Relato erótico
Estaba descolocada
Se apunto a un gimnasio para estar en forma y relacionarse con otras personas. Se había separado y estaba “desubicada”. Sus amigas estaban casadas y no solían salir de marcha.
Isabel – Málaga
Soy una mujer recién separada de su marido, como es lógico después de la separación me encuentro muy desubicada sin saber qué camino voy a tomar, decidí entrar a un gimnasio para distraerme un poco y para estar un poco en forma pues en verdad mi cuerpo esta bien formado, soy delgada pero algo musculosa, mis glúteos son grandes, redondos y salidos, lo mismo que mis tetas que están muy tiesas, mi cintura es estrecha y mis piernas son gruesas.
Los días trascurrían sin ningún contratiempo, iba al gimnasio todos los días, el monitor de las mujeres era un hombre de aproximadamente unos 36 años, con un cuerpo musculoso, su culo era fuerte y redondo y siempre llevaba pantalones de ciclista lo cual dejaba notar lo grande y gruesa que debía tener la polla. Siempre era muy amable conmigo y muy atento a mis ejercicios los cual hizo que entabláramos una buena amistad, al igual que el monitor de los hombres, él siempre trabajaba en la segunda planta del gimnasio y era más joven.
Cierto día decidí continuar con la rutina después de que todas mis compañeras se habían marchado el monitor me dijo que si necesitaba algo lo llamara que iba a estar en la parte de arriba con el otro monitor.
Yo seguí montando en bicicleta y me podía ver a través de un gran espejo y veía como el tanga se metía entre mis nalgas. Eso me puso cachonda, desde que me separé de mi marido no había vuelto a tener relaciones sexuales. Como estaba sola en aquel gran salón decidí masturbarme y mirándome en el espejo me acariciaba imitando que era un hombre el que lo hacía, empecé acariciándome las tetas, las y con la punta de la lengua trataba de mojar el pezón. Después me tocaba el chocho y me metía el dedo. Estaba en esto cuando de pronto sentí la voz de mi monitor que me decía:
– ¡Que haces!
Yo me sorprendí y traté de esconder mis pechos, pero él me dijo que no lo hiciera que quería ver lo hermosos que eran y como estaba tan cachonda no me hice de rogar.
Él se acercó a mí y tomando la tira de mi camiseta me la bajó y poco a poco fue quitándomela hasta quedar al descubierto mis grandes tetas. Solo me quedé con el pantalón de ciclista y mientras me besaba en la boca, me acariciaba los pezones, los cuales estaban muy tiesos al igual que su polla que yo acariciaba encima de su pantalón. Mientras me besaba me decía que hacía mucho tiempo quería hacer lo que estaba haciendo y lo bien que yo besaba.
Yo le dije que me follara, que hacía mucho tiempo no lo hacía y entre los dos, sin dejar de besarnos nos fuimos quitando la ropa y cuando estuvimos totalmente desnudos lo besé por todas partes en el cuello, su pecho, su estomago el cual recorría con mi lengua hasta llegar a su polla que besé muy suavemente y la acariciaba con mis manos al igual que sus huevos.
Después empecé a chuparla hasta metérmela todo en la boca y poco a poco fui chupándola con más fuerza, él sólo miraba y me decía que siguiera, que lo estaba haciendo muy bien, añadiendo:
– ¡Ah, guarra, que bien la chupas… sigue… sigue así…!
Después le dije que se girara, que quería morderle las nalgas pues es lo que más me había llamado la atención y en efecto se puso de espaldas a mí y empecé a besar sus nalgas y después a mordérselas, luego con mis manos abrí sus nalgas y con mi lengua recorría su ano. Esto lo excitó sobremanera y me decía:
– ¡Zorra, nunca nadie me había hecho esto, es delicioso!
Yo seguí haciéndolo con más fuerza y después le dije que quería que me hiciera lo mismo que yo le había hecho. Entonces él me dijo que me sentara en la bicicleta estática y así lo hice, y sentada en la bicicleta levanté una de mis piernas mientras él se inclinó y empezó a chupar mi clítoris. Yo acariciaba su cabello y él, después, empezó a introducir sus dedos en mi coño haciendo movimientos como si fuera su polla la que estaba en mi almeja. Entonces yo le pregunté si estamos solos y él me contestó que no, que arriba estaba el otro monitor.
– Entonces subamos – le dije.
– Vale, pero quiero que cuando estés subiendo las escaleras me enseñes el culo.
Cuando iba en el tercer escalón él me dio la orden de que parara y me abriera las nalgas, yo lo hice y con mis manos me abrí las nalgas mostrándole el agujero, preguntándole si le gustaba mi culito y él me contestó:
– Es precioso.
Luego le dije que ahora quería que me lo lamiera como yo se lo había lamido y ofreciendo mis nalgas desde el primer escalón acercó su cara y con su lengua empezó a abrir mi culo. Yo hacía movimientos sensuales y cuando miré hacia el segundo piso allí estaba el instructor de hombres y dos hombres más quienes estaban mirando extasiados, acariciando sus vergas y me decían:
– ¡Que guapa te ves así, mientras te chupan el culo!
Yo sacaba la lengua y la pasaba por mis labios insinuándoles que quería comérmelos, entonces le dije a el monitor que sus amigos querían ver cómo se comía mi culo, él subió otro escalón y yo a cuatro patas quedé con el culo ofrecido y abierto, y el monitor, cogiendo su verga, empezó poco a poco a sobarla en mi agujerito hasta que por fin fue introduciéndola en mi culo. Los otros chicos seguían meneándose las vergas mientras veían como él seguía follándome por el culo. Después uno de los chicos dijo:
– ¿Por qué no la haces subir a cuatro patas con la verga dentro del culo?
