Relato erótico
Fue por el ambiente
Hacia un tiempo estupendo y decidió ir a la playa “semi” nudista que conocía. Lo llamó una amiga y le dijo si podía ir con él. Aceptó encantado y lo pasaron muy bien.
Miguel – Santander
Un día, hablando con una muy buena amiga mía, le dije que yo solía ir a una playa semi-nudista y me sorprendió al decirme que le gustaría ir un día conmigo. Y así fue, el siguiente sábado fuimos a mi playa preferida y al llegar ella se quedó sorprendida al ver una playa llena de gente y me preguntó,
– ¿Esta es la playa tan tranquila que me dijiste?
– Tenemos que ir bastante más lejos, y separarnos de todas estas familias, verás si es tranquila – le dije sonriéndome.
Al ver cómo nos alejamos de toda esa gente y empezar a ver los primeros nudistas, ella empezó a reír con picardía y me hizo un comentario de un tío que estaba boca arriba con una buena verga, yo reí también y le dije:
– Alguno que otro habrá, ya los verás,
En el momento que vi una pareja de unos 40 años, que son los más liberales, le propuse ponernos a una distancia prudente, y ella me dijo,
– Donde tú quieras
Mientras estirábamos las toallas, me preguntó que si yo me pondría como aquel tío, y le dije:
– ¿Como?
– Como él, sin nada.
– Si a ti no te molesta, eso suelo hacer en esta playa.
– ¿A mí, molestarme? Para nada,
Mis pensamientos empezaron a ponerme cachondo y le pregunté:
– ¿Y tú?
– Me da vergüenza, nunca lo he hecho, yo me quedaré en tanga.
– Vale – le dije.
Ahora describiré su cuerpo mientras se quitaba la ropa. 1,70 de estatura, delgadita, un par de tetas de infarto y un culo para no dejar de chupárselo en todo el día. Cuando la vi ya en tanga, mi polla engordó un poquito y me dije, ahora o nunca y empecé a desnudarme. Cuando me quité el calzoncillo pude ver como ella miraba disimuladamente y eso me puso a cien, mi polla estaba un poco más grande de lo normal, pero eso a mí me gustó para que pudiera disfrutar y poder compararme con el tío ese.
Ya tumbados en la toalla decidí ponerme crema, en seguida ella se ofreció a ayudarme, y yo le dije:
– De acuerdo y luego te ayudo yo a ti,
Así fue, mientras ella me ponía crema no dejaba de mirar a todos lados en ese rato y así podía ver unos diez rabos pasar cerca de nosotros, entonces le pregunté:
– ¿Estás incómoda?
– ¡Que va! Lo que pasa que nunca había visto tanto rabo a la vez.
– Pero yo todavía no he visto un chochito de cerca – dije yo riendo.
– Quizás no tardes mucho – dijo.
– Ojalá – le dije y otra risita.
Empecé a darle crema por la espalda y al llegar al culo me corté un poco, pero ella me ayudó y me pidió que le bajara un poco el tanga para que no le quedara la marca. Dicho y hecho, lo bajé bastante donde podía verle todo el culo. ¡Que culo! Ahí me recreé un buen rato y mi polla se puso como una piedra, pero ya me daba igual. Mientras yo le daba crema, ella no quitaba ojo a la otra pareja que se estaban poniendo a cien y me dijo:
– Mira como se están poniendo.
– Todavía no has visto nada, con un poco de suerte les verás follar,
– Y tú, siendo un tío ¿como aguantas el ver eso?
– Cascándomela mientras los miro – le solté.
Ella se empezó a reír y me dijo,
– Creo que estoy haciendo el ridículo, soy la única que llevo tanga, así que voy a dejar de hacerlo – y tiró del tanga para abajo,
No me lo podía creer, ver ese chochito bien depilado junto a mí al mismo tiempo que me decía:
– Te dije que no tardarías en ver uno ¿verdad?
Se conoce que ella decidió jugar y ya no se cortó un pelo en mirarme la polla descaradamente,
– La tienes bien gorda, chaval.
– Así es – le dije – y creo que así va a estar todo el día,
– Pues crema tendrás que ponerte ahí para que no se queme,
– ¿Eso no lo hacías tú? – le dije,
Sin cortarse un pelo, empezó a ponerme crema en toda la polla y no le quedaba más remedio que subir y bajar la mano por toda mi verga. Noté como sus piernas se abrían y se cerraban nerviosamente, y al mirar su chocho lo vi bastante abierto del calentón que tenía.
Yo la dejé actuar todo lo que quiso, la otra pareja se quedó con el cuento y a los cinco minutos empecé a correrme, llenándole la mano de leche. La apartó rápidamente, pero se lo pensó otra vez y me la cogió con más fuerza hasta que salió la última gota. Sus pezones se habían puesto durísimos, y yo no me corté, se los toqué con mucha calma, ella se tumbó y mis caricias llegaron a su chochito, ella abrió las piernas y me dejó hacer. ¡Que rajita madre mía!
