Relato erótico
Fantasear es bueno
Dice que, como a otros maridos, le hubiera gustado meter a otro hombre en su cama. Su mujer no estaba muy convencida, pero empezaron a leer los relatos de nuestra revista Clima y poco a poco sus fantasías fueron aumentando.
Adrian – Palencia
Hola querido amigos de clima, me llamo Adrian tengo 37 años, 1,81, 90 kg y estoy casado desde hace 10 años con Cristina que también tiene 37 años, mide 1,66, pesa unos 59 Kg., 95 de pecho y somos de Palencia. Después de dos años de leer vuestra revista, al final también tenemos una experiencia que contar.
Hace dos años, empezamos a realizar fantasías sexuales en nuestra intimidad, a Cristina le excitaba la idea, de que era otro quien se la follaba, puedo decir, que en cuatro meses, se la follaron todos los conocidos, amigos y no amigos, desde el carnicero, frutero, pescadero, hasta un profesor de nuestra hija mayor. Pero solo eso eran fantasías, hasta que un día hablamos del tema y le pregunté si de verdad le gustaría tener a otro en la cama. Cristina me dijo que no pero ella me pregunto si a mi me gustaría verla con otro.
– Mientras estemos los dos de acuerdo y juntos, sería algo muy morboso – le contesté.
Hablando del tema pude comprobar que los dos estábamos muy excitados y acabamos follando como posesos, diciéndole yo a Cristina, que era un amigo de su marido que ella había conocido por Internet. Después de follar le dije:
– Venga, vamos a conocer a más gente.
– Lo que tú quieras – replicó Cristina – pero siempre que estemos los dos juntos.
Así fue como poco a poco, la idea de meter a alguien en la cama ya no era tan lejana. Entonces le propuse empezar a chatear y conocer a gente, también leímos vuestra revista y empezábamos a excitarnos con los relatos de intercambio que había, pensando en la posibilidad de realizar un intercambio pues a Cristina era lo que le parecía más justo.
Poco a poco empezamos a conocer gente, matrimonios, parejas, chicos, de todo un poco, y la verdad, es que era muy difícil encontrar a alguien con tus mismos gustos.
Entre todos los conocidos, había un hombre de Logroño que tenía 49 años, era viudo y parecía buena gente, era de los hombres el único que no iba a saco, siempre buenas palabras y galantería, ya se sabe lo que le gusta a la mayoría de las mujeres. Una de las noches, le dije a Cristina, que había conocido a esta persona y al final acabamos follando como locos, siendo el amigo, al que llamaré Juan, el que simulaba se la follaba.
Así estuvimos un mes, yo hablando con él, nos dimos el MSN y entablamos una buena amistad, también nos conocimos por foto, siendo una sorpresa lo bien que estaba para su edad, tiene bastantes canas, pero mucho pelo, todo lo contrario que yo. A Cristina le empezaba a picar el gusanillo y me preguntaba que como era y cuando le dije que tenía 49 años, se quedo un poco sorprendida pues no esperaba que sería de esa edad y además había un pequeño inconveniente y es que no tenía la vasectomía, pero que físicamente se encontraba bastante bien. Poco a poco cada día que me la follaba, era Juan quien la hacía gozar, llegando ella incluso a llamarme alguna vez por su nombre.
Una noche, entré en el MSN, y hablé con Juan. Estuvimos hablando un rato hasta que apareció Cristina y cuando le dije que estaba mi mujer conmigo, se alegró bastante y Cristina, se puso colorada. Estuvimos los tres un rato hablando y cuando le enseñé una foto de él, a Cristina le gusto. Lo vi en la sonrisa que dibujó su cara. En la cama no os podéis imaginar el polvo que nos pegamos, en la vida había visto a Cristina así, estaba en celo y no paraba de decirme que si quería cuernos, los iba a tener. Como podéis imaginar, ya estaba decidido, íbamos a quedar con Juan.
La primera vez que quedamos con él fue para tomar algo, vino a nuestra ciudad y quedamos en un famoso centro comercial, tomamos unos refrescos, hablamos un rato y la verdad, era una situación un poco cortante, pero se salvó como se pudo.
Juan nos dijo, que solía venir por aquí, ya que la empresa donde trabajaba, tenía una delegación y él ocupaba un alto cargo, añadiendo que buscaba la discreción, ya que por su situación, tenía que ser discreto.
Nos vimos dos veces más y en una de ellas estuvimos cenando los tres juntos, ofreciéndonos pasar 4 noches en un balneario cerca de Burgos. Eso nos pilló de sorpresa y le dijimos que lo teníamos que pensar. Al despedirnos, Juan le dijo algo al oído a Cristina y en casa ella me lo contó.
– La próxima vez que te vea, serás mía – le dijo.
Una vez en casa, lo hablamos y Cristina me dijo:
– Si vamos ya sabes lo que va a pasar, nos invita a las vacaciones y las tengo que pagar yo con mi cuerpo, pero tengo ganas de hacer algo nuevo y distinto, pero como te dije contigo delante, no sé cuando podemos, pero vamos a hacer ese viaje.