– Vamos perra, sube que mis amigos quieren ver cómo te arrastras con una verga dentro del culo – me dijo y dándome nalgadas me hacía subir las escaleras, mientras sus amigos me gritaban apretando y meneando sus vergas:
– Mira zorra, que te está esperando este trío de pollas.
Yo seguía subiendo y cuando llegué donde estaban los chicos inmediatamente me llevé a la boca la verga del negro y me decían:
– Eso perra, mama mientras te abren el culo.
– Y vosotros, perros seguid pajeándoos mientras me como esta verga y mientras me abren el culo para recibir vuestras pollas.
Le decía al instructor que me estaba dando por el culo que me diera más y así lo hizo, después le dije al negro que me la clavara por el coño, se acostó en el suelo y mientras yo me le montaba al instructor le hice señas a otro chico que cambiara. El chico se acercó y sin pensarlo dos veces clavó su verga en mi culo mientras los otros dos se colocaron a mi lado y mientras se la mamaba a cada uno, subí y bajé sintiendo sus miembros en mi apretado culo, en mi coño y en mi boca. Lamí sus vergas sintiendo mi coño y culo perforados hasta que un inmenso mar de semen me llenó todos mis orificios estremeciéndome, moviéndome y disfrutando mientras todos se corrían en mí y me decían lo zorra y buena hembra que era .
Descansamos un poco y como no podía desaprovechar esa oportunidad de tener esas vergas a mi disposición les dije que mi culo podía con dos pollas al tiempo, que me metieran dos vergas y mientras uno de ellos se acostaba en el piso yo me le senté encima colocando la punta de su verga en mi ano empezándola a introducir centímetro a centímetro y cuando ya me había sentado en ella entrando toda llamé al negro y le dije que me la metiera también en el culo.
El negro se colocó detrás de mí haciéndome sentir un fuerte dolor en mi culo. Fue empujando su gran verga e me la introdujo aprisionando la otra y acompasando el ritmo de ambas. Yo sentía cómo si me hubieran metido un brazo y les grité:
– ¡Me vais a romper el culo con esas dos vergas!
Pero respiré profundo y empujé mi culo hacia atrás para que ambas vergas entraran totalmente. Con el fuerte ritmo que puse ambos llenaron mi culo de leche rápidamente terminando ese gran enculada que a pesar de mi excitación no podía aguantar más.
Me dejaron el culo dolorido y tan dilatado que mi instructor no se aguantó las ganas y haciéndome poner nuevamente a cuatro patas lubricó mi culo con crema y metió un bate de béisbol en el dilatado agujero, llamando a todos para mostrarles cómo habían entrado 10 centímetros de ese bate en mi culo.
Yo, entonces, cachonda perdida, le dije a mi monitor que lo sacara y metiera suavemente para poderme correr.
Inició el metisaca haciéndome orgasmar en pocos minutos pues no aguanté la sensación de sentir ese enorme instrumento en mi culo y la cara babeante de excitación de todos mirando mis nalgas. Entre gemidos me corrí haciendo que el enorme instrumento entrara hasta donde podía.
A continuación los invité a todos a tomar una ducha y cuando llegamos me arrodillé y les pregunté que si no tenían ganas de orinar porque yo tenía ganas de que me orinaran esas grandes vergas. Se rieron y entre asombrados y excitados me rodearon y empezaron a dirigir sus chorros de orín en mi cara, mis tetas, mi espalda y mi culo sintiendo sus grandes chorros tibios en todo mi cuerpo y disfruté al máximo tocando sus huevos mientras me orinaban. Cuando terminaron me dirigí al baño de y me duché para quitarme todo el semen que habían dejado aquellos cuatro hombres y me fui a casa sin que ellos me vieran salir. Ya os contaré si vuelvo a follar con ellos, y espero que sí.
Al día siguiente uno de los chicos que me follaron en el gimnasio, me llamó y me preguntó que si podía invitarme a un asado con unos amigos suyos distintos a los del gimnasio. Yo acepté encantada pensando que tal vez quería continuar con lo ocurrido el día anterior, me vestí con pantalones ajustados, los cuales dejaban ver claramente mis nalgas redondas y mis enormes piernas, una blusa anudada a la cintura permitiendo mostrar mi ombligo y unas sandalias de plataforma con tacón de 14 cm de alto lo cual me hacía ver un poco más delgada.
Me vino a buscar en su coche a eso de las ocho de la noche, llegamos a la casa, que estaba situada a las afueras de la ciudad, una especie de casa campestre, me presentó varios de sus amigos los cuales se mostraron muy amables y atentos todo el tiempo y a los que yo siempre les respondía con una sonrisa un poco coqueta.
De pronto, a eso de la media noche, uno de los amigos se dirigió a mi ofreciéndome un trago y me preguntó si me gustaría salir con él una noche de estas y yo le dije ¿por qué no? Mi amigo estaba observando y me dijo:
– ¿Te gusta mi amigo?
Yo le respondí que sí, me parecía muy interesante y él me contestó:
– Quiere follarte esta noche – y al preguntarle yo que como lo sabía, añadió – Me lo dijo y quiere irse contigo esta noche.
– Pues quiero que vengas tú también y si puedes llevar otro amigo mucho mejor, tú sabes que me gusta al por mayor – le dije.
– Entonces voy a decirle a otro amigo, que hace rato te esta admirando.
Querida Charo, lo que sigue ya te lo contaré en una próxima carta pues pienso que me he alargado demasiado.
Besos y hasta pronto