Relato erótico
Las fantasías de los dos
Tiene novia, esta coladito por ella y se entienden en todos los sentidos. Aquel día fue a su casa, como era habitual, se enrollaron y en el fragor del sexo se contaron las fantasías que tenían cada uno de ellos.
Miguel Ángel – Córdoba
Soy un chico de 26 años, y voy a contaros de un trío que me surgió cuando menos me lo esperaba, y con quien menos me esperaba. Todo comenzó con Alicia, mi novia, una chica de piel blanca, delgada, estatura regular, unos pechos pequeños pero muy bonitos y bien redonditos. Unas caderas perfectas para acariciar, besar y de las que me podía agarrar super bien en el momento que lo hacíamos o cuando yo le daba sexo oral, que me encantaba.
Su amiga Beatriz es una chica de piel morena, cabello castaño oscuro, rasgos muy finos, delgada, con una silueta muy similar a la de mi novia. Pues resulta eran muy amigas, Beatriz buscaba mucho apoyo en mi suegra, que la veía a veces como una hija más, ya que esta chica tenía muchos problemas en su casa, siempre estaba en casa de mi novia. Había veces que yo llegaba, mi novia estaba bañándose y su amiga salía a hablar conmigo. Las dos me parecían muy excitantes, si se acababan de levantar, salían con un camisón semi transparente, y en ocasiones se marcaba el tanga y sus preciosas tetas hacían que se transparentaran sus pezones. Cuando salían con bata, les quedaba un poco escotada y yo siempre me levantaba para cualquier cosa y aprovechaba para echar un vistazo al panorama.
Un día llegué, toqué el timbre y salió mi novia, me recibió con un beso muy tierno, lo que me hizo tener una erección considerable. Al besarla, la presioné contra mí, haciendo que sintiera mi polla, inmediatamente la notó, bajando su mano para palparla bien. Llegamos al salón de su casa, nos sentamos, y como no vi a nadie, me senté en el sillón e hice que se me montara. En cuanto lo hizo, yo ya había subido su blusa y abierto su sostén, estaba como loco lamiendo ambas tetas que en ese momento me sabían deliciosas, mientras que la otra mano ya la tenía debajo de su falda, haciendo a un lado el tanga y acariciándole el clítoris, además de ir metiéndole un par de dedos. Esto hizo que, en menos de tres minutos, se pusiera como loca y ya casi me pedía que la penetrara por todos lados allí, en ese momento. Entonces escuché una pequeña risa, que hizo que la sangre se me congelara, y nada más girar mi cabeza a la cocina, vi la luz encendida y por la pequeña ventanita de la puerta alcancé a ver una pequeña nube de humo de cigarro que era exhalada. Entonces le dije a Alicia:
– Pensé que estabas sola…
– No, esta mi madre con Beatriz en la cocina cotilleando, no te preocupes, cuando se lían no hay poder humano que las haga dejarlo.
Entonces seguimos follando y las cosas comenzaron a subir de tono, al grado de que los dos seguimos con sexo oral.
Luego, mientras nos masturbábamos uno al otro, se me ocurrió preguntarle cuál era la fantasía que más la ponía cachonda, y no me la quería decir, porque era un poco fuerte, decía. Yo le dije que también tenía una fantasía un tanto fuerte, por lo que estuvimos discutiendo quien la decía primero, porque tanto yo quería escuchar su fantasía, como ella quería escuchar la mía. Entonces, en un acto de desesperación, le dije que me comprometía a cumplírsela si me la decía, o de lo contrario sería su esclavo durante todo mi periodo de vacaciones de semana santa. Le dije que le confesaría la mía, y de no cumplírmela, podría pasar a su casa a la hora que me diera la gana y las veces que yo quisiera, durante mis vacaciones, para recibir una ración de sexo oral hasta correrme (obviamente a ella le gustaba recibir mi semen y bebérselo, era más que natural).
