Relato erótico
Fue otro juego
Su novia es un bellezón, guapa de cara y con un cuerpo que levanta pasiones. Se le metió en la cabeza que le gustaría verla con otro tío. Le propuso para participar en un juego pero, al final, fue todo muy distinto.
Martín – Bilbao
Siempre se me había pasado por la cabeza la idea de ver a mi novia montándoselo con otro, por alguna razón esto me ha dado siempre mucho morbo. Quizá es porque ella solo ha estado conmigo y me gustaría que pudiera apreciar otras sensaciones. Es como si quisiera que me pusiera los cuernos pero bajo mi supervisión.
Ya había hablado de esto con ella y me decía que si lo hiciera con otro, yo después me iba a arrepentir. El caso es que habíamos entrado en un pequeño juego en el que ella me decía con quien le gustaría hacerlo o quien la daba morbo. Mi novia se llama Rita, tiene 20 años, mide 1’65m, morena y para que nos vamos a engañar, es un pibón que hace girar la cabeza a todo el que pasa por su lado. Tiene un culo muy bien formado y apretadito, aunque lo que más destaca en ella son sus pechos, grandes, con una aureola y pezón perfectamente implantados. Volviendo a lo de antes, ya se que suena un poco masoca querer que tu novia tenga sexo con otros tíos pero no sé, a mi me creaba un morbo difícil de describir, una sensación dulce y a la vez amarga.
Quizá era porque me gustaba que otros pudieran tener algo que a mí me parecía tan perfecto y bello. Una vez estuvimos hablando de un juego llamado “mesa valenciana”, trataba una mesa con tíos sentados alrededor y un mantel, debajo de la mesa había una chica y los chicos tenían que estar desnudos de cintura para abajo, entonces la chica empezaba a mamarle la polla a alguno de ellos.
El juego consistía en que si alguno de la mesa se daba cuenta (por la cara que ponía) de a quien le estaba comiendo el rabo, este se eliminaba y así hasta que solo quedaban 2, que recibían la mamada completa.
Le pregunté con quien le gustaría hacerlo si ella fuese la chica y comentó 4 conocidos y con un ex noviete suyo que de vez en cuando la escribía algún mensaje y con el cuál no había llegado a tener sexo. Yo me hice un poco el despistado sin dar mucha importancia a los nombres que me decía pero en la mente se me quedó el nombre de este último, Miguel.
Un día estábamos en la discoteca con varios amigos, Rita estaba un poco contentilla porque había bebido unas cuantas copas antes de entrar al local. Estaba impresionante, llevaba una camiseta con un gran escote, el cual dejaba a la imaginación muy poco, dejando incluso a la vista una pequeña sombra de la aureola del pezón. Rita cuando baila lo hace de una manera muy erótica, además de sus movimientos de cadera y pelvis pone unas caras de viciosa que me encantan. En un momento dado, a eso de las 4 de la madrugada, me fui a por una copa y a hablar con unos amigos, dejándola a ella bailando con unas amigas suyas. Cuando volví a la media hora vi que había un chico con ella bailando de manera un poco sospechosa, entonces me acerqué y les saludé. El chico se me quedó mirando un poco sorprendido y ante la tensión del ambiente Rita me lo presentó. Era Miguel, aquel exnovio. De pronto surgió en mi mente una idea “maligna”, era mi oportunidad de que ella probara algo diferente y además esa noche vendría a mi casa a dormir ya que no estaban mis padres.
Hablé un rato con él y por su conversación no me parecía un mal chico. También notaba que no hacía más que mirarla. Tras un rato de charla con él le ofrecí venir a tomar la última copa a mi casa, lo cual era perfecto para mi plan. Cuando le dije a Rita que le había invitado ella me miró con cara de no gustarle mucho la idea porque ya sabía lo que estaba maquinando, pero al final accedió. Llegaron las 5 de la mañana y yo no aguantaba más, por fin mis deseos iban a ser hechos realidad.
