Relato erótico
Feliz Navidad
Abrió un negocio de restauración y como no tenia oficina, su padre le dejo compartir la suya y le dijo que su secretaria podría ayudarlo si la necesitaba. Al llegar las Navidades pensó hacerle un regalo para agradecer su colaboración.
Rafael – Sevilla
Hace un par de años abrí mi primer local de comida rápida y como no tenía oficina mi padre me arrendó un espacio en la suya para poder atender cuestiones administrativas. Cuando llegué a la oficina por primera vez la secretaria de mi padre, una muchacha muy atractiva y con un cuerpo espectacular que se llama Rosa, me dijo que estaba dispuesta a ayudarme con los proveedores y tomar los recados que yo recibiera.
Durante todo mucho tiempo iba muy poco a la oficina y básicamente mi contacto con Rosa era para que me entregara los papeles y artículos que había recibido durante la semana, ya que mi negocio requería de toda mi atención.
A partir de entonces empecé a darme un poco más mi tiempo y a ordenar un poco la administración de mi negocio, lo que me llevaba a tener que estar más tiempo en la oficina y a estar cerca de Rosa. Al ser los dos de la misma edad, ella de 32 y yo de 31, hablábamos mucho de los lugares que frecuentábamos los fines de semana y de las amistades con las que salíamos cada uno por nuestro lado y por supuesto que al hablar con ella de otras cosas que no fueran del negocio me sentía muy bien.
En una ocasión nos pusimos a hablar de las parejas que habíamos tenido en el pasado y bromeábamos con que nunca nos íbamos a casar con nadie por lo exigentes que éramos con el sexo opuesto. Ninguno de los dos tenemos actualmente pareja.
Cuando llegó el mes de Diciembre mi negocio marchaba tan bien que decidí regalarle a cada uno de mis empleados un jamón para que lo disfrutaran en la cena de navidad y como Rosa me había ayudado tanto durante todo el año, también le regalé uno. El día que se lo iba a entregar, la llamé a la oficina para pedirle que me esperara porque “le tenía una sorpresa”. Habíamos quedado en encontrarnos ahí mismo, en la oficina después de las seis y media pero a mí, por cosas del negocio, se me hizo tarde y cuando eran ya las ocho la llamé pidiéndole disculpas por el retraso pero ella me dijo que no me preocupara, que seguía esperándome para que le entregara su sorpresa.
Cuando por fin llegué a la oficina la puerta ya estaba cerrada y dentro solo estaba ella. Pasé, nos saludamos y le enseñé el jamón que le llevaba de regalo y le gustó mucho el detalle. Nos quedamos hablando un rato de lo que haríamos con nuestras familias en Navidad y a la hora de despedirnos ella me dio un tremendo abrazo haciéndome sentir el tamaño y lo duro de sus tetas contra mi pecho y eso me hizo volar a mil.
Aquel abrazo duró bastante más que unos cuantos segundos y cuando ella intentó separarse de mí la tomé de sus caderas y le di un beso en los labios. Al principio se me quedó mirando con cara de no saber qué hacer pero después ella me correspondió con otro beso, con el cual nos quedamos pegados bastante tiempo mientras yo acariciaba sus redondas nalgas.
Después de unos minutos de estar besándonos ella comenzó a apretar su bajo vientre contra mí ya erecta polla y poco a poco comenzó a desabrocharme la camisa y yo también a desabrochar la blusa que ella llevaba. Sentí una gran satisfacción cuando le quité el sujetador y sus tremendas tetas quedaron al aire, con los pezones bien tiesos.
Entonces, mientras a acariciaba aquellos gordos y duros melones, empecé a besarle el cuello mientras Rosa desabrochaba mi pantalón, luego me bajé para tener esas hermosas tetas en mi boca y poder chuparle esas grandes pezones bien duros, y mientras hacía esto ella empezó con gemidos de placer que a mi me excitaban mucho.
Cuando Rosa terminó de desabrocharme el pantalón y sacar mi erecta polla al aire, se apartó de mí para arrodillarse y cogiéndome la polla con una mano, metiéndosela en la boca, empezó a regalarme la mamada más espectacular que jamás haya tenido, tanto que al poco tiempo ya me había corrido y Rosa se había tragado toda mi leche hasta dejar mi verga seca.
Ahora era mi turno de satisfacerla a ella, así que nos fuimos hacia su escritorio, quitamos unos papeles que había encima mientras nos besábamos apasionadamente y yo le quitaba sus bragas, las cuales ya estaban totalmente mojadas.
Al tenerla acostada de espalda sobre su escritorio pude ver el clítoris más bello que he visto en mi vida y sin dudarlo empecé a jugar con dos dedos en su vagina hasta que, al poco tiempo, ya estaba lamiéndolo poco a poco.
Era algo que yo nunca había hecho pero con lo que me estaba gustando me arrepentía de no haberlo degustado en mis anteriores amantes. Debido a mi poca experiencia en este campo, y para ayudarme en darle el placer que ella se merecía, yo metía y sacaba mis dedos de su vagina y al mismo tiempo lamía su clítoris.
Fue espectacular y excitante el ir descubriendo que cada vez que introducía mi lengua en su raja ella lo disfrutaba más y más, así que decidí continuar a darle ese gran placer y no tardó mucho en tener su orgasmo en mi cara, dejándome degustar el sabor de sus jugos, que fue lo más delicioso que había probado.
Al terminar me levanté y al verla abierta de patas sobre el escritorio no pude hacer otra cosa que, cogiéndome la polla con una mano, introducírsela en la raja de su coño terriblemente mojado. Ya totalmente dentro de ella, en un principio empecé la follada con movimientos suaves, pero conforme bombeaba, Rosa me tiraba hacia ella para que le diera cada vez más fuerte. Yo sentía como ella disfrutaba hasta que nos llegó un tremendo orgasmo a los dos juntos, momento en que yo traté de salirme pero ella me tenía aprisionado con sus piernas en mis riñones y no me soltó hasta que eché toda mi leche dentro de ella.
Después de este gran polvo nos quedamos acostados juntos sobre el escritorio, besándonos y hablando de lo maravilloso que había sido.
Eso fue unos días antes de Navidad y como yo salí de vacaciones durante enero no había tenido la oportunidad de volverme a ver con ella, pero hoy quedamos en salir juntos de la oficina y únicamente estoy esperando a que ella le entregue los papeles pendientes a mi padre para irnos juntos. Pretendo invitarla a un hotel y espero me diga que sí. Ya os lo contaré. Besos, Charo.