Relato erótico
Golfa con ganas
Una compañera de la Universidad los invitó a tomar unas cervezas a su casa. Sus padres se habían ido de viaje y estarían solos. Gracias a una de las asistentes, la tarde acabó en una gran juerga.
Luis – Córdoba
Hace algunas semanas, querida Charo, una amiga de la universidad, que se llama Vanesa, nos invitó a tomar unas cervezas en su casa, aprovechando que sus padres estaban de viaje. A la pequeña fiesta asistimos Toni, Pedro y yo, Luis. Pedro es profesor de la universidad donde estudiamos. De las chicas fueron, Sandra, Carolina y claro Vanesa. La reunión empezó como todas nuestras reuniones, hablando sobre la universidad, pero mientras cerveza iba y venía las cosas fueron cambiando. Sandra, una chica de 20 años, de cabellos largos y sedosos, bailaba al ritmo de la salsa que se escuchaba y sus caderas se movían al ritmo de la música. Toni y yo la observamos de manera detallada, mientras bebíamos tragos de cerveza. El vestido que llevaba Sandra, le bajaba suavemente por sus pechos, que se movían de un lado para el otro, y sus pezones se marcaban grandes y puntiagudos, que incitaban a lamerlos y acariciarlos.
Mientras más bebíamos las cosas iban mejorando para nosotros, ya no solo bailaba Sandra, sino que lo hacían Carolina y Vanesa. Carolina es una chica espectacular, tiene un rostro que provoca, y Vanesa tiene 19 años, con una piel blanca como la nieve, unos labios carnosos y un culo precioso. Las tres chicas bailaban y al principio lo hacían bastante lejos de nosotros, pero luego se acercaron y empezaron a jugar, moviendo sus caderas, mostrándonos sus traseros con ese movimiento que solo las latinas tienen, pero ninguno de nosotros nos atrevíamos a lanzarnos a esas espectaculares chavalas.
Al rato las chicas empezaban a estar ebrias y tal vez nosotros estábamos esperando ese estado. Sandra ya no podía sostenerse, iba de un lado a otro, se caía y nosotros la sosteníamos aprovechando para tocar su culo o sus tetas. El trasero de Sandra era grande, respingón y duro, sus tetas grandes y en punta. Yo solo me imaginaba como tendría el coño pero Sandra, mareada a tope, decidió irse a dormir al cuarto de Vanesa. Yo la acompañé mientras mis dos amigos bailaban con Carolina y con Vanesa.
Sandra y yo entramos al cuarto de Vanesa, ella se acostó en la cama y yo la miraba con muchas ganas de jodérmela, solo bastaba con mirarle ese culo para tirármela. Al final me acosté su lado y empecé a acariciarle la cabeza, que ella puso sobre mi pecho. Ya no aguanté y empecé a tocar sus tetas. ¡Que tetas tan enormes y duras! Entonces Sandra me miró a los ojos y sin decir nada desabrochó mi pantalón, metiéndose mi polla en la boca. La sensación fue deliciosa. Tenía la boca llena de saliva que bajó por toda mi polla y Sandra la lamía con muchísimas ganas. De pronto ella dijo:
– ¡Pero, que estoy haciendo! – y salió corriendo.
La muy puta estaba a punto de vomitar y se fue al baño. Todos fueron a ver que pasaba y cuando salió del baño Carolina, que estaba más sobria, decidió llevarse a Sandra a su casa. No sirvieron de nada nuestros ruegos y las chicas se fueron. Yo, como estaba todo caliente con mi polla pidiendo coño, me acosté en la cama de Vanesa para masturbarme y mientras lo estaba haciendo, mis amigos apagaron la música. Pedro se quedó a dormir en la sala, Toni en el estudio y Vanesa entró en su cuarto donde estaba pelándomela, y se quitó la ropa sin darse cuenta que yo estaba en su cama.
Vanesa se colocó el pijama y cuando se iba a acostar se dio cuenta de mi presencia, me miró y me preguntó:
– ¿Qué estás haciendo?
