Relato erótico

Golfa y caliente

Charo
28 de julio del 2018

Nuestro amigo nos contó la “fiesta” que se montó con un amigo cuando se ligaron a la novia de un chico de la facultad. Fue un encuentro bestial y ha querido hacernos participes del todo lo que ocurrió.

José – ZARAGOZA
Querida Charo, conocí a María hace poco más de tres años al ir a matricular en la facultad de derecho y ya te conté como mi amigo Daniel y yo mismo nos propusimos ligárnosla.
Acabé mi relato cuando nos echamos Daniel y yo en el sofá mientras ella, arrodillada, nos hacía una mamada monumental limpiando nuestras pollas hasta dejarlas relucientes y nuevamente con ganas de partirla por la mitad.
En seguida me levanté mientras Daniel seguía sentado con su pollón en la mano y la hicimos sentar encima de su miembro cara a cara con él, mientras yo comenzaba a metérsela por el culo que ya tenía muchas folladas encima de seguro. Mientras mi amigo le hacía ver las estrellas con su polla enterrada en el coño, yo le daba por el ojete con muchas ganas y entre los dos le arrancamos una sucesión de tres orgasmos en cuestión de segundos. Yo, mientras le follaba ese culto soñado, le agarraba los inflados pechos con ambas manos, en las que de vez en cuando ponía saliva y le pellizcaba los monumentales pezones, de un largo y dureza que yo no había visto jamás. De vez en cuando formaba una cola de caballo con su cabello fuertemente agarrado y con la otra mano le pegaba unas sonoras nalgadas. Mi amigo, desde abajo, también pellizcaba, sopesaba y cacheteaba sus tetones, a lo que ella respondía diciendo:
– Eso, así, vais entendiendo que soy un putón, ¿verdad? ¡Me lo merezco, quiero que me folléis mucho más! – y dirigiéndose a mí añadió – Cuando estés apunto de correrte me avisas y me echas tu leche en la boca, quiero tragármela toda – y en cuanto a mi amigo, dijo – Y tú, Daniel, me pones esa hermosa polla que tienes entre mis tetas y te pajeo con ellas hasta que me des todo tu jugo ahí mismo.
Como dos soldaditos obedientes, continuamos dándole caña sin parar y cuando le dije que acababa, me dijo:
– ¡Venga, rápido, dámela… aaaah… que hermoso es tener dos vergas!
Se la metió en la boca, la chupó con esmero y cuando sentí que no podía más, la retiré un poco y eyaculé un chorro, obviamente menos abundante que el anterior pero denso y viscoso, le atiné casi todo el chorro en su preciosa boca, aunque una parte de la lefa colgaba de una de sus cejas. Ella tragó la leche completamente y siguió mamando mi verga al tiempo que Daniel sacó su tranca del coño mojadísimo de María, se la puso entre sus divinas tetorras y allí se las empezó a follar hasta que, en 15 segundos, le llenó de leche todo el pecho.

