Relato erótico
Las cosas cambiaron
Era su mejor amiga y compañera de facultad. Eran las cinco de la tarde y aun estaba durmiendo cuando su amiga lo llamo. Le dijo si podían tomar un café, y él le dijo que porque no venía a su casa a ver una película. Aquel día fue el inicio de un cambio en sus relaciones.
Raúl – Valencia
Lo que voy a contarte empezó un día a las cinco de la tarde. Estaba esperando a Noelia, una chica de mi facultad con la que mantenía una amistad bastante estrecha. Nos conocimos el primer año de facultad, hace tres, y desde entonces solíamos vernos casi todas las tardes para estudiar y de paso tomar café y charlar sobre todo tipo de temas.
Aunque parezca extraño, nunca me planteé mantener relaciones sexuales con ella, llegando incluso a pensar que era como una hermana para mí. Físicamente está bien, mide 1,68, es morena con el pelo corto y rizado, tiene unas caderas algo anchas pero con culo apetecible, tetas bastante grandes y en cuanto a personalidad es bastante simpática y amable, pero tímida con los desconocidos.
En nuestras conversaciones generalmente no hablábamos de sexo pero de vez en cuando sí tocábamos el tema e incluso me dijo que de vez en cuando se masturbaba, pero como era algo normal y corriente, yo no indagué más sobre el tema.
Los hechos que a continuación cuento ocurrieron el verano pasado, por cierto yo me llamo Raúl y tengo 23 años. Noelia tiene 23 también.
Recuerdo que ese día me desperté muy tarde, sobre las cinco, ya que la noche anterior habíamos estado de marcha y llegué a casa a eso de las 10 de la mañana. Al poco rato, mientras me preparaba un bocata, sonó el teléfono. Era Noelia preguntándome que tal la resaca y yo le contesté que bien. Entonces añadió que podríamos quedar para tomar un café ya que ella llevaba varios días sin pisar la calle porque había estado resfriada.
La verdad es que a mí no me apetecía mucho el ajetreo de salir a la calle por lo que le dije que si no le importaba, podíamos estar en mi casa merendando y viendo alguna peli. Ella aceptó.
Cuando llegó me quedé un poco sorprendido pues la encontré muy sexy cuando abrí la puerta y la vi. Como era verano, iba con lo mínimo. Llevaba puesto un top verde super ajustado, de esos que tapan por delante pero dejan la espalda al descubierto.
De perfil se le veía un buen pedazo de las tetas ya que el top era muy pequeño. La verdad es que empecé a notar un calor en mi entrepierna. No es que me empalmara pero me estaba poniendo caliente, sobre todo al fijarme que incluso se le notaban los pezones marcados en el top. Debía tener una talla 100 ó 105 más o menos. Nos pusimos a merendar y al poco rato ella me comentó que podríamos ver alguna peli, a mí me pareció bien diciéndole que había comprado una y todavía no la había visto. A ella le pareció bien pero me dijo, que esperase cinco minutos, que iba a comprar palomitas y golosinas, y que mientras tanto yo preparase la película.
Yo estaba muy caliente, no había parado de mirar sus pechos en todo el rato y me daban ganas de hacerme una paja mientras ella volvía, pero pensé que no me daría tiempo y preferí hacerme la paja después, con más tranquilidad.
Sin embargo se me pasó una idea por la cabeza y era la de poner en el vídeo una cinta porno para ver su cara al contemplarla, hacer como que me había equivocado y pedirle perdón.
Preparé una escena en la que se veía una chica comiéndole la polla y los huevos a un tío. Estaba poniéndome a tope solo pensando en cual sería su reacción, imaginándome incluso que ella decía que no la quitase y que la viéramos entera. Sonó el timbre y abrí la puerta. Ella entró y puso sobre la mesa todo lo que había comprado. Nos sentamos, bajé un poco la persiana para que no molestase tanto la claridad y pulsé el play en el vídeo. A los diez segundos paré la imagen.
