Relato erótico
Golfa por naturaleza
A pesar de su juventud reconoce que es una zorrita caliente y que le gustan las pollas grandes, gordas y con mucha marcha.
Silvia – Ciudad Real
Soy Silvia y voy a contaros una caliente experiencia que tuve hace unos días y que fue demoledora. Me encantan las pollas y, si son grandes y gordas, mucho mejor, pero si son de mediano tamaño no les hago ascos tampoco. Lo importante es que el dueño sepa manejarla y me folle bien follada. El otro día estaba en mi casa, sola, aburrida, caliente y con ganas de macho por lo que aproveché que mi madre había ido a Madrid por cuestiones de trabajo para coger el teléfono y llamar a su amigo, que ya me había follado en otras ocasiones. Le pedí que llamara a dos de sus amigos, que tienen unas pollas de más de 22 centímetros, y que vinieran los tres a casa a hacerme pasar la calentura. Lo llamé a las nueve de la mañana y a las diez llamaban a mi puerta. Yo solo llevaba puestas unas braguitas por lo que ellos, al verme, empezaron a babear. Yo estaba realmente muy caliente y con muchas ganas de polla, por lo que les dije:
– ¡Quiero que me folléis por todos los agujeros, quiero sentir vuestras pollas en mi culo, en mi coño y en mi boca así que, quitaros toda la ropa y venid aquí!
Yo me había puesto de rodillas en mitad de la sala y ellos, una vez desnudos, me ofrecieron sus tres magníficas pollas y gordas.
– Esta es la hija de la guarra que me estoy follando, tiene 21 añitos recién cumplidos y ya veis el vicio que tiene la muy zorrita. Luego nos la follaremos también por el culo porque se lo traga todo, ¿verdad?
Yo oía lo que les iba diciendo pero estaba muy ocupada chupando las tres pollas, los tres pares de grandes cojones e incluso llegando con mi lengua al agujerito de sus culos, para responder. Cuando más chupaba aquellas pollas más caliente me ponía así que las solté y me puse de pie.
– ¿Quien quiere ser el primero en follarme… quieres ser tú? – le dije al amigo de mi madre, que me comía las tetas.
Se sentó en una silla y me hizo sentar de espaldas a él, metiendo su enorme polla en mi chochito, afeitado y encharcado. Mientras me follaba, los otros dos me ofrecieron sus gordas vergas para que las chupara, lo cual hice con muchísimo gusto y muchísimas ganas. Pero más que chuparlas, lo que hicieron fue follarme la boca hasta que se corrieron, tragándome toda su leche. Cuando el amigo de mi madre dijo que se corría, saqué la polla de mi afeitado chochito y poniéndomela en la boca, me bebí también su leche. Pero todavía estaba muy, pero muy cachonda… Mientras descansaban, para recuperar fuerzas, el amigo de mi madre tiraba suavemente de mis duros pezones mientras me decía:
– Estos son Miguel y Carlos, les he hablado mucho de ti y tenían ganas de conocerte y de follarte así que demuéstrales que no hay nadie más golfa y cachonda que tú…
Sentados como estaban los dos amigos en el sofá, me arrodillé delante de ellos apoderándome de sus gordas y hermosas pollas, una en cada mano, con la intención de ponérselas bien duras, pues necesitaba tenerlas dentro de mí. Mientras chupaba una y le hacía una paja a la otra, el amigo de mi madre, me la metió en el coño empezando a follarme y mientras lo hacía, me iba metiendo primero un dedo y luego dos en el agujerito de mi caliente culo. Cuando me lo hubo dilatado, la sacó de mi coño y de un empujón me la metió enterita en el culo, hasta los huevos. Mientras me estaba enculando, decía:
– ¡Esta zorra en su trabajo es la señorita Silvia, pero ahora es Silvia, la putita comepollas, porque ya veis que vicio tiene a sus 21 añitos… venga, guarra, pónselas bien duras que verás que bocadillo van a hacer contigo mis amigos!
Al acabar de decir esto, se corrió en mi culo y una vez que lo hizo, sus amigos me hicieron levantar y uno de ellos me dijo:
– ¡Venga, putita, ahora vas a saber lo que son dos pollas de verdad!
Uno de ellos me sentó de espaldas a él metiéndome su polla en el culo, notando como se abría mi agujero hasta que la tuve toda dentro. Luego, levantando mis piernas, le dije al otro:
– ¿Vamos, a qué esperas…? ¡Fóllame ya, méteme todo ese pedazo de rabo, quiero sentiros a los dos!
Con aquellas dos grandes pollas en mis agujeros estaba disfrutando como una cerda mientras ellos me taladraban sin descanso. El amigo de mi madre me comía las tetas poniendo aún más duros mis pezones. Al cabo de un rato, mis folladores se cambiaron de agujero y en la misma postura, el que la tenía más gordas de los tres me la metió en el culo y el otro en el coño. Yo, lo único que quería era disfrutar y aquellas pollas me estaban dando lo que buscaba. El amigo de mi madre seguía con mis tetas pero, con un gesto, le hice saber que quería su polla en mi boca y así lo hizo. Ya tenía lo que quería. Tres hermosas pollas follándome por mis tres agujeros al mismo tiempo. Primero se corrió el de mi coño y lo hizo en mis tetas llenándomelas de leche caliente en una poderosa corrida. Luego el amigo de mi madre en mi boca y, por supuesto, no dejé ni una gota por tragar. El de mi culo aguantó más y mientras metía y sacaba su polla de mi ano yo recogía con los dedos el semen de mis tetas y me lo llevaba a la boca hasta que noté su descarga en mi interior. Luego, los tres se vistieron y antes de irse, el amigo de mi madre se dirigió a mí y me dijo:
– Ya lo sabes, putita, cuando quieras buenas pollas haz como hoy, solo tienes que llamarme y te traeré todas las que quieras.
Al quedarme sola me di una buena ducha y dormí de un tirón, ya que estaba reventada de tanto correrme.
Un beso muy caliente para todos.