Estaba desentrenado, pero…

Había quedado con su socio en un pub para hablar de negocios. El tiempo pasaba y su socio no llegaba. Mientras tanto, se fijó en dos chicas que había en una mesa. Eran guapas y para pasar el tiempo las invitó a una copa y se presentó.

Ignacio – Sevilla
La semana pasada, quedé en encontrarme con un socio en un pub, uno de los que están de moda, donde sirven cervezas del país que prefieras. Quedamos en encontrarnos a las 9, pero yo llegué un rato antes, como para tomarme una cerveza tranquilo sin hablar de trabajo.
Me situé en la barra, en un lugar estratégico donde podía dominar todo el lugar, costumbre que se me pegó de mis épocas de cazador. Pero antes de continuar diré que soy un tipo grande, tengo 49 años, estoy casado, pero siempre he estado a la pesca de aventuras. Nunca desperdicio oportunidades.
Al rato, llegaron al pub dos chavalas, una rubia y una morena, las dos como de entre 30 y 35 años, muy bien vestidas. En un principio pensé que eran “señoritas de compañía”, pero después vi que llevaban portafolios y que hablaban de trabajo.
La morena llevaba un trajecito azul, con una camisa blanca un poco transparente, y un botón desabrochado que dejaba ver el nacimiento de un muy buen par de tetas. La rubia también con trajecito, pero rojo, tenía menos tetas, pero cuando se levantó para ir al baño vi que tenía un culo espectacular, erguido y atractivo.
Yo no soy un tipo espectacular, más bien soy del montón, pero hay algo en mí que atrae a las mujeres. Mientras esperaba a mi socio, las miraba esporádicamente, las volvía a mirar, y otra vez, hasta que finalmente crucé la mirada con la morena y, oh sorpresa, una sonrisa. Como las chicas estaban terminando sus cervezas, llamé al barman y le dije que les llevara otras a mi cuenta. Yo no me hacía muchas ilusiones porque esperaba al plomo de mi socio, pero por suerte era mi día, pues en aquel momento sonó mi móvil y me dice el socio que se está atrasando. Entonces yo le dije:
– Hace como 40 minutos que espero, se me va a hacer tarde y después mi mujer se enfada. Si puedes lo dejamos para mañana.
Salió redondo, tan redondo, que me parece que él estaba buscando ligue por otro lado. Bueno, a todo esto, las chicas ya tenían su cerveza y me miraban así que me acerqué y me presenté.
– Hola, soy Ignacio, ¿como estáis…?
La morena me dijo que se llamaba mientras que la rubia era Lola. Mientras me sentaba en un taburete al lado de Nuria, noté, mientras saludaba a Lola, que Nuria me quemaba el bulto con la mirada y pensé que parecía que la cosa podía acabar bien.
– Trabajamos aquí cerca, y somos expertas en marketing, estuvimos reunidas casi todo el día y ahora nos tomamos un respiro antes de ir a casa – me dijo Nuria.
– ¿Vivís por aquí? – pregunté.

– No, y tú ¿qué haces por aquí? Y gracias por las cervezas, en realidad no las íbamos a aceptar… pero… – siguió Nuria.
Les conté la historia de mi socio, que no había podido acudir a la cita, y charlamos un rato largo de hobbies, música y viajes. Cada vez que cruzaba la mirada con Nuria había fuego, noté que sus tetas comenzaron a transpirar y me empecé a imaginar con que se estaría empezando a mojar la braga. Pero inconscientemente, a mí se me empezó a levantar la polla, y cada vez las miradas se cruzaban más, más me calentaba.
Como a los 40 minutos, Nuria fue al baño, y yo aproveché también para ir porque la cerveza me estaba haciendo efecto. Este local tiene los baños al fondo y el pasillo es bastante angosto. Cuando salí, y ella también, la miré, me miró, no me aguanté y allí la besé apretándola contra la pared. Ella me metió la lengua en la boca, y yo le apoyé la verga, ya bien dura tras lo cual sentí que su pubis se comenzaba a mover lenta pero rítmicamente. Miré para todos los lados, no había nadie, y sin dejar de besarla la metí en el baño, en uno de los reservados, y cerré la puerta.
Mientras yo le desabrochaba la blusa y encontraba dos preciosas tetas blancas, con el pezón rosadito y tieso, ella me había bajado los pantalones y me pajeaba increíblemente. Entonces le subí la falda y le puse la mano en el coño, que a estas alturas estaba totalmente mojado. Ella se sentó en el inodoro, me agarró la polla, se la puso toda en la boca y lentamente me pasaba la lengua por la cabeza, y otra vez se la metía en la boca. Después me la agarró y me siguió haciendo la paja con las tetas.
Yo estaba por correrme en cualquier momento y tuve que concentrarme al máximo para aguantar, hasta que la hice parar, la levanté, ella se apoyó contra la puerta y quedó de espaldas a mí, levantando el culo. Era un culo soberbio y entre las piernas se veían los labios del coño totalmente mojados. Entonces me di el gusto y se lo chupé hasta que enloqueció, después le puse la lengua en el agujero del culo y se lo humedecí al máximo.
Me levanté y le ensarté la polla en el coño. Nunca había sentido un chocho tan caliente como este. La bombeé y la hice correr, luego le saqué la polla y se la metí por el culo donde me corrí con un placer tan increíble.
A esta altura, pasada la calentura inicial, tuvimos que ver como salir del baño sin que fuera muy evidente, así que salí yo primero, todo colorado y transpirado y al salir del pasillo me crucé a Lola que iba a ver si le pasaba algo a Nuria. La paré un momento, y en ese ínterin, Nuria salió del baño de hombres y fue al de mujeres. Supuse que Nuria le debía de haber contado a su amiga lo que pasó, lo cual me comenzó a calentar nuevamente mientras las esperaba en la mesa.
A todo esto, me había echado el polvo más rápido de mi vida, 7 minutos. Nuria, mucho más compuesta y con el cabello un poco húmedo, perfumada, volvió a la mesa con Lola que lucía una sonrisa intrigante. En ese momento, comencé a hacerme con la idea de tirármelas a las dos. Reventarle el culo a Lola mientras le chupaba el coño a Nuria. Tomamos otra cerveza, y me dijeron que se tenían que ir, que era tarde, que mañana tenían una reunión temprano.