Con unos cuantos bostezos hice saber que tenía ganas de irme. Pensé en no decir nada a Miguel para ver si él tenía “algún” interés en venir y cuando vio que nos poníamos el abrigo, se dirigió a Rita y le dijo que si ya nos íbamos. Anticipándome a ella le contesté que si y que si quería, aun seguía en pie la invitación de la última copa a lo cual dudó un poco pero cuando Rita le animó, no se lo pensó y empezó a abrigarse para salir de la discoteca. Llegamos a mi casa y nos fuimos al salón, puse música y serví un par de cubatas. Comenzamos a hablar y Miguel nos contó lo que estudiaba, que no tenía novia, cosas banales y sin importancia. Yo de vez en cuando miraba a Rita y la hacía algún gesto disimulado haciendo que el vaso que yo sujetaba era una polla, pero ella me hacía señas de que no haría nada. Pasó un tiempo y Miguel se disculpó para ir al baño. Aproveché para decirle a Rita que era el momento, le hice saber que ella también lo estaba deseando, la hice picar un poco la curiosidad diciendo que cómo de grande la tendría, que seguro que no le cabría en la boca… También la dije que si no le gustaría saber si soy yo el único que se corre con sus fabulosas mamadas…
Rita parecía que estaba cayendo en mi trama y ya no decía un “no” tajante. Finalmente le dije que iba a decir que me sentía muy cansado y que me iba a la cama, pero que ellos podían seguir hablando.
Ella hizo un gesto de disconformidad pero al final me dio el OK. Cuando volvió Miguel yo dije lo previsto, entonces él dijo que se iba, que ya era tarde. Ahí fue cuando Rita bordó su papel diciéndole que ella aún no tenía sueño, que si no le importaba quedarse un rato más. Miguel miró el reloj y decidió quedarse un ratito más. Yo di las buenas noches, besé a mi chica en los labios y cerca del oído le susurré “haz que se corra 3 veces…” a lo que ella sonrió… “voy a verlo todo sin que el me vea…”.
Me despedí de Miguel, le dije que nos volveríamos a ver, que me había caído muy bien e hice que salía del salón, aunque en realidad me quedé de pie al lado de un tabique por el cual podía ver y oír toda la escena sin ser oído ni visto. Ellos siguieron hablando, ambos estaban sentados en el mismo sillón, uno en cada extremo. Rita se había quitado las botas y estaba descalza. La conversación fluyó de manera que empezaron a recordar cuando estuvieron juntos y lo bien que lo pasaban. De pronto Rita le dijo que le hubiera gustado hacer el amor con él, a lo cual este se quedó de piedra. Rita siguió hablando, le comentó que conmigo muy bien pero que quería saber si otros hombres gozaban tanto con ella o era solo yo. También le dijo que yo la decía que sus mamadas eran geniales y que lo que darían otros hombres por que se la chupase. De pronto vi como a Miguel le empezaba a crecer un bulto bajo los vaqueros. Rita también se dio cuenta e hizo un comentario que dio luz verde para que la situación se volviese totalmente “calurosa”. Si estás acalorado, ponte cómodo y quítate ropa, le dijo mi novia con voz melosa. Entonces Miguel se empezó a desabrochar los botones de los tejanos. Poco a poco su polla iba subiendo y subiendo, parecía que escondía una buena arma. Sabía que esto le encantaría a Rita porque aunque ella me dice que no, se que le gustaría toparse con una buena polla (de las especiales) y este chico parecía que tenía una de estas.
Rita no apartaba los ojos del tremendo bulto. Miguel ya parecía haber perdido el “miedo” inicial y dijo:
– ¿Quieres verla?
– ¿Es tan grande como parece?
– Eso me dicen 22 centímetros más o menos.
– ¡Venga, sácatela por favor! Me encantaría vértela – dijo Rita impaciente.
Al instante Miguel bajó levemente el boxer quedando al descubierto un tremendo rabo, con un grosor que sobrepasaba lo humano. Además aun no parecía estar en su máximo esplendor ya que el capullo no asomaba apenas y tenía piel del prepucio colgando. Rita no pudo resistirse, alargó una mano y agarró la polla como si fuese un vaso de tubo. No lo podía creer, no podía cerrar la mano entera y aun podía poner un par de manos más por arriba. La tocaba como si fuese la primera polla que tenía en la mano. Al momento bajo del sillón y se puso de rodillas en frente de aquella barra de carne totalmente enhiesta. La agarró con las dos manos y bajó suavemente la carne que cubre el prepucio.
-¡Wow! – exclamó Rita al ver salir aquel tremendo capullo rosado y resplandeciente. – Tienes una polla increíble.
Dicho esto Rita empezó a pasar la lengua por el capullo como si fuese un helado de chocolate y este empezó a brillar por la saliva que quedaba sobre él. Yo estaba flipando, estaba súper caliente y la polla se me salía de los pantalones pero me contuve y seguí observando. Rita no se lo pensó, empezó a chuparle de arriba a bajo la polla y empezó a engullir como ella sabía. Con un movimiento rápido y dulce a la vez, pajeando con una mano y con la otra jugando con los huevos. Miré a Miguel que tenía la cabeza echada hacia atrás con los ojos casi en blanco, ¡qué cabrón, menuda mamada que le estaba haciendo mi novia! Al cabo de pocos minutos vi como Miguel empezaba a erizarse sobre el tresillo gracias a la tremenda chupada que Rita le estaba dando. Ya iba muy deprisa, yo veía como la polla casi entraba por completo dentro de la garganta de Rita, no se como lo hacía, tenía casi el doble de rabo que yo, era increíble. De pronto noté como Miguel se corría, llenando toda la boca de mi novia con su leche de la cual no dejó escapar ni una gota.
