa polla que me estaba pidiendo a gritos que la acariciara, notaba su paquete duro que apretaba contra mi deseaba que me los chupara, y eso hizo. Me bajó los tirantes del vestido y los tuvo en sus manos unos instantes, me los besó, me los chupó y mordisqueó.
Estaba ya muy mojada y eso me estaba poniendo a mil. Bajé mi mano por su abdomen y le desaté torpemente los botones de su pantalón. Me tenía rendida con sus caricias y le saqué su polla para poder disfrutarla. Como pude le conseguí poner ahora a él contra la pared y se dio cuenta de lo que pretendía cuando me aparté de él y me agache rápidamente para que no pudiera apartarme. Directamente me la metí toda en la boca y me quedé allí agachada saboreando su polla terriblemente dura ya. Yo estaba excitadísima, él solo hacía que suspirar y me agarraba por la cabeza, yo acariciaba con la lengua la cabeza de su polla y chupaba todo el tronco, para después metérmela de un golpe y succionar fuerte, luego volvía a hacerlo suavemente mientras le acariciaba los huevos que también recibían lo suyo.
Cuando sentí que se iba a correr me aparté, él soltó una maldición pero le llevé una mano a mi coño, que chorreaba por que le dieran a él también algo de batalla, y sin muchas contemplaciones me apartó el tanga hacia un lado y me acarició. No necesitaba mucha estimulación pues ya estaba muy mojada pero me acariciaba muy bien entreteniéndose en mi clítoris e introduciéndome dos dedos de vez en cuando. Estaba tan absorta en sus caricias que me sorprendió cuando sentí que me subía sobre su cintura pero yo reaccioné y le pasé las piernas por la cintura.
El tenía agarrada su polla, me la colocó en la entrada de mi vagina y yo me dejé caer, metiéndomela toda de una vez. Era de un tamaño considerable y la sentí entera dentro.
Me embestía contra la pared, era genial sentir la fuerza con la que empujaba, y estando tan excitada pronto conseguí llegar al orgasmo. Fue fantástico, me agarré a él fuertemente y enseguida se corrió dentro de mí. Casi perdemos el equilibrio porque las últimas embestidas fueron muy duras, acabamos resbalando por la pared y sentados en el suelo nos abrazamos. Me agarró la cara entre sus manos y me besó. Yo no sabía que hacer ni que decir, me levanté, instintivamente me coloqué el vestido y él se abrochó los pantalones estando todavía sentado. Al levantarse los dos salimos de allí sin dirigirnos la palabra pero me agarró de la cintura mientras caminamos hasta el coche.
Cuando llegamos saqué las llaves pero me dijo que él prefería ir andando y le contesté que no fuera tonto, que había un par de kilómetros, pero él me dijo que así se despejaba antes de entrar en casa. Se acercó a mí y me besó de nuevo.
– Tenemos que quedar mañana para hablar de esto que ha pasado, yo no me arrepiento y haré lo que tú quieras o consideres mejor – me dijo.
Luego se dio la media vuelta y se fue andando calle arriba. Con esto que me dijo me quedé pensando que no estaba tan bebido como yo creía. Me fui a casa y al día siguiente por la tarde él estaba esperándome a la salida de mi trabajo, pero eso es otra historia.
Besos, Charo.