Intercambio con sorpresa

Su novio, tenía una fantasía, quería verla follar con su mejor amiga. A ella le gustaría verlo a él follar con su amiga, pero la amiga tenía otra que no les contó hasta el último momento.

Vanesa – Salamanca
Soy Vanesa, tengo 24 años y os cuento una experiencia que tuve con mi novio, Enrique de 27 y mi amiga Laura de 28.
Mi novio tenía la fantasía de vernos a mí y a Laura, montándonos un numerito lésbico y al final nosotras aceptamos, pero con la condición de que él debería hacer lo que nosotras le pidiéramos en compensación. Él, aceptó gustoso, por supuesto. Mi fantasía consistía en que mi novio tuviera sexo con Laura, mientras yo miraba y los alentaba, pero Laura nos tenía deparada una sorpresa.
El día convenido fuimos los tres a una disco, bailamos, tomamos unas copas y después nos fuimos al apartamento de Laura. Cuando llegamos nos tomamos otra copa y parecía que la que estaba más “contenta” era Laura. Fuimos a su habitación, mi novio se sentó en un sillón, debía permanecer vestido mirándonos y no se podía tocar ni masturbar.
Laura y yo empezamos a desnudarnos y a besarnos como posesas. Nos acariciábamos hasta que Laura empezó a comerme el chocho, no tarde mucho en tener un orgasmo bestial.
Ahora era el turno de cumplir mi deseo y entonces le pedí a mi novio que se follara a Laura y por supuesto que accedió de inmediato. Para calentarlo más lo desnudamos entre las dos y mientras yo me arrodillé para chupársela Laura lo besaba en la boca. Luego ella se acostó de espaldas y le pidió que se la metiera, mientras yo lo animaba diciéndole:
– ¡Dale mi vida, fóllate a esta puta, dale, fóllatela hasta que reviente!
Laura, que estaba a mil, se corrió chillando como una perra pero cuando mi novio iba a hacer lo propio, ella saltó de la cama y dijo que le tocaba cumplir su fantasía. Mi novio estaba como loco de calentura porque ella dejó que se corriera.
Laura sacó de su bolso uno de sus tangas y le ordenó a él que se lo pusiera. Él se molestó, no sé si por la petición o por la forma imperativa de ordenárselo, pero entre lo caliente que estaba y mis súplicas accedió. Por indicaciones de Laura, entró al baño y después de un rato salió con el minúsculo tanga puesto, claro que con lo caliente que estaba su polla sobresalía por completo de esa diminuta prenda, al igual que sus huevos. Nos dios mucho morbo verlo así y comenzamos a decirle que le quedaba muy bien, que era muy excitante ver como se perdía dentro de sus nalgas y él se las tocaba y apretaba. Entonces yo le pedí a mi novio, imitando el tono imperativo de Laura, que se subiera a la cama a cuatro patas para que ella pudiera colocarse entre sus piernas y pudiera comenzar a mamarle la polla. Parecía estar confundido, pero su calentura y sus deseos de sentir los labios de Laura en su rabo, que estaba a punto de reventar, no lo dejaron reaccionar.

