Era su novia, pero…

Aunque es la novia de su amigo, le gusta. La miraba discretamente y nunca se le hubiera ocurrido ni tocarla. A veces pasan cosas que uno no espera y se precipitan los acontecimientos.

Sergio – Barcelona
La nueva novia de mi amigo Jorge se llama Nuria. Es una morena muy atractiva, más bien delgada, pero muy bien proporcionada, es alta de más de 1,70, piernas largas que he podido ver poco porque generalmente viste pantalones, muslos rotundos que sostienen un culo perfecto. Cintura estrecha, caderas anchas, tetas grandes y bien formadas, un rostro angelical, cabello negro y largo, frente amplia, dos ojos verdes como faroles, una nariz pequeña y respingona. La boca merece un capítulo aparte, no es grande ni de labios gruesos, está en la medida justa, pero es sensual al extremo, sobre todo por la forma en que la mueve al hablar, y de vez en cuando se pasa la lengua por los labios, en un gesto que calienta a todos los hombres que la ven.
Nuria tiene 22 años y estudia sociología en la Universidad y su padre, que es un empresario, con intereses en el área de turismo, mantiene a su hija rayando en el lujo, con un hermoso apartamento en un barrio cotizado. Nunca entendí cómo hizo Jorge para conseguir esa novia, pero ya no me preocupa. Jorge es incapaz de hablar de otras cosas que no sean el fútbol y las vacas, pues estudia veterinaria.
Soy un tío con buena conversación, he viajado mucho y mis amigas dicen que soy muy seductor. Buscaba las ocasiones en que podíamos charlar solos en el salón, y notaba que a la chica le interesaba mi conversación. Me miraba muy atenta cuando le contaba mis viajes por Asia y Europa. Y de tanto mirarme se dio cuenta de con solo mirarla se me ponía la polla dura.
La dejé creer que dominaba la situación con sus encantos y no perdía ocasión de rozarle el culo cada vez que podía. Pero la gran ocasión estaba apunto de llegar. Me dijo que le gustaría hablar conmigo, pero antes podíamos comer algo.
Ya en la mesa me pregunto, si la encontraba atractiva y le dije:
– ¡Claro que eres atractiva, eres bellísima! – contesté.
– Es que parece que a Jorge no le resulto lo mismo.
– Pero sigue siendo tu novio y me parece que te quiere.
– Es que me tiene bastante abandonada en el aspecto sexual. Muchas veces me deja para irse con sus amigos a jugar al fútbol. Otras, cuando nos acostamos a la noche, está cansado y apenas si me hace el amor una sola vez.
– ¿Y tú quieres más?
– Sergio, tengo 22 años, estoy sana y soy muy caliente. Si no tengo cuatro o cinco orgasmos quedo hambrienta.
– Mira, creo que por ahora Jorge no tiene cura, quizás cuando crezca un poco.
– Ya tiene 24 años.
– No te hablo de edad sino de maduración intelectual.
– Sergio, no finjamos más, sabes de sobras que te he citado para decirte que quiero hacerlo contigo.
Por precaución estaba sentado frente a Nuria, y la mesa era bastante amplia como para no permitir que nuestras manos se tocaran. Pero de pronto sentí en mi polla la caricia de un pie desnudo. De más está decir que con la conversación la tenía bien dura.
– No has podido darme una noticia mejor. Pero ahora saca el pie mientras comemos el postre, sino me va a dar vergüenza levantarme y salir de tan dura que la tengo.
– Si me prometes que después se te va a endurecer igual…
– Claro, tú me la levantarás cada vez que quieras.
Bajó mi erección entre el postre el café y el coñac, y salimos rumbo al apartamento de Nuria.
-¿Para qué dos dormitorios? – pregunté extrañado.

