Relato erótico
Habrá repetición
Es una pareja muy caliente y muy liberal en el sexo. Tienen fantasías de las que, hasta ahora, solo han llevado a cabo una. No la olvidan y esperar repetirla pronto.
Sara – Castellón
Mi marido y yo siempre hemos tenido fantasías como toda pareja las tienen pero nunca llegué a pensar en que se convirtieran en realidad, aunque cuando hacíamos el amor y nos imaginábamos que otra persona estuviera con nosotros, gozábamos el doble y puedo decir que mis orgasmos eran más intensos.
En un par de ocasiones, mi marido me dijo que buscara el momento y la persona con quien pudiéramos hacer nuestra fantasía realidad pero yo, que soy un poco tímida, le decía que eso era muy difícil para mí pero que si él buscaba el momento y la persona, lo más posible es que yo lo hiciera.
Este era el sueño que siempre privaba sobre los demás, el deseo de hacer un trío y hacerlo con otro hombre era lo que a mi marido más lo calentaba y como él dice que tengo el cuerpo para hacer gozar a los hombres, ahora paso a describirme. En realidad no soy una reina de belleza pero me considero atractiva. Mi medida de pecho es de 99 cm y tengo un culo salido y grande que a mi marido le fascina, aunque me doy cuenta que él no es el único. Soy latina y me considero muy ardiente a la hora de dar placer y sentir placer. Creo que lo hago muy bien, aunque como les digo soy un poco tímida.
Al lado de Antonio, mi marido, hemos vivido cosas calientes nunca se me olvida el día que me llevo a ver un show donde los que actuaban mostraban el sexo y hacían el amor en directo. Fue realmente excitante ver tantas parejas follando, chupándose, acariciándose, aunque no se podía tocar a los actuantes, solo ver, era un tremendo show y muchas veces me masturbé pensando en eso y al hacerlo con mi marido era empezar esa fantasía de follarme otros hombres.
Han pasado varias oportunidades en las que había podido hacer la fantasía realidad de tener un trío, como por ejemplo la vez que hice un striptease delante de uno de los amigos de mi marido ya que yo llevaba unos copitas de más. Ese día baile pero no me quité del todo la ropa pero Jaime, así se llamaba el amigo de mi marido, estaba muy caliente y creo que con solo ver mi tanga y mi sujetador, se le notaba la erección por encima del pantalón. Ese día no pasó nada pues yo realmente estaba jugando y solo quería divertirme y no lo quise hacer no me gustaba o no me atraía como hombre.
La segunda vez fue con un compañero de mi trabajo el cual nos invitó, a mi marido y a mí a su apartamento. Estuvimos conversando de todos los temas y a mi marido se le veía cachondo cuando tocábamos el sexo y a mi compañero de trabajo también por lo que yo sentí mucha pena y decidí que nos fuéramos. Sentí que no estaba lista para hacer un trío, pero a pesar de todo me he corrido más de una vez imaginando lo que había podido pasar ese día.
Al llegar a casa tuve los mejores polvos con mi marido, gozamos y él sobre todo, pues cuando yo estoy cachonda me gusta hacer de todo y lo más placentero es que me meta la polla por el culo. Pero ahora paso a contarles mi experiencia de la cual no me voy a olvidar nunca.
Estuve trabajando un sábado hasta muy tarde y cuando y llegué a mi casa, estaba mi marido con su amigo Juan escuchando música y tomando cerveza. Antonio me dijo que los acompañara, le dije que sí pero que antes me iba a duchar. Así lo hice y al terminar, me puse unos shorts y una blusa en la que se podía notar que no llevaba sujetador ya que se me notaban los pezones tiesos de lo cual yo me di cuenta cuando fue lo primero que me miraron mi marido y su amigo Juan. Hablamos de muchas cosas cuando vi que en la mesa había unas fotos mías que mi marido me había tomado meses atrás. Eran unas fotos muy íntimas para mi pues son muy calientes ya que en ellas estoy casi desnuda y en ropa interior.
Al parecer mi marido se las había mostrado a su amigo y aunque yo me sentí avergonzada de que Juan las hubiera mirado, a la vez me gustaba y me calentaba lo que él estuviera sintiendo y pensando y fue entonces cuando allí Juan empezó a preguntarme cosas íntimas y calientes, por ejemplo que si yo me masturbaba, que si tenía fantasías y qué clase de fantasías tenía. Yo le contestaba todo y a la vez sentía que me mojaba pues eran esos dos hombres enfrente de mí mirándome con deseo y esperando cuando iba ser el momento, quien iba a tomar la iniciativa o propuesta de hacer un trío.
Yo, por mi parte, me volvía más sensual con mi manera de hablar y los provocaba cuando iba a la nevera a agarrar otra cerveza, me agachaba enfrente de ellos disimulando que algo se me caía y les mostraba mi culo. Yo sabía que Antonio hervía de lo caliente que estaba de ver semejante espectáculo y saber que su amigo estaba allí deseándome.