Decidimos dejarlo a la suerte, y sin comprometernos a cumplir nuestras fantasías, pero si a decírnoslas, lanzamos al aire una moneda, y para mi buena suerte ella perdió. Su fantasía fue que le hiciera el amor al aire libre, ya fuera en un bosque, en algún paraje solitario, pero fuera de la ciudad, y su otra fantasía era que le hiciera sexo oral con un hielo en la boca, hasta que se acabara. Las dos se las cumplí. Al acabar, ella me dijo que era mi turno de contar la fantasía, y la verdad, busqué la manera más suave de decirle que quería hacerlo con ella y con su amiga al mismo tiempo.
– Mira, tuve un sueño y desde entonces me pone imaginar que estamos solos en tu habitación, me estas comiendo la polla y de repente entra tu amiga, se queda observando y todavía no te das cuenta que la tienes atrás, hasta que escuchas un ruido y te percatas de su presencia, y lejos de asustarte, la invitas a la fiesta.
Ella me sonrió en un tono como de sorpresa, y me dijo riéndose.
– Eres un cabrón.
-Recuerda que es una fantasía y no nos comprometimos a cumplirla, tus fantasías te las puedo cumplir y me puedo comprometer a cumplírtelas, y no te estoy obligando de ninguna manera a hacerlo si no quieres, además te dije que mi fantasía estaba un poco subida de tono, lo de contarnos esto, fue solo para excitarnos más, pero de ahí no pasa, no te molestes.
– No cariño, no estoy molesta, pero si lo veo muy difícil.
– No te estoy pidiendo que interactúes con ella, no te estoy pidiendo que lo hagamos, solo sería la fantasía de hacerlo con dos mujeres al mismo tiempo, además de que confirmo que estas mucho más buena que tu amiga -dije riendo.
– Dejémoslo así y abre tus piernas que te quiero meter la lengua.
Le hice una buena comida de chocho y luego le tocó a ella. Cuando comenzó a hacérmelo, lamía mi polla como si fuera una piruleta, y me decía que si quería que siguiera, me comprometiera a cumplirle sus fantasías, además de que yo ya se lo había prometido. Tanta fue mi calentura, que accedí, terminé en su boca, me limpió perfectamente y encendimos la tele, hasta los diez minutos que salieron su madre y amiga, y bueno, todo transcurrió de manera cotidiana, hasta que me dieron las diez de la noche y regresé a mi casa. Aparentemente todo había quedado nada más que en simples fantasías, y no habíamos vuelto a hablar de eso. Pasaron como tres semanas y fuimos a una fiesta de mis amigos, para lo cual, previamente había comprado una botella de vodka. Cuando llegué a por ella, nos entretuvimos un rato hablando con su madre y amiga, se nos hizo tarde y olvidamos el vodka en la mesa. Fuimos a la fiesta y todo transcurrió sin novedad, nada fuera de lo normal. De regreso, ella me hizo una mamada en el coche, nos despedimos y regresé a mi casa.
Pasó la semana y el sábado me levanté temprano, la llamé y me dijo que sus padres no estaban y que no regresarían hasta la madrugada, además de que había encontrado una buena película, y que ahí estaba el vodka y podíamos pasarlo muy bien. Me duche, me vestí y me fui a su casa. Llegué y todo estaba de lo más normal, comenzamos a charlar y a reírnos de lo que había ocurrido en la fiesta pasada, mientras nos servíamos la primera copa de vodka. En eso, la amiga tocó el timbre, entró y nos saludó, preguntándonos que se iba a hacer ese día, mi novia le dijo que era sábado de descanso y que si gustaba ver una película y tomarse un vodka con nosotros, a lo que ella dijo que no había ningún problema.
Vimos la película, que por cierto era bastante buena, estuvimos comentando de la misma y comenzó la conversación más amena, comenzamos a tomar un poco más en forma. La conversación fue subiendo de tono, explicándole a Beatriz de la ocasión que casi nos ve su madre una vez que estábamos follando en el salón, y cosas así. La botella estaba por terminarse, entonces interrumpí la charla para ir a la tienda (afortunadamente a la esquina) a por otra botella. La primera botella se terminó y Beatriz propuso que jugáramos botella de verdad o reto.