Dicho y hecho se lo dijimos a Juan y quedamos para ir en febrero pero yo le dije:
– Ya sabes lo que hay, tendrás que utilizar preservativo.
– Haré lo que vosotros queráis – dijo.
Faltaba un mes para ir, y no veas que días pasamos, y que noches. Cada vez que follábamos, estaba presente él. Por fin llego el día señalado, salimos un domingo a la tarde y volveríamos el jueves a la noche, en total 4 noches. Fuimos en nuestro coche hasta Logroño, allí cambiamos de coche y fuimos en el de él. Una vez en el lugar, que por cierto era maravilloso como hotel y como balneario, nos dirigimos a recepción y la sorpresa fue que teníamos reservada un habitación tipo suite, en la cual nos alojaríamos los tres.
Una vez deshechas las maletas, bajamos a cenar y la cena fue lo más cachonda posible, entre el vino y luego unas copas, veía a Cristina muy alegre y contenta. Cuando decidimos subir de nuevo a la habitación, mi mujer nos cogió a los dos de la mano y nos dijo:
– Espero que os portéis bien y que nadie cuente nada.
Nada mas pasar por la puerta, me cogió Cristina y empezó a besarme y a desnudarme. Yo estaba muy excitado. Juan se sentó en un silla y nos miraba mientras yo empezaba a desnudar a mi mujer, a chuparle las tetas, a tocarle el coño hasta que sin aguantar más, la penetré y tras unas embestidas, como un principiante, me corrí enseguida. Al apartarme, me dijo Cristina:
– ¡Mira lo que tenemos!
Volví la cabeza y vi a Juan desnudo, totalmente empalmado y vaya polla que tenía. Vino hacia nosotros y me dijo:
– Límpiale el coño, que ahora me toca a mí.
Cogí un pañuelo, le limpié los restos de mi leche y él acercó su polla a Cristina, esta la cogió y empezó a acariciarla mientras Juan le acariciaba el coño diciendo:
– Ahora me lo voy a follar yo para que veas lo que es un buen semental.
Cogió un condón y se lo puso, acercando su polla al coño de mi mujer, pero paró y me dijo:
– ¿De verdad quieres que la penetre?
Cristina me miró y me preguntó:
– ¿Es lo que quieres?
– ¡Métesela, es lo que deseo! – contesté yo.
Así, poco a poco, le fue entrando un buen trozo de carne, nueva para ella. Estuvo como 10 minutos entrando y saliendo, hasta que en una embestida muy profunda, se quedó quieto y se corrió. Mi mujer estaba ida. Jamás pensé que disfrutaría tanto.
Os podéis imaginar cómo fueron los tres días restantes, un sin parar de follar. Le llegamos a hacer la doble penetración, y eso que por el culo solo se la había metido yo un par de veces. También en la piscina climatizada hicimos alguna barbaridad, la sobamos entre los dos y yo la penetré. Juan la quería penetrar, pero por no tener condón yo no lo dejaba, pero Cristina, me dijo:
– Déjalo, que solo me la meta un segundo, él también tiene derecho a usarme estos días.
Por primera vez la penetró a pelo, aunque solo fue unos segundos. La última noche que estuvimos fue de locura. Juan acabo la caja de 12 preservativos que traía y como no me salían las cuentas, supuse que habían follado alguna vez a solas, sin estar yo presente. A la mañana me despertaron unos ruidos y vi a Juan comiéndole el coño. Entonces me hice el dormido, y oí que él le decía:
– Vamos a dejarlo, que no tenemos condón.
– No va a pasar nada, si quieres me follas a pelo – le contestó mi mujer.
Él no lo dudó, se la folló y cuando acabaron, hice como que me despertaba y vi como le salía la leche del coño a Cristina y esta me dijo:
– Tranquilo, no pasa nada, voy a estar con la regla pronto.
Ya de vuelta, paramos en Logroño a recoger nuestro coche, subimos a su casa y me dijo Juan que había sido un placer, que esperaba repetir y entonces llamó a mi mujer y le dijo:
– Sois maravillosos y espero seguir siendo vuestro amigo.
Cristina, le dio un morreo, y le dijo:
– Ten por seguro que mi coño va a seguir recibiendo a tu polla y a tu leche.
En la actualidad seguimos viéndonos con Juan cuando se puede y si él viene por nuestra ciudad, nos vemos en casa y también solemos ir alguna vez a la suya. Debo decir que se la folla a pelo desde el viaje y aunque yo estaba preocupado por si me la dejaba preñada, ella me decía:
– Así serás un cornudo del todo.
Pero la muy cabrona, antes de irnos de viaje al balneario, había visitado al ginecólogo y se había colocado un DIU, por eso se había dejado follar a pelo.
Un saludo de esta pareja tan peculiar y si es difícil comprender nuestra situación, la verdad es que estamos encantados, eso si, siendo muy discretos. Eso nos ha cambiado la vida, mejorándola.
Un beso de los tres.