Relato erótico
La ultima copa
Habían ido a una fiesta y cuando acabo, quedaron ellos tres. Decidieron dejar primero a Isa, pero al llegar a la puerta de su casa, les dijo que subieran a tomar la última copa. Fue la última copa, pero el inicio de una fiesta sexual increíble.
Enrique – Cantabria
Esto que os cuento, sucedió hace ya unos cuantos veranos y en un fin de semana de los calurosos. Estábamos toda la pandilla de amigos en una terraza de un bar tomando unas copas y como estaba cerca de nuestras casas habíamos ido andando. Allí estuvimos jugando a diversos juegos que simplemente eran una excusa perfecta para hacer beber al perdedor.
Cuando el ambiente estaba ya cargado y todos íbamos con una copa de más, entonces David y Carmen se fueron y poco después Carlos y Eva también. Nos quedamos tan solo Isa, Diana y yo, así que nos acabamos la copa y nos fuimos para casa, aunque primero decidimos acompañar a Isa, y después Diana y yo nos iríamos a nuestras casas, que estaban muy próximas.
Al llegar a casa de Isa, nos invitó a subir a tomarnos la penúltima copa de la noche y aunque ya eran las seis de la madrugada, aceptamos los dos, subimos, preparó las copas y mientras bebíamos se le ocurrió un juego diferente, sentar a Diana en una silla, taparle los ojos con una venda y que tuviese que adivinar quien de los dos la besaba. Diana, riéndose, aceptó el juego. Entonces Isa se acercó a mi oído y me dijo que la besase yo primero, me acerqué a sus labios y apenas hubo un pequeño contacto, Isa preguntó que quién había sido, ella dijo que yo, e Isa le dijo que bien, que había acertado.
Como habíamos perdido nos tocó beber, pero ahora un chupito a palo seco el cual nos entró de muy mala manera, seguimos jugando y ahora fue ella quien se acercó, yo pensé que le daría un beso igual que el mío, pero me equivoqué pues empezó muy lenta y suavemente, hasta convertirse en un largo y profundo beso. Diana no se cortó y siguió con el beso, excitándome muchísimo al ver aquello. Tras esto, Isa preguntó otra vez por quien había sido, y ella me volvió a decir a mí, por lo que Isa le dijo que se había equivocado. Diana sonrió medio extrañada, Isa cogió la botella y le dijo que abriera la boca, ella la abrió y le introdujo el cuello de la botella, no podía casi tragar, pero bebió bastante.
Ya teníamos mucho alcohol en el cuerpo, la excitación subía y en estas se me ocurrió a mí otro juego, saqué un hielo de la cubitera y les dije:
– Hay que pasárselo por todo el cuerpo y si te mueves has perdido y en vez de beber, te quitarás una prenda.
Ambas aceptaron de muy buen grado este nuevo juego, Isa cogió su hielo y comenzamos a pasárselo por el cuerpo de Diana. Llevaba una camiseta de tirantes blanca bien ajustada al cuerpo con lo que se apreciaba a la vista sus dos enormes pechos. A veces Diana sacaba la lengua para atrapar el hielo, momento que aproveché para besar su lengua. Ella abrió su boca y nos dimos un beso mientras Isa le metía el hielo por debajo de los tirantes haciéndole la forma del sujetador por lo que no tardaron mucho en ponerse sus pezones erectos. Yo seguí rozándola por fuera de la camiseta haciéndola círculos en su pezón mientras Isa hacia lo mismo en el otro. Diana no se movía, estaba quieta, tan solo hacía gestos con su cara y lanzaba suspiros.
Cada vez que uno de los dos se acercaba al pezón, suspiraba profundamente, hasta que no pudo aguantar más y en uno de esos roces, se estremeció hacia atrás y entonces gritamos que había perdido y rápidamente Isa le dijo que se tenía que quitar algo.
Diana se puso de pie y por detrás se quitó el sujetador y como la camiseta estaba mojada, se le apreciaban más sus grandes pechos duros. Se volvió a sentar e Isa comenzó a rozar con su hielo sus tetas mientras yo volví a sus labios. Esta vez tardó bastante menos en moverse, se puso en pie y se quitó la minifalda quedándose con un tanga negro muy pequeño. Cambiamos de hielos, y continuamos. Diana era una chica bastante alta y tenía unas piernas preciosas, yo pasaba mi hielo desde el tobillo a la rodilla, de la rodilla al muslo, del muslo a la cacha y cada vez me acercaba más a su coño, pero sin tocarlo. Isa estaba entre los labios y los pechos.
Era tal el punto de calentura que teníamos los tres que olvidamos las reglas del juego para dejarnos llevar por aquel intensísimo momento, me senté en el suelo y le separé las piernas, rozándole por fuera del tanga sin tocar su coñito, hasta que en una de las pasadas lo toqué suavemente con mi mano y noté que estaba bastante húmeda.
