Relato erótico
El hombre propone y …
Tenía que ser una fiesta para celebrar el cumpleaños de dos amigas del grupo. Una barbacoa en la playa, unas copas y bailar hasta el amanecer. Fue una fiesta genial, aunque fue por otros derroteros.
Jorge – Gerona
Amiga Charo, todo ocurrió la pasada Semana Santa. Era el cumpleaños de Paula y Bea, así que decidimos hacer una fiesta para celebrarlo. De entre todas las sugerencias destacó la de hacer una barbacoa el sábado, antes del domingo de ramos, en una de las calas cercanas a donde vivimos. Así pues marchamos dicho sábado en los coches con nuestras tiendas de campaña, barbacoa, comida y bebida en abundancia.
En mi coche íbamos Luis y su novia Marta, Bea, mi novia Susana y yo. En otro coche iban Paula junto con Paco y su novia Laura. Y en el último coche José y Esther.
Llegamos sobre las cuatro de la tarde. Hacia un tiempo espléndido y no había ni un alma en la playa. Pensamos que podía llegar más tarde alguna familia o alguna pareja, pero ese día amaneció nublado y era lógico que si alguien pensaba ir a la playa fuera en todo caso a la de la ciudad y no a una playa de las afueras. Y así fue. Nadie apareció ese día.
Así que teníamos una calita para nosotros solos. Todo empezaba bien.
Las mujeres se dedicaban a tomar el sol haciendo top-less, cosa que me sorprendió de Susana, mi novia, no porque tomara el sol con los pechos al aire sino porque lo hiciera delante de mis amigos. Pero creo que el ver a las otras, la motivó para dar ese paso. Era una hermosa vista ver los senos de todas al aire. A algunas se les notaba un poco que no hacían siempre top-less debido a la señal de la parte de arriba. Pero eso hacía resaltar más los pezones, cosa que llamaba bastante la atención, tanto mía como de los de mí mismo sexo.
Los chicos decidimos colocar las tiendas de campaña y situar bien la barbacoa. Cuando todo estuvo colocado decidimos empezar a beber unos tintos de verano. Empezamos desde casi las seis de la tarde así que cuando eran las nueve ya estábamos bastante alegres por lo que decidimos dejar los tintos y encender la barbacoa.
Comimos hasta la saciedad y luego empezamos con la verdadera fiesta.
La iniciamos con los cubatas. Luego se fue desmadrando la cosa. A eso de las tres de la madrugada ya estábamos todos bien subidos de tono. Tanta bebida me estaba poniendo cardíaco. Empezaba a pasar de la música y a fijarme en mi novia y en sus amigas. Notaba como mi polla se endurecía cada vez más. Recordaba esos relatos que leía en tu revista de orgías y solo el imaginármelo me ponía malo. Pero era consciente, o eso creía yo, que lo que leía era fantasía y estaba muy lejos de la realidad.
Pero el caso es que mi novia también comenzó a excitarse con tanto alcohol, puesto que se me acercó y se puso a bailar delante de mí rozándome con el culo. Creo que notó enseguida la dimensión de mi pene cuando con una sonrisa se dio la vuelta y me hizo un gesto como diciendo, vaya tela.
Lo cierto es que no era yo el único, y tanto que no lo era. Luis nos llamó la atención porque estaba echando de menos a José y Esther. Tras dar un breve vistazo vimos una silueta en la orilla de la playa, que al ser una cala no estaba muy lejos. Todos decidimos ir a investigar. Bailando y riéndonos, nos fuimos acercando poco a poco hasta que se divisó con total claridad como José estaba detrás de Esther abrazado, ambos con el bañador bajado, y José penetrándola como un poseso. La verdad es que eso me excitó bastante. Nunca había visto follar a dos personas en vivo y en directo, aunque creo que la excitación fue generalizada. Pero nuestra presencia no hizo que José y Esther parasen, al contrario, parecía que eso les motivaba a seguir, incluso Esther se dio la vuelta y poniéndose de rodillas comenzó a hacerle una mamada increíble.
