Relato erótico
¡Fiesta popular!
Cuando ocurrió esta historia que nos cuenta tenía novia. Fueron a celebrar una fiesta popular que se celebraba cerca de la capital. Ella le dijo que los acompañaría una amiga a la que el novio la había dejado y estaba deprimida.
Julio – PAMPLONA
Esta es una historia que sucedió hace un tiempo en el que yo salía con una chica de Pamplona. Gloria, es rubia y con los ojos azules, de 1,60 de estatura, delgadita pero con los pechos muy grandes. Yo, por motivos laborales, viajaba a menudo y en esta fecha llevaba un mes sin verla.
Quedamos para ir a una fiesta popular que se celebra en septiembre y tiene lugar en un prado situado a unos kilómetros del centro urbano. En esta fiesta toda la gente bebe sidra y siempre está llena de gente a rebosar. Estuvimos allí desde las 12 del medio día hasta las 7 de la tarde, que empezó a llover, cosa normal en esta zona, momento en el que bajamos al pueblo a tomar algo.
Yo aquél día no bebí casi nada, aunque es extraño, porque en las fiestas le doy al whisky bastante bien, y a los demás alcoholes también, y estaba sereno. Pero mi novia Gloria iba bebida. Junto a nosotros iba una amiga suya que se llama Mercedes y es también de Pamplona y precisamente aquel día estaba un poco deprimida porque su novio la había dejado a la vuelta del verano. Esta amiga es la única, de las que tiene Gloria, que me caía bien, por que las otras son unas pijas de cuidado.
Estuvimos tomando unas cañas, luego fuimos a comer una pizza y al final volvimos a los bares. Hacía las 2 de la mañana Mercedes quería ir a dormir a mi coche porque no quería irse a casa, ya que estaba bastante bebida y no quería que sus padres le pillasen, así que le dejé las llaves y le dije que luego pasaríamos por allí a ver como estaba.
Una hora después, más o menos, a Gloria y a mí nos empezó a entrar la calentura y fuimos al coche que lo tenía aparcado en un descampado bastante grande que está en el centro del pueblo. Es un lugar muy oscuro y por allí nunca pasa nadie.
Mientras nos dirigíamos al coche nos paramos en un callejón que había de camino y nos empezamos a magrear y a meter mano pues yo llevaba un montón sin mojar y ella iba totalmente desinhibida por el alcohol.
Comencé a acariciarle los grandes pechos y a meterle la mano dentro del pantalón para acariciarle el clítoris. Le estuve acariciando, ella rodeaba mi cuello con los brazos para sujetarse hasta que el típico tembleque me indicó que estaba llegando al orgasmo. Cuando se tranquilizó un poco, ella me correspondió bajándome un poco los pantalones y sacando mi miembro, se agachó y se lo metió en la boca, dándole un par de chupadas. Luego se volvió a levantar y entonces empezó a masturbarme con una mano mientras con la otra me acariciaba los testículos y también a veces me acariciaba el ano con el dedo índice, prodigándome sus caricias hasta que me corrí en su vientre.
Fuimos hacia el coche y Gloria le dijo a su amiga:
– ¡Venga, despierta, que necesitamos el coche!
Pero como Mercedes estaba cabreada y no tenía humor para aguantar bromas le dijo:
– Aquí podéis hacer lo que queráis que yo no os voy a molestar.
Mercedes estaba tumbada en el asiento de atrás, el coche, estaba tapada con una cazadora y al momento se durmió de nuevo. Nosotros nos fuimos a los asientos delanteros y pusimos música, esperando a que Mercedes le diera por despertarse. Pasados unos minutos comenzamos a besarnos y yo me pasé al asiento del copiloto y Gloria se sentó a horcajadas frente a mí. Volvimos de nuevo a besarnos y a acariciarnos aunque ella estaba inquieta por si su amiga la veía, pero estaba tan caliente que acercó su boca a mi oreja y susurró:
– Que mire y sepa lo que es un buen polvo.
Se quitó la camiseta y se quedó con las inmensas tetorras al aire, pues casi nunca utilizaba sujetador. Yo le empecé a rodear la aureola del pezón con la lengua y cuando ella estaba ya excitada a tope, le mordisqueé el pezón. Yo tenía curiosidad en lo que hacía Mercedes, así que sin que Gloria se diera cuenta, giré el espejo retrovisor para tener panorámica de lo que sucedía en el asiento de atrás, pero debido a que Gloria estaba erguida y había muy poca luz no tenía buena perspectiva.
