Relato erótico
Fantasía de año nuevo
Celebraron la noche de fin de año y el día de año nuevo con unos amigos. Después de las campanadas se fueron de discotecas. La euforia de la fiesta, las copas y la calentura hizo posible hacer realidad la fantasía de su marido.
Rosa – TENERIFE
Llevo 7 años de casada y mi marido es un hombre muy fogoso e imaginativo, sobre todo en el sexo. Llevamos una vida sexual muy activa, hemos salido con chicos, chicas y con parejas.
Pero mi marido tiene una fantasía desde hace mucho tiempo y me lo viene pidiendo y es que desea verme participando en una gran orgía donde la única mujer sea yo y que sean por lo menos seis hombres.
Sinceramente esa situación no me gusta demasiado ya que en ese caso creo que no podría complacer a todos por el cansancio y si así fuera, yo quedaría deshecha. Pero mi marido insiste sin insistir, o sea que no me lo pide, pero me dice que sería su mayor fantasía y mi mayor demostración de amor.
Ahora voy a hacer una descripción de cómo soy. Me llamo Rosa, tengo 32 años, rubia y llevo el cabello corto, tengo ojos verdes y mi rostro es muy bonito con una piel muy fina. Mido 1,65 cm. y peso 50 kilos. Tengo una figura bonita, con unas nalgas redondas, muy firmes y un culo salido. Mi cintura es fina, mis pechos algo mayores de la talla mediana y bien duros por lo que casi nunca uso sujetador. Tengo bonitas piernas, al igual que el resto de mi cuerpo, donde no sobra grasa ni faltan curvas.
A finales del año pasado decidimos para pasar las fiestas de fin de año y año nuevo con unos amigos Después de los festejos de fin de año mi marido decidió a ir a jugar a cartas con unos amigos y luego a bailar. Yo realmente estaba un poco mareada por la cantidad de alcohol que había tomado y no quería ir, pero mi marido insistió tanto que al final me di una ducha y me arreglé para salir. Mi vestimenta le pareció un poco anticuada, por lo que fuimos los dos a casa de una amiga para que me prestara ropa para ponerme, pero como Isabel es más bajita que yo, su ropa me quedaba un poco corta pero de medidas somos parecidas de abajo, ya que de pechos yo soy bastante más voluminosa.
Me probé un conjunto de top y minifalda color verde que era una belleza como se sentía en la piel. El top era totalmente sin espalda y el escote se regulaba por tiras y para que no me quedara demasiado corto en el abdomen tuve que estirar los cierres de tal forma que casi se me veían los pezones que, por el roce de la tela y por no llevar sujetador, se me habían puesto bien duros.
La falda era de risa, ya que para que no se me viera el culo ni el coño, me la tenía que bajar un poco más por debajo de la cadera, por lo que de atrás se veía el nacimiento de los glúteos y de adelante, si no estuviera totalmente depilada, se vería casi el felpudo. Por eso, no me pude poner un tanga, así que iba sin ropa interior.
Completaba mi indumentaria un par de medias negras de red y botas altas.
Realmente me veía como una puta, pero me gustó como quedaba, así que salí para que mi marido y el novio de Isabel me vieran mientras ella se duchaba y se cambiaba de ropa. Mi marido, al verme, se quedó con la boca abierta y una erección que iba a romper el pantalón y me dijo simplemente:
– Te quiero follar.
Ignacio, el novio de Isabel, que estaba igual de excitado, me dijo en broma:
– Yo también.
Verlos así hizo que me mojara toda y que a pesar de ser el novio de mi amiga, deseaba tenerlo dentro, por lo que les dije que ahora era imposible por Isabel pero que luego podría ser. Mi marido e Ignacio se miraron y se rieron preguntándome si era una broma, a lo que les contesté que no:
– Y para demostrároslo voy a adelantar algo, pues tengo 5 minutos para haceros unas chupaditas.
Inmediatamente los dos estaban con las pollas fuera y me doblé por la cintura para hacérselo primero a mi marido, lo que Ignacio aprovechó la posición y que iba yo sin bragas, para cogerme de los hombros, metérmela en el coño y follarme como un loco. No habían pasado ni dos minutos cuando sentí que mi coño era inundado por la leche de Ignacio, así que apuré lo que le estaba haciendo a mi marido, haciéndolo correr en el mismo momento que sentía que la ducha se cerraba. Como no tenía donde escupir su leche opté por tragármela, cosa que siempre me ha dado asco, pero ahora me pareció bien. Inmediatamente los dos se colocaron bien las ropas mientras que yo tuve que entrar en el baño donde estaba Isabel diciendo que no aguantaba las ganas de orinar.
Mi marido e Ignacio me habían follado y me parecía delicioso, pero me había quedado con una calentura enorme ya que a mí no me habían dado tiempo para nada y me quería correr, quería desahogarme. Finalmente salimos los cuatro hacia el club. Isabel y su novio iban en el coche de Ignacio y nosotros en el nuestro. Isabel iba muy mona y provocativa también y por suerte ella nunca sospechó lo que ocurrió mientras ella se bañaba. Cuando llegamos nos presentaron a los amigos, que era una barra como de diez donde solamente dos tenían novia.
La sensación que causé por ser una cara nueva, estar vestida, por decir vestida ya que si querían me podían ver desde los pezones hasta el coño, muy provocativa y por ser muy atractiva, fue muy grande. Los chicos que estaban sin novia inmediatamente me invitaron con copas y cigarrillos. Yo acepté las copas, pero luego les mentí diciéndoles que no quería beber más porque ya estaba medio borracha, cosa que no era así, pero aproveché para que me vieran todo con todo lujo de detalles, cosa que provocó que las chicas que estaban con los novios los convencieran para irse, con la excusa de ir a bailar.