Esther es bastante guapa, aunque para mi gusto muy delgada y con pocas tetas. Su pelo castaño y rizado se apoya sobre sus delgados hombros. José era más alto que ella y llevaba su pelo, largo y rubio, recogido con una cola. Tenía un poco de michelínes aunque con el moreno apenas se le notaba pero eso sí, tenía una tranca descomunal que seguro que llamó la atención de las hembras presentes al espectáculo que nos estaban ofreciendo.
Estas imágenes hicieron que mi novia, que se encontraba a mi lado, se colocara detrás y con su mano buscase en el interior de mi pantalón de chándal para empezar a masturbarme mientras me daba besos y mordiscos en el cuello. Yo, con mi corazón a mil pulsaciones y sin quitar ojo a la escena con que nos estaban deleitando José y Esther, me dispuse a acariciar con mi mano izquierda el chocho medio afeitado de mi novia.
Susana se afeitaba la parte de los labios de su sexo. Le encanta que le coman el chochito y a mí me encanta comérselo. A pesar de ser rubia, con un pelo largo y ondulado por las puntas, su vello púbico era negro. Sus senos bien formados, ni grandes ni pequeños, sus ojos verdes y, espero que no se entere, pero tiene el culo un poco gordito. Yo soy bastante crítico con mi persona. Así que solo comentaros que tengo un miembro normal tirando para delgado por lo que esa carencia la suplo con mis manos y lengua, las cuales creo que manejo bastante bien.
Siguiendo con la escena, noté que al acariciar el clítoris de mi chica, ella se estremecía y gemía de placer. Eso llamó la atención a los demás que veían como nos íbamos sumando a la fiesta e hizo que Bea se acercara a Esther y se arrodillara junto a ella para sumarse a la mamada a José.
Luis ya le había subido la camiseta a Marta y le comía como un poseso esas enormes tetas. Paco, que se encontraba junto a Paula y Laura, comenzaba a acariciarles a ambas las nalgas mientras que ellas le besaban y sus manos le masturbaban.
Con toda esa escena Bea le dijo a José que era su cumpleaños, así que dicho esto se dio la vuelta se puso a cuatro patas y le ofreció su coño, que este no rehusó introduciéndole todo su miembro mientras que su novia, Esther, se colocaba delante de Bea ofreciéndose. Esta, al instante, comenzó a lamerle el clítoris mientras aguantaba las embestidas de José.
Mi novia, sin más dilación, se inclinó delante de mí para demostrar que ella también sabía hacer una buena mamada. Primero me mordisqueaba y besaba por encima del chándal para más tarde bajármelo hasta los tobillos y comenzar con su lengua a lamer mis testículos afeitados. Seguía subiendo su lengua hasta recorrer todo mi glande y llenando su boca de saliva, comenzar a introducirse la polla dentro de su boca.
A pesar de tener encima bastante alcohol, mi rabo respondía bastante bien, manteniéndose erecto. Aunque eso sí, tardaba en llegar la corrida, cosa que en esos momentos no me importaba porque quería que durase ese instante toda la vida.
Lo incómodo de las posturas y del lugar hizo que Paula sugiriera que nos bañásemos y que luego pusiésemos las toallas y sacos de dormir en el suelo para estar más cómodos, sugerencia que aprobamos todos desprendiéndonos de nuestras ropas y corriendo al agua. Allí los toqueteos, ya más entremezclados, subían la excitación general.
El hecho de tocar a otra mujer y ver como tocaban a mi novia era, en esos momentos, una sensación que quizás en otra ocasión me hubiera importado pero en aquel instante me ponía mucho más.
