Relato erótico
Inesperado, pero bestial
Le llamó su amiga y le propuso ir a la playa. Aunque se había acostado tarde aceptó. Fueron a una playa a pocos kilómetros de la ciudad y como era un día laborable no había mucha gente. Pasaron un día excelente en todos los sentidos.
Rafa – Barcelona
Amiga Charo, voy a contar lo que me ocurrió un día de este verano. Me había acostado tarde, pero por la mañana me despertó el teléfono, serían sobre las once. Era mi amiga Macarena que, como hacía un día buenísimo me comentó de ir a la playa. No me parecio mala idea y le dije que iría a recogerla en coche en una hora. Salí de mi casa con el bañador puesto y una camisa, cogí el vehículo y fui a por Macarena. Cuando la recogí no pude evitar mirarla de arriba abajo, estaba muy bien, llevaba puesto un vestido largo muy fino, color amarillo, y debajo el bikini negro. Ella tiene el pelo castaño, mediría sobre 1,70, su peso era de unos 55 kilos, con el pelo largo, con un cuerpo muy atlético, pues hacía bastante deporte, el culo lo tenía respingón, y duro, y los senos grandes e igualmente duros.
Al rato llegamos a la playa y como era un día laborable no había excesiva gente, pusimos la sombrilla y a continuación me quité la camiseta y ella el vestido, quedándonos ambos en bañador, acto seguido nos sentamos sobre las toallas y nos pusimos a echar unas partidas a las cartas. Mientras jugábamos, nos dimos cuenta de que a unos diez metros había un grupo de tres chicas y un chico, de nuestra misma edad más o menos, y las chicas estaban haciendo topless.
Pasaron unos minutos, y empezamos a comentar el hecho, de que era el día ideal, pues no había mucha gente, que así no se le quedaban señales, hasta que ella me dijo que se iba a quitar la parte de arriba, yo me quedé sorprendido, pero la miré simulando indiferencia, como si fuera algo normal, así que Macarena se quitó el sujetador y dejó al descubierto sus gordas tetas.
Era la primera vez que le veía los pechos, los tenía blancos, se notaba que no hacia topless y supongo que esa vez se animó al ver que no había nadie conocido en la playa, salvo yo, y mi presencia no le molestaba, y para mí era una alegría ver el comportamiento tan natural que había adoptado.
Seguimos jugando a las cartas, y en una de esas miradas al grupo de chicas, ella me dejó aun más atónito, al comentarme que le gustaban las tetas redondas de la morena, el culo de la rubia con su bañador metido por el culo y el cuerpo del tío. No sabía a que jugaba, pero al oír estos comentarios empecé a empalmarme, no lo pude evitar, así que le dije que no tenía más ganas de jugar, y me tumbé en la toalla boca abajo. A los pocos segundos, Macarena siguió comentando cosas de las chicas y el chico, que ella creía que seguro que eran unas cachondas, que seguro que se montaban unas orgías espectaculares con el chico, y para rematarlo me hizo fijarme en la rubia, ya que ella decía que tenía el coño depilado, y la verdad es que lo parecía.
Aproveché que hacía esos comentarios y le pregunté que si alguna vez había pensado en depilárselo, y ella tranquilamente me respondió que siempre lo tenía rasurado. Eso aun me dejó más caliente. Estaba atónito, Macarena me comentaba esas cosas con toda naturalidad.
Segundos después se levantó y fue a darse un baño, mientras yo observaba bien su cuerpo macizo, me gustaba ver el movimiento de sus tetas al andar, realmente deseaba acariciarlas, deseaba lamerlas, disfrutar de todo su hermoso cuerpo, poder follármela, deseaba restregar mi polla por sus tetas, metérsela en la boca, cogerle el culo…
Ya que las cosas estaban así, decidí sacarle más cosas sobre su vida, y le pregunté que de todos los tíos con los que había estado, cual diría que era el mejor amante. Me miró, encendió un cigarro y después tranquilamente me dijo que todos los tíos con los que había estado la habían dejado satisfecha de un modo u otro, excepto uno que no aguantaba empalmado ni dos minutos y para colmo no le gustaba el sexo oral. Al rato, ya metidos en el mediodía, los vecinos se fueron, supongo que a almorzar, eso nos hizo cambiar el tema, y el picante dejó paso a cosas más corrientes, al rato nos comimos los bocadillos que traíamos y nos tumbamos bajo la sombrilla a dormir algo la siesta, pues estábamos cansados.
