¡Lo deseaba tanto!

Desde que iban al instituto, estaba loquita por él. Las circunstancias hicieron que nunca llegara a enrollarse con él. Ella se casó, él se fue de la ciudad y al cabo de unos años se volvieron a encontrar.

Margarita – Valladolid
Me llamo Margarita, soy una mujer de 28 años, actualmente casada con José, me considero normal y no quiero presumir en belleza porque mentiría, no soy muy bonita pero no tengo mal tipo y a lo largo de mi vida he tenido algunos novios. Mi cuerpo no es exageradamente hermoso, pero tengo lo mío, mido 1,65 m, tengo unas tetas a mi parecer hermosas, ya que son grandes pero sin exagerar y no muy duras. Siempre suelen decir en todos los relatos que las tienen enormes y duras, pero yo nunca miento. Pero eso sí, con unos pezones que se ponen duros cuando me excito, una cintura delgada y vientre plano ya que hago mucho ejercicio, y a pesar de que mis piernas son delgadas están muy duras y mi culo, eso sí es hermoso. Ningún hombre cuando me pongo pantalones ajustados deja de mirarlo, no tengo un culo grande pero si de buen tamaño, la verdad esta todo en su lugar, mis nalgas son duras y redondas y contrastan con mi cuerpo.
Todo empezó ya hace varios años cuando estudiaba, ya había tenido cuatro novios y en ese tiempo conocí a José un chico rebelde pero muy bien parecido, con un cuerpo delgado y musculosos. Él no estudiaba conmigo y solo en algunas ocasiones me acompañaba a clases y todas las noches me recogía.
Mi novio siempre estaba excitado y eso me encantaba, sentía su polla dura rozándome y eso siempre me hacía estar muy mojada, pero nunca pasamos de ahí hasta que conocí a Mario, un hombre perfecto, además de ser muy guapo y tener siempre a todas las chicas locas por él. Tenía un cuerpo de maravilla, jugador de futbol, hombros anchos, brazos y piernas musculosas, y por comentarios de varias chicas que tuvieron relaciones con él, una polla larga y gorda. Eso le hacia el amante perfecto ya que a las chicas mas zorras de la escuela se las folló y a decir de ellas lo disfrutaron a tope.
Bueno Mario compartía conmigo el aula y por los apellidos se sentaba detrás de mí aunque nunca puso sus ojos en mí ya que la verdad en esos días mi manera de vestir y la falta de ejercicio no hacían que mi cuerpo llamara la atención, por esto y por que él, poco a poco, se hizo amigo de mi novio no me quedó más remedio que hacerme su amiga.
Los comentarios de amigas mías y otras chicas me hicieron desearlo mucho y siempre buscaba la oportunidad para mirar su bulto que siempre estaba listo para follar. En varias ocasiones lo vi ligar con algunas chicas en la escuela y eso me volvía loca y propició que con mi novio fuera cada vez teniendo más sexo conmigo hasta que hice el amor con él.
En una ocasión Mario conoció a mi hermana, que a diferencia de mí es más fea pero con un cuerpazo con proporciones mucho más grandes que las mías. Ella se enamoró de él pero el no le dio importancia y así fue que ella salía conmigo a todas las fiestas que se organizaban.

