Relato erótico
Estaba muy caliente
Últimamente su marido estaba un poco desanimado y no tenía ganas de sexo. Como cada verano fueron de vacaciones a la playa a casa de unos amigos, Esperaba que a su marido, con la playa, el descanso y la buena vida le entraran ganas de follar. Tuvo buenas sesiones de sexo, pero…
Lola – Almería
La historia que os voy a contar, amigos de CLIMA, sucedió el verano pasado. Era verano, y como cada año fuimos de vacaciones a la playa, a casa de unos amigos nuestros. Aquellas prometían ser unas vacaciones muy divertidas, en la casa estábamos tres parejas, nosotros, los dueños de la casa y un hermano del dueño y su mujer.
Por las mañanas suelo levantarme temprano, me gusta bañarme en la playa a primera hora y cuando acabo de mi baño me gusta preparar el desayuno. En esas primeras horas del día puedo estar sola, nadie me molesta. Pensé que durante aquellas vacaciones mi marido recuperaría las ganas de hacer el amor. Él siempre está cansado y nunca tiene ganas de hacer el amor, pero yo paso la mayor parte del día excitada.
Cierta mañana que estaba limpiando el chalet sentí mucho calor y me quité la blusa. Mis maravillosos pechos quedaron al descubierto. La verdad, no pensé que nadie pudiera estar viéndome pero al mediodía pude comprobar que sí, que alguien me observaba. Después de comer todos se fueron a hacer la siesta, menos el amigo y su hermano que se fueron al salón. Yo me fui a otra habitación que está justo al lado de donde se encontraban ellos, pero les oí hablar y oí como el amigo le decía a su hermano:
– Caramba, la visión de sus tetas ha dejado mi polla tiesa.
– Mi mayor sueño sería restregarle a esa golfa mi polla entre sus grandes mamas – le contestó su hermano, oí como se reían y decían – Como todo lo tenga tan grande, su marido debe disfrutar mucho.
Luego ya no oí nada más. Pensé que se habían dormido o estaban callados. Me acerqué y vi como los dos tenían la polla en la mano y se la estaban pelando como monos. Aquella visión me puso muy cachonda. La verdad es que yo estaba muy necesitada y ver dos pollas me puso muy caliente. Entré sin hacer ruido y cerré la puerta. Ellos se quedaron quietos, me observaron y les dije:
– ¿Puedo hacer algo por vosotros?
– Sí, podrías enseñarnos tus tetas, la verdad es que estamos tan empalmados que nos gustaría volver a verlas – dijo el hermano del amigo.
Naturalmente no pude negarme, me quité la blusa y el sujetador y mis pechos quedaron al descubierto. Otra vez volvieron a pelársela como dos monos. Casi me da algo, nunca nadie antes se había excitado de esa manera al verme desnuda. Entonces yo les dije que estaba muy caliente y el hermano dijo:
– Eres una calentorra, seguro que tu chocho ya está encharcado.
Dije que sí, él se levantó de su asiento y empezó a sobarme el culo, luego me bajó las bragas y empezó a tocar mi lindo coño, que es negro y peludo.
– Eres una guarra y te vamos a dar tu merecido – dijo entonces mi amigo.
En el acto comenzó a restregar su enorme pollón por mi coño, y su hermano empezó a lamer mis pezones. Estaba tan caliente que no podía resistirme. Mi amigo le decía a su hermano:
– Mira Antonio, seguro que nunca has conocido a una guarra como esta.
– Ahora vamos a comprobar si eres tan guarra como dice mi hermano, venga ahora vas a chupar mis cojones – dijo Antonio.
La verdad es que la visión de sus cojones me excitaba, eran gordos y peludos. Yo empecé a pasar mi lengua por esas dos grandes bolas, mientras Antonio decía:
– Caramba qué gusto, que bien chupa esta puerca.
– Yo aún no estoy convencido de que sea una auténtica puerca, venga puta chúpame el culo – dijo entonces el amigo.
Empecé a chupar su culo, mi lengua entraba y salía de su agujero, mientras con la otra mano le masajeaba sus cojones. Entonces Antonio se puso detrás de mí y me metió su polla por el culo diciendo:
– Vamos zorrita, venga que estamos muy calientes, ahora quiero que te metas la polla de mi hermano en la boca.
Mientras Antonio me daba por el culo, empecé a chupar la polla de mi amigo, que tenía una tranca maravillosa.
– Vaya – exclamó Antonio – es una auténtica zorra, la vamos a tener todo el verano abierta de patas, va a ser la puta de la urbanización.
– Venga Antonio, déjame que ahora la folle yo por el culo, ya sabes que mi mujer no me deja que se lo haga y quiero saber que se siente -dijo mi amigo.
– Bien, hermanito aquí tienes su culito para ti.
Mientras mi amigo me la introdujo por el culo, su hermano puso su polla entre mis tetas, y otra vez me puso sus grandes cojones en mi boca.
– Oh, qué bien lo haces, chupas tan bien, que ahora soy yo el que va a comerte ese chochazo de putona que tienes.
Mi amigo dejó de darme por detrás y puso su polla en mi cara, donde me la restregó a base de bien y yo chupaba sus grandes bolas, mientras Antonio me estaba haciendo una gran comida de coño. Entonces decidimos que ya era hora de hacer algo en serio y el amigo dijo:
– Vamos, tengo ganas de follar tu coño de zorra caliente.
– Pues yo voy a encularla – dijo Antonio.
Yo estaba muerta de placer y había tenido ya como 6 ó 7 orgasmos. Ellos no paraban de entrar y salir, y decían:
– Así, te la metemos hasta los cojones. Que buena estás cabrona. Tiene el culo tan abierto que parece un coño. Menuda zorra tenemos como amiga y no lo sabíamos.
Yo me estaba relamiendo de gusto y ya no podía más. La verdad es que estaba saciando toda mi hambre atrasada con aquellos dos machos. Y cuando ya estaban a punto de correrse, decidieron hacerlo en mi cara.
– Venga, vamos chúpanosla, nos vamos a correr en tu cara de zorrón.
– Yo prefiero correrme en sus tetazas de vaca – dijo Antonio.
Me puso su polla entre mis tetas y empezó a restregarse, yo mientras tanto empecé a chupar la polla y los cojones de mi amigo, y así se corrieron a la vez.
Fue una tarde muy excitante, aunque durante aquel verano pasaron otras cosas que ya os contaré en próximas cartas.
Recibid todos mis besos.