Cuando nos incorporamos eran sobre las cinco, y al mirar la playa vimos en el otro lado a los vecinos de antes, habían vuelto pero se había puesto en otro lado y seguían igual que antes con sus topless. Fue pasando la tarde, y cada vez había menos gente en la playa, hasta que por nuestra zona ya solo estábamos nosotros y el grupo ese de gente. Pasado otro rato, esa gente también se fue, y nos quedamos relativamente solos, aunque a bastantes metros aun se veían personas. Decidimos recoger, y mientras continuamos hablando, pero esta vez el tema sí iba subido de tono. Ella me empezó a preguntar que como había ido el día, que si me habían gustado las vecinas, y yo le dije que estaban bien, pero ella me replicó diciéndome que estaban de muerte porque me había llevado todo el día mirándolas y empalmado. Era la verdad, pero no pensé que ella se hubiera dado cuenta de tantos detalles, cosa que me dejó cortado. Incluso se atrevió a decirme que si cuando llegase a casa iba a tener función, claramente se refería a si me iba a masturbar. Yo estaba cortado, pero me defendí, le dije que por supuesto y ella se rió.
Llevamos las cosas al coche, las metimos en el maletero salvo una toalla, y lo cerró. Yo no sabía qué pasaba, me cogió de la mano y nos metimos en la zona de dunas cercana a la playa, puso la toalla en el suelo, se quitó el vestido, y se puso de rodillas sobre ella delante de mí. Sin duda ambos estábamos muy cachondos, así que no lo dudé y me saqué la polla, la puse delante de ella y lentamente empecé a acariciármelo, poco a poco, de abajo a arriba, sin masturbarme. La tenía muy dura y ella la miraba fijamente, con descaro, cosa que a mí eso me ponía a tope. Acto seguido, delante de su cara, agarré mi polla con la mano y empecé a pajearme, empezando ella a acariciarse los muslos, las ingles y luego se quitó el sujetador del bikini y nuevamente pude ver sus tetas.
A continuación se metió la mano dentro de sus braguitas y se tocaba el coño, mientras con la otra mano se pellizcaba los pezones sin desviar su mirada de mi miembro.
Estaba claro que a mi amiguita le iba la marcha. A los pocos segundos se tumbó boca arriba delante de mí, se quitó la parte inferior, quedando desnuda, se introdujo un dedo en la vagina, y poco a poco fue aumentando el ritmo de la masturbación, ayudándose meneando las caderas, moviéndose como si estuviese follando. Se estaba muriendo de placer, se movía como una desesperada, metía su dedo y lo sacaba con bastante velocidad, y con el pulgar se restregaba el clítoris, hasta que cerró los ojos, y empezó a gemir como una perra. Se estaba corriéndose con la paja.
Mientras tanto yo intentaba aguantar lo máximo posible ante esta escena, no quería correrme pero sabía que no podía aguantar mucho más. Entonces Macarena sacó la mano de su coño y se introdujo los dedos en la boca, limpiándolos de sus jugos, y con la otra mano empezó a acariciarse los cachetes del culo, siendo visible como acercaba lentamente un dedo hasta su orificio anal, y lo pasaba por encima, masajeándolo. Me acerqué más a ella, sin parar de masturbarme, y le pasé suavemente la punta de la polla por sus ingles, muy despacito, la volví a mirar y tenía una cara de viciosa impresionante, seguí pajeándome a la vez que frotaba mi nabo por los alrededores de su coño, incluso estimulando su clítoris con mi verga. Tras eso, ella me agarró el culo con firmeza con una mano, al mismo tiempo con su otra mano comenzó a acariciarme la polla y al cabo de unos minutos era ella la que me masturbaba. Era genial, incluso de vez en cuando pasaba también su mano por mis testículos y eso me encantaba, luego me volvía a aferrar la polla y con un movimiento mecánico seguía pajeándome. Después se incorporó, y acercó su boca a la mía y comenzó a besarme. Era una sensación maravillosa, nos besábamos con pasión, con dulzura, y a la vez sentía el calor de su coño cerca de mi pene.
Excitado a tope, deslicé una mano sobre sus pechos, amasé sus tetas y sobre todo sus pezones, entonces me miró y me preguntó si estaba a punto de correrme, no dije nada, pero ella siguió, me dijo que la mirase, que tenía una amiga muy caliente, que había sido bueno conmigo, que en vez de pajearme yo, ella lo estaba haciendo por mí, y para terminar me dijo que me iba a correr encima de ella porque yo lo estaba deseando y ella era una buena amiga, y que a los amigos se les hacían favores.
Al oír estas palabras no pude aguantar más, la tumbé, y de mi polla salió un primer chorro de esperma que cayó sobre el vientre de Macarena y ella, con sus dedos, se esparcía la corrida por los muslos y la barriga. Con el segundo disparo apunté directamente a su teta derecha, y acerté en sus pezones, quedando cubiertos de mi líquido caliente, entonces ella se extendía el semen por la otra teta, para que ambas quedasen lubricadas.
Cuando ya iba dejando de salir mi leche Macarena, con una mano, me empezó a manosear los testículos para extraerme hasta la última gota de semen, y logró sacarme un poco más que cayó nuevamente sobre su vientre. Tras esto ella se quedó boca arriba disfrutando del semen, y yo quedé tumbado al lado de ella.
Después dejamos allí las ropas y desnudos nos dimos un baño, volvimos a por ellas y retornamos a nuestras casas. Ese día de playa había sido espectacular, y sabía que tenía una gran amiga en Macarena.
Saludos.