Un día que fuimos a una playa a nadar, ella se puso un bikini muy sugestivo y por demás pequeño, él llevaba un traje de baño muy pequeño en el que, al mirar a las demás amigas que nos acompañaban y a mi hermana, se le levantó un bulto hermosamente grande. Se pasó todo el día metido en el mar hablando con mi hermana y al terminar el día nos llevó de regreso a casa en su coche donde nos dejo a José y a mí y él se fue con mi hermana. Llego muy tarde a casa y me contó que habían follado de lo lindo y que estaba todavía súper excitada. Intrigada, le pedí que me explicara los detalles y ella me confirmó que su polla era muy grande y gorda y que follaron como locos. Le comió el chocho con gran maestría y ella le hizo una mamada hasta que se corrió en su boca, pero no solo se la follo por el coño, sino que se la metió en el culo, le dijo que fue un placer increíble.
Siguió saliendo con mi hermana solo para continuar follándola de vez en cuando hasta que a él ya no le interesó seguir con ella, por esta razón para mi fue un reto hacer el amor con él, aunque pasó mucho tiempo y nunca pasó nada hasta que mi última oportunidad fue el día de la graduación y gracias a los comentarios de mi hermana, Cuando echaba un polvo con José, pensaba que era Mario el que me penetraba.
Ese día, en una sección de fotografías, me sentía tan excitada que me senté en sus piernas y pude sentir como su polla crecía. Yo me levantaba, daba algunas vueltas y regresaba volviéndome a sentar en sus piernas, cada vez más cerca de su polla y cuando llegó el momento de que nos tomáramos la foto de graduación, él se puso detrás de mí y frotó su polla en mi culo. Fue la gloria. Frotaba la polla en mi culo y yo me acercaba para sentirla mejor. En la foto sale justo detrás de mí y la conservo con amor porque fue el inicio de mi locura total hacia él. Todo iba bien y solo esperaba el momento de follar con él.
Por la noche él llegó con la chica más bonita y sexy del instituto a la fiesta de graduación y era lógico que yo pensara que mi fantasía no se cumpliría, y para mi sorpresa José me pidió en matrimonio esa misma noche y yo, me emocioné y lo acepté. Me casé un año después cuando tenía 21 años. De Mario no supe más porque se fue a otra ciudad a seguir estudiando.
Pasaron cuatro años y Mario volvió a mi vida. No sé si el matrimonio me puso el cuerpo más atractivo pero me crecieron más las tetas y mi culo se agrandó. La verdad me sentía muy bien y nunca faltaron los hombres que se fijaban en mí, que me piropeaban.

Una tarde estaba en mi casa cuando Mario llamó a la puerta y me dio una alegría enorme verlo nuevamente. Entró, me dio un beso en la mejilla y me abrazó, encantándome el contacto directo que tuvieron mis senos en su pecho musculoso. Hablamos de nuestras vidas y él me comento que hacia un año que el se había casado y que había regresado a vivir aquí nuevamente con su mujer. Charlamos los tres muy afablemente.
Yo no dejaba de mirar su bulto y en mi cabeza pasaron los recuerdos del día que estuve a punto de hacer el amor con él. Eso me puso súper mojada pero a la vez me hacía sentir culpable por mi marido, al que amo tanto. Me sentía muy mal por estar tan excitada por Mario delante de ellos dos.
José lo invitó a cenar el fin de semana junto con Carmela, su esposa, y yo en ese momento desistí de todo intento de seducción hacia él.
Cuando ellos llegaron para la cena me presentó a Carmela, una mujer digna de él, más alta que él, con un hermoso cuerpo, un culo muy atractivo y grande, unas tetas de maravilla y muy grandes, los pezones siempre marcados a pesar del sujetador. Llevaba un vestido de noche blanco que resaltaba su figura pero yo no cesaba de mirar el bulto de Mario, siempre deseándolo pero también me di cuenta que mi marido no dejaba de admirarla.
Cenamos, nos conocimos bien, más tarde José puso una película y nos sentamos a mirarla hasta que en eso, en una escena de sexo, pude ver como ella empezaba a acariciar su bulto y como él le tomaba una teta entre sus manos muy discretamente. Yo me sentía morir pero José y yo hicimos como que no veíamos nada aunque para José no fue tan fácil ya que su bulto también creció. Terminó la película y se fueron. Yo estaba hecha polvo, súper mojada y excitada, mis pezones erectos y la polla de José lista para follar, así que, sin decir una palabra, me lancé sobre mi marido y nos pusimos a joder como locos y mientras lo hacíamos le decía que si había visto como se acariciaban ellos y eso nos excitó más, nos corrimos como nunca.
Después de este encuentro, Mario empezó a hacer visitas continuas a mi casa. Con cualquier pretexto llegaba cuando José no estaba y cuando Carmela trabajaba. Mario es diseñador de página web y trabaja en su casa sin horario fijo. Yo, cada vez que sabía que vendría, me vestía para él con pantalones ajustados, minifaldas muy cortas, camisetas que marcaban mis tetas, en fin me vestía para él.
Por costumbre él empezó a visitarme a las once en punto los lunes, miércoles y viernes, recordábamos todas las aventuras que hicimos en la escuela, y poco a poco fuimos metiendo el tema del sexo hasta que logré, ya sin prejuicios, que me hablara de todas las chicas que se había follado. Me contaba con todo detalle como lo había hecho y yo le confesé que cuando era novia de José le puse los cuernos, engañándolo con Juan un chico con el que hice el amor pero eso a él no le interesó mucho.