Seguimos igual hasta que yo le bajé los pantalones y le dejé el culo al aire, se lo acariciaba y le metía el dedo índice en el coño y el pulgar en el ano, ella se movía sin parar pero a mí no me tocaba.
No paraba de jadear y las ventanillas del coche estaban llenas de vaho. Se desabrochó los cordones de una bota, se la quitó y se sacó la pernera del pantalón, dejándose puesto un tanga de color violeta.
Acto seguido me bajó la bragueta del pantalón y desabrochando el botón me dijo:
– ¡Levanta el culo!
Yo lo hice y me bajó los pantalones. Ella se colocó encima de mí y se apartó el tanga para que la empalase, pero yo quería putearla ya que no me había tocado ni siquiera la polla, así que no se la metí y seguí acariciándola con una mano en su culo y la otra en su vientre para mantenerla a una distancia prudente. Ella es reía y decía:
– ¡Eres un canalla, fóllame ya!
Gloria de vez en cuando me acariciaba la cabeza y desviaba la vista al asiento de detrás, y yo, aunque miraba por el espejo, no veía nada. Seguimos así unos minutos, yo mordiéndole las tetas y con un dedo en su culo, pero sin metérsela. A esto oímos la voz ronca de Mercedes que decía:
– ¡Fóllatela ya de una vez! ¿No ves que ya no aguantamos?
Entonces recliné del todo el asiento del copiloto, le quité a Gloria la otra bota y le saqué el tanga, desnudándola por completo, Gloria se colocó mi polla en la entrada de su coño y se dejó caer de golpe, haciéndome sentir su coño ardiendo y mojado. Pero ella hacía unas semanas que tomaba la píldora y nunca lo habíamos hecho a pelo. Empezó a moverse en círculos, subía y bajaba, cada vez más deprisa hasta que se corrió y cayó desfallecida encima de mí. No había tardado ni siquiera un minuto desde que se la había metido.
Yo, como no había acabado, le hacía indicaciones para que se moviera, pero ella estaba cansada y no seguía, pero como me vio así, se levantó y se la enfocó hacia el culo. Ella sabía que cuando se la metía por el culo me corría enseguida. Cuando se la empezó a meter miró hacia el asiento de atrás y le dijo a Mercedes:
– ¡Ahora por el culo! – dejándose caer poco a poco.
Se la metió hasta el fondo, abriendo la boca como un pez y con la mandíbula desencajada. Se apoyó con una mano en el salpicadero y se empezó a acariciar el coño. Yo miraba como se tocaba y como se arqueaba hacia atrás, mostrándome sus pechos y su vello rubio y recortado. Comenzó a apretar y aflojar el culo, pero sin moverse en vertical hasta que notó en mi cara que estaba acabando, comenzando a decir:
– ¡Córrete para nosotras, así… así…!.
Entonces movió el culo arriba y abajo unas cuantas veces hasta que me corrí, pero miró la hora, le entró la prisa, ya que su padre es muy severo y no le gusta que llegue a casa muy tarde y siempre antes de las 5. Yo me vestí y pasé al asiento del piloto, arranqué el coche y Gloria me dijo:
– Vete primero a casa de Mercedes, porque no me fío de vosotros ni un pelo.
Mientras iba conduciendo hacia la casa de Mercedes, pensaba en que nunca había visto así a mi novia, tan excitada y desnuda en medio de un descampado con una amiga mirándonos, ella que es tan celosa y que nunca se pone en top-less en la playa, con mi polla en su culo vibrando de placer y masturbándose frente a nosotros. Cuando llegamos a casa de Mercedes ella se acercó a mi asiento y me dijo:
– Me ha gustado bastante la faena, si tienes un amigo que folle tan bien como tú me llamas y que pena que Gloria no te dejase mirar lo que yo hacía – puso una mano debajo de mis narices y añadió – Huele.
Su dedo olía a flujo y a sudor. La cerda se debió estar metiendo los dedos en el coño. Luego se bajó. Gloria se reía y me dijo:
– Seguro que de esta aprende que más de uno puede follar tan bien o mejor que su ex.
Cuando llegué a casa tuve que masturbarme para quedarme dormido, tal era el grado de excitación que el olor de Mercedes me había hecho sentir. Nunca había pensado que pudiera ser así ya que es muy recatada y tenía unos valores morales bastante altos aunque comparados con los míos, altísimos
A mí solo se me pasaba por la cabeza como quedarme a solas con Mercedes y darle una buena sesión. Pero la verdad, eso nunca sucedió y ahora que lo pienso, me gustaría encontrarla un día por la calle.
Besos.