Relato erótico

Haciendo amigos

Charo
5 de marzo del 2019

Les encanta Tenerife y aquel año decidieron volver para pasar quince días de vacaciones. Estaban tomando el sol en la playa y una pareja, extranjera, colocó sus hamacas al lado de las suyas. Se saludaron, ella era española y el marido alemán. Hablaron y entre ellos surgió algo.

Carlos – Madrid
Hacía ya algunos años que no íbamos a veranear a Tenerife, por lo que decidimos Alicia y yo ir este año pasado. Reservamos quince días en un hotel.
Un día, estábamos tomando el sol cuando llegó una pareja de extranjeros y se pusieron en unas tumbonas cerca de las nuestras. Nos dieron los buenos días, ella en un español perfecto, él ya no tanto.
Me fije en ellos, serían de similar edad a las nuestras, estaban bien formados, con cuerpos atractivos y bien cuidados. Seguramente iban al gimnasio. Ambos rubios, él alto y fuerte, ella más menuda, con un pecho firme y bien puesto y un culo subido, nada flácido. Estaban pero que muy bien.
Al irse a bañar nos pidieron si podíamos vigilar sus bolsas. Cuando salieron de agua y nosotros fuimos a bañarnos, les pedimos el mismo favor y nos bañamos despreocupados. Al volver a nuestra tumbonas y agradecerles el cuidado de nuestras bolsas, entablamos una conversación.
Eran matrimonio, llevaban casados doce años, vivían en Alemania, pues él era alemán y ella española, por ello, venían a España siempre en vacaciones. Ella se llamaba Vicky y él Derek. Eran simpatiquísimos y charlamos con ellos sobre las costumbres de nuestros países. Nos explicaron que ellos vivían en Nuremberg. Así pasó la mañana y cuando nos fuimos, quedamos en vernos en el mismo sitio al día siguiente.
El sábado, cuando llegamos a la playa, ya tenían reservadas las tumbonas para nosotros. Vicky hacía topless y le comentó a Alicia que por qué no hacía ella, teniendo unos pechos tan bonitos como tenía. Le contestó que tenía los pechos blancos y así aún llamarían más la atención. Entonces fue cuando le dijo que los domingos no iban a la playa por haber más gente, que ellos solían dar una vuelta con el barco.
– Si os apetece, podéis venir con nosotros, nos paseamos y como estaremos solos, puedes hacer topless para ponerte los pechos morenos y después podéis venir a comer a nuestro apartamento como despedida, ya que el lunes nos vamos.
Aceptamos encantados. Seguimos hablando sobre la gente que pasaba, las distintas costumbres de cada país. Vicky y Alicia se levantaron para ir a bañarse y conforme avanzaban hacía el agua, notamos que la gente las miraba y comentamos que las dos estaban estupendas. Derek me dijo que le gustaba mucho el tipo de la mujer española, con pechos espléndidos y caderas rotundas y observé como miraba el cuerpo de Alicia que con su bikini negro estaba verdaderamente apetitosa.
– Tu esposa, es muy bonita -comentó.
La misma atención despertaron cuando salieron de agua, una con las tetas al aire y la otra, aunque las llevaba cubiertas, estaba toda ella deseable. Seguimos conversando en amigable charla, a veces algo picante. Derek y yo hacíamos comentarios sobre las tías que pasaban y ellas, para no ser menos, lo hacían sobre los tíos e incluso en alguna ocasión aludieron al “paquete” de alguno.

Llegó la hora de irnos y nos despedimos hasta el día siguiente.
Sobre las 10h llegamos al puerto y ya nos estaban esperando, así que nos dirigimos al barco. Era grande, como un yate, con dos camarotes con baño y cocina. Salimos a la mar y una vez dejado el puerto, Vicky y Alicia, que estaban en los camarotes, subieron a cubierta y ¡sorpresa! Iban las dos en topless con los dos pares de tetas al aire.
Nosotros no dijimos nada de momento, pues nos quedamos embobados mirando aquellos hermosos cuerpos, hasta que él dijo:
– Nunca me he mareado en el mar pero, ahora viendo los pechos de tu mujer confieso que no estoy en condiciones de llevar el barco ya que estoy completamente alucinado.
– Como sigáis diciendo cosas así, bajo y me tapó -dijo Alicia haciéndose la molesta.
Ya en alta mar puso el piloto automático y nos tumbamos a tomar el sol. Vicky nos dijo que ella, en el barco siempre lo tomaba desnuda, pero que hoy no lo hacía para no violentar a Alicia.
Así estuvimos hasta que Vicky preguntó si alguien quería bañarse con ella. A Alicia le daba miedo hacerlo en alta mar. Derek se quedó con ella pues le había prometido enseñarle como se conducía el barco y yo acompañé a Vicky.
Bajó por la escalerilla y una vez cubierta por el agua, diciendo que la mejor sensación era bañarse desnuda, lanzó desde el agua la braguita del bikini, que cayó sobre cubierta y empezó a nadar. Yo bajé tras ella, me lance al agua y nadé para alcanzarla. Me costó bastante, nadaba muy bien, cuando llegué junto a ella, bastante lejos del barco, empezamos a jugar en el agua, a chapotear e intentar darnos alguna ahogadilla.
Cuando yo lo intentaba, al cogerla, rozaba sus pechos con las manos y los brazos y mi cuerpo tocaba el suyo desnudo, con su culo y con sus piernas. Así la excitación empezó a inundarnos y cada vez los roces eran más intencionados y descarados. A lo lejos veíamos el barco y sobre cubierta, en la proa, a la rueda del timón las figuras de Alicia y Derek.
Vicky enlazó sus piernas con las mías y me pregunto si nunca habíamos hecho un intercambio de parejas. Le contesté que no, que alguna vez había sacado la conversación y Alicia no había querido seguir hablando de ello.
Seguimos nadando y jugueteando en el agua hasta que decidimos volver.
Llegué primero, subí media escalerilla, balanceándose el barco y esperé a Vicky para ayudarla a subir. Una vez arriba, al ponerse la braguita del bikini, vi su coño totalmente depilado.
Por la escalera que subía de los camarotes apareció Alicia, toda sofocada y detrás Derek con una gran erección que el bañador no podía disimular sino que la acentuaba todavía más. Estaba claro que algo había pasado, pero ninguno de nosotros dos dijimos nada. Bajé al camarote a ducharme y bajó Alicia, todavía sofocada, al preguntarle que había pasado para que los dos estuviesen en aquel estado.