Corrimos todos hacía las tiendas y colocamos las toallas y sacos de dormir abiertos cerca del fuego. Nos tumbamos entre besos, abrazos y toqueteos. Mi novia se tumbó boca arriba delante de mí y se abrió de piernas deseosa de que la lamiera entera. Y eso hice. Cuando llevaba varios minutos comiéndole su coño levanté un poco la mirada por encima de su vello púbico y observé como Luis acariciaba los labios y rostro de Susana con su nabo. Mi novia intentaba introducírselo en la boca pero Luis jugueteaba impidiéndoselo. Al ver esa escena noté en mi interior como si Luis me diera permiso para abusar también de su novia. Así que me incorporé y sin dejar de masajear el clítoris de mi novia, busqué con la mirada donde se encontraba Marta. No tuve que buscar mucho. Se encontraba a mi lado besándose en la boca con Bea mientras que con las manos se acariciaban.
He de confesar que esa escena me puso aún más excitado de lo que estaba. Mientras que con mi mano izquierda tocaba el chochito de mi novia, con la mano derecha, después de ponerle un poco de saliva, acaricié el coño y el ojo del culo de Marta. Sin duda alguna Marta era la mejor de todas las presentes. Su pelo liso y negro cortado a capas. Sus labios carnosos. Sus pechos grandes y empinados, dejando ver hasta incluso desde lejos, dos enormes pezones puntiagudos. Delgada pero no demasiado. Su vello púbico bien cortado y afeitado por la parte de los labios vaginales. Su culito durito y pequeño dejaba ver, cuando estábamos en la playa e incluso vestida con vaqueros, el hueco de su chochito.
Tras seguir con las caricias durante un rato y viendo que mi novia ya había agarrado el miembro de Luis y lo mamaba como ella sabía, me giré y cogiendo mi pene se lo introduje por la rajita a Marta. Esta al sentirlo dentro, giró su cabeza con una cara de lujuria total, mirándome con los ojos entreabiertos se mordisqueó los labios dándome su total aprobación a lo que estaba haciendo.
Bea al ver la situación, optó por colocarse como si de un 69 se tratase, y mientras Marta comenzaba a comerle su sexo, ella lamía el de Marta mientras la estaba penetrando, así pasé a alternar las penetraciones en el chochito de Marta con las de la boca de Bea. Era maravillosa la sensación que experimentaba mi aparato.
Ahora mi novia se había colocado a cuatro patas y estaba siendo enculada por Luis y José se había unido a esa escena, introduciéndole el pene en la boca. Paula y Esther, después de experimentar con el lesbianismo, se unieron junto a Paco y Laura, que aún permanecían enrollados entre ellos mismos. Yo sentía que lo mío iba a acabar pronto porque estaba casi a punto, pero no podía perder la oportunidad de podérsela meter a todas las chicas, así que me separé de Marta y de Bea, y fui a por Laura. La agarré aprovechando que su novio había cogido mi testigo, me tumbé en el suelo y le dije:
– ¡Fóllame¡
Sin pensarlo dos veces se montó sobre mí y empezó a cabalgar dejando sus senos rebotar. Con mis manos le abría los glúteos y con mis dedos le acariciaba el ojo del culo y me los mojé para ir introduciéndoselos poco a poco. Creo que eso hizo que Laura parase, se escupiera en la mano, se lo refregase por su agujero y luego introdujera mi polla en su culo. Era increíble lo que estaba ocurriendo.
De repente sentí unas ganas enormes de correrme por lo que me despegué de Laura y me puse de pié. En el acto se percataron Esther, Paula y Laura de que iba a estallar y se pusieron de rodillas frente a mí con las bocas abiertas y sacando las lenguas deseosas de que descargase todo lo que había en mi interior.
Solté un chorro inmenso, como nunca lo había echado, que cayó en la cara y pelo de Esther. El segundo, mucho más pequeño, se lo llevó Paula. Luego Laura y las demás me lo empezaron a limpiar y a besarse entre ellas intercambiando mis fluidos.
Después de esa corrida, pensé que había acabado todo para mí pero las chicas aún estaban deseosas de recibir más placer y mis amigos todavía no habían caído. Pero al seguir observando esas escenas y de como mi novia continuaba siendo follada, me empecé a empalmar por lo que me dispuse a persistir en la gesta de penetrar a todas las chicas. Pero eso lo contaré en otra ocasión.
Gracias por leerme y hasta otra.