– Trágatelo…- dijo Miguel.
“¡Joder! esto nunca me lo ha hecho a mí“ pensé, pero ya no había vuelta atrás, era algo que yo había buscado.
– Vamos, ahora quiero sentir ese pollón dentro de mi agujero – dijo Rita comenzando a pajear de nuevo el pollón de Miguel que se encontraba en semi relajación.
Cuando la polla ya estaba en su máximo esplendor nuevamente, mi novia se empezó a quitar la camiseta y a bajar los pantalones, quedando en frente de su ex en tanguita. ¡Dios qué buena estaba! Sus tetas colgaban como si fuesen dos globos perfectos y bien hinchados y sus pezones se encontraban erectos por la excitación.
Se subió a horcajadas sobre Miguel y le puso su chocho rasuradito a un palmo de la boca, él se inclinó un poco para quedar totalmente debajo de su preciosa y húmeda almeja para empezar a pasar la lengua por ella, ayudándose de sus dedos que parecían hacer delicias en la cabeza de Rita, ya que esta no paraba de gemir y moverse con pequeños retortijones, empezó a meterle los dedos en el coño.
– ¡Méteme tu polla ya!- dijo Rita.
Miguel la agarró por la cintura y empezó a hacerla bajar poco a poco, vi como su polla ya se encontraba a punto de tocar con su agujerito perfectamente dilatado, no sabía como todo eso iba a entrar ahí, entonces la soltó levemente y se la clavó hasta la mitad. Parecía que la iba a partir en dos, él sentado y ella de cuclillas. Al momento Rita empezó a subir y a bajar, cada vez entraba más, ella daba pequeños gritos de dolor pero que se fueron transformando en varios aullidos de verdadera lujuria. La polla de Miguel ya había entrado por completo, Rita subía hasta que solo quedaba el capullo dentro y volvía a bajar. Al rato Miguel la levantó y la puso a cuatro patas sobre el sofá y el de pie, se la hincó por detrás mientras sus manos agarraban las tremendas tetas que se movían para delante y para detrás al ritmo de las embestidas. ¡Qué imagen! Yo estaba viendo casi de frente toda la escena y casi me descuido y me ven, ya que cada vez me estaba arrimando más. Al rato de haber gemido y gritado con pasión, Miguel le susurró algo al oído. El primer pensamiento que se me pasó por la cabeza era que me había visto y pensé en retirarme a toda prisa, pero cuando vi la cara que puso ella, me di cuenta que no era eso. Rita se volvió a él y le dijo:
– Con cuidado ¿vale?
A lo que él afirmó con la cabeza. ¡La iba a dar por culo! Vi como Miguel echaba saliva por la raja de mi chica y con un dedo le estimulaba el ano. Al poco puso su tremendo capullo en dirección al culo de Rita y empezó a apretar poco a poco, no había entrado apenas nada cuando ¡ZAS! Miguel empujó con toda su fuerza y el ano engulló la tremenda polla. Rita dio un gritó seco que representaba dolor.
Vi la cara que puso y daba la impresión de que la había partido en dos. Entonces Miguel empezó a bombear mientras con un dedo de su mano estimulaba el clítoris a Rita, que estaba pasando de un tremendo dolor a un estado de placer de sexta dimensión. Sus ojos estaban totalmente en blanco y las rodillas apenas la sostenían.
Tras un rato de mete y saca vi como Miguel ponía cara de placer y eyaculaba dentro del culo de mi chica. Al sacar la polla de su culo estaba totalmente llena de flujos. Rita la miró y se la tragó entera nuevamente, la chupó y lamió hasta que no quedo ni una gota de nada. Vi como después se besaron apasionadamente y se vistieron.
Yo me fui corriendo a la habitación, me puse el pijama, me metí en la cama y esperé a oír el ruido de la puerta para hacerme el dormido. Vi como la silueta de Rita entraba en la habitación y se iba al servicio. Tardó 5 minutos en salir. Se metió en la cama, puso la mano sobre mi paquete y oí como un suspiro seguido de un “que pena…”
Saludos a todos.