-¿Cual es tu fantasía? – le pregunté a Juan
-La de que una mujer casada me haga un striptease ¿Puedes tú hacerlo para mí? -dijo-
Mi marido contestó por mí, pidiéndomelo también y entonces accedí. Entre a mi habitación y me cambié de ropa. Me puse un vestido ceñido de color negro, muy sexy y mirándome al espejo, me di cuenta de lo bien que me quedaba. Me puse unos zapatos altos, que hacían resaltar mi culo que se veía aún más salido, solté mi pelo y abrí la puerta. Cuando me vieron vestida así me di cuenta de lo cachondos que estaban. Antonio puso música muy sensual. Ambos empezaron a decirme que guapa estaba y Juan, admirando mi culo y mis tetas, me añadía que grande y que buenas están. Entonces empecé a moverme al ritmo de la música y sé que me movía con sensualidad, empezando a acercarme a ellos que, sentados, miraban el espectáculo que yo les ofrecía.
Empecé a acercarme a Antonio y me rocé en su pierna mientras que Juan sufría. Mi marido me tocó el culo y le dijo a Juan que lo tenía duro y divino. Luego me acerque a Juan y se le mostré, subiéndome el vestido un poco. Entonces Antonio se puso en pie y me dijo que pusiera el otro vestido que era más sensual y más atrevido y yo, que solo quería complacer a esos dos hombres, me cambié y me puse un vestido blanco súper corto que si me agachaba un poquito y se me veía todo el culo. Seguí con el ritmo de la música, moviéndome más y mojándome de una manera increíble. Antonio me empezó a tocar mientras Juan miraba el espectáculo, mi marido me tocaba el culo y metía la mano diciéndole a Juan:
-¡Tócala, esta súper caliente!
En eso Antonio condujo la mano de Juan hacia mi trasero y me tocó las nalgas de una manera muy suave hasta que también se levantó y quedé en medio de dos hombres empezando un juego de manos sobre mi cuerpo. Yo estaba tan caliente que empecé a besar a Juan. Fue un juego de lenguas mientras Antonio se deleitaba tocándome las tetas ya que él estaba detrás de mí.
Baje una mano y toqué, por encima del pantalón de Juan y sentí su erección. En ese momento me sentí mucho más cachonda, me giré hacia Antonio y le besé, metiéndome él su lengua con tanta fuerza en la boca que noté las ganas que tenía que esto pasara.
Me tiraron los dos al sofá de la sala y Juan me subió el vestido, metiéndome en el acto, los dedos en mi chocho, que estaba muy caliente y, con sorpresa para él, bien afeitadito. El no lo podía creer y me decía:
– ¡Que coño tan lindo y tan bueno!
Luego cambiaron y Antonio empezó acariciarme con su lengua, lamiendo esos jugos que me salían a cántaros del coño. Me sentía empapada. Juan se quitó la ropa y me puso su verga hinchada en la cara y mientras Antonio me comía el chocho, yo le chupaba la verga a Juan. En un momento dado, Antonio se paró y empezó a clavarme su verga que yo sentía caliente dentro de mí, dedicándose a follarme mientras yo me dedicaba a mamársela a Juan.
Antonio me repetía que me amaba y que me agradecía por hacer su fantasía realidad. En esos momentos, sentí que me bombeaba una gran cantidad de su leche en mi chocho y entonces yo sentí mi primer orgasmo también, mamándole a Juan su verga con más intensidad hasta que Juan dijo que también quería clavarme indicando a Antonio que se quitara de mi raja para metérmela él. Así fue y Juan me la clavó con todas sus fuerzas haciéndome colocar a cuatro patas.
Empezó a follarme y yo sentía que me moría mientras Antonio le volvía su erección. Cambiaron de nuevo y Antonio continuó con su follada hasta que, tumbándose en el suelo, me situó encima de él.
Juan fue a la cocina, cogió el aceite y me llenó con él el ojo del culo, empezando a meter sus dedos en mi agujero. Fue la locura para mí mientras seguía metiéndome y sacando la verga de Antonio. Juan me hizo inclinar más sobre mi marido y me empezó a meter su verga por el culo. Yo gritaba pero no de dolor sino de placer. Sentía como mis músculos se expandían para dar cabida a esas dos vergas que entraban dentro de mí, haciéndome gritar pidiendo más. Estaban sintiendo los orgasmos seguidos. Era delicioso sentir esos dos cuerpos y yo en la mitad de ese tremendo bocadillo.
Después Juan paró, salió de mi y colocándose frente a mi cara, una cantidad de leche salió de su rabo, llenándome todo el rostro, el cuello y las tetas. Seguí moviéndome sobre Antonio hasta que él también salió de mi y se corrió echándome su leche en mis tetas. Yo me sentía en las nubes, en un paraíso con esos dos hombres. Fui al baño, me limpié mientras Antonio y Juan estaban comentando la experiencia más buena que habían tenido.
Cuando llegue, desnuda por completo, me acosté en uno de los sofás y les pregunté si les había gustado. Ambos me miraron y me dijeron que era lo más morboso y satisfactorio que les había pasado.
Empecé a acariciarme lentamente hasta que ellos comprendieron que yo quería más. Entonces se me acercaron y empezaron a sobarme a cuatro manos hasta que me corrí de nuevo…
Han pasado tres semanas después de haber tenido esta fantasía hecha realidad y ahora estoy esperando que haya otra nueva experiencia, los mantendré informados. Hasta entonces, muchos besos.