Me contó que cuando estábamos en el agua, Derek le dijo que iba a enseñarle a dirigir el barco. Para ayudarla se colocó detrás, cogiendo por detrás sus manos hasta el timón, sus brazos rozaban sus pechos desnudos y como estaba completamente pegado a ella, iba sintiendo como su polla estaba pegada a su culo, e iba aumentando de tamaño y endureciéndose cada vez más. Dijo que aquello la iba excitando y cada vez estaba más cachonda. Entonces le besó el cuello y sobó las tetas, entonces se separó y bajó a la cocina a beber algo fresco. Él bajó también y cuando estaba cogiendo un vaso del armario superior, volvió a enlazarla por detrás, cogió sus tetas y volvió a sentir en su culo su polla tiesa y dura como una piedra.
Siguió contándome que le besaba el cuello, que iba perdiendo la noción del lugar y solo sentía que el chocho le ardía de deseos. Que se dio la vuelta, le besó largamente en la boca, bajó las manos cogiéndole el culo y, pasando sus manos por debajo, la levanto con fuerza y la dejó sentada sobre el mueble de la cocina. Separó sus piernas y apartando la braga del bikini, hundió su cabeza y su lengua lamió su coño de arriba abajo, dándole un gusto inmenso. Entonces, cuando ya se estaba entregando a aquellas sensaciones tan intensas, el barco se balanceó al subir nosotros por la escalerilla y corriendo, se compusieron como pudieron y subieron a cubierta.
– Si tardáis más, nos encontráis follando y si esto sigue así, no se que puede pasar.
Todo esto que me contó me encendió sobremanera y me provocó una erección. La besé y le dije que se quitase las telarañas del coño, que no pensase en nada y que se dejase llevar por los acontecimientos y por sus sensaciones. Hice que subiera a cubierta mientras yo me duchaba para bajar la erección.
Volvimos a puerto, subimos al apartamento donde ya estaba preparada una comida fría a base de aperitivos, regada toda ella con cava muy frío. Vicky, diciendo de nuevo que en casa ella se encontraba más cómoda desnuda, se quitó la ropa. Pusieron una música suave que amenizaba la comida, bajaron las persianas y en una agradable penumbra comenzamos a comer entre bromas que, conforme el cava iba haciendo efecto, eran cada vez más subidas de tono y con más intención.
El sexo ya flotaba en el ambiente, Derek no se cortaba en decirle a Alicia y comentar lo que le excitaban sus pechos y cada parte de su cuerpo. Vicky contó que habíamos tenido unos roces, yo la llamé chivata. Así con dichos más o menos calenturientos acabó la comida.
Como la música seguía sonando, Derek le pidió de bailar a Alicia, la enlazó por la cintura, él en bañador y ella en bikini. Rodeó el cuello de él con sus brazos, sus tetas se aplastaban en el pecho de él y balanceándose al compás de la música se fueron hacía el fondo del salón donde la penumbra era más intensa.
Mientras Vicky recogía algunas cosas que debían guardarse en la nevera, me senté en un sillón y con los ojos entornados miraba, unas veces el cuerpo desnudo y deseable de Vicky y, otras a la pareja que bailaba, tan juntos que en la semioscuridad parecían uno solo. Las manos de él recorrían, acariciando, los brazos y la espalda desnuda de ella, bajaban hasta el culo al que también acariciaba.

