Relato erótico
Dos mejor que uno
Era una tarde tranquila, trabajaban cada uno con su ordenador, hasta que a su mujer, le dio un calentón. Tuvieron una buena ración de sexo, pero no fue suficiente. Llamarón a la puerta y apareció Ramón, un amigo de los dos…
Ramiro – SEGOVIA
Ayer por la tarde, amiga Charo, mi mujer y yo estábamos en el estudio de nuestra casa, ambos frente al ordenador, ella buscando artículos en Internet sobre un proyecto que preparaba para la empresa en la que trabaja, y yo en mi ordenador trabajando en un programa que estaba desarrollando.
Ella se levantó y se fue no sé a donde, tal vez a la cocina a por un refresco, no sé. El caso es que yo seguí a lo mío y al poco rato oigo el inconfundible y excitante sonido de unos tacones finos sobre el parquet. Al girar la cabeza vi a mi mujer, Cecilia, en la puerta y mi polla se levantó a saludarla.
Se había cambiado de ropa y vaya que si estaba buena, llevaba un top muy cortito que cuando levanta un poco los brazos le asoman por debajo sus grandes y firmes tetas, además de mostrar su estrecha cintura y su precioso ombligo. También se había puesto una mini muy mini y ligera que habíamos comprado en una tienda de la playa y que ya causó estragos durante esas vacaciones entre los veraneantes, pues la mini es muy cortita y le llega justo por donde comienzan sus redondas nalgas. También llevaba unas medias negras de rejilla grande y unas botas de altísimo y fino tacón de color negro.
Así vestida y con su pelo ondulado cayéndole por la cara, me miraba sonriente y con malicia a la vez, de pie y con las manos en su cintura preguntándome que tal estaba.
Yo no decía nada, solo la miraba excitado y acalorado, mi polla no sé si decía que sí, que le gustaba con sus palpitaciones o es que quería separarse de mí y salir directo hacia Cecilia.
El caso es que ella empezó a moverse sugerente hacia mí, contoneándose y tocó con la punta de sus botas mi paquete que estaba bastante a la vista. Al hacer esto vi que no llevaba bragas y que ella estaba excitada ya que tenía el coño brillante por la humedad. Se volvió a alejar de mí dándome la espalda y se agachó mostrándome su culo abierto, que dejaba ver los labios de su coño y su ano apetitoso.
Así estuvo un ratito moviéndose, bailando sugerentemente con la música que sonaba en la radio, acariciándose los pechos, lamiendo los pezones, en fin, un espectáculo digno de una estríper profesional.
Al fin ella se acercó a mí y empezó a acariciarme el paquete y yo le sobaba las tetas por debajo del top y la acariciaba el culo y los labios del coño, que chorreaban, ya que a ella le excita mucho exhibirse y mostrarse provocativa, mientras nuestras lenguas se retorcían juntas en un beso interminable.
Luego se fue de la habitación y volvió con un vibrador en forma de pene que le regalé hacia tiempo y sentándose enfrente de mí, con las piernas abiertas, empezó a pasárselo por el coño mientras se acariciaba las tetas y que de vez en cuando chupaba erizando aun más los pezones. Haciendo todo esto ella no dejaba de tocarme la polla con sus botas, frotándome y poniéndome a cien.
Cuando me tenía bien caliente, me dijo que me desnudara, cosa que yo hice a toda velocidad. Entonces se acercó y de rodillas empezó a chuparme la polla con esa maestría que ella tiene. Después de un rato chupándomela y tragándosela entera, se puso de pie y agachándose me ofreció su trasero que empecé a acariciar y a pasarle la mano por la raja del culo deteniéndome en el ano y en su fantástico coño. Luego me acerqué más y me puse a chuparle los dos agujeritos, deteniéndome en el clítoris y jugando con su ano, girando alrededor con la lengua y cuando le chupaba el coño ocupaba su ano con un dedo o dos. Ella, mientras tanto y agachada, se pasaba el vibrador por el clítoris y también lo chupaba.
A continuación, con las manos, se separó las nalgas abriéndolas bien y mostrando su ano dilatado y su coño chorreante, momento que aproveché para meterle la polla poco a poco en su ano y comenzar un metisaca sin pausa a un ritmo lento. Su coño lo ocupaba ella con el vibrador y así estuvimos un rato. Cuando estaba a punto de correrme, ella se sentó sin sacarse el vibrador del coño y agarrando mi polla se la llevó a la boca mientras yo le sobaba las tetas.
No pude aguantar mucho y me corrí en su boca, cara y tetas. Fue fantástico, pero ella todavía seguía metiéndose el vibrador lentamente en el coño cuando llamaron al interfono de la puerta. Cecilia me dijo que iba a mirar y yo me quedé sentado, sudoroso y extasiado de la fenomenal corrida que había tenido.
Cuando volvió mi esposa y al verla, todavía me quedaban ganas de volver a jugar otro poco y como ella lo notó, agachándose se metió mi polla en la boca haciendo que volviera a crecer lentamente. En esto que oí la puerta de la calle se cerraba y una voz preguntaba dónde estábamos. Era Ramón, un amigo mío. Mire rápidamente a Cecilia que, sin sacarse la polla de la boca, sonreía mirándome. Paro de chupármela y me dijo que quería más, que no estaba satisfecha del todo y que aprovechando que Ramón estaba allí, tendría su ración doble de polla.
Apareció Ramón frente a la puerta y viendo el panorama, sonrió y dijo que no le extrañaba que tardásemos en abrir con lo ocupados que estábamos y que si molestaba se iba. Yo le dije que pasase, que Cecilia se aburría y necesitaba ayuda. Cecilia volvió la cabeza y le dijo que se desnudara y se acercase, que tenia el coño un poco frío. Y es que en la posición de Ramón mi esposa debía estar fabulosa, con el culo en pompa mostrando su ano dilatado de mi follada anterior y su coño emanando jugos.
Así que Cecilia siguió agachada chupándome la polla, que estaba durísima dada la situación y Ramón agachado le lamía todo el coño y el culo a ella. Después de un rato vi como Ramón se levantaba y agarrando a Cecilia por las caderas comenzó a follársela por el coño. Ella comenzó a gemir y a chuparme la polla más rápidamente, consiguiendo que me volviera a correr en su boca, esta vez en menos cantidad.
Mientras, Ramón seguía follándosela con fuerza hasta que decidió sentarse y poner a Cecilia encima de él, dándole la oportunidad de chuparle las tetas a la vez que ella cabalgaba sobre su polla. Todo esto hizo que yo, sentado en la otra silla, comenzase a tocarme la polla que, sin saber de donde sacaba el aguante, volvía a pedir guerra. Me puse de rodillas en el suelo y le empecé a chupar el ano a mi mujer mientras seguía cabalgando sobre la polla de Ramón, que no dejaba de follarla.
Después de un rato y de repente, el semen que salía del coño me salpicó la cara, y entre gritos y gemidos, Cecilia y Ramón se corrieron. Ella se puso de pie y mandándome sentar, se metió mi polla en el culo de un golpe y siguió cabalgando mientras Ramón, acercándose a mi mujer, le ofrecía su polla.
Cecilia se la agarró y se la metió en la boca chupándosela frenéticamente y diciéndole que quería más leche. Así estuvimos un buen rato y yo terminé corriéndome dentro de su culo y Ramón en su boca. Acabamos los tres agotados por tan maravillosa sesión de sexo y Cecilia estaba llena de semen que le escurría del coño y del culo y su cara y sus tetas también mostraban los restos de nuestras corridas.
Fue una tarde animada y difícilmente olvidable.
Besos y saludos de los tres.