Entonces ella nos juntó a ambos, tratando de unir las dos vergas y meterlas juntas en su boca sensual pero que por ser dos pollas considerables no las podía meter juntas en su boca, pero lo intentó hasta que se cansó, babeándonos los miembros y dejándonos como locos.
Estaba allí tirada, toda manchada de semen, con Daniel y yo en pelotas a su lado, cuando se oyó el ruido de la cerradura y la puerta que se abría sin darnos tiempo siquiera a levantarnos. Era Julio, cuya cara de disgusto no podía ser peor, la insultó a ella y luego a nosotros, juró y perjuró contra los tres y cuando ella se acercó para calmarlo y trató de tocar su bulto para que se uniera a nosotros, él la rechazó. Abrió la puerta enfurecido y la cerró con un fuerte portazo yéndose rápidamente.
Ante esta situación, nos aseamos superficialmente, nos vestimos los tres y nos fuimos. Con Daniel comentábamos camino a casa lo bien que lo habíamos pasado y lo súper bien que follaba y chupaba aquella putona, pero ninguno de los dos podíamos creer lo rápido que había sucedido todo.
Durante las semanas siguientes, Julio no apareció por la facultad, aunque María sí, con bastante regularidad, y un día la vi en un pasillo cuando yo iba hacia la librería de la facultad y todos o casi todos estaban en clase, por lo que había muy poca gente dando vueltas por ahí.
Al verla sentada en un banco, comprendí que estaba súper excitado y que la deseaba quizás más que antes. Me acerqué, le pregunté como estaba y me dijo;
– Bien, pero después de nuestra experiencia, Julio y yo rompimos, él cogió sus cosas y ya no está en el apartamento que tenía alquilado, aunque me dejó una carta diciéndome que era una perra arrastrada, que me fuera al cuerno y que él se mudaba del barrio ya que no soportaba mi cercanía ni la tuya.
– Vaya si le sentó mal la cosa – exclamé.
– Sí, parece que sí… – añadió ella.
Entonces se produjo un incómodo silencio y suponiendo que era yo el que debía mover primero le dije:
– ¿Sabes que lo del otro día fue increíble y que me quedé con muchas ganas de ti?
– ¿En serio? – dijo – Yo sigo muy caliente y me gustaría que me rompieras toda ya mismo.
– Si que estás desesperada mujer – exclamé – ¿No querrás que invite a mi amigo y repitamos lo del otro día?
– Mira, tu amigo tiene una verga hermosa que cualquier mujer querría tener en su coña, culo o boca todo el tiempo, pero la verdad es que folla como un objeto inerte, no sabe moverse y no sabe dar atención a una hembra que entiende bien de estos asuntos de follar, los polvos que me echasteis el otro día fueron muy buenos, pero lo que quiero ahora es que me hagas tuya y solo tuya – dijo – ¿Quieres follarme ahora? Estoy toda mojada de recordar lo que pasó.
– Para, estamos en la facultad y ¿donde vamos a follar sin llamar la atención? – le pregunté.
Ella me arrastró hasta la puerta del baño de hombres y me dijo;
– Mira si hay alguien dentro.

Me metí, revisé disimuladamente por si había alguien pero aquel baño estaba desierto, por lo que me asomé y le dije;
– No hay nadie, ven.
Ella, mirando para todos lados, entró rápidamente y se coló en uno de los compartimientos. Por suerte el baño estaba bastante limpio y hasta olía a desodorante. Cuando cerré la puerta del habitáculo me bajó el cierre a la vez que yo le quitaba su blusa y me comenzó a chupar la verga deliciosamente pero muy aprisa, como ansiosa de que la follase.
Entonces tomé unos cuantos papeles, bajé la tapa del water, puse el papel encima y me senté sobre él. En aquel reducido espacio, se las ingenió para arrodillarse delante de mí y continúo lamiendo mi polla con la maestría propia de una súper experimentada profesional del sexo, a la vez que yo, estirándome un poco, le palpaba los hermosos melones que colgaban ya libres a esa altura y se las apretaba bien fuerte, a lo que ella decía:
– Así cariño, apriétalas, no tengas miedo, me encanta y ¿te chupo bien la polla? ¡Mmmm… aaah… que hermosa verga tienes, quiero tragármela entera!
Y allí, en un acto digno de garganta profunda, poco a poco se introdujo mis 18 cm de carne hasta que sus dientes mordían mi vello púbico. Increíble lo que tragaba la putita. Me la movía pajeándola dentro de su boca mientras yo trataba de bajar el volumen de nuestros gemidos, ya que de vez en cuando se oían pasos cercanos, pero a ella parecía darle igual y al instante me dijo:
– ¿Quieres chupar mi rajita tan bien como lo hiciste el otro día?
Sin mediar palabra, se quitó sus bragas por entre la cortita falda que llevaba, intercambiamos lugares y abrió sus piernas tanto como pudo, dejándolas trabadas contra las paredes del compartimiento. Su coño estaba bien abierto, palpitante y jugoso. Me incliné y casi de rodillas posé mis labios bien abiertos contra los de su vagina pudiendo sentir un calor infernal que se desprendía de ella, y empecé a morder esos hinchados labios, jugando con su clítoris y arrancándole suspiros incontenibles.
Al rato, sentándome, la subí encima de mi enhiesto mástil que ya chorreaba líquidos pre seminales hacía rato, y se la clavé con un fuerte empellón hacia arriba haciéndola gritar, sin recordar donde estaba:
– ¡Siií… hombre, sí, por fin tengo un macho que me lo da todo, fóllame, fóllame más, no pares!
Me cabalgó un buen rato durante el cual le mordía las tetas que, ni por asomo me entraban en la boca, e iba de sus tetas húmedas a su boca caliente y cuando la besaba, tenía lugar un prominente intercambio de saliva que chorreaba hasta nuestros pechos cayendo después hacía nuestros sexos fundidos en uno, hasta que unos diez minutos después, no aguanté más mi carga y me corrí abundantemente dentro de su apretado coño que latía ostensiblemente aprisionando mí miembro, cuyo tamaño comenzaba a decrecer e iba perdiendo rigidez poco a poco.

