Relato erótico
Ellas lo planearon
Sus compañeras de piso se habían ido de vacaciones y estaba solo con su novia. Follaban a todas horas y por toda la casa. Una tarde una de sus amigas dijo que volvía antes de hora y entre las dos, montaron una sesión de sexo que nunca olvidará.
Paco – MADRID
Amiga Charo, la siguiente experiencia es totalmente real y ocurrió el verano pasado en Madrid, me llamo Paco, y esta es mi historia.
Era un agosto muy caluroso, en todos los sentidos, el calor, todo el día ligeros de ropa y con el calentón a tope. Mi novia Nuria y yo compartíamos piso y éste era nuestro primer verano en ese piso que también compartíamos con otras amigas suyas, estudiantes igual que ella. Sus amigas se habían ido a veranear con sus padres y solo de vez en cuando aparecían por el piso, pero casi siempre solo era por unos días.
Primero follábamos cada noche, varias veces, luego también por la mañana e incluso por la tarde, aunque a mi me excitaba sobremanera correrme en su boca y me aficioné a hacerle un facial cada noche, me encantaba ver su carita de muñeca, sus pelos castaño claro y sus ojos azules salpicados de semen. Verla luego limpiarme a fondo la polla me hacía ponerme a tope de nuevo.
Un día hablando sobre qué podríamos hacer más fuerte, que fuera muy morboso, se le ocurrió a ella una idea muy fuerte, no quiso decirme nada, y tan solo me dijo que una compañera de piso, Rebeca, vendría dentro de pocos días. La verdad es que la idea me excitó mucho y más tratándose de Rebeca, una morenaza de tetas hermosas y de pezones siempre erectos. La conocía de años y me había hecho más de una paja imaginándome que me hacía una buena mamada y me corría en su boca.
Al fin llegó el ansiado día de la llegada de Rebeca, yo tenía constantemente la polla morcillona de solo pensar en ella y debido al calor y como siempre iba vestido con slip y una camiseta de algodón tal atuendo dejaba ver claramente mi paquete, que con mis 20 de largo por 16 de contorno, era bastante llamativo.
Cuando llamaron a la puerta, el corazón me palpitaba muy deprisa, imaginándome como provocar a Rebeca para intentar ponerla caliente y poder follármela. Nuria abrió la puerta y entonces me llevé una gran desilusión pues ella había venido con Juan, su novio. Todo estaba perdido pensé y tan solo después de cenar, una cena regada con bastante vino en la que el ambiente se caldeaba, empecé a recuperar algo de esperanza. Luego mi novia propuso que pasáramos al salón a ver una buena película porno y la verdad es que íbamos todos un poco bebidos, pero sólo era un pedete lúcido, aunque pude darme cuenta que Rebeca no apartaba su mirada de mi descarada erección que los calzoncillos poco podían hacer por ocultarla.
Al ir al sofá le pegué, como si fuese un accidente, mi polla en su culazo, tan solo cubierto por la tela de una falda de vuelo. Un poco más tarde con la excusa de coger el mando de la tele, me ladeé y le pegué el paquete a su mano. Estaba muy salido y solo pensaba en follármela y aún más al saber que Nuria conocía mis ganas de tirarme a Rebeca, y pensé que esa era su sorpresa para tener una noche muy morbosa. Tal vez un intercambio de parejas o algo así.
De pronto Nuria llamó a Rebeca, ambas se fueron al pasillo y por los gestos deduje que Rebeca le estaba contando el incidente de mi paquete en la mano. Ambas se reían a carcajadas y luego siguieron hablando entre risitas. Cuando volvieron, seguimos viendo la película, que la verdad era fortísima. Yo tenía la polla dura y eso sin tocarme, pero Juan también marcaba un buen bulto en sus pantalones de deporte.
– Vaya pollas se os han puesto – dijo de pronto Rebeca.
Se la tocó a Juan por encima del pantalón y en ese momento me di cuenta que Juan estaba masturbando a Rebeca, ya que tenía su mano bajo su falda. Así estuvimos como un cuarto de hora más hasta que Nuria se levantó y dijo:
– Tengo un plan que proponeros, lo hemos estado hablando Rebeca y yo hace un rato y es que queremos hacer una pequeña orgía en la que ambos, si lo queréis podréis, disfrutar de nosotras, pero solo hay una condición para ello, que ambos tendréis que hacer todo lo que digamos, nosotras tendremos el control de la situación en cada momento y en caso contrario se acabó la fiesta y os quedáis a medias, pero a nosotras tenéis que hacernos gozar a tope.