Contemplar aquello y sobre todo pensar en lo que estaban sintiendo, me produjo un calentamiento y una erección bestial, que el bañador delataba.
Vicky acabó enseguida, vino hacia mí y sin decir palabra, alargó su mano invitándome a levantarme. Lo hice, abracé su cuerpo completamente desnudo y bailamos lentamente, muy lentamente. Sentía su coño pegado a mi polla, solo separados por mi bañador y esto junto a la excitación tan grande que ya sentía por contemplar a la otra pareja, elevó mi calentura a unos extremos que me dolía la polla y pensé que iba a reventar.
Vicky que sentía mi polla dura pegada contra su coño, lo ardiente estaba y que mis manos sobaban todo su cuerpo, fue poniéndose más y más cachonda, un leve temblor la recorría toda. Metía sus piernas entre las mías y sus manos también empezaron a recorrer mi cuerpo.
Bailando nos fuimos acercando más a la otra pareja. Estaban ya moviendo los cuerpos sin cambiar de sitio, besándose y sobándose con los ojos cerrados.
– Ver lo cachondos que están, me ha hecho subir tanto la excitación que tengo el chocho completamente mojado. Compruébalo -dijo Vicky.
Bajé la mano a su chocho y efectivamente, lo tenía chorreando y la entrepierna completamente mojada.
Seguimos los cuatro acariciándonos de todas las formas posibles, con manos, boca y piernas en aquel simulacro de baile hasta que Vicky, no pudiendo resistir más, acercándonos más a Alicia y Derek, los separó.
– Esta mañana le he preguntado a Juan si alguna vez habíais hecho intercambio de parejas y me ha dicho que no. Yo creo que no es cierto pero en la situación y el estado en que nos encontramos los cuatro ha llegado el momento de que lo comprobemos.
Mi mujer me miró.
– Tú decides- le dije y le cogí de la mano, apretándosela en un gesto cariñoso de complicidad.
– Lo que tú digas -me respondió.
La besé y dirigiéndome a Vicky y Derek les conteste.
– Adelante.
Volvió Derek a pasar su mano por la cintura de Alicia y se dirigió hacia el dormitorio. Vicky cogió mi mano y me llevó, al mismo dormitorio a pesar de que había otro libre.
– Es mejor así – me susurró al oído.
Derek sacó del cajón de la mesilla dos pastillas de Viagra, me dio una y me indicó que la tomase pues podía hacerme falta. Él hizo lo mismo.
Había dos camas, Derek tendió en una a mi mujer y arrodillándose a su lado, empezó a besar y lamer todo su cuerpo, haciéndola estremecer de deseo conforme su lengua recorría sus orejas, cuello, tetas, vientre, muslos, piernas, pies y acabó chupando su chocho, que se abrió ofreciéndose a aquella lengua que lo encendía de deseo de que penetrase en su interior y le lamiera lo más profundo.

Aquella escena que presenciamos nos convirtió a Vicky y a mí en una pura llama de deseo. Imitándoles, le comí el coño. Mientras la seguía haciendo gozar con mi lengua, oía los gemidos de la otra cama.
Levanté la vista un momento y vi a mi mujer retorciéndose y con unos movimientos convulsivos que le provocaban los orgasmos que le producían la lengua de Derek. Aquello ya me hizo perder completamente el dominio de mí y cuando Vicky me pidió que se la metiera, lo hice con violencia, entrando y saliendo mi polla de su coño, hasta provocarle una corrida mientras yo también me corría.
Quedamos abrazados y mirando los dos a la otra pareja que estaban ya follando con intensidad. Él le bombeaba una y otra vez, su polla en el coño, sacándola completamente y metiéndosela hasta el fondo, haciendo que se corriera varias veces seguidas en un orgasmo sin fin, hasta que Derek se corrió. Estuvimos los cuatro jadeantes, tumbados, sin hablar unos cuantos minutos para recuperar fuerzas.
Ya recuperado, extendí la mano hacia la otra cama, cogí la de Alicia y tiré de ella hacia mí, se pasó a mi cama, a la vez que Vicky se levantó y fue a la de su marido. Juntos empezamos a besarnos con amor y ternura, a acariciarnos con delicadeza hasta que, nuevamente nos excitamos.
Mi polla volvió a ponerse tiesa, su chocho volvió a encenderse, me coloqué encima, se la metí. Diciéndole “te quiero”, otras expresiones de amor y besándola continuamente, la follaba despacio, muy suavemente, entrando y saliendo de su coño muy lentamente en un polvo larguísimo que hizo que nos corriésemos a la vez, con un placer inmenso en el que estaban perfectamente mezclados el sexo y el amor.
En la otra cama Vicky y Derek también follaron y quedaron abrazados y agotados. Descansamos una hora larga, nos duchamos y vestidos, nos despedimos de nuestros amigos.

– Siempre os recordaremos con mucho cariño. Ha sido la experiencia más maravillosa que recordamos – dijo Vicky.
Nos besamos y nos fuimos.
Así acabaron nuestras calientes vacaciones. Un beso para todos de parte de los dos.

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