Relato erótico
La carne es débil
Después de una sesión de sexo bestial con su marido, y mientras se daba una ducha, recordó que tenía que pedir una bombona de butano. Una cosa llevó a la otra y se acordó del butanero. Era un tío joven, atlético y por lo que marcaba su paquete, debía estar bien dotado.
Concha – Barcelona
La cama parecía que se iba a desmontar, Miguel, estaba totalmente desnudo, tenía un buen cuerpo, aunque algo grueso, pero su fogosidad a la hora de hacer el amor, tenía a Concha su mujer contentísima. Estaba amaneciendo y las primeras luces, dejaban entrever los dos cuerpos desnudos encimas de la cama con las sabanas revueltas y las mantas por el suelo. Concha estaba sentada encima de la verga de Miguel y la tenía metida totalmente en su chocho, cabalgaba con gran ímpetu y los jadeos de ambos demostraban que estaban disfrutando del acto amoroso.
Miguel, tenía 36 años, moreno con un cuerpo atlético y según su mujer bien dotado. Concha tenía 34 años, morena con una mata de pelo negrísimo, no muy alta con buenas tetas, buenas piernas y un culo que parecía un pandero, tenía una cara tristona no muy guapa, pero en cambio era muy simpática y habladora.
A Miguel le gustaba ver a su mujer desnuda, pero lo que más le ponía a tono, era verle el coño, ya que tenía mucho vello y los pelos le salían por todos lados. Concha, tenía las piernas abiertas y Miguel, le estaba haciendo una comida de coño tremenda, le tenía metido un dedo en su chocho y le mordía el clítoris, mientras le pasaba la lengua a lo largo de sus enormes labios. Una tremenda sacudida, seguido de un grito placentero indico que había tenido un buen orgasmo. Miguel, se subió para su cara con la polla totalmente erecta y Concha abriendo la boca, se la trago entera, le chupaba el miembro, mientras le sobaba los cojones con ambas manos.
Habían descubierto el placer, después de casados, se conocían desde niños y en su juventud allá en el pueblo solamente algún beso que otro y un ligero magreo por encima de la ropa eran sus conocimientos sexuales. El chorro de esperma que salió de la polla de Miguel, la pilló desprevenida, no obstante no dejo escapar ninguna gota, tragándoselo todo y relamiéndose los labios. Le gustaba darle placer a su marido, estaba muy enamorada y no concebía como algunas mujeres, podían ponerle los cuernos, buscando en otros lo que tenían en casa.
Cuando Miguel se marchó a su trabajo, se metió en la ducha y mientras caía el agua por su cuerpo, recordó que tenía que pedir una bombona de butano, sin poderlo remediar, pensó en Paco el repartidor de butano un chico rubio con 20 años, fuerte como un toro con un pelo largo recogido en una coleta y con una cara de ángel, siempre llevaba pantalón vaquero y se había fijado en el enorme paquete que marcaba, su sonrisa siempre dibujada en su cara y su enorme simpatía, hacia que entre las mujeres del bloque, se avisasen unas a otras cuando tenían que pedir el gas para poder verlo y hablar con él.
Al pasarse la esponja por los pechos, noto que estaban tiesos y desafiantes, esperando una mano que los acariciase, los estuvo tocando y pellizcando siempre pensando en Paco el butanero y bajando la mano derecha, comenzó a frotarse su rajita, cuando comenzó a calentarse, metió un par de dedos en su vagina, abriendo las piernas para que pudiesen entrar con más facilidad, mientras con el pulgar se frotaba el clítoris. De su boca salían palabras incoherentes y suspiros mientras frotaba cada vez con más energía su chomino. Un grito placentero seguido de unas convulsiones inundados de un inmenso placer, la dejo totalmente satisfecha. Mientras se secaba el cuerpo, se reprocho el haber tenido esos pensamientos y con una sonrisa, se dirigió al teléfono para pedir el gas butano.