Me contó también como se jodió a mi hermana, también con dos maestras y como se folló a la madre de un compañero de la escuela. Eso me gustó mucho ya que me reafirmó que Mario follaba por placer y no importaba quien fuera y el hecho que se follara una mujer casada, a la madre de un amigo, me hizo saber que él no tenia remordimientos de follar con mujeres casadas y que la amistad no era obstáculo para él.
Me dijo que en el sexo todo se valía para satisfacernos y no pensar con el que hubiera pasado si lo hacía o no, que el amor poco tenía que ver con el sexo cuando este se hacía solo para tener por gusto.
Esas palabras directas me hicieron pensar que ya estábamos listos para hacerlo, mis bragas no podían negar, con su humedad, que yo deseaba follar como una loca con él y su bulto siempre erecto me decía que él también lo esperaba.
Pasaron solo tres meses desde su regreso cuando me decidí a gozar con Mario. Era viernes y yo saldría con José a una cena de negocios, Mario llegaría puntual a nuestra cita. Me vestí con un pantalón muy ajustado marcándome muy bien el culo, me puse un sujetador transparente y una blusa muy escotada y semi transparente que no dejaba nada a la imaginación. Me peiné, me pinté los labios y me vi muy sexy en el espejo, tanto que me empecé a acariciar mis senos y a sobarme mi rajita, que estaba muy húmeda y me volví tan loca solo de pensar que Mario me haría el amor ese día, que empecé a masturbarme hasta que tuve un orgasmo súper mojado y prolongado, teniéndome que cambiar de tanga, escogiendo otra que solo me tapara mi depilada y húmeda vagina.
Faltaba una hora para mi encuentro cuando vi que llegaba un coche a la casa. Era José que aquella noche tenía una cena de trabajo. Solo pude reaccionar colocándome un jersey encima y también me dio tiempo de despintar un poco mis labios. Me dijo que tenía que recoger unos papeles que tenía en casa.
Me preguntó que porque estaba vestida, que era muy temprano y yo solo le dije que estaba probándome que ropa usaría en la noche.

Comió algo y en eso llegó Mario, entró en casa y rápidamente le dijo a José que lo estaba buscando para que le ayudara a colocar una cosa en su coche. Se pusieron de acuerdo del día que lo harían, José se despidió y lo acompañamos a la puerta, cuando entramos supe que en este día no pasaría nada y solo para poner más cachondo a Mario, me quité el jersey.
Mario puso una cara de asombro al ver como se transparentaban mis tetas y noté como su polla crecía en su pantalón. Yo no dejaba de pasearme por toda la casa meneando el culo, me sentaba y abría las piernas mientras él no dejaba de mirarme y veía un brillo de excitación en sus ojos.
La cosa iba como yo quería pero lo que ocurrió después ya os lo contaré en una próxima carta
Besos a todos y a todas.