Relato erótico
El voyeur
Estaban de fiesta y después de tomar bastantes copas, decidieron ir a un parque que habían fisto, para hacerse unas fotos. Cuando estaban en plena sesión y ella con poca ropa, se dieron cuenta de que había un mirón. Al novio se le ocurrió que…
Carmen S. – LEON
Esta es la primera experiencia que tuve con dos hombres a la vez y hace de esto muchos años, casi siete. Todo ocurrió en unas vacaciones de verano, en el mes de Agosto, cuando estaba con mi novio de fiesta. Comenzamos a beber desde muy pronto, creo recordar que ya en el hotel tomamos algunas copas, ya que llevábamos en la maleta alguna “botellita”. La noche empezó con bromas, arrumacos, besos… creo que se estaba gestando lo que pasaría pasadas unas horas. Al poco de salir del hotel, cenamos en una hamburguesería ya que teníamos prisa por ir a la zona de marcha que nos había recomendado la hija de los dueños del hotel. Lo pasamos genial en los bares y discos de allí, entre baile y baile me abrazaba a él y le dejaba que sintiera que no llevaba ropa interior. Cuando salimos por ahí nunca la llevo, ya que siempre termina por cualquier lado y una no es millonaria para perderla. Cuando cambiábamos de bar me subía el top para que pudiera ver mis pechos morenitos, ya que todos los días íbamos a la playa.
Serían cerca de las tres de la mañana, cuando me propuso comenzar con una sesión de fotos en un parque que habíamos pasado antes y que estaba desierto. Nos dirigimos a él, encontramos a una pareja de chicas, una de ellas llorando por un desengaño amoroso, pues hablaban a grito pelado… y yo soy algo cotilla. Cuando nos vieron llegar se levantaron y se fueron poco a poco, me imagino que para tener más intimidad para poner verde al muchacho en cuestión. Cuando nos quedamos solos mi novio me agarró de la cintura y me besó con pasión, sus manos recorrían todo mi cuerpo, me subía la minifalda y me tocaba el culo dándome de vez en cuando algún azote.
Cuando sentí que la tenía dura y se bajaba la bragueta, me retiré, y guiñándole un ojo le dije que habíamos ido allí para hacer las fotos y que luego ya se vería. Pues nada, comenzamos con las fotos, pose para allí, pose para allá, quítate esto, quítate lo otro… hasta que me quedé completamente desnuda, y seguíamos haciendo fotos, me tumbaba en el banco, sentada en el respaldo…. Pero de lo que no nos dimos cuenta, es que muy cerca de nosotros había un chico de pie, mirando con una expresión de alucinado y pervertido, la situación. En un primer momento me quede un poco cortada, me sentó en el banco y rápidamente me puse el top y la mini.
En esos pocos segundos mi novio se giró y creo que es en ese momento que se gestó todo. Mi novio le dijo con un tono serio:
– Vaya, me la has asustado.
Pensé que nos íbamos a ir para no forzar la situación y terminar, por algún comentario fuera de tono. Pero en vez de eso mi novio se volvió hacia a mí y me dijo:
– ¿Donde lo habíamos dejado? Esto es casi como en la playa.
En pocos segundos no sabia si darle un guantazo, o que… pero con todo el alcohol que llevaba en el cuerpo y esa situación tan extraña que sabia que les calentaría a los dos, me quité otra vez toda la ropa y seguí posando. Y a continuación le dije al espectador:
– Desde allí no vas a ver nada, siéntate a mi lado, que veras algo mejor.
Mi novio alucinaba y pudo tirar alguna foto más, pero cuando este chico se acercó a mí, ya se veía que tenia “un problema” por disimular entre las piernas. Las fotos cada vez eran más escasas. Este chico nuevo, creo recordar que se llamaba Tony, en un arrebato de valentía se abrió el pantalón y comenzó a masturbarse poco a poco mirándome fijamente a los ojos. En ese momento mi novio se acerco a mí y comenzó a morderme el cuello y tocarme todo el cuerpo mientras el nuevo espectador se la estaba meneando poco a poco sin prisa. Estuvimos varios minutos mirándonos fijamente, hasta que toda la pasión saltó en un momento.
El chico se abalanzó sobre mí y me besó en la boca, mientras me amasaba los pechos. Mi novio estaba ya con la polla fuera, grande y dura como nunca se la había visto, se agachó entre mis piernas, me las separó suavemente y me empezó a comer poco a poco el coño. Comenzó con grandes lamidas para luego meterme la lengua y jugar con mi clítoris. Yo estaba en el séptimo cielo, había veces que tenia que dejar de besar para poder gemir y no ahogarme.