Nos vestimos, arreglamos lo mejor que pudimos y ese día salimos de la facultad y nos fuimos a su casa, donde después de comer algo, le ayudé a lavar los platos. Mientras lo hacíamos comenzamos a jugar infantilmente, tirándonos un poco de agua de vez en cuando uno al otro y como se había mojado bastante su blusa, la tuvimos que quitar y también mis pantalones estaban mojados.
Esta escenita continuó con María mostrando sus tetas, ya que casi le arranqué el sujetador, y yo sentado sobre la mesa mientras ella me hacía una paja y chupaba mi verga de una manera súper sexy y como toda una puta profesional.
– Sí – me decía – estoy enviciada con esta verga, la quiero en todos mis putos agujeros.
Al cabo de unos cinco minutos de morderme, pajear y chupar mi polla mientras yo le apretaba esas tetas duras, grandes y redondas, le bañé la cara y la boca con mi leche mientras ella seguía chupando como posesa hasta que mi rabo fue perdiendo dureza.
– Ay, cariño, que rápido te has corrido – me dijo – ¿Te gusta como me chupo tu crema? Es tan rica que me estoy haciendo adicta a la leche de verga, pero ¿no me quieres follar un poco?
A esa altura yo estaba bastante cansado con lo que habíamos hecho en el baño de la facultad y con la última corrida. Por lo que hice tiempo comiéndole la almeja, amasándole las tetazas y besándola, tratando de recuperarme y que mi organismo produjera algo más de leche para llenar a esta zorra. Ella me insistía y quería que la penetrase urgente, la muy cerda estaba que hervía, por lo que tras unos cuantos minutos más que gané gracias a enloquecerla chupando bien fuerte su zanja, levanté su falda hasta su estómago, casi arranqué sus bragas y como apurado por el deseo y una fortísima erección, le clavé el rabo con urgencia, sobre la mesa del comedor, Ella gozaba como una loca y me decía:
– ¡Sí, mi amor, fóllame e insúltame, por favor, deja mi coño roto… asiiiií… aaaah… sí… siiiií… méteme el dedo en el culo, dale!
Estaba enloquecida pero yo no soy quién para contradecir a una dama, así que me chupaba un dedo y poco a poco se lo introducía en su ano sediento de sexo. Al final Se la saqué de la raja y extasiado se la fui clavando en el culo sin otra lubricación que la saliva que había metido con mi dedo, pero estaba tan caliente que se la metí entera y cuando estuve dentro de su culo se empezó a mover acompasadamente, luego giró la cabeza y mirándome, dijo:
– Ahora vas a ver lo que este ojete puede hacer.

Continuó moviéndose pero ahora frenéticamente y en cuestión de un par de minutos más le rellené el agujero con mi lefa sin poder contenerme.
– ¡Aaaah… mi vida, que linda enculada, me ha encantado darte por el culo! le confesé.
Me quedé descansando un par de minutos sobre su espalda, todavía con mi verga adentro de su ano y apretando sus tetas con ganas, hasta que se la saqué, nos besamos con pasión, se puso en cuclillas, mamó un poco mi verga, que ya se estaba poniendo flácida y se levantó diciendo;
– Gracias mi vida por todo este sexo maravilloso, nunca estuve tan bien atendida, aunque no te niego que me han follado de lo lindo antes.
– No hay nada que agradecer – contesté – yo he gozado tanto o más que tú, eres la hembra más ardiente y con más cara de deseo constante que conocí en mi vida y siempre que quieras una buena revolcada, no tienes más que llamarme, si te apetece.
Hasta hace unos meses nada más, continuábamos follando periódicamente y hasta engañaba a sus novios conmigo, pero nunca se me pasó por la cabeza entablar otra relación con ella que no fuera la de amantes, porque yo sabía que con lo calentona que era, tardaría muy poco en sentir unos bonitos cuernos crecer en mi frente, ya que necesitaba tener pollas disponibles a toda hora y no se conformaba solo con una.
Hace un mes, se casó con su último y cornudo novio y supongo que de casada debe continuar siendo tan golfa como de soltera, su calentura no se puede apagar y aparte su cara de puta es una marca y garantía de que siempre lo será.
Saludos.

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