Laura comenzó a darle una especie de masaje en la espalda y así siguió hasta llegar a sus nalgas las cuales masajeaba, apretaba y estrujaba y yo, mientras tanto, se la mamaba y luego le comía los huevos, hasta que, haciendo a un lado el tanga, mi lengua se posicionó del agujero de su culo. Sabía que esto le gustaba y yo metía y sacaba la lengua rápidamente. Él estaba en las nubes y Laura aprovechó para prepararse y darnos una verdadera sorpresa. Le susurró al oído que ahora venía lo mejor.
Dejó caer una especie de aceite por sus nalgas pero además de masajearlas también comenzó a pasar sus dedos por su agujerito trasero y me di cuenta que la polla de mi novio crecía un poco más. Estaba muy excitado.
En aquel momento, entendí hacia donde iba el juego, le quité el tanga, pero sin que él perdiera la posición de perrito. Entonces le separé las piernas y ayudé a Laura a abrirle las nalgas para que pudiera pasar el aceite y sus dedos sin ningún problema por todo su culo y cuando ya estaba lleno de ese aceite, Laura le dio un fuerte azote. Mi novio se quejó, pero yo le dije que si no se callaba serían cada vez más fuertes.
Al cabo de un rato, Laura me dijo:
– Ahora métele dos dedos, sí, así… ahora tres… pronto estará listo… sí, métele cuatro… es excitante verle así, con el culo abierto y las piernas separadas…
– Esta putita, se ve mejor abierta del culo… y ya está lista y puedes ponerte lo tuyo – le dije a Laura tras dilatarle bien el ano a mi novio.
Laura volvió a su bolso y sacó un consolador con arnés el cual comenzó a ponérselo y lubricarlo con aceite cerca de la cara de mi novio, para que se enterara de como seguiría todo. Ella lo miraba a los ojos y le decía:
– Ahora sentirás lo que es tener una polla dentro del culo, te voy a desvirgar, voy a romperte ese culito estrecho y después tu novia te tendrá enculado un rato más mientras te saco fotos – entonces trajo un espejo de cuerpo completo y lo puso frente a la cama diciéndole – Quiero que veas como eres desvirgado y que guapo te vas a ver enculado, quiero ver tu cara mientras sientes mi rabo romperte el culo en dos.
Me asombró esa actitud tan agresiva de Laura, estaba como poseída, me asustó un poco, pero también me dio mucho morbo. Pensé que mi novio se iba a levantar de la cama y nos iba a insultar a ambas, pero para mi sorpresa permaneció mudo, cerró los ojos y agachó la cabeza, como resignado a aceptar lo que el destino le deparaba. Yo continué entonces con el metisaca con cuatro dedos dentro de su culo, cada vez mas dilatado. Laura se colocó detrás de él, me quitó la mano y ella misma comenzó a introducirle los dedos y mientras le acariciaba las nalgas le decía:

– Quiero que lo disfrutes, que sientas como entra y sale de ti cada centímetro, la cabecita y las embestidas que te voy a dar mientras te enseñamos como te tienes que mover.
Luego sacó los dedos y acomodó la cabeza de su verga postiza en la entrada de su culo virgen para rompérselo entre empujones y nalgadas que ahora le proporcionaba yo y luego Laura se la metió de una sola vez sin dejar nada afuera y lo obligó a mirar al espejo para ver como lo desvirgaba y para ver la expresión de su cara, la cual era una combinación de grito y gemido entre tremendas embestidas de la polla de Laura que estaba fuera de sí y que, excitadísima, le gritaba:
– ¡Disfrútala, disfruta mi polla como te folla, como te rompe en dos el culo, disfruta putita como te desvirgo con mi polla tiesa!
La fantasía de Laura era encular a un hombre y tratarlo como ellos nos tratan a nosotras. En un momento dado, mi novio me miró buscando un poco de piedad, pero yo en cambio le dije con mi cara enrojecida de excitación:
– Estás muy guapo así enculado, abierto de nalgas y con una polla hasta el fondo de tus entrañas, ahora estas sintiendo como es el ser tratada como una puta.
Después de un momento, cambiamos de posición siendo yo ahora quien lo enculaba y entonces Laura lo cogió del torso y le dijo:
– Ahora aprenderás a moverte, de delante hacia atrás, vete moviendo despacio y cuando llegues a sentir los testículos en tus nalgas haz un ligero movimientos con ellas de arriba a bajo.
Pero no sabía cómo hacerlo, y Laura volvió a darle un azote, esto lo hizo reaccionar y comenzó a encularse a sí mismo hasta que acabó corriéndose como un marrano manchando todas las sábanas. Laura y yo también nos corrimos al observar semejante espectáculo.

Desde este día mi novio sigue haciendo el papel de macho conmigo pero cuando me apetece, me lo tiro por el culo como si fuera mi puta particular, con gran placer por ambas partes.
Saludos de los tres.