Al principio, obviamente, lo único que hacíamos eran preguntas, y con el paso de las copas, comenzaron los retos y castigos, el primero fue que mi novia le ordenó a Beatriz que bailara, luego Beatriz me castigó que le bailara a mi novia, yo como lo que quería era emborracharlas, las castigaba con tragos de vodka sin imaginarme en lo que terminaríamos. Siguieron los retos, entonces Beatriz castigó a mi novia, haciéndome que le diera una mordida en el culo, cosa que hice muy suavemente, mientras ella fingía dolor. Los retos fueron subiendo de tono, hasta el grado que la amiga castigó a mi novia pidiéndole que metiera la mano en mi pantalón, para masajearme, hasta que pasaran tres turnos. Me tocó a mi castigar a Beatriz y le dije que me bailara a mí. Beatriz me bailó y mientras mi novia se servía otro vodka, yo aproveché para sobarle una teta y el culo “accidentalmente”, poniendo cara de inocente. La miré a los ojos y ella me respondió con esa mirada pícara que hizo que se me pusiera la polla muy dura. Siguieron los castigos… A Beatriz le tocó castigarme; nunca olvidaré esas palabras con voz entre cachonda y borracha.
– Mira cabrón, ya nos castigaste a las dos y ya tuviste a tus bailes, ahora nos vas a bailar para las dos. Nos toca tener stripper.
Puse una música apropiada para el baile y cuando me disponía a bailar, la amiga en un tono dominante, me pidió que les sirviera otro vodka.
Cogió su vaso, se bebió el último trago y me lo puso en la mesa. Les serví sus vodkas, se los di y me bebí de un sorbo mi trago. Empecé a bailarles y a arrimarles mi trasero, en el que sentía uno que otro cachete. Entonces me quité la camiseta, me acerqué a ellas y les acariciaba la mejilla, bajando por su cuello y casi llegando a sus escotes, pero con la intención de ir bajando un poco más, hasta que llegué a los escotes que enganché con mi dedo, y tirándoles del escote, las invité a que se levantaran a bailar. Comencé a bailar con ambas, agarrándolas de la cintura. Seguimos bailando, me hicieron “sándwich”, primero yo le estaba restregando mi miembro a mi novia y después me giré y se lo comencé a restregar a Beatriz. Luego las dos estaban a cada costado mío, me restregaban sus tetas y fue entonces cuando cogí a las dos por la cintura y me las arrimé hacia mí. Aprovechándome de esa situación, bajé mi mano izquierda para agarrar a Alicia del culo, y con Beatriz a la derecha, hacia lo mismo pero lentamente, y al ver que no se incomodaba, le di un apretón.
Las tenía una de cada lado y bien pegadas a mí, entonces me acerqué a mi novia y le planté un beso, de esos cachondos en los que se veían a simple vista las lenguas, y con los ojos entreabiertos, alcancé a ver que a la amiga también se le estaba haciendo la boca agua, entonces giré hacia ella mientras mi mano izquierda se metía bajo el pantalón de mi novia, y la besé de igual manera mientras a mi novia le daba un apretón de nalga (para no restarle atención).
Creo que fue lo más excitante, estar besando a una chica que no es tu novia, mientras a tu novia le estás apretando la nalga, y fue donde a la amiga también le metí la mano por debajo de su pantalón, llegando a hacerle un lado el tanga para buscar más profundidad. En ese momento, sentía explotar porque de repente comencé a sentir una mano que me sobaba el miembro, era mi novia, mientras la amiga me apretaba el culo. Así seguí, alternando besos, cuando sentí que mi novia bajaba mi bragueta y desenfundaba mi polla. Mientras besaba a la amiga, mi novia ya se había agachado y me estaba haciendo una mamada. De repente me vino un momento de lucidez mental que me decía “aprovecha cabrón, no te quedes como un idiota”.