Introduje dos dedos poco a poco, ella no dejaba de mover la pelvis, se tocaba las tetas, se pellizcaba los pezones, y cuando noté todos mis dedos húmedos y ella dejó de moverse, vi que se había corrido y su boca estaba abierta como pidiendo mi verga, todo esto con la pareja de mirones cerca.
Ella se había quedado inmóvil y yo me fui subiendo poco a poco hasta poner mi pollón, que ya estaba otra vez en forma, cerca de su boca y ella, cuando se giró un poco y vio esa verga cerca de su boca, se fue acercando, poco a poco sacó su lengua, la pasó por todo el capullo despacito, estiró su mano para cogérmela otra vez y empezó a comérsela sin prisas.
Yo veía como entraba toda mi polla en su boca y salía, saboreándola entera, y en ese momento me dijo:
– ¡Que día más bueno me estás haciendo pasar, y que conste, me gusta más tu pollón que todas los que he visto hoy! Y nunca imaginé que tendría tu verga en mi boca… ¿y te gusta?
– Solo tienes que ver lo contenta que está mi polla,
– Pues que sepas que esta polla tiene que entrar en todos mis agujeritos.
– ¿No me digas que te la meteré en ese chocho y por el culo?
– Primero tendrás que meterme un dedo en el culo para ver si se dilata.
Así hice, mi dedo entró constándole un poco, entonces ella me sacó la mano se la llevó a su boca y estuvo chupándome el dedo un rato, hasta que me dijo:
– Prueba ahora.
Efectivamente entró sin ningún esfuerzo, lo sacaba y lo metía hasta que probé con dos y solo sentir los dos dedos en el agujero de su culo y mi polla en su boca decidí correrme sin avisarla. Mi leche le escurría por toda la cara, me daban espasmos con cada chorro que salía y fue una de mis corridas más grandes que recuerde.
– Creo que necesito un baño, ¿no crees? – me dijo mientras se limpia la lefa de su cara.
Así pasó la mañana, luego vimos follar a otras parejas que estaban escondidas por las dunas, y ella me decía:
– Si me lo cuentas no lo creo lo que pasa aquí, pero gracias por enseñármelo todo, pero todo, a mis amigas les contaré solo parte, pero como es tu polla de grande será lo primero que les diré.
Ya no nos cortábamos nada y si estaba una pareja dándole al manubrio allí mismo nos poníamos a meternos mano, un chocho como ese no creo que vuelva a tocarlo.
– ¡Mira que duna para ponerme a cuatro patas! – me dijo de pronto.
Echó a correr y yo siendo muy pillo fui despacito para poder verla con el culo en pompa, y no solo vi eso, sus piernas estaban bastante abiertas y también se veía todo su chocho abierto para mí, me quedé un rato mirándola mientras me cascaba la polla, ella sonrió y me dijo,
– Cuando esté a punto la quiero dentro,
– ¿Quieres que esté a punto? – Dije poniéndole la polla en la boca – Pues chupa guarrilla.
Esas palabras la pusieron a cien, me la comía, la mordía y pronto me dijo:
– ¡La quiero en mi culo, fóllame!
Mi polla estaba chorreando de su saliva, me dirigí a ese culazo en pompa, busqué con los dedos el agujero del culo y me dijo,
– ¡Ahí quiero esa verga!
Mi polla entró en su culo una y otra vez, pero notando que me iba a correr otra vez, decidí meterle también los dedos en su coño, empezando ella a encularse con fuerza.
– Me corro – le dije.
– ¡Siiiií… córrete en mi culo y luego verás como sale tu leche de él, porque me lo dejarás bien abierto!
Eso hice, le lancé mi leche en su culo y ella se quedó en esa posición, con el culazo en pompa, viendo yo como su agujero se abría y se cerraba,
– Creo que ya va a salir – dijo mientras salía la leche y yo se la extendía por el coño – No pares, sigue así – y empezó a gemir como una loca y a decir – ¡Me corro… me corro… quiero que me chupes el coño!
Mi polla seguía dura oyéndole decir eso, así que empecé a movérmela mientras le chupaba el coño con mi leche por allí, y todo ello con ella a cuatro patas,
– Me estoy haciendo una paja a tu salud cielo, pues esa leche la quiero en mis tetazas – me dijo sabiendo ya como ponerme a 100.
– ¿Quieres mi leche guarra?,
– Sí, ahora mismo me dejaría follar por dos tíos a la vez de como me estás poniendo, cabrón – y viendo mi mano no me daba abasto a mover mi polla, añadió – ¿Quieres que te la chupe para que te corras?
Decir esas palabras y darla la vuelta, ponerla de rodillas, yo de pie y apuntando con mi pollón a su cara y sus tetas empecé a correrme. Como mola eso ver la cara de ella esperando la leche y diciéndome guarradas,
– ¡Córrete en mi boca, vamos córrete!
Cuando íbamos para las toallas le dije:
– Repetiremos, ¿verdad?
– Ya lo creo, siempre que quieras y si te portas bien, lo mismo no vengo sola.
Estoy esperando que me llame.
Saludos y hasta otra.