La miré, su expresión no era de asco ni de asombro, más bien noté como si le hubiese gustado observar más. La verdad es que su reacción fue mejor de lo que esperaba, no le molestó por lo visto lo que vio y entendió a la perfección que me equivocase de cinta. De paso, ella me comentó que varias veces por la noche había visto alguna que otra película porno, pero tampoco se extendió en el tema y fue al servicio mientras yo ponía la otra película, que por cierto resultó ser muy mala y aburrida. Al terminar, se despidió de mí y me dijo que ya nos veríamos al día siguiente.
Nos despedimos y me fui rápidamente al servicio a cascármela pues no podía aguantar más. La cabrona de mi amiga me había puesto a cien. Cuando terminé, me tomé un café bien cargado ya que tenía un poco de sueño y a continuación llamé a Noelia al móvil para ver si podíamos quedar por la noche. La verdad es que se me estaba pasando por la cabeza la idea de joderla, pero no sabía como hacerlo. Además, a mí lo que me daba morbo era tirármela pero no salir con ella ni mantener una relación seria. La cuestión es que quedé con ella en pub a las 11 de la noche.
Llegué puntual y ella ya estaba allí esperándome. Nos sentamos y pedimos unos whiskys. Comenzamos a hablar de diversos temas mientras yo la animaba a beber para pedir más copas y que así entrase en calor y no se cortase al hablar, puesto que yo fui desviando las conversaciones hacia el tema del sexo. Llegué a confesarle que la semana anterior había estado con una prostituta, ella rió y me preguntó que tal la experiencia.
No me corté y empecé a contarle lo que hice con la puta. Era de esas que se anuncian en el periódico y viene a tu casa, una mulata bastante tetona y con unas piernas superlargas y unos labios que se comían mi polla como nunca nadie lo había hecho. Le contaba todo esto a Noelia utilizando este mismo lenguaje, o sea no me cortaba.
Ella seguía con mucho interés mi relato y la verdad es que me estaba poniendo cachondo al hablarle a Noelia con esa naturalidad de mi experiencia con la prostituta. De repente quedé sorprendido cuando ella me dijo:
– ¿Por qué no la llamas esta noche y os espío mientras lo hacéis? ¡Venga Raúl, sería muy especial ver como te lo haces con una mulata! ¿Te da vergüenza o qué?
Yo no daba crédito a lo que oía, entre las risas y las copas que habíamos tomado. ¡Mi mejor amiga diciéndome que quería verme follar con una puta! Realmente mi plan no pudo salir mejor, rápidamente fuimos a mi casa y buscamos el periódico en el que venía el teléfono de la chica, Creo que se llamaba Giovanna o algo por el estilo. Mientras llamaba por teléfono, ella preparó un par de whiskys. Yo empezaba a notarla mareada pues no paraba de reír e incluso creo que de vez en cuando miraba mi paquete disimuladamente.
Me pidió que pusiese música y cuando lo hice se puso a bailar. Yo hacía un rato que estaba empalmado, no me lo podía creer, iba a follarme a una fulana delante de mi mejor amiga y por expreso deseo de ella.
A los quince minutos sonó el timbre y para hacer más cachonda la situación, le dije a Noelia que abriese ella, a ver como reaccionaba la puta al ver que abría una chica. Cuando abrió efectivamente la mulata se quedó muy sorprendida, además recordaba mi casa de la semana anterior y por eso me esperaba a mí al abrir la puerta. Noelia actuó muy natural, se presentó y le contó el tema, o sea que quería ver a su amigo follando con una chica.
Giovanna iba espectacular, súper-sexy. Minifalda muy ceñida y un top de cuero color rojo. Eran increíbles sus melones, en serio, y una cosa que me puso la polla como un palo fue observar como Noelia no paraba de mirar las tetas de Giovanna, que se le marcaban a tope en el top. Había muy buen rollo en el ambiente y sin más empecé a acariciarle una pierna a Giovanna.
