Relato erótico
Final inesperado
Llego a casa antes de hora y se encontró a su novia dándose un morreo con una amiga. Ellas no lo vieron y cuando se quedaron solos, su novia le comentó que no había pasado nada más. Se lo creyó, pero las pilló otro día y en plena faena. El final de la historia es que nuestro amigo disfruto de un trió maravilloso y algo más.
Francisco- CADIZ
Esta experiencia que voy a contar, comenzó hace ya algún tiempo, pero antes que nada os diré que me llamo Oscar, que tengo 30 años y que vivo con una chica llamada Elvira, una morena de pelo negro y lacio, con un busto más que generoso, una esbelta cintura y un trasero muy sabroso, hace el amor muy bien pero lo que más me gusta de ella, es que hace unas mamadas de antología. Pero vayamos a la historia.
Un día por la tarde, y debido al poco trabajo, me fui a mi casa, llegando como a las 7 cuando siempre llegaba sobre las 10. Al llegar, vi estacionado ante la puerta un coche que yo sabia que era de una amiga de Elvira llamada Silvia, una rubia que por lo poco que yo la había visto me pareció muy atractiva. Abrí la reja y antes de abrir la puerta, por la ventana, vi a las dos sentadas en la sala dándose un apasionado beso y un poco sacado de onda regresé a la puerta y la abrí produciendo más ruido y entonces las vi a las dos sentadas separadas, las saludé y estuvimos hablando un rato hasta que Silvia se marchó.
Por la noche, después de hacer el amor con Elvira, le pregunté acerca de lo que había visto, negando ella rotundamente que hubiera pasado nada entre ellas.
Semanas después me contactó un grupo que quería que los llevara de excursión un fin de semana. Avisé a Elvira que saldría el viernes a la tarde para regresar el domingo también por la tarde y para no alargarme le diré que el sábado por la tarde el grupo ya tenía ganas de volver a lo que les dije que no les devolvería el dinero pagado con anticipación y no habiendo inconvenientes, regresamos y al llegar a mi casa, como a las 9 de la noche vi el coche de Silvia de nuevo fuera. Abrí la puerta despacio y me llegaron ruidos de la habitación. Al acercarme y asomarme un poco por la puerta, las vi en la cama. Silvia, la amiga de mi novia, estaba abierta de piernas y mi novia le estaba haciendo una gran comida de coño. La cara de Silvia era de satisfacción total y después mi novia, de espaldas a mí, cogió un consolador y se lo empezó a meter a Silvia haciéndola retorcer de placer.
Yo estaba súper excitado con mi verga bien tiesa y su punta rezumando líquido preseminal pero, de pronto, Silvia abrió los ojos, me miró, me sonrió y acto seguido cogió a Elvira del brazo e hizo que se colocaran en el 69 hasta que, en un descuido mío, mi novia me vio y se sobresaltó. Rápidamente me fui a la sala y después de cinco minutos salió Silvia vestida y se despidió de mí con un beso en la mejilla como si nada hubiera pasado. Después salió mi novia y con una profunda vergüenza me explicó que era su primera vez con otra mujer y que estaba muy avergonzada pero yo le dije que era un hombre con la mente abierta y que esas cosas no me asustaban. Quedando así las cosas y no volviendo a hablar del asunto, por la noche no quiso hacer el amor conmigo hasta que unos días después accedió con la condición de no hablar del tema.
Aproximadamente doce días después llegó de su trabajo enojadísima y al preguntarle que le pasaba, me dijo que Silvia le había dicho que quería que hiciéramos un trío y que si ella no aceptaba les diría a sus amigas lo que habían hecho las dos. Era una especia de chantaje. Después de calmarla me dijo que ella no aceptaría y así quedaron las cosas, pero al día siguiente, después de llegar de su trabajo, me dijo que Silvia vendría a cenar el sábado en casa y yo, imaginando por donde iban las cosas, accedí encantado.