Y ya, con las dos manos libres, le levanté la blusa a Beatriz, le quité el sujetador, viendo por primera vez esas hermosas tetas en vivo, no perdí tiempo en darle unas deliciosas mamadas. Mi novia se estaba desnudando de la parte de arriba, se levantó y me fui directo a sus tetas, cuando Beatriz ya estaba arrodillada, cogiendo mi polla y devorándola como desesperada. Sabía perfectamente que si perdía tiempo, esto se podía detener, entonces, sin dejar de mamar las tetas de mi novia, le fui desabotonando el pantalón hasta que cayó al suelo, y ella quitó los pies y los mandó a volar. Nos tumbamos en el sillón y sin perder tiempo, cogí a mi novia de las caderas y la monté sobre mi cara, para cambiar la bebida de vodka, a los deliciosos jugos de su vagina, mientras la otra no paraba de mamármela.
No veía nada más que las tetas de mi novia y el culo levantado de la amiga por mi lado derecho, y no tenía que hacer más que estirar el brazo para cogerla por el culo. Sentí que la boca de Beatriz abandonaba mi miembro y me rehusé a la idea de que se hubieran arrepentido, pero cual fue mi sorpresa cuando vi que la amiga se estaba desnudando, retomando mi polla y masturbándola un tiempo hasta que se la metió otra vez en la boca.
De repente sentí que sus piernas me rodeaban y se estaba montando en mí, deslizando mi miembro dentro de su vagina. ¡Me estaba volviendo loco! Sin perder el tiempo, acariciaba las tetas de mi novia con una mano y la otra la estiraba para tocarle las tetas a la amiga, que me facilitó la labor, inclinándose hacia delante y apoyándose en los hombros de mi novia. Ya me dolía la mandíbula de tanto esfuerzo, además de que ya me estaba faltando el aire y decidí a cambiar de posición.
– Ahora te toca a ti mi amor -le dije a mi novia.
La puse a cuatro patas sobre la alfombra y sin miramientos me fui hasta dentro, mientras cogía de la mano a Beatriz, la giré y como yo estaba arrodillado y ella de pie, empecé a darle pequeñas mordidas y lengüetazos en sus nalgas, mientras mi novia se movía hacia delante y hacia atrás, para ensartarse lo máximo que pudiera. En una de mis embestidas, llegó el primer orgasmo de mi novia, y sin perder la oportunidad, abrí las nalgas a la amiga para darle un buen oral y conocer de cerca ese coñito que hacía unos minutos le había dado la bienvenida a mi polla. Le metí la lengua hasta donde pude, arrancándole un orgasmo. Nos tumbamos en la alfombra los tres, y mientras mi novia estaba haciéndome otra mamada para probar sus propios jugos, la amiga me ofrecía sus tetas para que las lamiera. Me reincorporé para que Beatriz me la siguiera mamando, pues era mi oportunidad de venirme en su boca, cosa que no desaproveché, y mientras le mamaba las tetas a mi novia, sentí ese calambre que invade todo el cuerpo. Tensé mis piernas para aguantar un poco más, Beatriz se dio cuenta que ya me iba a correr y solo sentí que tomó un leve respiro, se la insertó otra vez en la boca para recibir una descarga de semen y tomarlo todo sin desperdiciar la más mínima gota, hasta siguió absorbiendo para sacarme absolutamente todo. Caímos exhaustos (yo más que ellas), Beatriz se reincorporó diciendo con voz de risa que mi semen sabía a alcohol, a lo que mi novia respondió también con risas.
– Es verdad, sabe a alcohol.
Yo solo pude medio lanzar un intento de risa con el último aliento que me quedaba. Las abracé a las dos, nos quedamos tumbados un par de horas, de la manera más cachonda posible, a ratos le agarraba las tetas a una, o a otra, así como sus culos, y ellas se turnaban mi polla y mis pelotas para acariciarlos.
Todavía medio ebrios, nos levantamos, nos vestimos y nos retirarnos. Me ofrecí para llevar a Beatriz a su casa, y no perdí la oportunidad de que al llegar a casa de la amiga, nos regaláramos otro roce; me saqué la polla, medio recuperado de la batalla, y me regaló una mamada de lo más dulce y suave. Ella se levantó, se bajó del coche, se metió en su casa y me fui. Hasta la fecha de hoy, sigo con el interrogante de si esto fue algo espontaneo, o mi novia y Beatriz lo planearon.
Un saludo para todos.