Relato erótico
Fin de semana calentito
Trabajan mucho y tienen poco tiempo para ellos pero, aquel fin de, semana se fueron a un hotel en la playa para dedicarse enteramente a dar placer a sus cuerpos.
Darío – Tarragona
Eran nuestras primeras vacaciones juntos. Noelia y yo decidimos un pueblo de Tarragona para veranear allí, pues yo, ya lo conocía de otros años. Hicimos reserva en un hotel simple, barato, algo que fuera adaptable para nosotros.
Nada más llegar subimos al hotel y dejamos las maletas, estábamos muy ilusionados pues siempre habíamos soñado con ese momento.
Nos cambiamos y nos pusimos la ropa adecuada para poder bajar a la playa.
Noelia es castaña, 1,70, un tipazo y unos pechos medianos, una 95, pero muy bien puestos y apetecibles.
Yo, Roberto, mido 1.92, soy rubito, un buen cuerpo ni fuerte ni gordo, y una buena polla de 19 cm.
Bajamos a la playa y todo discurrió tranquilamente, cuando subimos hacia el hotel estábamos muy cansados y nos duchamos. Nos acostamos en la cama y nos miramos. Éramos felices, por fin teníamos un poco de tranquilidad, pues la carrera a ella y mi trabajo, nos tenían muy agobiados y no nos daba tiempo para nosotros o por lo menos no el que nosotros deseábamos.
Solo teníamos un fin de semana para nosotros así que decidimos empezar a disfrutarlo y echamos un polvazo increíble, tuvimos dos horas de orgasmos seguidos y acto seguido nos dormimos.
Al día siguiente le propuse a Noelia ir a una playa nudista cercana que había allí, ella se negaba al principio aunque yo sabía que le ponía tan cachonda como a mí o más, así que acabó aceptando.
Al llegar allí los dos nos quedamos flipados, ya que era la primera vez que íbamos a una playa de este tipo, por eso nos excitaba tanto la idea.
Ver a mi novia allí rodeada de tantas pollas y viendo como las observaba me ponía muy cachondo y sobre todo el hecho de que sabía que solo yo podría penetrar aquel chochito.
Nos tumbamos a tomar el sol y nos desnudamos, yo me puse boca abajo pues sabía que en aquella situación no tardaría en empalmarme.
No fallé y al seguir viendo a mi novia allí desnuda, como muchos tíos la miraban y como ella observaba las pollas que la rodeaban, aparte de todas las mujeres que yo también veía y que ciertamente estaban bastante buenas, la gran mayoría, me excito muchísimo.
Noelia que se percató de la situación intentó provocarme y se dirigió a coger la crema que estaba a mi lado pasándome sus pechos por la cara. Mi polla iba a estallar y yo sabía que aquello no iba a quedar así, por lo que decidí proponerle a Noelia dar una vuelta.
Me fije mientras andábamos que cerca había una especie de cala a la que solo se podía acceder nadando, también vi que no había nadie allí. Tardamos poco más de 5 min y cuanto que llegamos mi novia sabía a lo que habíamos venido.
Se arrodilló delante de mí y empezó a acariciarme la polla y a chupármela, ella me conocía plenamente y sabía lo que me gustaba, aparte de que tenía un grandísimo calentón y acabé corriéndome muy rápido. Ella tragó toda mi leche y relamió la punta para limpiar los restos de mi semen. Yo no quería que Noelia quedara insatisfecha asique la tire a la arena y le empecé a comer el coño, lamiendo sus labios y metiendo la lengua en su chochito rasurado y rosita.
Ella me arañaba la espalda y no podía resistirse asi que me pidió por favor que la follara, yo no me hice de rogar y le metí mi polla ya recuperada en su coño. A la tercera embestida sentí como se corría como una perra y empapaba mi polla de sus flujos. Seguí embistiéndola, la cambié de posición y la puse a 4 patas mientras me la follaba fuerte y duro.
Ella no paraba de correrse y yo acabe llenándole el coño de leche, la saque y me tumbe agotado en la arena, ella tenía ganas de guerra y chupaba la leche que le salía del coño y empezó a lubricarse el culo y me dijo que la follara por detrás.
Utilicé mis dedos para lubricarla y unté mi polla con su coño aun mojado de fluidos y la cogí en brazos para llevarla hasta el agua, allí empecé a follarla por el culo, viendo como ella gritaba de placer y dolor a la vez. Acabé corriéndome en su culo y vi como volvía a chorrear mi semen, ella por lo bien que lo hice quiso recompensarme y me lamia los huevos y la polla y me hizo una recompénsate mamada, aunque esta vez no fui capaz de correrme, después volvimos a las toallas y recogimos las cosas y nos fuimos al hotel donde acabamos la noche follando como locos.
Después de esto, una nueva era empezó para nosotros, la era de follar en sitios con peligro de que nos descubrieran y esto nos ponía más cachondos.
Un besito de parte de los dos.