Estaba viendo la novela de las cinco, cuando sonó el teléfono, era Miguel que le indicaba que aquella noche llegaría más tarde, debido a una avería en una maquina de la fábrica que la tenía que reparar. Nuevamente sonó el timbre, pero esta vez de la puerta, soltó un taco y con cara de pocas amigas, se dispuso a abrir. Paco, estaba en la puerta con la mejor de sus sonrisas y con su bombona de gas al hombro. La cara de Concha cambió radicalmente y le dijo que pasara hasta la cocina, al descargar la botella, el pico del mueble platero, le rajo un poco la frente y comenzó a salir de la brecha un poco de sangre.
Paco se coloca un pañuelo en la herida y le dijo que no tenía importancia, pero ella se empeña en que tenía que curarle por temor a una infección y lo llevo hasta la salita, acostándolo en el sofá. Concha le había desinfectado la herida y le tenía puesta una gasa que sujetaba con su mano para que no se cayese, se había sentado en un taburete y no se daba cuenta que Paco al tener la cabeza sobre el brazo del sofá y por lo tanto más baja, le estaba viendo los muslos y cuando al hacer algún movimiento, abría las piernas un poco, le veía las bragas y los pelitos del chomino que asomaban por todos lados.
El cipote de Paco, había puesto una gran tienda de campaña y la cremallera de su bragueta estaba a punto de estallar. Concha que había observado el bulto, hablaba sin parar y miraba cada vez con más descaro presa de un gran nerviosismo, mientras sus manos acariciaban la cara del butanero. Paco que había notado la calentura de Concha, le metió la mano por las faldas y mientras le sobaba los muslos, con la otra mano, se abrió la bragueta, dejando en libertad su tremenda tranca. Concha, colorada como un tomate, miraba atónita aquella hermosa polla, y se dejaba hacer sin oponer resistencia, Paco le había bajado la mano y se la había depositado en su nabo, indicándole que le efectuara una paja, mientras le tenía metida la mano por el pernil de las bragas y con un dedo colado en su vagina, la masturbaba descaradamente.
Los suspiros que escapaban de su garganta, indicaban que el clímax, estaba próximo, tenía las piernas abiertas y parecía que le habían dado cuerda a su mano, de la forma como pajeaba al butanero. Un grito apagado y un movimiento brusco, fue la señal de que había tenido un buen orgasmo, mientras Paco que también se había corrido, le puso la mano chorreando de un esperma blanco y cremoso. Después de unos minutos de tranquilidad, y una vez que se habían relajado, Paco se levanto del sofá y tendiendo a Concha, le subió las faldas hasta la cintura y bajándole las bragas, le metió la boca en el coño y apartándole los pelos con su lengua, procedió a meterla en su rajita, pasándola de arriba abajo y parándose a darle un mordisquito en el clítoris. Concha, pedía más y sus manos agarraban la cabeza de Paco, metiéndosela prácticamente en su chocho, jadeaba y movía el culo que las manos del mozo trabajaban a conciencia pellizcándolo y magreándolo.
Un gran grito, indica otra corrida de la mujer y sin darle tiempo a reaccionar, Paco que tenía el cipote otra vez en plena forma, se acercó y mientras Concha intentaba cerrar las piernas para impedir la entrada de aquella enorme polla, le abrió la camisa arrancándole los botones y sacándole los pechos del sujetador, se los introdujo en la boca mordiendo ambos pezones que estaban duros y erectos. Concha, como loca volvía a jadear y poco a poco fue abriendo las piernas, momento que aprovecho Paco, para poner la cabeza del nabo en sus labios y de un certero empujón, metérsela hasta los cojones.
La enorme lubricación de la vagina, permitió que tan enorme cacharro, entrara sin romper nada y mientras le mordía los labios con rabia y pasión, sus manos no dejaban de tocar sus pechos que parecían de goma. Paco, se la metía y sacaba con gran rapidez, mientras que Concha, totalmente abrazada al chico, le introducía la lengua hasta las anginas.
La lucha siguió por espacio de varios minutos y los suspiros y jadeos eran cada vez más intensos, una subida de tono indico el final y sudorosos y cansados, terminaron echados uno sobre otro, mientras se basaban tiernamente acariciándose los cuerpos totalmente.
Concha, fue la primera que se recupero y poniéndole una tirita en la frente, le pago su bombona de butano, dándole una espléndida propina, mientras que ambos en la puerta del piso se despedían con un:
-“El butanero, siempre a su servicio para todo”