– Bueno – les dije – si queréis os llevo hasta vuestro coche, puesto que aparqué el mío en la esquina.
– Perfecto, es una buenísima idea – contestaron.
En ese momento comencé a elaborar mi estrategia. Tengo una furgoneta de 7 asientos en 3 filas, que es muy amplia, y estaba estacionada en un tercer subsuelo del parking. Cuando llegamos a la camioneta, Nuria se sentó a mi lado y Lola atrás. Puse en marcha y le acaricié la rodilla, luego deslicé la mano hacia dentro de la falda y la besé, aunque simultáneamente pasé la otra mano para atrás y acaricié las piernas a Lola, notando que me agarraba la mano y que temblaba. De miedo o calentura.
Sin perder tiempo paré el motor y pasé al asiento de atrás, cosa muy fácil porque hay un amplio pasillo en el medio, y me desabroché el cinturón y el botón superior del pantalón. En ese momento, vi que Nuria se sacaba las bragas, se abría la blusa y se desabrochaba el sujetador. Yo, mientras tanto, le metía la mano a Lola, que estaba muy caliente porque había mojado hasta las medias. Recliné el asiento de atrás y mágicamente, entre este asiento y el otro trasero, todo quedó como una verdadera de cama.
Le saqué las medias a Lola y cuando le subí la falda vi que tenía un culo majestuoso, y un coño depiladito, espectacular. La acosté y se lo empecé a chupar mientras Nuria por atrás me bajaba el pantalón y me chupaba la polla, que ya estaba como un garrote, me chupó los huevos y después el culo, fue increíble, yo pensé que correría allí sin más.
Pero tuve el valor de cortar, me acosté boca arriba y me puse a Lola encima, pero con el culo hacia mí. Le metí la polla hasta el tope y mientras ella galopaba sobre mi pene, Nuria me chupaba los huevos, y le pasaba la lengua a la polla y a los labios del coño de Lola. Era como vivir una película porno. Antes de correrme, no podía dejar de ensartársela en el culo a esta belleza, y se la metí hasta el estómago hasta que orgasmé con un increíble placer.
Cuando se levantó, le salía leche por el culo cayendo sobre mi polla y huevos, pero Nuria me la chupaba y se frotaba las tetas. Ahora quedaba lo peor. ¿Llegaría al tercero? ¿Podría echarme otro polvo? Con estas bellezas provocándote todo era posible. Me chuparon juntas la polla, el culo y me besaron hasta conseguir que otra vez, mi pobre verga se empalmara como en sus mejores épocas. Aunque no al cien por ciento, se endureció al 80, pero se mantuvo estoicamente hasta conseguir que Nuria se corriera dos veces más, aunque tiene un ano de novela, estrechito, que te hace doler un poquito, y Lola una vez más por el coño mientras le metía dos dedos por el culo.
Acabé finalmente en la carita y boca de Lola, que le dio un beso a Nuria y le pasó parte de mi leche. Quedé destruido, y suerte que no apareció nadie en el estacionamiento. Después leí en la caja que el garaje estaba vigilado por circuito cerrado de televisión.

Pero hasta ahora no me dijeron nada. Todo sudado, lleno de leche por todo el cuerpo, me vestí, las llevé hasta su coche y tranquilo me fui a casa de un amigo separado, que vive solo, que me prestó la ducha y me dejó limpiar un poco la ropa. Se lo conté todo y no lo podía creer, aunque realmente yo tampoco.
Bueno, os dejo porque hoy me vuelvo a encontrar con Nuria, que me dijo que va a traer una amiga nueva porque Lola ha ido a Canarias por trabajo.
Saludos y si sobrevivo os cuento la historia.