Relato erótico
Fantasia a la carta
Se ponían cachondos fantaseando con que otro hombre se la follaba en presencia de su marido. Descubrieron que cerca de su casa había un club se intercambio de parejas. Entraron, se sentaron en un rinconcito y poco a poco se fue caldeando el ambiente hasta conseguir lo que tanto habían deseado.
María y Joan – Barcelona
Querida Charo, somos una pareja de 40 años que acaban de realizar una fantasía que me gustaría contarte.
Joan, tenía una fantasía no realizada, verme follar con otro hombre mientras el miraba. Me contaba con todo lujo de detalles como le gustaría que me follaran y ambos nos poníamos tan calientes que echábamos unos polvos salvajes.
Disfrutábamos como locos de este juego y empezamos a plantearnos el llevarlo a la realidad.
Por pura casualidad, supimos de un local liberal donde, además de practicarse el intercambio de parejas, iban mujeres y hombres solos por otro tipo de sexo. Nos gustó de inmediato, ya que nuestro juego era encontrar un chico para follar yo con él.
Te mentiría si te dijera que cuando llegamos al local, no estábamos nerviosos, pero la excitación era mayor.
Pedimos una copa y nos sentamos en un coqueto rincón, charlamos durante un rato, poco a poco nos fuimos animando, empezamos a besarnos y acariciarnos sin ningún pudor, nos estábamos poniendo calientes.
Joan me separo las piernas, deslizó su mano hasta mi sexo y apartando el tanga, introduje sus dedos en mi ya húmedo coño. Yo por mi parte le había bajado la bragueta y masajeaba su polla ya dura. Nuestra temperatura subía por momentos y si seguíamos así, acabaríamos follando allí mismo delante de todo el mundo.
Mientras esto ocurría, un chico joven y musculosos, pasó varias veces por nuestro lado, mirando con gran atención, se fue a sentar no lejos de nosotros, dese donde podía vernos perfectamente.
Joan se dio cuenta del interés del chico y me susurró que parecía que ya teníamos candidato. Para asegurarse Joan me pidió que me arrodillara para chupársela. No tuvo que decírmelo dos veces, chupé su polla mientras él me subía la falda para dejar al descubierto mi espléndido culo.
Mientras, yo seguía chupando se deliciosa polla, Joan no perdía de vista a nuestro joven voyeur y levantando la mano le indicó que se acercara. Suspendí un momento aquella deliciosa mamada.
Nos presentamos, se llamaba Marc, la verdad es que hubo pocas palabras, supongo que quedaban bastante claras nuestras intenciones.
Los tres nos fuimos a una parte del local con una cama gigante y nos empezamos a desnudar. Marc se disculpó para ir al baño y Joan y yo nos tumbamos en la cama, comenzamos a besarnos y acariciarnos, Joan me separaba las piernas para dejar bien expuesto mi coño, metía u sacaba sus dedos.
Marc volvió, subió a la cama y Joan se apartó para cederle el paso. Empezó besándome en la boca, su lengua rozaba cada hueco, sus dedos pellizcaban mis pezones, yo gemía. Luego su boca se ocupó de mordisquear y chupar mis pechos y su mano bajaba por mi vientre hasta llegar a mi caliente coño, donde introdujo tus dedos, aquello era insufriblemente placentero.
Joan no perdía detalle, oía mis gemidos mientras se masturbaba, yo le miraba y me excitaba todavía más. Me hubiese gustado tener la polla de mi chico en mi boca.
Yo por mi parte, masajeaba la polla de Marc que empezaba a crecer rápidamente, era grande y bastante gruesa.
El mientras tanto había cambiado los dedos por su boca, con su lengua lamía mi clítoris. Me corrí. Pero yo seguía caliente, cogí su polla y me la metí en la boca, apenas me cabía, pero él la empujaba hasta el fondo de mi garganta.
En un segundo, estuvimos haciendo un 69, su lengua lamía al mismo tiempo mi coño y mi culo, consiguió que me corriera dos veces seguidas, casi pierdo el sentido. Su polla seguía entrando y saliendo de mi boca mientras Joan a mi lado gemía de placer.
Yo estaba tan caliente, que necesitaba sentir la enorme polla de Marc dentro de mí, le pedí que me follara. Quería que Joan lo oyese, sabía que aquello le excitaría aún más.
Sentí las manos de mi chico ayudando a Marc a quitarme el tanga. Marc me levantó las piernas hasta sus hombros y de una sola embestida me metió su enorme polla hasta los huevos, me corrí como una perra. Marc permaneció inmóvil, con su polla clavada en mi coño, mientras los espasmos recorrían todo mi cuerpo.
Entonces volvió a comenzar, su polla casi salía de mi coño para volver a embestirme con fuerza, era increíble, yo volvía a estar caliente.
De repente sacó su polla y cogiéndola con la mano, comenzó a darme pequeños golpecitos en mi sensible clítoris que por supuesto reaccionó, volví a correrme. Apenas era consciente de nada que no fuese aquel placer dulcemente tortuoso.
Con mucha delicadeza, Marc me bajo las piernas de sus hombros y abriéndolas bien, se colocó encima de mí y su polla encima de mi vientre. Me besaba en la boca, en el cuello y mordisqueaba mis pezones. Era el paraíso.
Busqué la mirada de Joan, él se había corrido y seguía excitado viendo como me follaban.
Marc inmovilizó mis brazos hacia arriba con sus manos y arqueando la pelvis me embistió comenzando otro mete y saca alucinante. De repente paro, yo le pedí que siguiera, que quería más. Marc me susurro si quería probar otra postura, yo le dije que si, quería que me pusiera a cuatro patas, me encanta follar así.
Me dio la vuelta y cuando me tuvo bien colocada comenzó a meter sus dedos en mi coño, dentro y fuera, dentro y fuera… Me estaba preparando y cuando se dio cuenta que volvía a estar a cien. Empezó a meter su polla poco a poco en mi hambriento coño. Se paraba y movía horadando mi vagina como un taladro. Su polla seguía tan dura como el principio y mi coño volvía a estar al borde de otra corrida. De repente agarró mi culo con sus fuertes mano y me embistió de una forma brutal, yo le pedía entre gemido y gemido que no parara. Empecé a sentir los espasmos de mi coño, al mismo tiempo que aumentaban el ritmo de sus acometidos. Nos corrimos casi al mismo tiempo, nota como su leche caliente inundaba mi sexo y su potente bombeo hacia que los espasmos de mi orgasmo recorrieran todo mi cuerpo como una corriente eléctrica.
Marc continuaba con su polla dentro de mi coño dejando que disfrutara del orgasmo y su mano acariciaba suavemente mi espalda. Ambos nos desplomamos en la cama y yo busque ansiosa los ojos de Joan que me cogió entre sus brazos y me besó con pasión. Habíamos llevado a la práctica nuestro juego y nos sentíamos felices y contentos.
Desde luego habíamos tenido suerte con Marc, era todo lo que habíamos deseado. Cuando salimos del local, nos sentíamos satisfechos y orgullosos de nosotros.
Y a pesar del desgaste que habíamos tenido, Joan y yo volvimos a ponernos calientes de regreso a casa. Empezamos a rememorar cada detalle y él me hacia preguntas. Resultado, que llegamos a casa y echamos un polvo salvaje.
La experiencia ha sido fascinante, nos ha unido más que nunca y cada vez que follamos, nos ponemos a cien contándonos mutuamente nuestra aventura.
Hemos hablado de volver a ese local y seguro que buscamos más experiencias, tal vez un trío. Si es así, ya te contaré.