En una de esas veces, este chico se puso de pie y acercó su polla a mi boca. Tenía un miembro parecido al de mi novio, se lo agarré con toda la mano y comencé a masturbarle, pero en dos movimientos me acercó la cabeza y me la metió hasta la garganta, di una pequeña arcada, pero pude mantenerlo unos segundos ahí, toda su polla en mi boca. Después comencé a comérsela lentamente, empezando por sus huevos, dándole mordiscos y grandes lamidas, para subir poco a poco con la lengua por el tronco hasta llegar a su capullo que lo acariciaba lentamente y suavemente con mis labios.
Mientras tanto mi novio había dejado de rondarme los bajos para estar también de pie con su polla delante de mi cara. Ahí estaba yo, con dos flautas delante de mí, quien lo hubiera dicho, me iba turnando, primero una, luego otra y de vez en cuando intentaba meterme las dos en la boca, cosa que entrañaba alguna dificultad ya que no me entraban las dos. Creo que esa sensación es la que más recuerdo, el tener dos pollas dentro de mi boca, y mi lengua pasando por cada una de ellas. Sentía que tenía el poder ya que delante de mi había dos tiarrones que en ese momento hubieran hecho lo que les hubiera dicho por no parar.
En el momento en que a mi novio se le tensaron las piernas deje de chupar. Ya le conozco y sé que si no, se acababa la fiesta muy rápido. Mi nuevo amigo me levantó sin dejar de magrearme entera, comenzó a meterme los dedos por el coño muy poco a poco, hubo un momento que creí que me rompía de los escalofríos que sentía, mientras mi novio se acercó a la mochila para sacar un condón, y se lo dio. Le llevó pocos segundos ponérselo, me dijo que me apoyara en el respaldo del bando y comenzó a penetrarme muy lentamente, como a mi me gusta, mientras me volvió a meter mi novio su polla en la boca, pero sin perder secuencia de como me la estaban metiendo. La verdad, es que se la chupaba bien poco porque sabía que si no se iba a correr. Solo con ver como comenzaba a tener otra polla que no era la suya dentro de mí se volvía loco. Cuando ya la tenia toda entera dentro, comenzó a coger carrerilla y a darme envites, por cada envite soltaba un gemido, algunos de ellos me daban miedo por si me oían alguien, pero se me olvidada donde estaba.
Estuvimos así un rato, nuestro amigo follándome y yo disfrutando como una loca, chupándosela a mi novio o masturbándole, pero siempre controlando que no se corriera. En ese momento mi novio dijo que también el quería metérmela. Se sentó en el banco, me puso de espaldas y me sentó encima, ya no hacia falta que fuera lento, entró de un golpe. Tenía el coño chorreando y dilatado de la follada de aquel tío. Cuando empezó a cabalgarme mi novio, Tony se acercó a mí y se la empecé a comer, esta vez con el condón puesto. Era una sensación agradable y rara al mismo tiempo. Le estaba siendo infiel a mi novio, pero él estaba allí. ¿Que lío, no?
Estuvimos un buen rato follando, cambiando de postura, y me magrearon enterita. De pronto este chico se embaló a meterla por detrás cuando mi novio me estaba follando, pero se corto un poco cuando le dije que de sexo anal, nada de nada, que no me gustaba mucho. Pero se le olvidó la idea cuando me volvió a cabalgar. Al rato de estar así, mi novio dijo que le gustaría que se corrieran en mis tetas, así que yo estaba medio recostada en el banco, y cada uno a un lado meneándosela, metiéndome un dedo cada uno en mi coño que estaba casi irritado de tanta caña que me habían dado.
Casi en un momento comenzó a correrse mi novio, una corrida que nunca olvidaré, ya que había sido de las más grandes de su vida. En ese momento Tony comenzó a correrse y también larga y abundantemente. La leche corría por todo mi cuerpo, era algo bestial lo que se pudieron correr estos dos muchachos, tenia mis tetas llenas, la barriga, los hombros… tuve que ponerme rápidamente de rodillas para que no llegara a mi coño, aunque hubo algún reguero que llegó al muslo. En ese momento mi novio me dijo:
– ¿No vas a desperdiciar tan buena cremita para la piel verdad…?
Por lo que comencé poco a poco a extenderla por todo mi cuerpo con sumo cuidado, mis manos estaban ahora llenas de semen, me lo extendí muy obediente por mis pecho, mis brazos mi barriga… hasta que pareció que se volvían a “contentar” otra vez, pero yo ya no estaba para otro asalto como ese, mi coño me escocía por tanto va y ven, estaba hasta arriba de leche y el cansancio se apoderaba de mí, así que mi novio se acercó a la mochila, sacó un par de paquetes de llenes y me limpié como pude. Me vestí en un santiamén, y nos fuimos paseando los tres hacia el hotel. Cuando llegamos nos despedimos y cambiamos los teléfonos para llamarnos al día siguiente… pero eso ya es otra historia
Saludos de los tres y muchos besos míos.