Sin contestarle, me aparté la sábana, ella vio mi polla erecta y sonriente me dijo:
– Sandra te dejó bastante caliente, a un hombre no se lo puede dejar así
Cogió mi polla con sus dos manos, se inclinó y se la metió en la boca, empezando a mamármela. Nunca me la habían mamado de esa forma. Su lengua recorría todo mi glande, subía y bajaba mientras con sus manos la apretaba y así la sensación era más extrema. Yo empecé a tocarla, pero ella se detuvo de mamármela, y me dijo:
– No, no hagas nada, disfruta de una buena mamada, de la mejor mamada que te van a hacer.
Me la chupó toda, me chupó los cojones, se metía mi polla en la boca, se la pasaba por la cara, jugaba con ella, se pegaba cachetadas con ella, hasta que me le corrí en su cara, y entonces ella me miró y me preguntó:
– ¿Te la he chupado bien?
Yo estaba un poco extasiado de aquella mamada tan jodida y al no contestar, Vanesa me dijo:
– Quiero tirarme a Toni, pero no sé como empezar.
Yo le dije que fuera donde estaba Toni para ver si estaba durmiendo. Vanesa fue al estudio, le preguntó a Toni si estaba cómodo, Toni tuvo que sorprenderse por el pijama que ella llevaba, un pijama de pantaloncitos cortos y anchos y una camiseta pequeña que le marcaban las tetas. Vanesa regresó a la habitación aún con dudas y yo le dije que volviera a donde estaba Toni, pero que se quitara el tanga y que se sentara con las piernas encima del asiento para que Toni pudiera admirar su coño. Vanesa se quitó el tanga antes de salir de la habitación cuarto, pero yo le dije:
– ¿Y no me dejas admirar tu coñito a mí?
Vanesa se levantó se aparto el short y me mostró su chocho. Era un coño grande, se veía todo, lo llevaba rasurado completamente y se veía jugos así como su clítoris pedía ser comido.
– ¿Y no me dejas probarlo antes de que se lo coma Toni? – volví a preguntar.
– Bueno, sí pero solo un rato.
Le lamí el chocho, estaba mojadísima y preparada para ser follada. Vanesa gemía de placer, agitándose y diciéndome:
– ¡Chúpala, así como yo te chupé tu gran polla, hazme una buena mamada!
De pronto Vanesa se levantó, me echó en la cama, me desabrochó el pantalón y me dijo:
– ¡Toni tendrá que esperar, mi coño quiere ser penetrado por tu polla!
Se sentó sobre mi verga, penetrándose hasta el fondo y se movía de un lado para el otro, los jugos de su coño bañaron toda mi polla mientras Vanesa gemía y saltaba, para que mi verga se hundiera más en su vagina. De pronto se levantó, se puso a cuatro patas y me dijo:
– ¡Métemela por el culo!
Sin hacérmelo repetir, le di por el culo. La penetraba duro y ella se quejaba, pero entre más se quejaba más duro se lo hacía mientras Vanesa me decía:
– ¡Dale, córrete en mi culo que ya no aguanto más!
Me corrí dentro de su culo y cuando se la saqué ella se giró y empezó a limpiármelo con la lengua. Mientras lamía mi polla, le dije:
– Nena, tú me has dicho que a un hombre no se le deja caliente, Toni debe estar con la polla erecta, anda, hazle una mamada como la que me hiciste a mi.
Vanesa, fue al estudio, olía a sexo. Fui a la sala, Pedro estaba masturbándose, pero cuando vio las intenciones de Vanesa, se marchó conmigo a una habitación. Al cabo de un rato volvimos y vimos a Vanesa estaba encima de Toni, lo estaba cabalgando. Ella, nos miró, miró nuestras pollas erectas y nos extendió la mano. Nos acercamos, agarró mi polla con su mano derecha y la de Pedro con su mano izquierda y nos dijo:
– ¡Convertirme en una guarra, en la mayor y mejor guarra!
Lamía mi polla y luego la de Pedro. Jugamos con Vanesa, le dimos por todas partes y cuando ya nos habíamos descargado totalmente y antes de irnos, le dije a Vanesa, que estaba tirada en el estudio:
– Ya eras una golfa y de las mejores, mamona.
Así acabó aquella “pequeña fiesta”, convertida por arte de la cachonda Vanesa, en una “gran juerga”.
Saludos de todos nosotros a todos vosotros.