Quedamos nosotros cuatro y seis amigos de Ignacio para ir a una discoteca que para mi gusto era bastante rara y al que Isabel no quiso ir ya que dice que en la pista de baile no hay nada de luz, que es un sótano oscuro y solamente hay luz tenue en la barra de bebidas.
Ignacio habló a solas con sus amigos y se fue con Isabel a otro local de baile. El problema era que quedamos 8 para ir en un solo coche, por lo que nos tuvimos que colocar de la siguiente manera. Los dos más corpulentos, mi marido y otro chico bastante grande fueron delante, el resto nos colocamos atrás y por supuesto que un chico bastante flaquito y yo fuimos sobre las piernas de los otros cuatro.
Cuando subí al coche y como me tenía que colocar en las piernas de los chicos, aproveché haciendo ver que estaba medio borracha para tocarles las pollas y para mi sorpresa todas estaban durísimas. Uno de ellos no aguantaba la presión que hacía su aparato en los jeans y sin avisar nada se bajó la bragueta y la sacó afuera. ¡Que tamaño tenía ese animal! Quedé fascinada, pero hice como que no me daba cuenta, pero como estaba sentado a mi lado, le dije al chico que me llevaba en las rodillas:
– Me cambio para el de al lado para aliviarte un poco.
Cuando me senté en las rodillas del chico, sentí en mis glúteos el roce de semejante polla y quedé totalmente mojada. Inmediatamente sus manos se apoderaron de mis tetas mientras que otras manos, muchas manos, recorrían mi culo y mi coño. Pronto unos dedos jugaban con mi chocho, y dos más se abrían paso en el interior de mi culo. Ya no aguantaba más, quería aquella polla en mi culo, que estaba dilatado y lubricado con mis propios jugos, así que me levanté un poquito, la situé en la entrada de mi culo y muy despacio me fui dejando caer hasta que la sentí totalmente dentro. En ese momento comencé a tener un orgasmo fuertísimo y todos se dieron cuenta de lo que pasaba, aunque mi marido me preguntó qué pasaba y le contesté:
– Es que… me estoy corriendo… con una… polla enorme en el culo… oooh… más polla… aaah… mi amor, no quiero ir a bailar… sí, fóllame fuerte… quiero ir a algún lugar a follarme a todos estos chicos, más, más… por favor…
Mi marido me dijo que estaba de acuerdo siempre que yo no me negara a nada de lo que ellos me pidiesen. Yo le contesté que iba a ser buena, que iba a ser sumisa y que iba a hacer todo que ellos quisiesen. Los chicos nos guiaron a una casa en la playa y entramos. Apenas adentro se me tiraron como fieras y pidieron la vez para follarme. Yo, ya desnuda, me situé en medio y les dije:
– ¿Por qué no lo vamos haciendo de tres por vez?
No había terminado de decirlo cuando uno de ellos me dijo que primero se las tenía que chupar a todos. Se sentaron en los sillones y yo de rodillas comencé con mi tarea ante una hermosa colección de pollas de muchas formas y tamaños.
El primero no duró ni un minuto y cuando quise sacar mi boca me apretó la cabeza, me dijo que me la tragara toda y obediente lo hice. Seguí de esa manera con todos y muchos me obligaron a tragar la leche y otros se corrieron en mi cara y tetas.
Pero yo quería follar, así que me monté sobre mi marido dejando mi culo expuesto para los chicos y como muchos ya se habían recuperado de la felación, se fueron turnando en mi culo para follarme. En eso llegó Ignacio y también tomó cuenta de mi culo y en aproximadamente dos horas y media de recibir frenéticamente pollas por el ano, hasta lastimarlo verdaderamente, me había corrido como veinte veces.
Ahora le tocaba a mi marido follarme el culo, y lo hizo como un verdadero salvaje. Me la metió de un solo golpe y me folló a lo bestia logrando destrozarlo aún más. Comenzaron ahora a montarme de a tres y mientras uno me seguía rompiendo el culo otro me la metía por el coño, que también estaba irritado, y otro se desahogaba en mi boca.
Yo vivía un orgasmo detrás de otro, cada vez que uno de los chicos cambiaba posición con otro, yo tenía un orgasmo. Esta maratón sexual duró más de seis horas, donde yo quedé totalmente destrozada. No podía ni siquiera estar sentada, me caía, pero si me hubiese seguido follando yo me habría seguido corriendo.
Quedamos todos dormidos por unas diez horas y yo estaba toda pegajosa de la leche seca que tenía en la cara el pelo y todo mi cuerpo. Cuando me desperté les pedí que por favor me llevaran a la ducha porque no podía caminar y entre cuarto me llevaron y me pusieron en una bañera, luego se reunieron todos y me orinaron encima, el cuerpo, el pelo, la cara… Después me llenaron la bañera y pusieron sales aromáticas. Me trajeron licor de huevo y café negro, lo que me devolvió en algo las fuerzas. Terminé mi baño y ya con algo de fuerzas logré salir sola de la bañera y ponerme una batita de baño que me habían traído.
Totalmente dolorida e irritada caminé hasta el salón y estaban todos reunidos desayunando, me senté con ellos y recién allí pude verles las caras.
Conversamos de todo y nos preguntaron cuando íbamos a volver nuevamente a la discoteca y les dije:
– ¡No antes de un par de meses, cuando me recupere!
Luego me vestí para irnos y los chicos dijeron que se querían despedir como correspondía, me tiraron sobre una mesa con el pecho pegado a ésta y apoyada en mis piernas, entonces de uno en uno fueron penetrándome y follándome hasta que todos, inclusive mi marido, se corrieron dentro de mí, provocándome cuatro orgasmos más.
Después me obligaron a que se las limpiase con mi boca y luego nos retiramos.
Besos para todos.