El sábado a las siete de la tarde llegó Silvia. Iba con una blusa escotada que dejaba al descubierto el nacimiento de sus senos y una falda cortita que dejaba ver sus muslos y piernas firmes y torneadas. Para la cena se sentó frente a mí y comenzó a sobarme la verga por debajo de la mesa siempre con una sonrisa coqueta. Al terminar la cena nos fuimos a sentar en la sala y comenzamos a tomarnos unas cervezas que yo tenía en la nevera al tiempo que Silvia me preguntaba si me había gustado lo que había visto yo en la habitación aquel día y que si me había excitado.
Al responderle yo que sí, me preguntó si quería ver un show que me habían preparado. Accedí, pusieron el estéreo y comenzaron a desnudarse lenta y cadenciosamente, pero al querer tocarlas me dijeron que todavía no. Se iban quitando entre ellas la ropa interior quedando totalmente desnudas y poniendo Silvia a Elvira en la mesita de madera del centro, frente a mi, empezó a hacerle una comida en la raja a Elvira que, al principio estaba avergonzada pero con las caricias se empezó a dejar lleva.
Silvia siguió lamiéndole el clítoris con más rapidez alcanzando Elvira un orgasmo y yo, como estaba a reventar, me saque la verga y comencé a masturbarme diciéndome Silvia, al verlo, que era una buena idea. Después ella obligó a Elvira a que le lamiera su raja mientras comenzó a darme a mí una mamada sensacional hasta que, al poco rato, se detuvo, me dijo que esperara y le pidió a Elvira que me hicieran la mamada entre las dos. La cosa era tan excitante que llegó un momento en que no pude aguantar más y eyaculé en sus bocas tragándose entre las dos todo mi semen y luego me siguieron lamiendo hasta que me lo dejaron limpio, lamiéndose después entre ellas.
Luego Silvia se sentó en mi verga, algo pocha después de mi corrida, dándome la espalda, quedando frente a Elvira y diciéndole que nos mamara los sexos a los dos.
Elvira, con su lengua, lamía mi verga y la raja de Silvia al mismo tiempo hasta que, después de un rato de este tratamiento tuve un increíble orgasmo, muy diferente a todos los que había tenido antes, pues la penetración y la mamada eran de otro mundo.
Después y sin dejarme descansar, Elvira me montó de un golpe clavándose toda mi verga en su raja y luego, en la misma posición, era Silvia la que estaba dando la mamada Elvira que estaba descontrolada con los ojos en blanco pidiéndome que me corriera ya que estaba teniendo una cadena de orgasmos. Así volví a eyacular y el semen que escurría de la raja de Elvira, Silvia con su lengua se lo comía. Una vez que Elvira me desmontó, me acosté en la alfombra y Silvia me montó diciendo:
– Es delicioso que no te haya bajado la verga y que siga tan dura como al principio.
En este momento, Elvira se sentó en mi cara y empecé a comerme su coño mientras ellas dos se fundían en un apasionado beso con lengua. Después de rato Elvira comenzó a gritar que se corría Silvia también y yo, al oírlas a las dos, eyaculé justo en ese momento empezando Silvia a reír diciendo que nunca había experimentado un triple orgasmo. Terminamos y nos metimos los tres en la bañera y con el agua caliente me empezaron a enjabonar y al verlas a las dos enjabonándose también, se me empezó a poner dura otra vez por lo que ellas dijeron que no querían dejármela viva y comenzaron a hacerme una mamada doble otra vez. Batallé un poco pero después de un rato volví a eyacular en sus caras, tragándose ellas el poco semen que salió.
Salimos de la bañera quedando en volver a hacerlo ya que había sido algo maravilloso, pensando yo también que sí o había sido, aunque la verga me dolía por tantas eyaculaciones.
A los quince días llamó Silvia a casa diciendo que unos parientes le habían pedido su apartamento por unos días y preguntándome ella si la aceptábamos en mi casa. Acepté gustoso y desde entonces tenemos sexo casi todos los días, pero esa será otra historia.
Besos, Charo.