– Es que a veces venían mis padres, antes de separarse el año pasado.
– ¿Entonces tendrás una cama de dos plazas?
– Justo.
La cama tenía un colchón de resortes muy alto. Retiré la ropa de cama, dejando solamente la sábana de abajo. Trajo una botella de whisky, una cubitera llena y dos vasos. Yo estaba ya sin camisa, tendido en la cama, esperé que sirviera el whisky, le indiqué que se acercara y así lo hizo. Dejé el vaso y la besé en la boca que tanto había deseado. Acariciaba su lengua con la mía y le mordía los labios generosos.
Le saqué la blusa, sus pechos saltaron como si tuviesen un resorte.
Nuria –pregunté – ¿Jorge ha sido tu primer hombre?
– No, fue el tercero. Los dos primeros me follaban muy bien y Jorge que es joven, guapo y bien dotado, siempre me deja con hambre de sexo.
Mientras hablaba le fui quitando los pantalones y se quedó en bragas y sujetador. Me quede con la boca abierta al ver aquel cuerpo que iba a disfrutar en unos momentos. Mis manos no podían parar, iban de las tetas al culo acariciándola. Ella tampoco perdía el tiempo, me sacó los pantalones dejándome solo en calzoncillos, cogió la polla entre sus manos y acariciarla con pasión.
– Sergio, tienes una buena polla. Es la más grande que he visto. ¿Me la vas a meter toda?
– No lo dudes, toda y varias veces, por donde quieras.
Terminamos de desnudarnos por completo, acaricié todo su cuerpo hasta que llegué a su chocho. Tenía un clítoris pequeño y erecto que, cuando lo apreté con mis labios, antes aún de morderlo, sentí su primer orgasmo, anunciado por gemidos y gritos.
– ¡Aaah… que gusto, cómo me haces gozar… sigue, cómeme toda… qué lengua mi amor… hazme correr de nuevo… soy toda tuya para siempre!
Orgasmó por segunda vez antes de que retirara mi boca de su coño. Lo miré, estaba rosado y brillante por sus jugos y mi saliva. La dejé calmarse mientras bebíamos y fumábamos. Mi verga estaba otra vez lista para la acción. Y vaya si la tendría esa tarde. Nuria no habló, en silencio tomó la iniciativa. Yo estaba boca arriba con la polla señalando el techo. Con agilidad se puso a horcajadas sobre mí y se la fue introduciendo en su coño, moviéndose apenas la iba acomodando para que le entrara con el menor dolor posible. Sentía como su chocho me apretaba la polla, era una gozada la carne de esa hembra joven y hermosa entera para mí. Cuando la tuvo toda dentro comenzó a cabalgarme, ayudada por mis manos que la agarraban del culo y le marcaban el ritmo. Sus gordas tetas se bamboleaban proporcionándome un espectáculo sin igual. Con su primer orgasmo se desbocó, se puso frenética. Apretaba para tener más polla dentro, aunque ya la tenía toda, y yo retardaba mi eyaculación para que ambos tuviéramos más placer. Conté en total tres orgasmos de Nuria, a cuál más ruidoso.
– ¡Amor, la tengo toda dentro… oooh… que polla más gorda…aaah… es la mejor que he tenido, la más grande… fóllame fuerte y no me la saques nunca… sigue, por favor, no pares…!

Después de su tercer orgasmo me corrí yo, menos leche que cuando me la mamó, pero un placer indescriptible. Nuria se movía con una como nadie, era una mujer muy caliente.
Cuando nos calmamos decidimos darnos una ducha. Nos enjabonamos mutuamente, y el correr de mis manos suavizadas por la espuma hizo que mi rabo se levantara de nuevo. La abrazaba con la polla descansando entre sus nalgas, mientras le sobaba las tetas redondas y duras.
De vuelta en la cama ella se tendió boca abajo. El espectáculo de su hermoso culo me volvió loco y se lo acaricié con pasión.
– Sergio, parece que te gustan los culos. A mí también me gusta que me follen por el culo. A Jorge no se lo he dado todavía, pero no va a ser mi primera vez. Me va a encantar tener tu gorda polla dentro del culo, pero por favor, ten cuidado, métemela poco a poco, la tienes muy grande. Al principio me hizo daño en el coño.
– No te preocupes cariño, tu culo merece todos los cuidados del mundo, y gracias por ofrecérmelo.
“Casualmente” llevaba un tubo de lubricante, lo cogí y lo deje en la mesita de noche. Empecé a lamer ese culo prodigioso. Separé las nalgas generosas y hallé su agujerito marrón. Pronto mi lengua perforaba ese anillo fresco, oloroso a jabón, ya que había tenido la precaución de lavarlo bien por si acaso. Unté de gel el ano. Coloqué mi mano izquierda debajo de Nuria, estimulando con los dedos su coño y su clítoris. Con la derecha esparcí el gel en el sitio indicado y la penetré con un dedo, después de deslizarlo varias veces dijo:
– ¡Métemela entera… la quiero toda… rómpeme el culo que es tuyo… pártame en dos… rómpeme toda…!
Mi polla comenzó su entrada lenta y triunfal en aquel culo glorioso. Nuria ya no se quejaba, pedía más, cada vez más. Cuando la tuvo toda dentro, comenzó a moverse marcando el ritmo de la enculada. ¡Y cómo se movía la chavala! Su culo se meneaba en círculos, el placer era inigualable.
-¡Aplástame, destrózame, hazme correr con el culo… lléname de polla… échame tu leche en el culo… quiero tu semen… fóllame bien el culo!
Se corrió entre gritos, fue su primer orgasmo anal, aunque esta vez fueron dos bien espaciados.
– ¡Amor, cómo me haces gozar por el culo… eres un geniooo… dame más, quiero más polla… hazme correr otra vez!
Con su segundo orgasmo no pude contener más el mío. Era demasiado el placer que me daba con su culo. Acabé y se la dejé dentro hasta que se me ablandó, ella aprovechó ese tiempo extra para seguir disfrutando y haciéndome disfrutar.

– Sergio, que polvo que me echaste por el culo. Me rompiste toda, pero me hiciste gozar como nunca. Me hiciste correr dos veces con la lengua, tres por el coño y dos por el culo. Siete orgasmos hasta ahora.
– ¿Piensas seguir follando?
– Claro, es temprano, nos quedan como tres horas más.
Ocupamos las tres horas con variantes sobre lo que ya habíamos hecho. Volví a darle por el culo, pero esta vez con ella boca arriba y sus piernas en mis hombros. A cuatro patas se la puse en el chocho, me la chupó estando yo de pie y ella arrodillada, etc.
Como es natural, seguimos viéndonos quedando los dos muy satisfechos.
Saludos y hasta otra.