Estábamos sentados de la siguiente manera: Noelia en una silla enfrente nuestro, y Giovanna y yo en un sofá de dos plazas. Empecé a meterle mano por las piernas, sin cortarme delante de Noelia. Con una mano le acariciaba una pierna y con la otra empecé a tocarle una teta por encima del top. Ella acercó su cara y me dio un morreo de muerte, mientras tanto yo separaba sus piernas con mi mano y le subía poco a poco la minifalda, para que Noelia viese perfectamente como le metía mano en el coño.
Con la otra mano seguí acariciándole las tetas, acto seguido le quité el top y miré directamente a la cara de Noelia. Estaba alucinada, sobre todo al contemplar los melones de Giovanna. Debía tener una talla 130 por lo menos. Además sus pezones y aureolas eran grandísimos.
Sin dudarlo cogí uno de sus pezones y me lo puse en la boca, comenzando a chuparlo, a chuparlo con ganas, moviéndose mi lengua cada vez más rápido. Además el hecho de que Noelia estuviese allí viéndolo me daba un morbo indescriptible.
Le cogí ambas tetas a Giovanna a la vez con las manos y se las chupaba alternativamente, mientras tanto ella me hacía una paja descomunal. Tenía una mano en mis huevos y otra en mi polla y el movimiento de su mano era perfecto. Giovanna sabía muy bien complacer a los hombres.
De repente Noelia dijo:
– Giovanna, me gustaría ver cómo la chupas. Métete la polla de Raúl en la boca y muéstrame como la chupáis las prostitutas, tenéis buena fama de ello – le dijo de repente Noelia.
Quedé sorprendido al oir a Noelia hablar de esa manera, además se había abierto la cremallera de la falda que llevaba y se estaba acariciando el coño por encima de las bragas. ¡Era increíble! Giovanna rápidamente obedeció a Noelia y se metió mi polla erecta en la boca. Yo miraba a Noelia que no perdía detalle de como entraba mi miembro en la boca de la chica. La mamada fue increíble, Giovanna se la metía hasta el fondo, me la comía entera y de vez en cuando se la sacaba de la boca para lamer con ansia mis cojones.
Yo estaba a tope. Noelia ni siquiera me había visto desnudo nunca, y ahora me veía y además veía como me la chupaba una fulana, era increíble.
A los pocos minutos tumbé en el suelo a Giovanna y empecé a follármela, mirando a Noelia que ya se había bajado la falda totalmente. Además se había quitado la camiseta que llevaba y estaba con el sujetador, un sujetador negro que cubría sus pechos. Con una mano empezó a tocarse una de las tetas por fuera y con la otra se tocaba el coño. Yo seguía follándome a Giovanna y amasaba sus tetas, se las chupaba mientras se la metía cada vez con más fuerza en el coño. Luego acerqué mi boca y le di un morreo mientras de reojo observé que Noelia se había quitado totalmente el sujetador.
Acto seguido saqué mi polla del coño de Giovanna, me senté, ella se puso encima de mí, dándome la espalda y se metió mi tranca hasta el fondo. Empezó a moverse sobre mí, cada vez más rápido, follándome a un ritmo bestial mientras yo le agarraba los melones desde atrás y le chupaba el cuello y la espalda. De repente observé como Noelia se acercaba a nosotros, ponía su silla a un metro escaso de donde estábamos nosotros y se abría completamente de piernas. Era increíble. Se estaba metiendo, no uno sino varios dedos en el coño y con la otra mano empezaba a tocarse el culo. Miró a Giovanna y empezó a decirle en voz alta:
– ¿Te gusta cabrona… te gusta como te la mete mi amigo? ¡Mírame el coño mientras él te la mete, mira como me masturbo viendo como follais… me encanta veros follar!
Pero lo que sucedió, que es muy largo, ya os lo contaré en una próxima carta
Besos a todas y saludos a todos.