Isa ya le había quitado la camiseta quedando al aire sus pechos, eran grandes y redondos, unas tetas preciosas, e Isa la besaba mientras con las manos se los acariciaba. Yo también aproveche aquella situación para tocarle los senos. Diana seguía con la venda puesta y dejándose hacer por nosotros y después le quité el tanga, quedando completamente desnuda. Le volví a separar las piernas y con el hielo la rocé el coño, desde el culo hasta el clítoris y a cada paso ella gemía y yo de vez en cuando chupaba el hielo que estaba lleno de sus jugos.
En una de esas, dejé el hielo en la boca y decidí chuparle el coño, en el acto Diana me cogió de la cabeza y me apretó contra ella, por lo que solté el hielo y comencé a comerme su rajita, poniendo mi lengua en su botón mientras mis dedos buscaban su agujero. Isa no dejaba de besarla y chuparle los pezones, pero a la vez se quitó el vestido, comprobando que no llevaba sujetador, tan solo un minúsculo tanga, a continuación le puso un pecho en la boca y Diana comenzó a chuparlo y besarlo. Las tetas de Isa no eran tan grandes, pero tenía una areola grande respecto a su pecho, Yo, entonces, con la otra mano le quité el tanga a ella y acaricié sus piernas sin tocar su coño.
Al final me puse de pie para quitarme la ropa y en ese momento Isa se sentó sobre las piernas de Diana, de tal manera que la dos estaban de frente, rozando sus rajitas. Se miraron y se dieron un beso mientras se acariciaban todo el cuerpo experimentando unas sensaciones hasta el momento desconocidas para ellas.
Una vez que quedé desnudo, Diana me llamó para que fuera hacia ellas, me acerqué con mi polla tiesa e Isa me la agarró primero, la acarició un rato, pero después Diana apartó a un lado a Isa y me la cogió con sus manos y se la metió muy despacito en la boca, mamándomela un ratito. Después, me tumbe en el suelo e Isa al ver mi polla tan sola, aprovechó el momento, se sentó encima de ella de en tirón y Diana, levantándose. Hizo lo propio sobre mi cara.
Mientras una no dejaba de follarme la otra no paraba de pasar su coñito por mi boca para que mi lengua recorriera toda su extensión, mientras mis manos acariciaban las tetas de ambas. Noté varias veces como Diana se corría en mi cara, además todo su cuerpo se estremecía y me apretaba tanto que me dejaba sin respiración y mientras, Isa se movía cada vez más y más rápido, hasta que no aguanté más y acabé corriéndome dentro de Isa y entonces ella paró y se levantó. En ese momento Diana se tumbó hacia mí, haciendo un 69, por lo que no tardó mucho mi polla en ponerse nuevamente tiesa, entonces cogí a Diana y la puse de pie, la agarré de la mano y la coloqué encima de la mesa boca abajo, con la punta de mi polla rozando su coño, después llegó Isa por detrás y me restregaba con sus tetas mi espalda.
Posteriormente Isa se puso al nuestro lado y empezó a escupir sobre la rajita de Diana, lubricándole con saliva desde el culo hasta el clítoris y yo aproveché e introduje mi verga en su coño empezando con movimientos suaves a penetrarla, mientras. Isa seguía lubricando la zona, se veía perfectamente la penetración, más aún al observar el culito tan cerrado de Diana. Tras un pequeño rato de follármela, Isa cogió mi polla y empezó a manosearla, introduciéndola a veces en el coño de su amiga, después se puso a mi espalda y siguió haciendo lo mismo, hasta que en una de esas introducciones, Isa tomó otro camino y penetró el culo virgen de Diana.
Isa me empujaba, por lo que yo no podía salir de Diana y la cabeza de mi polla estaba dentro de su cándido culo. Ante esto, Diana reaccionó, empezando a gritar que le dolía, pero Isa le decía que se callase y cuando yo me iba a retirar hacia atrás, de nuevo Isabel me empujó hacia Diana, y esta vez se la metí entera. Ella gritó hasta que al poco tiempo comenzó a moverse, pues la agarré por la cintura y Diana seguía el movimiento, al principio muy despacito, pero con el tiempo las embestidas mías, inducidas por Isa, eran cada vez más rápidas y fuertes.
Después Isa se subió a la mesa, puso su coño en la cara de Diana y la cogió de la cabeza para que empezara de una vez a comerle su coño. A cada embestida mía Diana se acercaba y lamía, hasta que sentí que me iba, las avisé y se pusieron las dos de rodillas esperando el chorro. El primero entró directamente en la boca de Diana, que se apresuró a tragar para no perder nada, después Isa se abalanzó sobre mi polla y se la metió entera tragando las sacudidas posteriores, hasta que cuando ya no salía nada, se acercó a Diana y se besaron compartiendo el semen que tenían en la boca.
Posteriormente ellas se tumbaron en el suelo, se abrazaron y se quedaron dormidas, yo me vestí y me fui a mi casa, dejándolas allí a las dos agarradas como dos amantes.
Esperando que os haya calentado mi experiencia, recibid el saludo de un fiel lector.