Juan y yo nos reímos viendo yo cerca el ansiado momento de follarme a Rebeca. Nuria se acercó a mí y me quitó los calzoncillos, haciendo que mi polla saltase en total erección e incluso estaba húmeda de líquidos preseminales. En el acto Nuria me la empezó a lamer, dándole lengüetazos por todo el tronco y jugando con su lengua con mi glande. Me estaba haciendo sufrir de placer, pero cuando se acercó Rebeca no me lo podía creer, me agarró la polla y se la metió en la boca. Me estaba haciendo una mamada increíble, pero a los pocos minutos paró y me dejó con las ganas. Se fue hacia Juan a chuparle la polla a su vez, dejándome verla en cuclillas con un culo imponente, de honda raja, y mamando una polla. Su larga melena le caí por la espalda y se movía al unísono de los movimientos de la chupada que le estaba haciendo a Juan.
En este momento, Nuria se subió encima de mi polla y empezó a cabalgar haciendo que mi verga saliera y entrara de su coño de forma casi brutal. Mientras, Rebeca seguía a lo suyo, mamándole la polla a su novio hasta que, de pronto se levantó y trajo consigo a su novio, y cogiéndole la polla con la mano se la ofreció a Nuria que empezó a chupársela con fuerza, incluso se quitó de encima de mí para dedicarse en exclusiva a esa nueva polla, a la que Rebeca se unió siendo las dos chicas para él.
Al rato Nuria me dijo que me acercara, que quería darme un morreo, y nos besamos efusivamente al tiempo que le magreaba las tetas y le tocaba el culo a Rebeca, pero me incomodaba sobremanera tener una polla a pocos centímetros de mi cara, y más cuando Rebeca, con una sonrisita, cogiéndola con la mano me la ofreció diciéndome:
– Chúpala.
– Ni hablar – le dije algo molesto.
– Pues si quieres follarme tendrás que hacerlo, Nuria y yo lo hemos planeado todo y queremos ver un tío compartir una polla con nosotras, nos da mucho morbo – añadió Rebeca.
– Si no lo haces te la tendrás que pelar tu solo – añadió Nuria.
Al final accedí a sus peticiones y empecé a chupar aquella polla. Nunca había hecho una cosa igual y solo lo hacía por conseguir a Rebeca. Nos turnábamos los tres para mamársela.
– Avísanos cuando te vayas a correr – le dijo Rebeca.
– No te preocupes por nada, ya os avisaré – respondió Juan.
Las muy putas se la chupaban cada vez con más vicio, pasándole la lengua por el glande en rápidos lengüetazos, y obligándome a mí a hacer lo mismo, aunque a esas alturas ya no me disgustaba, ni tampoco me gustaba en especial, era incluso excitante por el hecho de compartirla con dos chicas maravillosas.
He de decir que soy 100% heterosexual y solo me gustan las chicas, aquello tan solo era placer y sexo, y la llave para tener mayor placer un poco más tarde, además me excitaba porque veía cómo eso ponía a las dos chicas muy calientes.
Rebeca empezó a chuparle la polla desde abajo y Nuria hacía lo mismo, le pasaban tan solo la lengua por el costado de la polla mientras yo se la chupaba, cuando de pronto, el muy cabrón, sin avisar se empezó a correr, ante la sorpresa me la saqué rápidamente de la boca, y siguió soltando chorros, nos llenó a los tres las caras de semen, incluso noté como un chorro me mojaba el pelo. Nuria y Rebeca reían con cara de vicio y me lamían la cara para recoger todo el semen que pudieran. Dejé salir de mi boca todo el semen que pude, pero cuando tuve que tragar, todavía noté la presencia de ese líquido viscoso y espeso, pero no me daba asco ya que Nuria y yo nos morreábamos a veces después de correrme en su boca.
Pero iba a tener mi premio, pues Rebeca se me ofreció de forma incondicional y yo me la follé con furia, para vengarme de lo de la mamada, incluso por el culo, incluso por ahí me la follaba a lo bestia, como si estuviera poseído. Mi polla entraba y salía de su culo a gran velocidad, aunque a ella se la notaba incomoda, y no es de extrañar ya que mi polla era mucho más gorda que la de su novio, estaba casi desmayada de placer. Cuando estuve por acabar me la saqué y se la acerqué a la boca para que me la chupara.
Me la estaba mamando de maravilla, mi sueño hecho realidad, pero cuando me pasó la lengua por entre su boca y mi glande, no pude aguantar más y me corrí en su boca, aunque rápidamente se la saqué, le apunté la polla a los ojos y uno de mis chorros la alcanzó de lleno en uno de ellos, no dándole tiempo ni a cerrar los parpados. Los tenía llenos de leche y con la cara llena de leche hice que me la siguiera chupando. ¡Qué placer! Había esperado ese momento tanto tiempo y allí tenía a Rebeca con la cara llena de semen.
Creía de todos modos que el precio que había tenido que pagar había sido demasiado alto para conseguir realizar mi fantasía con Rebeca, pero cuando Rebeca volvió de nuevo por el piso tres semanas más tarde lo hacía sola, había dejado a su novio y los tres, mi novia, Rebeca y yo formamos un estupendo trío. Llevamos meses así y la verdad es que el placer que da ese tipo de relación me hace pensar que es el estado ideal para disfrutar del sexo a tope.
Besos a todas.